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4 | Soy el Capitán Ahora

Nico

"Te toca, Durant."

Levanto la cabeza para ver al entrenador mirándome a la expectativa, tratando de entender a qué diablos se refiere. Tiene los brazos firmemente plantados sobre sus caderas, y me mira fijamente sobre la banca donde me encuentro sentado junto con el resto de mis compañeros de equipo.

No puedo dejar de observar su bigote gris prominente debajo de su nariz grande. Curva alrededor de su boca, acentuando el ceño fruncido que parece estar marcado permanentemente en su cara. Al pensarlo bien, su cara completa parece que está caída, empezando desde sus cejas gruesas sobresaliendo sobre sus ojos y los círculos oscuros que se forman debajo. No hace falta decir que a veces me asusta como ningún otro.

Como es el primer partido de la temporada, acaba de terminar de dar su discurso de "vamos por ellos" completo con cada analogía de deportes y cita motivacional que has escuchado. Pero viniendo de él, sólo suena como si nos estuviera dando órdenes militares antes de mandarnos a una batalla, y a menudo me pregunto si él será un descendiente directo del General Franco.

Él suspira dramáticamente y corre una mano sobre su cabeza calva, excepto por las pocas mechas blancas que están peinadas hacia atrás. ¿Quiere que diga unas palabras también o qué?

"El lanzamiento de moneda, Durant," ladra cuando no respondo.

Ah, verdad.

"Ya voy, Profe."

Dios, qué tonto. Estoy tan acostumbrado a que Adrián haga esta parte que ni siquiera se me ocurrió. Corro hacia el árbitro y el capitán del otro equipo, y los dos tuercen la mirada por hacerlos esperar.

Finjo no verlo y decido dejarlo ahí al darle la mano a ambos.

El árbitro lanza la moneda al aire y le pide al capitán opuesto que lo llame. Supongo que estoy en su lado malo.

Por suerte, acabo ganando el lanzamiento y claro que elijo hacer el saque inicial. Tomo mi posición en la ofensa y tan pronto empieza el partido, corro hacia la portería como delantero.

Un zumbido de adrenalina me pasa por el cuerpo, y es el mejor sentimiento del mundo. Esta es la razón por la que me encanta jugar fútbol. No me he sentido energizado de esta manera en meses, y de repente me doy cuenta que es exactamente lo que necesitaba.

Pero aun con lo energizado que me siento, algo se siente extraño. Me encuentro mirando fijamente hacia la pelota al otro lado del campo por los primeros diez minutos del partido, mientras que nuestra defensa trata de despejarla en vano. Hasta cuando logran pasarla a alguien en medio campo, la formación se rompe y rápidamente terminan perdiendo la pelota.

¿Qué diablos está pasando?

No es hasta que veo a Ruiz en lo que normalmente sería la posición de Adrián a medio campo que caigo en cuenta. Sé que no los debería estar comparando, pero Ruiz no se acerca al tipo de jugador que es Adrián. Es como comparar una secuela con una película original. Simplemente no es lo mismo.

De alguna manera él consigue una apertura, y de repente está corriendo hacia mí con la pelota. Los dos defensas tratan de cubrirlo al mismo tiempo, dejándome completamente abierto. Gran error.

"¡Derecha!" le grito a Ruiz, indicando que estoy abierto.

Pero no me escucha y continúa corriendo con la pelota él solo.

"¡Ruiz! ¡Derecha, carajo!"

Uno de los defensas le roba la pelota ni siquiera quince segundos después y patea la pelota hacia el otro lado. La pelota termina saliéndose de la cancha así que corro hacia Ruiz.

"¿Qué diablos, hombre? Estaba completamente abierto."

Él me mira con desprecio y escupe en el piso. "Debí no haberte visto," dice antes de irse caminando.

Si pensé que lo odiaba antes, lo detesto ahora. Agarro su brazo para pararlo. "No empieces con esa mierda, Ruiz. Sé lo que estás haciendo."

"¿Ah sí? ¿Y eso qué sería?"

"En caso que no lo hayas notado, yo soy el maldito delantero, no tú. Así que la próxima vez, pasa la pinche pelota."

"Jódete, Durant."

Ruiz se aleja de mí de nuevo, y trato de controlarme para no echarme encima de él y partirle la cara.

Pero antes que pueda hacer eso, alguien del otro equipo anota un gol, y sus jugadores estallan en celebración.

Hijo de puta.

Si sólo hubiera pasado la maldita pelota como debió, el marcador estaría al revés. Y tal vez lo hubiera podido perdonar si el otro equipo no hubiera metido tres goles más justo como ese antes del fin del primer tiempo.

Fue como mirar la misma jugada repetirse una y otra vez, mientras estaba ahí congelado en el mismo lugar. Ni siquiera toqué la pelota ni una vez, y no tuvimos un tiro al arco.

Ahora sé lo que el equipo de Brasil debe haber sentido durante el partido contra Alemania durante la semifinal del mundial de 2014 cuando permitieron cuatro goles en seis minutos. Bueno, tal vez eso fue un millón de veces peor, pero estoy seguro que se habrá sentido algo así.

Todo pasó como rayo de luz después de eso en una niebla de shock y confusión. El entrenador gritándonos como loco durante medio tiempo, Ruiz enviado a la banca y substituido por un novato, hasta el gol solitario que alcancé a meter durante los últimos minutos del segundo tiempo no tuvo ningún tipo de redención o sentimiento. Y sentí que todo fue mi culpa.

"Oye, lo conseguiremos a la próxima," Benja me dice mientras caminamos al estacionamiento completamente derrotados.

"Sí. Claro."

"Lo digo en serio, hombre. Es el primer partido de la temporada sin Adrián. Pudo haber sido mucho peor. No te desanimes. La mitad fue la culpa de Ruiz de todas maneras. Ni siquiera estaba jugando su maldita posición."

"Fue absurdo. No sabía que era capaz de tirar un juego por despecho sólo para hacerme enojar."

"El tipo tiene problemas. Olvídate de él, el entrenador ya lidió con él así que déjalo que se ahogue en su propia miseria."

Si sólo fuera tan simple.

"Ey, la fiesta sigue en pie en tu casa, ¿no?" Benja me pregunta, cambiando el tema.

Mierda. Me había olvidado de ello. Lo último que quiero ahora es un montón de gente en mi casa. Pero me sentí obligado a ofrecerlo como capitán así que ahora supongo que no me queda de otra.

"Sí. Te veo ahí," murmuro.

Me tomo un largo baño al llegar a mi casa, dejando que el chorro de agua masajee mi espalda y forzándome a relajarme. Sólo es un juego Nico, cálmate.

Sigo imaginándome a Ruiz y cuánto lo detesto. Lo detesto más que mi alarma en la mañana, comida vegana, y caca de pájaro combinados. Pienso en cómo mi vida sería diferente si no fuera por él. Por un lado, probablemente seguiría saliendo con Ana, pero no estoy tan seguro si eso sería algo bueno. Con lo mucho que ella significó para mí, no sé si ella verdaderamente sentía lo mismo por mí. Pero aún así, todo el caos de mi vida siempre se puede trazar de vuelta a Ruiz y su estupidez. Como cuando decidió que sería entretenido meterse con mi hermana o cuando hace una payasada inútil como lo que hizo en la cancha hoy.

Trato de pensar en otra cosa para calmarme antes de que haga un hoyo en la pared del baño. Olivia entra en mi mente, y me distrae inmediatamente. Aunque en verdad no la he visto en las últimas tres semanas, y estoy empezando a preocuparme pensando que fue un producto de mi imaginación.

Sé que suena loco, pero después de esos dos primeros días cuando me topaba con ella en todas partes, es como si se hubiese desaparecido. La he buscado. Créeme, la he buscado. Hasta me encontré con el tipo con quien estaba sentada en la cafetería el primer día, y todo lo que hizo fue mirarme extraño como preguntándose por qué lo estaba mirando.

Casi le pregunté si sabía dónde podía encontrarla, pero luego me acordé que quizás él sea su novio y decidí que era mejor evitar otro golpe en la cara. Especialmente después de que casi la besé cuando estábamos comiendo helado. Bueno, si besé la esquina de su boca, pero había estado muy cerca de darle un beso en los labios.

Dios, ¿qué estaba pensando?

Se veía tan hermosa y vulnerable, y algo estaba pasando con ella que claramente no quería contar, y me sigo preguntando qué hubiese podido ser y si esa es la razón por la cual ya no la he visto.

Simplemente no me la puedo sacar de la cabeza, y es ridículo porque todavía no sé la primera cosa sobre ella. Aún después de varios encuentros, la mayoría pasados en silencio. Aunque sumara todas las palabras que intercambiamos, estoy seguro que no serían más de dos minutos de conversación regular. La verdad es que realmente no sé nada sobre ella y me está volviendo loco.

Apago la ducha y envuelvo una toalla alrededor de mi cintura antes de que me dé una úlcera. Necesito alistarme para esta maldita fiesta de todas maneras.

Una hora después, la sala de juegos está llena. Debe haber más de cincuenta personas. No sé cómo se corrió la voz tan rápido siendo que fue completamente espontáneo, sólo decidido minutos antes de que el entrenador nos bombardeara con su discurso militar antes del partido. Pensé que sólo serían los del equipo y quien fuera que invitaran, pero aparentemente la gente tenía otras ideas.

Realmente espero que estos idiotas no destruyan el lugar como la última vez. Carmen me va a matar si lo hacen. Y la ira de Carmen es algo que nadie quiere sufrir. Es la mujer más linda que te puedas imaginar, pero si alguna vez estás en su lado malo, prepárate.

"Nicky, ¿vienes conmigo a la piscina?"

Bajo mi vaso rojo lleno con Coca-Cola, y miro a la chica que se acaba de acercar. Me está parpadeando los ojos pero en vez de verse sexy, parece que tiene algo pegado a sus ojos o está por tener un ataque epiléptico.

Si supiera cualquier cosa sobre mí, sabría que absolutamente odio ese apodo, y parpadeando los ojos no va a ocasionar que vaya a ningún lado con ella.

"Lo siento, Samantha. Estoy de patrulla de fiesta."

Ella pone mala cara. "Ya no eres divertido."

Me encojo de hombros aunque probablemente tenga razón. "¿Por qué no le preguntas a Benja? Estoy seguro que irá contigo. Sólo mantenlo apto para todo público, ¿de acuerdo?"

Me entra un flashback de la última vez que encontré una pareja teniendo sexo en la piscina. Tuve que conseguir un tipo que viniera a desinfectar todo, y hasta entonces no me atreví a poner un pie adentro por lo menos en seis meses.

Decido dejar la sala de juegos y me dirijo arriba otra vez. Toda esta Coca me está hinchando el estómago y me está dando hambre otra vez. Tal vez es por eso que estoy tan de malas. De cualquier modo, si los últimos cinco minutos son una indicación de lo que esta noche va a ser, entonces realmente no quiero ser parte de ella, y prefiero pasar el tiempo en mi habitación hasta que todos se vayan sin importar lo aburrido que suene.

Pero el momento que llego arriba, la última persona que esperaba ver aquí entra por la puerta principal y cambia mi plan entero de la noche.


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