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El Plot-Twist

Estamos ensangrentados, cansados, sucios, oliendo como un corral en el calor del verano—y en el caso de Brayden, malhumorados, porque no tuvo su sueño reparador de trece horas, haciendo que sea mas ojeras que gete—pero estamos aquí, por fin. Un último empujón hacia la una vida escolar con paz infinita.

Mientras salimos por las puertas de la escuela, el sol cayendo sobre mi piel, siento una tensión en el aire, una que he sentido antes. El final está cerca, una vez más. Solo espero que este sea el punto y final a esta historia. Mi corazón no puede soportar más el estrés de ser el personaje principal de una historia adolecente.

—Nene, ¿qué hora es? —pregunto. Debido a la dilatación del tiempo, ¿quién sabe si incluso se nos pasó la hora límite? Con nuestra suerte, bien podríamos estar dos semanas adelante en el tiempo.

—2:40. Mierda, tenemos 20 minutos antes de que comience la cosa. ¡Muevan el culo, ahora! —grita Hayden con la energía de un papá en un viaje por carretera que piensa que irse después del amanecer es un pecado que solo se puede perdonar gritandole a sus hijos hasta que lloren. El dios de la carretera exige lágrimas.

"pero no he dormido, y tengo hambre, y no tengo dulcitos, y-"

—¡Tengo comida en el camión, y puedes dormir mientras viajamos! —grita Hayden.

"...pero no tienes que gritarme, vale," dice Brayden, caminando hacia el camión estacionado justo al otro lado de la calle.

—Eh, mis amigos. Yo,

Tengo un problema aquí,

Con mi ropa actual.

Efectivamente, una mirada a Okayden me muestra el problema: está casi desnudo, excepto por su sombrero de ala ancha y un par de pantalones rotos que no dejan nada a la imaginación, pero al mismo tiempo se ven como jeans de disenadores del inicio de los 2000. Se le marca un gran salchichón. Había destruido su gabardina, bufanda y otras prendas cuando se transformó en el bosque. Por suerte para los más impresionables de nuestra audiencia, además de su carnosos abdominales ten pack, cada centímetro de su cuerpo está cubierto de pelaje negro. No lo suficiente como para protegerlo de la luz del sol que actualmente lo está cocinando a término medio, pero lo suficiente como para saciar a los furros de entre los lectores.

—Mierda. Tengo una muda de repuesto de ropa de gimnasia en el camión. Montate en mi Huevomovil y me aseguraré de cubrirte todo —dice Hayden.

Okayden, todavía chisporroteante, reflexiona sobre la opción por un segundo mientras Hayden golpea impaciente su pie.

—¿Es el uniforme viejo?

O el nuevo con los pantalones cortos,

Porque no uso pantalones cortos.

Por el aspecto de la cara de Hayden, es el nuevo uniforme con los pantalones cortos. Se da una palmada en la cara con tanta fuerza que puedo ver la piel de su cara ondular por el impacto. —¿Otra vez con esta mierda? ¡Solo ponte la camisa sin el short, bro! Crecer de una puta vez. No tenemos tiempo para esto.

Okayden niega con la cabeza antes de girarse hacia la escuela.

—Tengo estándares, ¿ok?

Iré a buscar en objetos perdidos,

Y escógeme una chaqueta o algo.

—¡Puta sea, Okayden! No tenemos tiempo para esperar a que tengas un desfile de moda personal. ¡Mete tu cola en mi Huevomovil, ahora!

Queridx lectorx, nunca antes había visto a Hayden tan enojado. Su cabeza luce hinchada y roja, a punto de estallar. Sus manos tiemblan de coraje mientras hace ese gesto con la mano que todos los padres hacen cuando quieren reiniciar el sistema operativo de sus hijos con un puñetazo en la parte posterior de la cabeza, pero no pueden. Sabes cual es, como si estuvieran tratando de agarrar un par de tetas imaginarias flotando. Estoy realmente asustado en este momento.

—Oye, bebe, mírame —le digo, agarrándolo por los brazos—. Relax. Todo va a estar bien. Ve a encender el camión. Me ocuparé de esto, ¿de acuerdo?

Ahora, no sé si es el miedo en mis ojos, o la forma muy estereotipada que uso para calmarlo, pero sus ojos rojos de furia se suavizan un poco. Toma una respiración muy profunda antes de alejarse de mí, pisoteando todo el camino.

Okay... dentro de lo normal. Hora de ocuparme de Okayden, que me mira expectante desde la sombra de la entrada del colegio. Me quito la chaqueta de cuero, con cuidado de no pincharme las manos con las puas en los hombros, y se la doy a Okayden.

—Lo siento, por favor, ponte mi chaqueta —le digo a Okayden, quien amablemente acepta mi oferta—. No sé qué le pasa al grandulón.

—Yo lo entiendo,

Él apostó su futuro al,

Club, y tiene miedo.

—Uh, ¿cómo así? —le pregunto.

Okayden da un paso hacia el sol y, ignorando algunos chisporroteos, parece servirle de maravilla. Camina hacia el Huevomovil justo cuando Hayden termina su ritual de inicio.

—Si perdemos, estaremos bien,

Pero el necesita la beca,

O perderá su único sueño.

—Sí, lo sé —le digo—, pero-

—No, no lo sabes —interrumpe Okayden, con bastante fuerza, podría agregar.

—Ya logré mi,

Sueño, Brayden también.

—¿Si?

—Él tiene el respeto

De su padre. Y puedo llegar a ser,

Un gerente cuando quiera.

Bueno, si Okayden es el que controla el crecimiento comercial en el bosque, dudo que su poder económico no le permita ser propietario-gerente de una zapateria. Además, ahora es multimillonario. Puede comprar tantas zapaterías como quiera. Y es verdad que Brayden ha mostrado menos daddy-issues desde que su padre lo apoyó en la boda y, francamente, creo que era todo lo que quería desde el principio.

—Tu tienes un padre,

Quién paga tu matrícula,

Pero no Hayden, ¿ves?

¿Él... me está diciendo que reconozca mis privilegios? ¿Eso es lo que es? Tiene algo de razón, supongo. No sufro por el dinero y, sinceramente, mi sueño puede lograrse incluso si no me gradúo y simplemente solicito trabajo. Pero Hayden tiene que hacerlo si quiere llegar a la cima en el mundo culinario. Si quiere estudiar sus sueños. Y todo depende de que lleguemos al parque a tiempo en primer lugar.

Aún así, creo que está exagerando un poco. Hay ayudas del gobierno, subvenciones y otras cosas con las que puede trabajar para pagar su matrícula. Esto no tiene por qué ser el final, especialmente porque todo este torneo es una obvia trampa por parte de Lee Vazquez y los bad boys.

Pase lo que pase, estaré aquí para él. Podemos superar esto juntos.

—¡Por fin, llevamos tres minutos esperándolos! —dice Hayden mientras nos montamos en su Huevomovil.

Brayden ya está arropado en la camisa gigante de deporte de Hayden con un juguito de caja en una mano y un pastelito casero en la otra, roncando y babeando. Okayden entra, seguido de mí. Estoy pegado en la puerta del pasajero, mientras que Hayden está en el lado opuesto, conduciendo. No sé si alguna vez has estado enamorado, queridx lectorx, pero cuando estás con alguien especial, lo anhelas. No en el sentido bíblico, sino en el sentido físico. Quieres tocar a tu pareja, sentirla cerca, sentir su calor irradiar desde su cuerpo junto al tuyo. Tener su mano en tu pierna mientras conducen, solo para asegurarse de que estás allí. Que eres suyo.

Es una cuestión de cercanía y familiaridad que siempre quieres tener, y te sientes en la chingada cuando están cerca, como si te hubieran arrancado un brazo en carne viva. Bueno, así es como me siento. Hayden está, de manera realista, solo a dos personas de distancia, pero todo lo que quiero hacer es estar junto a él, brazo en brazo, simplemente disfrutando de su existencia. Esta distancia se siente pantagruélica.

Espero que no sea un presagio de nada horrible en particular que se avecina.

(Nota del autor: Poco sabes...)

¡Cállate, producto de mi esquizofrenia!

Mientras "Creedence Clearwater Revival" se reproduce una y otra vez, y rezo para que las ruedas llenas de chichones que el primo de Billian puso en el camión no fallen, Hayden tamborilea con los dedos mientras mira furtivamente el reloj digital del auto. Ninguno se atreve a hablar, en parte porque Hayden parece un Bomb-omb apunto de explotar, pero también porque está manejando como si estuviera audicionando para Rapido y Furioso, y temo que el peso de mis palabras de alguna manera cambiará el equilibrio en el camión y nos hará volcar al tomar una esquina, convirtiéndonos en un Beyblade de sangre y metal oxidado.

Afortunadamente, no nos lleva mucho tiempo (o, si le preguntas a Hayden, una jodida eternidad) llegar al Parque del Fundador, donde algunas tiendas de campaña y mesas se alinean de un extremo, dejando un dosel de árboles amarillos para defender del sol al alumnado reunido en silencio. En medio del parque, sobre una fuente estancada de agua amarilla y criadero de mosquitos, hay una estatua de Athanasius Finch, fundador de Valle Montañoso Nortesur, en todo su esplendor de metro y medio, sosteniendo un martillo mientras se acaricia la barbilla. La leyenda dice que si le frotas el pie, contreras tétanos, porque la estatua está tan mal construida en cobre contrachapado y hormigón que es un peligro para la salud pública de todos los que la tocan o incluso la ven. Se recomienda usar guantes, mascarilla y condón si se camina en la vecindad de la estatua.

Llegamos con un minuto completo de sobra, uno que Hayden no aprovecha para hacer cosas como "Estacionar correctamente" o "Hacernos salir de manera tranquila y oportuna." Brayden solo grita con pánico al ser despertado. Y sigue gritando. Solo tenga en cuenta que todo lo que sucederá a continuación sucede con la música de fondo de los chillidos de Brayden. Es por eso que nunca debes despertar al wawa antes de que termine su siesta.

—¡Paralelepipedo, paralelepipedo! —Hayden le grita a una pobre chica con anteojos y un portapapeles que recuerdo haber visto en el consejo estudiantil—. ¡La contraseña es paralelepipedo!

La niña nos mira con confusión, y luego un poco de vergüenza. Extraño. —Ah, sí. Solo reúnanse con el resto de los grupos y se les informará en breve que pasara.

Con una mirada extraña en nuestros rostros—o, en el caso de Brayden, chillando el escenario hipotético de una morsa apareándose con un pollo—entramos al parque. Puedo ver muchas caras conocidas entre la multitud, como Billiam y su grupo de periódicos, Li-yang y sus broopies salivando hacia nuestras direcciones, la chica del comité de chichis chiquita luciendo positivamente tsundere, e incluso Laila y Leeland monologando en voz alta sobre una cosa u otra.

Y caminando hacia nosotros, con una sonrisa que podria mojar mil pantis, e invocando al menos el doble de eso en puñetazos a su cara golpeable, está Aiden, seguido de Haiden, Braiden y un cuarto tipo de aspecto poco interesante con una sudadera con capucha y crocs con calcetines. No parece un bad boy, es regordete, jovial y sin una sonrisa comemierda. Extraño.

—Bueno, bueno, bueno, no pensé que lo lograrían llegar, broderes —dice Aiden, tirando de su cabello hacia atrás—. Igual si no hubieran llegado a tiempo les habría permitido unirse a nuestro club, sin problema.

—No lo sé, pollito —dice Braiden, masticando un palillo—. No quiero que estas bolsas arruinen nuestro estilo, ¿vez?

—Para tener tu estilo arruinado necesitas tener estilo en primer lugar —digo—. Los trajes de tres botones están pasados de moda. Ponte al día.

"sí, come tierra, lesbiano geminiano'', dice Brayden, en una breve pausa de gritos y gritos. Énfasis en breve.

—Son 3 de la tarde —dice Haiden, el bruto, mientras camina como un gorila hacia mí—. Es hora que Haiden de madraza a Ayden.

—En realidad son las 3:02 pm —dice Okayden.

—Parece que perdiste tu hora, hermano,

¡Mejor suerte para la próxima!

—Uh, está bien —dice Braiden, desapareciendo de nuevo en el redil.

—Hablando de bolsas —dice Hayden—, ¿quién es el bicho raro de la sudadera con capucha?.

El hombre jovial nos da una sonrisa sincera, sin rastro de malicia, y estrecha la mano de Hayden con fuerza. —¡Hola hola! Mi nombre es Pedro. Pedro Perez-Perez. Mis amigos me llaman "El Piedras." ¡Encantado de conocerte!

Eh. Extraño. ¿No Pedroiden? ¿Solo Pedro? Parece... mundano. No es un bad boy en absoluto. ¿Quién es este intruso que se atreve a romper nuestras convenciones de nombres?

—Él es mi vecino —dice Aiden—. No pude encontrar un cuarto bad boy para unirse al equipo, así que se ofreció como voluntario.

—¡Me gusta conocer nuevos amigos! —dice Pedro.

Eh, ya no me importa. Él puede ser el cuarto bad boy malvado por lo que a mí respecta.

—Cállate, Pedro— dice Braiden.

—¡Okey!

—Bueno, el deber llama. Nos vemos en el otro lado, putitos.

El cuarteto desaparece entre la multitud, excepto Braiden, que aparece poco después en un pequeño escenario frente a la carpa más grande. Por extraño que parezca, la directora Caradura, el director Penesin, Lee Vázquez y un hombre calvo con traje se paran detrás de él, luciendo sombríos y serios. Y calvos. Bueno, calvo solo el hombre de traje. Pero es muy calvo.

—Hola, hola, pollitxs. Lamento la espera, ¡pero estamos listos para comenzar nuestra battle royale!

No sé si espera vítores y emoción, pero no lo está consiguiendo. No de esta multitud de adolescentes ansiosos cuyo futuro pende de un hilo.

—Oh... uh... es lo que normalmente diría, pero, bueno, recibimos una carta muy enérgica del Departamento de Educación diciéndonos que el torneo es, uh, altamente ilegal y ha amenazado con una demanda no solo contra el distrito escolar, sino a mi personalmente. Entonces, por favor, demos la bienvenida al Superintendente Aguilar, quien nos dirá cómo avanzaremos.

Esto genera un murmullo de confusión entre la multitud. Los murmullos se convierten en susurros, en hablar, en gritar, convirtiéndose en chillidos.

El superintendente Aguilar, el hombre calvo, sube al podio y se aclara la garganta. Ahora, este si es un educador. Parece que ha llevado el peso de estudiantes y profesores tontos por igual con aplomo y seriedad en sus hombros por décadas. No me gustaría ser regañado por ese calvo.

—Hola, estudiantes —dice el hombre calvo—, soy el superintendente Aguilar y estoy a cargo de este distrito escolar. Lamento mucho la confusión y la angustia que debe haber sentido cuando se anunció la noticia sobre el recorte del presupuesto escolar y se le impuso unilateralmente el plan absolutamente idiota y altamente ilegal para complementarlo. Por eso, les ofrezco mis disculpa.

Nos hace una pequeña reverencia, lo que me hace sentir incómodo por alguna razón.

—Mis directores de alguna manera no me informaron de este plan —dice, dándoles a los dos directores una mirada que fácilmente podría perforarles el cráneo si no se maneja con cuidado—, y asumo toda la responsabilidad por esto. Para combatir este déficit en nuestro presupuesto, Toallitas Humedas Messina-Park ha donado tan generosamente, sin pena de juicio, una suma de $20000, sin ataduras, sin proceso de selección o cosas tontas sacada de libros adolecentes.

...¿Eso es todo? ¿Es tan fácil asi? ¿Toda esa tensión de los últimos 30 capítulos se la llevó el viento? Seguramente no puede ser tan fácil.

—Sin embargo —dice el superintendente—, es cierto que la escuela, tal como está, tiene demasiados clubes. Por lo tanto, yo, ambos directores, y la Señorita. Vázquez, su representante del consejo estudiantil, entrevistaremos a cada club hoy y determinaremos cuál se mantendrá y cuál se disolverá. Nuevamente, lamentamos esto, pero el presupuesto no nos permitirá mucho más que esto. Comenzaremos nuestras entrevistas ahora.

Ahí están, los dos peores enemigos de un bad boy: la burocracia y hablar en público.

Estamos jodidos

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