22 | De Regreso a Nosotros
Nico
El vuelo a Washington fue sorprendentemente ameno. Me había sentido nervioso de cómo Olivia reaccionaría hoy ya que pensé que la última cosa que quisiera era estar viajando en el cumpleaños de su papá, pero ha estado bien hasta ahora.
Le traté de decir que podíamos viajar un día después, pero dijo que no quería que gastara más dinero en ella ya que habrían cargos de cambio, y que no valía la pena porque estaríamos perdiendo un día entero. Olivia acabó teniendo una cena familiar con su mamá y Ruiz ayer, y cocinaron todos los platillos favoritos de su papá en su honor – algo que no habían hecho en mucho tiempo. Casi me atraganto cuando me contó sobre ello, sabiendo cuánto significaba para ella.
Sólo tuvimos un pequeño incidente mientras abordábamos el vuelo. Los encargados pararon a Olivia por un supuesto control de seguridad al azar y la hicieron a un lado. Azar mi culo. Ni siquiera me dejaron ir con ella, y me seguían diciendo que me parara en diferentes lugares mientras la esperaba y me quejaba con todos. Casi les corto la cabeza. Realmente me puso en el peor humor porque obviamente estaban conspirando a arruinar nuestro viaje antes de que empezara.
Por suerte, Olivia pensó que mi reacción fue adorable por alguna razón y dijo que parecía un oso grizzly sexy al defenderla. Sus palabras, no las mías.
Así que obviamente me calmé después de eso, aunque definitivamente le di a los encargados el mal de ojo, y puede que me haya metido a Twitter a quejarme sobre la aerolínea cuando Olivia no estaba mirando.
Vimos una película juntos después, y luego Olivia pasó el resto del tiempo tratando de leer uno de sus libros de romance mientras yo miraba por encima de su hombro durante las partes calientes. Fue mayormente sin éxito ya que ella me seguía echando cuando me pillaba, pero lo que no sabe es que únicamente lo estaba haciendo para verla sonrojarse. Además, hasta yo puedo admitir, nunca hace daño aprender algunas cosas nuevas.
Si tuviera que describir su estado de ánimo en una palabra sería contemplativo. Cada vez que ella miraba por la ventana del avión, sabía que estaba pensando en su papá. Hasta ahora mientras esperamos por nuestras maletas en el reclamo de equipaje, sus pensamientos parecen estar en alguna otra parte.
"¿Lista?" le pregunto una vez que hemos recogido nuestras maletas.
Ella asiente con la cabeza, dándome una ligera sonrisa, y la guío por la aduana. Sofía y Adrián ya nos están esperando del otro lado. Me llegó un mensaje de ella tan pronto aterrizamos que estaban estacionando el auto.
No puedo esperar a verlos y que conozcan a Olivia. Ella camina dudosa a mi lado y sé que está nerviosa, aunque no tiene razón de estarlo.
"No te preocupes, te amarán," le digo. Sé por un hecho que ya la aman, simplemente porque está conmigo.
Localizo a Adrián primero. No es difícil perderlo de vista por su estatura. Aunque al momento está ocupado en una sesión de besos con mi hermana y me encojo por dentro. Casi se me había olvidado sobre estos dos.
Sofía lo empuja hacia atrás juguetonamente y se voltea mirándome directamente a los ojos. Llámalo telepatía de mellizos o lo que tú quieras, pero a veces hasta a mí me sorprende. Ella grita mi nombre emocionada y corre hacia mí, brincándome encima antes de que me dé tiempo de soltar mi maleta.
Me río al recogerla en un abrazo. Se ve genuinamente contenta, y me da tanto alivio verla así. La verdad es que no me he tenido que preocupar de ella desde que se juntó con Adrián, pero verla sonreír tan ampliamente es tranquilizante.
"Te veo bien, hermanita," le digo al ponerla sobre sus pies. Definitivamente ha subido de peso desde la última vez que la vi, lo cual es bueno considerando cuánto peso había perdido antes.
Acerco a Olivia junto a mí, quién ha estado mirándonos con una sonrisa entretenida. "Sofía, te presento a Olivia. Olivia, Sofía."
"Qué gusto conocerte," Sofía exclama, y me sorprende al darle un abrazo.
Levanto la vista para ver a Adrián sonriendo enfrente de nosotros y nos jala a todos en un abrazo de grupo, casi tirándome en el proceso. Vaya, realmente los extrañé.
Cuando finalmente nos separamos, Adrián aprieta mi hombro y mira entre Olivia y yo como si no lo creyera. "Soy Adrián, por cierto," él le dice a ella.
Olivia se ríe. "Lo supuse. Es un gusto conocerlos finalmente. He escuchado mucho de ustedes."
"Puras cosas buenas, me imagino. ¿Cómo estuvo el vuelo?" Adrián pregunta.
Olivia me mira, y puedo ver que está pensando sobre el incidente del oso grizzly al sonreírme. "Todo bien, nada fuera de lo ordinario," respondo.
"Bueno, mejor ni pregunto," dice entretenido, y todos nos echamos a reír.
Olivia y yo nos acomodamos en el asiento de atrás del auto durante el viaje al apartamento de Adrián y Sofía. Me pongo al tanto con ellos en algunas cosas, pero más bien es un resumen ya que hablamos todo el tiempo y prácticamente sé todo de sus vidas. Mayormente es Adrián y yo platicando, pero Sofía se mete en la conversación de vez en cuando. Se siente similar a todos los viajes en auto que compartíamos, excepto que ahora no soy el mal tercio.
Aprieto la mano de Olivia con aprecio, quién ha estado sentada en silencio junto a mí, escuchando la conversación. Me hace tan feliz que ella está aquí, y realmente quiero que disfrute del viaje. Me mataría si no. Ella me mira con curiosidad, esperando que le diga algo, pero sólo le sonrío. Ella me regresa la sonrisa, pero también noto lo cansada que se ve. No durmió nada durante el vuelo de diez horas y debido a la diferencia de horario, ya es casi de madrugada para nosotros.
La acerco a mi pecho, haciéndole saber que puede dormir si quiere. Ella rápidamente acepta la oferta y descansa su cabeza sobre mi hombro, y Adrián me sonríe por el retrovisor. Aunque se siente tan natural para mí, debe ser diferente para él verme con otra persona que no sea Ana.
Cuando llegamos a su hogar, Sofía nos da un pequeño recorrido. Es un apartamento de dos recámaras, pero la segunda recámara está arreglada como una oficina con un escritorio y un sofá cama de cuero, y tiene puertas francesas que se dirigen a la sala de estar. Sofía ya arregló el cuarto para nosotros y hasta hizo la cama y nos dejó toallas, sabiendo que íbamos a llegar tarde. Es curioso verla siendo tan doméstica, y me hace darme cuenta de cuánto ha madurado.
"¿Tienen hambre?" Sofía nos pregunta al dirigirnos a la cocina.
Nos sirvieron de cenar en el avión, pero volteo a ver a Olivia en caso que ella quiera algo. "No, yo estoy bien, gracias," ella contesta amablemente. Sé que lo que realmente quiere es dormir.
"Sí, creo que probablemente nos iremos a dormir. Estamos bastante cansados," le digo a Sofía. Viendo a Olivia, puedo ver la mirada de alivio en su cara. "¿Por qué no te vas adelantando, bebé? Voy a tomar agua y te veo ahí en unos minutos."
"Claro, toma tu tiempo," ella me dice. "Gracias por hospedarnos. Los veo en la mañana," dice, dirigiéndose a Sofía y Adrián.
Los dos le desean buenas noches y tan pronto como Olivia cierra la puerta de la recámara, los dos me sonríen con las sonrisas más cursis.
"Hora de la verdad. ¿Cuánto le estás pagando?" Adrián dice con cara de póquer. Desde que le conté sobre Olivia, le gusta bromear que está fuera de mi liga.
Lo golpeo en el brazo, y finge que realmente lo lastimé. "Nico, estoy tan contenta por ti. ¡Parece muy linda! ¿Realmente te gusta, no?" Sofía dice, entregándome un vaso con agua.
"Sí, es increíble. Sólo ha sido difícil últimamente por lo de su papá."
"Me imagino. ¿Está mejor?" Sofía pregunta preocupada. Les dije suficiente de la situación para que estuvieran al tanto en caso que algo surgiera.
"Creo que sí. Tiene unos días buenos y otros malos, pero en general pienso que está algo mejor. Fue el cumpleaños de su papá hoy y honestamente parecía estar bien."
"Vaya. Cumpleaños y feriados nunca son fáciles. Especialmente los primeros," Adrián dice. Él sabe mejor que nadie lo que se debe sentir, y al instante siento pena por él también.
"Sí. No es para darse por vencida."
"Oye, si ella quiere hablar sobre ello, déjame saber. Puede ayudar."
"Gracias, hermano. Le diré. Debería ir con ella. No la quiero dejar sola por mucho tiempo."
"Ay, Nico," Sofía dice, abrazándome. "Todavía no lo puedo creer."
"Lo sé, es irreal," digo, abrazándola a su vez. Ella no siempre fue así de cariñosa conmigo, así que lo aprecio cuando lo es. "¿Quieren salir mañana? ¿Tal vez turistear un poco?"
"Sí, lo que quieras hacer. Estamos disponibles."
"Bueno, los veo en la mañana," digo, desarreglando su cabello y dándole a Adrián nuestro apretón de manos distintivo.
Cuando entro a la habitación parece que Olivia ya está dormida. Ella está esparcida en el lado extremo del sofá cama con su espalda hacia mí. No desperdicio más tiempo y me quito la ropa excepto por los bóxers, y me deslizo debajo de las sábanas junto a ella. Envuelvo mi brazo alrededor de su pequeña cintura y la acerco a mí, su calor ya haciendo maravillas a mi cuerpo.
Ella se mueve y se voltea para mirarme, una sonrisa dormilona en su cara. "Lo siento, no te quise despertar," le digo.
"No me despertaste. No me pude quedar dormida."
"Parecía que estabas por caer en el auto. Estoy sorprendido que sigas despierta."
Ella se encoge de hombros. "Sí, yo también. Especialmente porque son las cuatro de la mañana para nosotros."
Corro mi pulgar a través de su mejilla. Se ve exhausta. "¿Quieres hablar un poco? Puede ayudar."
Ella se inclina por mi roce y asiente con la cabeza. "O puedes seguir haciendo eso. Se siente muy bien."
Me río y continúo trazando mis dedos alrededor de su mejilla. Ella cierra los ojos por un momento, pero los abre de nuevo cuando trazo más abajo hacia su mandíbula y cuello.
"¿Estás contenta de venir aquí?" le pregunto.
"Claro. ¿Por qué no lo estaría?"
"Estabas callada antes en el auto. No estaba seguro si te estabas arrepintiendo de venir o algo así."
"Para nada. Sólo estaba dejando que ustedes se pusieran al tanto. Pero sí, probablemente debería hablar más. No quiero parecer grosera."
"No lo pareciste. Sólo que a veces es difícil saber si estás callada por alguna razón o si solamente estás callada."
"Lo sé. Mi mamá me dice lo mismo. No es algo que hago a propósito, la mayoría de las veces ni me doy cuenta. Normalmente cuando estoy callada es porque estoy absorbiendo las cosas, no es que esté enojada ni nada. Sé que necesito trabajar en ello porque puede parecer diferente a la gente que no me conoce, pero sólo es cómo soy."
"Bebé, no te estoy diciendo que cambies. No necesitas hablar más si no quieres. Me encanta cómo eres. Me encanta lo observadora que eres, y te das cuenta de cosas que otra gente no. Es un muy buen atributo. Sólo me estaba asegurando porque normalmente puedo descifrar tus expresiones, pero no he averiguado esta todavía."
"¿Conoces mis expresiones?"
"Sí, tienes un montón. Eres bastante expresiva en realidad. ¿Nunca te han dicho?"
"No. ¿Cómo qué?" ella pregunta con curiosidad.
"Hm. Dónde empiezo," digo, trazando sus facciones.
Ella entrecierra los ojos concentrándose, y me río que ya está haciendo una para mí. "Entrecierras los ojos cuando estás pensando o considerando algo. Lo estás haciendo ahora."
"¿En serio?" pregunta sorprendida.
"Sí," respondo, alisando la arruga en su frente. "Me acabas de hacer otra," me río.
"¿Qué?" ella se ríe conmigo.
"Dos, en verdad. Arrugas la frente cuando algo te sorprende. Y cuando sonríes, pequeños hoyuelos se forman en tus mejillas. Pero sólo cuando es una sonrisa real, cuando estás realmente contenta. No una falsa."
"¿Qué? No tengo sonrisas falsas," ella dice ofendida.
"A veces. No te preocupes, la mayoría de la gente lo hace," digo tocando su nariz. "También, cuando estás enojada, dilatas tu nariz un poco."
"¡Claro que no!" ella protesta, y se cubre la nariz con la mano.
"Sí, es cierto. Pero de una manera linda," me río.
"Dilatar tu nariz nunca es lindo. Eso no es nada atractivo," ella se queja.
Le quito la mano que está cubriendo su cara y veo que está haciendo un puchero con los labios. "Siempre eres atractiva, Olivia. Sin importar lo que hagas. Especialmente cuando haces pucheros cuando tratas de explicar un punto. Ahora, eso es muy atractivo," digo, corriendo mi pulgar a través de su labio inferior. Su respiración se corta al abrir la boca ligeramente, y de repente no quiero nada más que besarla.
Un silencio nos sobreviene mientras nos miramos curiosamente. Dudo, preguntándome si ella quiere lo mismo. Es lo más directo que he sido con ella en semanas, y no quiero arruinar el momento.
En ese segundo de duda, sus ojos dejan los míos y empieza a jugar con sus dedos. Estaría mintiendo si dijera que esa pequeña acción no lastimó. Tal vez leí eso todo mal. "Haces eso cuando estás preocupada," susurro, tomando su mano para pararla de hundir sus uñas en las puntas de sus dedos. Trato de manejar el ardor que siento por dentro, y traigo su mano a mi boca para besarla.
"Tengo miedo de decepcionarte," ella dice.
Admitir tus temores nunca es fácil. No sé si se está refiriendo al hecho que nos ha faltado la pasión o en general, pero lo que sí sé es que ella nunca podría. "Eso es imposible, gatinha. Sólo el hecho que estás aquí conmigo es más de lo que podría pedir."
Ella descansa sus manos sobre mi pecho. Lo está pensando. Es su manera de acercarse, pero no demasiado en caso que se quisiera alejar. Le quiero dar alguna señal de apoyo. Me estoy muriendo por agarrarla de la cintura y traerla a mí, de tomar sus manos y envolverlas alrededor de mi cuello como hacía antes, de hacer cualquier cosa, pero ella necesita decidir esto por su cuenta. Sus palmas aprietan contra mi pecho, y debe sentir mi corazón latiendo fuertemente contra ellas. Finalmente me mira a los ojos, y veo el mismo deseo que estoy sintiendo por ella. Tan pronto como su visión cae a mis labios, sé que ha decidido. Quiere que la bese.
Esta vez no dudo. Me inclino y aprieto mis labios suavemente contra los suyos. No nos hemos besado apropiadamente en un tiempo, así que no quiero parecer muy agresivo. Miro cautelosamente dentro de sus ojos, pero sólo dura un momento antes que ella me bese igual de suavemente. Sus manos dejan mi pecho y se envuelven alrededor de mi cuello, dándome la señal codiciada que he estado buscando desesperadamente. Tomo la oportunidad para besarla como no he podido hacerlo en semanas. Es lento y tentativo, como si estuviéramos besándonos por primera vez. Es como si estuviéramos explorándonos de nuevo y ella está regresando a mí con cada roce.
Me había olvidado de lo bueno que esto se sentía. Mis manos ansían para familiarizarse con su cuerpo, pero tengo miedo de forzar mi suerte. Ella tampoco toma la iniciativa, dejándome saber que esto es lo más lejos que quiere llegar. Así que por mucho que lo quiero, mantengo mis manos alejadas mientras la beso con anhelo una y otra vez.
El tiempo pasa borroso y cuando nos separamos, ella se ve saciada y contenta. "Me conoces mejor que nadie, Nico," ella susurra. "Gracias por no rendirte conmigo."
La acerco a mi pecho, con la esperanza creciendo dentro de mí. Me siento triunfante en lo que parece mucho tiempo. Parece que quizás hemos dado vuelta a una página nueva esta noche, y no puedo esperar a regresar a nosotros. Minutos después ella se queda dormida, y la sigo quedándome dormido igual de profundo.
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