La Traicionera Traicion De Un Traidor ~ Parte 1
Estoy teniendo deja vu otra vez.
¿Por qué Quemados de entre todas las cosas? No quiero que me saquen la mierda de un madrazo... otra vez. Y eso fue contra un ser sobrenatural. Ahora tengo que bailar el tango testicular con hombres bestia y duendes y un imbécil mágico. ¡No soy un atleta, maldita sea! Soy un misterioso bad boy—mi cara bien podría ser un imán de pelotas.
—Los de nuestra especie han utilizado el juego de quemados por generaciones para resolver diferencias y mostrar dominación —susurra Trevor el Hombre-hombre mientras se inclina hacia Hayden—. Es una prueba definitiva de liderazgo, que te hace pensar en estrategias, adaptación, gestión de recursos, comunicación, delegación de responsabilidades, y destreza física. No puedes usar la fuerza bruta para llegar a la victoria. Es una batalla de ingenio y fuerza.
—Oye, ¿te importaría hablar mas fuerte el resto de nosotros que no sabemos qué chingas está pasando? —pregunto mientras me inserto en la conversación, no muy diferente a un pug en una fiesta en casa pidiendo atención y tal vez una porción de pizza. Con pepperoni, si se puede.
Hayden ni siquiera me mira ni reconoce mi existencia. Tal vez por todo el asunto de que mate a un loco culebro. Realmente no puedo culparlo. El giro de la nariz que me da Trevor el Hombre-hombre me hormiguea el perineo un poco, pero de rabia.
—Pensé que no querías mi conocimiento enciclopédico de las normas sociales e históricas del bosque, amo Ayden —dice Trevor el Hombre-hombre, soltando una risita burlona al final.
—Sí, y también pensé que me gustaban las chicas en la temporada 1. Se me permite cambiar de opinión.
Trevor el Hombre-hombre me lanza una mirada pelirroja de desprecio pobremente escondido, antes de golpear su bastón/vara dos veces en lo que creo que él pensó que era una manera digna, pero parece un niño en un parque con un palo largo que encontró en el suelo.
—Como quiera. Si quieres mi sabiduría, te la daré. Como sabes, el juego de quemados fue inventado por Bartholomeo S. Quemados en 1897, cuando jugaba a "golpearse en la cara con una pelota de goma" con su hermano, Reinaldo F. Quemados, cuando accidentalmente se agachó en el último segundo para amarrarse los zapatos, haciendo que la pelota evitara su cara. Este simple acto despertó la curiosidad de ambos hermanos, ya que esquivar el dolor era un concepto desconocido y poco masculino en ese momento. Se suponía que debían recibir dolor como un hombre, como su padre recibió esa bala en la segunda guerra afgana. Este pequeño acto sería-
—¿Recuerdas que dije que se me permite cambiar de opinión? Pues, cambie de opinión.. Demasiada información, y realmente no me importa. Cierra el pico, Wendys.
El calvo pelirrojo me mira antes de inclinarse levemente. —Como desee, amo Ayden. Atenderé al maestro Okayden ahora. Si me disculpa... pendejo.
—Me la suda, naranjita. ¡Me han llamado pendejo tantas veces que perdió todo sentido!
Tiene la audacia de no importarle un carajo mi respuesta y se marcha, dejándome a solas con mi amorchito.
Hayden se cruza de brazos, cambiando su peso de lado a lado, sin mirar a su hermoso novio hecho a mano por papa Dios mismo. ¿Está enojado conmigo? Oh, no, está enojado conmigo. ¡No quiero que el amor de mi vida se enoje conmigo! Mierda, piensa rápido. Cómprale flores. Espera, no puedo hacer eso aquí. ¿Chupar su pipí? Demasiado público. O tal vez le gustan las cosas aventureras. Voy a poner un alfiler en eso. Tal vez un beso. Si, un beso. Le daré un beso. No puedes enojarte mientras le das un beso a tu pareja. Es la ley.
—Holi, bebesito —le digo a Hayden mientras envuelvo mis brazos contra el enorme tronco de un árbol de la selva amazónica que él llama brazo—, te extrañé. ¿Puedo tener un besi-besi? ¿Por favorcitu? ¿Besito bebé? ¿Papi enojao' con bebé?
Hayden, como si hubiera salido de un aturdimiento, me mira por primera vez en mucho tiempo, no con desprecio o vergüenza, sino con sorpresa, como si el chico más hermoso de su vida no estuviera enrollado alrededor de su brazo como un naga. ¿Ver? No soy racista. El hombre serpiente es naga.
—Ah, sí, beso— balbucea, dándome el beso más triste que me han dado. Okay, todavía no he besado tanto, pero este es un beso de nivel inferior, en el mejor de los casos, solo superado en ese momento en que Hayden quiso experimentar crecer un bigote. Estaba espinoso y olía a queso, lo que me hace sentir como si estuviera besando a un ratón anciano.
—Verga, déjame tomar un sorbo de agua. Me estoy deshidratando por lo seco que estás conmigo en este momento —le digo.
Hayden sale de su trance de nuevo, saca un pequeño termo de agua de algún lugar de su bolsillo trasero y me lo entrega. Tendré que preguntar sin ironía cuánta mierda hay dentro de esas nalgas despues. —Toma, bebe, chiquitrikis.
—Estás un poco raro en este momento —le digo—, y eso viene de alguien parado en una plataforma mágica dentro de un tronco ahuecado a punto de jugar un juego de Quemados mágico. ¿Es porque maté a un tipo? Porque dije que lo siento. Eres mi novio, ¡no puedes enojarte si digo que lo siento!
Tiro de su brazo para tratar de sacarlo de su extraño trance, pero es en vano. Es como intentar tumbar a una vaca. Imposible. Tendré que hacerlo de la manera pervertida.
Veran, Hayden, como el héroe griego Aquiles, es fuerte, pero no invencible. En la parte de atrás de su cabeza, justo donde el cuello se une con la espalda, hay un lugar que si lo lames bien...
Me pongo en la punta de mis pies y le doy a ese lugar una buena lamida. Puedo ver cada pelo de su espalda erizarse mientras se le pone la piel de gallina por todo el cuerpo. Inmediatamente suelta un gemido agudo, seguido de un intento inútil de taparse la boca mientras su cuerpo se inclina hacia delante. Es una especie de opción nuclear, pero no tengo elección. Soy como Tinkerbell, en el que soy inusualmente nalgon para mi tamaño y necesito atención constante o moriré.
—Cariño, ¿qué diablos? ¡Hay gente alrededor! —grita Hayden en un falso susurro mientras frota mi saliva de la parte posterior de su cuello.
Está bien, así que no le gustan las cositas prohibidas en público. Entendido.
—Lo siento, pero no me estabas dando vibras de rockstar. Ya dije que lo sentía.
—¿Sentir que? —pregunta Hayden.
—¿Que mate a un tipo?
—Oh, sí, eso —dice Hayden. Se rasca la barbilla en contemplación. Sabes, no me gustaba su bigote, pero se vería bien con una perilla—. No te preocupes por eso. Bueno, preocúpate por eso, pero no ahora. Vamos a posponer todo el asunto del asesinato para más tarde, ¿sí? No estoy enojado.
—Entonces, ¿qué te molesta? ¡No me hagas preocuparme así! Pensé que ahora me odiabas.
Si lo se. Soy una perra necesitada, demándame. Consigue un novio golden retriever y dime cómo no se siente como si tu mundo se desmoronara cuando él se pone raro contigo.
—No, no, no pasa nada —dice mientras hace un puño con la mano derecha. Sus ojos mantienen el mismo aire borroso que tienen, pero su boca se curva en una sonrisa incómoda—. Es solo eso... ¿es malo si estoy un poco emocionado por el desafío de jugar contra seres mágicos?
Jodeme. Su puño está apretado, sus ojos están nublados, y la sonrisa... ¡esa maldita sonrisa de bad boy! ¡Como un hombre lobo que se transforma bajo la luz de la luna, Hayden se está transformando en su modo bad boy atleta!
Agarro sus puños de tamaño jumbo con ambas manos y los froto contra mis mejillas. —Neea, maridito, mi amor, recuerda que estamos aquí para ayudar a Okayden. Por favor, no te dejes llevar. Bonito, por favor, con un poco más de derretido por favor encima.
Hayden no me mira, pero se muerde los labios mientras los sacude suavemente. Puedo verlo tratando de luchar contra su impulso competitivo. Lo siento cariño.
—Lo intentaré, amor. Lo intentaré.
Las luces mágicas, como para acortar nuestra conversación, convergen en el podio donde el Dragoabuelo tiene las manos en alto, provocando una ola de gritos desde la galería.
—¡Ahora comenzaremos con el tradicional partido electoral de Quemados! —grita el Dragoabuelo, deteniéndose por el crescendo de emoción de los espectadores—. Confío en que ya conocen las reglas del juego, así que-
Nu-uh. A la mierda esto. No voy a caer en eso otra vez. No quiero que me vuelvan a etiquetar como asesino golpeando al duendecillo con una pelota antes de descubrir que tuvimos que hacer malabarismos con las pelotas o alguna tontería como esa. Mi brazo se dispara hacia arriba y lo agito, mientras hago los ruidos molestos que haría un subastador de una casa de subastas. —Heyheyhey, aquí, aquí, pregunta, aquí, ¡fíjate en mí, hey! ¡Wohoooo, hellooooo!
El Dragoabuelo me mira con desagrado y desprecio mientras el ambiente emocionante cargado del evento se detiene. —¿Qué? ¿No sabes jugar Quemados? Incluso los niños tienen la agudeza mental para entender algo que todos los niños juegan en la escuela en algún momento.
Bueno, no tienes que ser un idiota al respecto. —No, sí, lo entiendo. Pero quiero hacer algunas preguntas.
El Dragoabuelo resopla y exhala finas llamas azules mientras se tira de la barba. —Está bien, pero hazlo rápido. Estás matando la vibra.
—Gracias, su señoría —le digo con una vibra.
—No soy un juez, humano.
—Lo siento, su alteza —repito—, solo para asegurarme de que entendí esto, cuando dices que estamos jugando Quemados, estamos agarrando pelotas y lanzándolas entre nosotros, ¿verdad? No vamos a lanzarnos fuego y literalmente quemarnos.
—Eso es lo esencial, sí —dice el Dragoabuelo—. Preferiblemente deberías esquivar dichas bolas. De ahí el nombre Quemados. No quemarte con las bolas que te lanzan.
—Sí, sí, lo sé —le digo.
—Si tienes que preguntar, lo dudo mucho.
—Y, por favor, dime, ¿qué pasaría si me golpean y me caigo de esta plataforma mágica?
—¿Qué pasa, Coronel Sanders? ¿Gallina? —dice el Vamlobo.
—Simplemente no quiero morir —comento.
Una voz de las gradas me llega por encima de todo el nerviosismo y los gritos. Creo que es del Minotauro. —¡Y Chimuelo tampoco, cabrón!
—Te aseguro —dice el Dragoabuelo—, que no perderás la vida por caerte de la plataforma. Normalmente digo que no perderás la vida, punto, pero bueno, ya sabes.
Que se sepa que mueve las manos con desdén en dirección del autobús que aún arde en la distancia.
—Bueno, sin ninguna otra interrupción estúpida —dice el Dragoabuelo con una mirada en mi dirección general—, comenzaremos con la elección de equipos. Diría que se explica por sí mismo, pero para que incluso el más lento de nosotros se ponga al día...
Que se sepa que dice eso mientras mantiene contacto visual prolongado conmigo.
—...déjame explicar. El competidor del primer lugar elegirá primero, seguido por el competidor del segundo lugar haciendo su elección. Luego, la persona elegida por el competidor del primer lugar elegirá al siguiente compañeros de equipo, y así sucesivamente, alternando entre equipos, hasta que tengamos un cinco contra cinco.
¡Eso no se explica por sí mismo! Menos mal que tomé un sorbo de mi jugo de perra tonta y me lo explicaron.
—¡Entonces, comenzaremos con nuestra primera ronda! El contendiente número 1, Brayden Messina-Park, ¡por favor, haga la primera elección!
Las luces mágicas se enfocan en Brayden, quien luce presumido y estúpido, como siempre. Solo creo que le gusta la atención. Levanta la vista hacia la pantalla mágica y observa su propio rostro en primer plano.
"¡mira, papi, estoy en la televisión! compren mi merchandising en babybrayden.tv/merch y usa el código "1D4ever" por una tarifa adicional del 15 % con cualquier compra. ¡necesito plata!"
—Sr. Brayden, ¿podría elegir a su primer compañero de equipo? —dice el Dragoabuelo.
"¿para qué?" pregunta Brayden.
—...Para el juego de Quemados. ¿Escuchaste algo de lo que dije en los últimos cinco minutos?
"¿quemados? ¿estamos en educación física? sí, no puedo cursar educación física. me lele panza, tengo colicos, profe. ¿me pueden excusar?" pregunta Brayden con una expresión en blanco y muy tonta.
El Dragoabuelo se vuelve hacia mí y me hace una profunda reverencia. —Lamento mis duras palabras. Se me ha dado un vistazo al profundo abismo de la verdadera estupidez, y soy un hombre cambiado.
Lastimosamente, te entiendo, viejo dragonoide.
—Brayden —dice Hayden con una voz propia de un sargento de instrucción—, elige un compañero de equipo y termina esto de una vez.
Brayden mira hacia abajo y patea el suelo como un niño al que le dijeron que no podía salir a jugar hasta que primero comiera sus verduras. "está bien. yo elijo... hayden. tú eres el atleta, lidia con esto," dice finalmente.
Muy bien, Hayden es una opción sólida. Dudo que el Vamlobo permita que Okayden esté en su equipo, por lo que encerrar al panzer humano que es Hayden nos asegurará una potencia ofensiva muy necesaria.
—¡El quinto lugar, Hayden Wilson, ha sido elegido! —dice el Dragoabuelo, seguido de un zumbido de la multitud—. ¡Segundo lugar, Vampyr Von Woof, es tu turno de elegir!
No se toma ningún momento para hacer tonterías. —¡Yo elijo a Bullsion!
Bueno, él es, con mucho, el más impresionante físicamente de todos. No es que el Vamlobo sea flaco, eso sí. Nos enfrentamos a un equipo formidable.
—El cuarto lugar, Bullsion, ha sido elegido. Quinto lugar, Hayden Wilson, ¡es tu turno de elegir!
Hayden debería elegirme a mí o a Okayden, luego el otro me elige a mí y estamos listos. Entonces tendré que elegir el último miembro del grupo disponible. Tal vez la hada duendecilla sería una buena opción. No parece tener ninguna fuerza, pero es un pequeño objetivo volador. Sería como tratar de matar una mosca arrojándole guijarros. O tal vez el furro. Necesitamos carne de cañón, o tal vez...
—¡Elijo a Trevor el Hombre-hombre! —dice Hayden.
O eso. Él podría hacer eso. ¿Qué carajo, bro? ¡Estoy aquí, eligeme! O incluso a Okayden. Sé que trabajaron juntos en la última ronda, pero maldita sea. ¿Qué está pensando? Lo miro a los ojos y le balbuceo con la boca —¿Qué carajo?.
Me susurra "Min-max." Eso, o Mewtwo. Voy con el primero. Malditos sus deportismos de bad boy, priorizando la eficiencia sobre la amistad.
—El sexto lugar, Trevor el Hombre-hombre, ha sido elegido. ¡El cuarto lugar, Bullsion, ahora es tu turno!
—Bullsion elige a pequeña mosca— dice el bruto, refiriéndose a la duendecilla voladora.
—¡Noveno lugar, Pestonia Ursula Testarrosa, ha sido elegida! Sexto lugar, es tu momento de elegir.
El sucio pelirrojo me mira y me da una sonrisa, con una risa petulante y cruel saliendo de su boca de puta pelirroja. No creo que me elija a mí.
—Elijo al amo Okayden —dice.
—¡Se ha elegido el tercer lugar, Okayden Hombrehumano! ¡Noveno lugar, es tu momento de elegir!
Bien bueno. Por un segundo pensé que iba a hacer una mierda sospechosa de pelirrojo y nos apuñalaría por la espalda. Eso hubiera sido grandioso. Ahora, Okayden tiene que elegirme a mí, y...
—¡Elijo a Ayden Gómez! —dice la duendecilla voladora
¿Que yo que? ¿Yo? ¿No estaré en el equipo de mi amorcito? ¿La mierda?
—Octavo lugar, Ayden Gomez, ha sido-
—¡No! ¡No, no, no, no, me niego! —Grito—. ¡No hare una mierda! ¡Me niego a ir con el Vamlobo!
—Está bien, puedes irte, entonces —dice el Dragoabuelo con una sonrisa.
Vaya. Okay Pensé que iba a ser más difícil escabullirme de esta. —Entonces, yo solo... ¿me voy?
—Sí, puedes irte —repite.
—Bien, bien. Entonces, yo... me voy.
Me doy la vuelta para irme, solo para encontrarme con, bueno, una caída de quince metros. Todavía estoy en una maldita plataforma flotante.
—Oye, ¿puedes ayudarme a bajar? —Le pregunto a la Dragoabuelo.
El viejo dragonoide sonríe cálidamente antes de pronunciar un "No" de sentencia, seguido de la risa de la audiencia. —¿Quieres ayuda para bajar? Entonces, tienes que participar. Así de fácil.
De repente quiero convertirlo en sopa de pejelagarto y comer sus ojos. Esta perra vieja y escamosa. —Bien. Iré con el vamlobo. Pero no te sorprendas si una de mis bolas te golpea en la cloaca.
—Tengo ano —dice el Dragoabuelo como cuestión de hecho—. Ahora, tercer lugar, la elección es tuya. Elegirás para ambos equipos. Solo quedan dos, así que elige sabiamente. ¿Tomarás la amenaza de pelaje azul, del intruso que se ríe?
Entonces, entre un Furro y un BL. Esto será divertido.
Okayden mira el BL, fufufuseandose a sí mismo mientras voltea su flequillo de un lado a otro. El otro es un furro que hace sonidos de pañales cada vez que se mueve. Honestamente, cualquiera de los dos parece una horrible decisión. Levanta la mano para señalar al furro, pero de alguna manera, y no me pregunten por qué, la cabeza del furro le guiña un ojo. Okayden inmediatamente señala al BL mientras suda profusamente.
—¡Y así, la suerte está echada! —dice el Dragoabuelo ante un estruendoso aplauso—. ¡El décimo lugar será para el equipo A, mientras que el séptimo lugar será para el equipo B! Por favor, ¿puede cada equipo tomar su lugar?
La multitud se vuelve loca cuando la pantalla muestra a ambos equipos uno al lado del otro, cada uno en un lado diferente de la cancha.
—¡Y así, comenzará la antigua batalla de Quemados para decidir quién es el defensor del bosque! ¡En el equipo B, tenemos a Vampyr von Woof, Bullsion, Pestonia Ursula Testarrosa, Ayden Gomez y el Capitán Pelusitas!
El Vamlobo aúlla a la luna mientras jadea como alguien que debería estar en algún tipo de lista del gobierno.
—Y en el equipo A tenemos a Brayden Messina-Park, Hayden Wilson, Trevor el Hombre-hombre, Okayden Hombrehumano y, por último, pero no menos importante... Oh, querido. Me temo que no tenemos tu nombre. ¿Puedes decirnos tu nombre para dejar registro, humano?
El BL se ríe para sí mismo, dándole al Dragoabuelo una profunda reverencia. —Ah, eso está muy bien, mi amigo de edad cien. Toma nota para marcar mi nombre en tu memoria, ya que será marcado en la histoia. ¡Siente total desesperación porque yo, Jayden Traitoro Judasson, destruiré la competencia en un son!
Jayden. Traitoro. Judasson. Sí, definitivamente nos apuñalará por la espalda.
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