06. jokes, chocolate and a possible lawsuit
CAPÍTULO SEIS
· · · ❛ BROMAS, CHOCOLATE Y UNA POSIBLE DEMANDA ❜
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—Esperen... ¿Y saben cuál fue la mejor parte?
Los amigos de la hiperactiva castaña la miraron esperando que terminara de contar una anécdota de sus vacaciones.
—¡Cuando Cedric prendió velas por toda la casa pensando que un espíritu quería robarse su alma! —dijo entre pequeñas carcajadas.
Gwen, Annie y Cygnus la acompañaron, sintiéndose un tanto intimidados por la mirada reprochante del Diggory mayor.
—Charlene, acordamos no hablar de eso —murmuró Cedric cerca del oído de la chica. Ella se encogió de hombros.
—Vamos Ced, sabes que son de confianza —le dijo refiriéndose a sus amigos.
—Ellos sí, pero no toda la mesa.
Fue en ese momento que Charlene se percató de que muchos de los que se encontraban sentados en la mesa veían a Cedric disimuladamente, riendo por lo bajo. Ella hizo una mueca, regresando su atención a Cedric.
—Perdón bro, no volverá a pasar.
—Me dices lo mismo todos los comienzos de año. Perdí la fe en tus palabras.
—En ese caso no tengo por qué sentir remordimiento si vuelvo a contar tus desgracias —"festejó" la más pequeña.
El castaño negó con la cabeza y retomó la charla que tenía con sus amigos momentos antes de que Charlene lo molestara.
Poco después Dumbledore anunció que el banquete había finalizado. Los Diggory se levantaron de sus amigos al mismo tiempo, Cedric pasando su brazo por los hombros de su hermana mientras que ella lo tomaba de la mano.
Salieron del Gran Comedor siguiendo a la multitud de amarillo, ignorando los molestos murmullos.
—Mira, ahí van Potter y sus amigos —el chico de mirada grisácea señaló una cabellera azabache a lo lejos.
Charlene entrecerró los ojos para ver mejor, buscando al dichoso Harry.
—Creo que lo vi... ¿desde cuándo te interesa tanto? ¿Te gusta o qué? —inquirió ella de repente, provocando que Cedric la mire con sorpresa.
—No es por nada, recuerda que estuvimos en el mundial de Quidditch, es todo. Me pareció agradable, y coincidirías conmigo de no ser porque preferiste quedarte en casa de los Weasley —le dijo Cedric.
Charlene rodó los ojos. Cedric había estado todas las vacaciones reclamándole que no quiso acompañarlo al mundial de Quidditch por preferir hacerle compañía a Gwen Weasley, que se enfermó dos días antes de partir hacia el evento.
—Sí hablé con Potter, también me parece un poco agradable. Aunque ahora que lo pienso... jamás le dije mi nombre. ¡Ups! —volvió a encogerse de hombros, con esa mirada traviesa que tanto la caracterizaba.
Cedric frunció el ceño durante unos segundos pero después relajó su expresión.
—Eres impredecible, Charlie.
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Algo que Charlene amaba de Hogwarts era la sala común de Hufflepuff. Le resultaba fascinante, cálida y las vibras hogareñas la hacían sentir en casa. Cuando llegó, lo primero que hizo fue correr hacia el sofá más cercano para lanzarse y, posteriormente, recostarse sobre él. Los que iban pasando se limitaron a verla de reojo, pasando por alto que la castaña parecía estar simulando hacer "ángeles de nieve" en el sofá. Cedric se acercó a ella y se acomodó en un sillón individual.
—Buen clavado —la felicitó.
Charlene se sentó correctamente en el sofá y suspiró, echando su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo.
—Este lugar es la gloria —suspiró con una sonrisa.
—¿Sabes qué es más glorioso? —interrumpió Annie—, la comodidad de nuestras camas. Vamos, Lennie, tenemos que ir a dormir.
—Pff, ni siquiera son las dos de la madrugada. Solo los pubertos se duermen a esta hora —terció la castaña.
—Eres una puberta —su amiga de hebras doradas enarcó una ceja.
—Oh, cierto... pero mentalmente tengo veinte así que no puedes obligarme a que me duerma —le dijo de manera triunfadora.
—Charlie, tienes que dormir.
Cygnus apareció en escena seguido de Gwen, que se sentó junto a la castaña a modo de apoyo.
—¿Es en serio, Weasley?
—Cedric siempre prepara chocolate caliente antes de que nos vayamos a dormir. Solo un tonto se iría a la cama sin tomar una taza —se justificó la pelirroja.
—Buen punto —reconoció Alicia, dejando su postura atrás para caminar hacia el sillón frente a Cedric. Cygnus se sentó en medio de Gwen y Charlene, ésta última subió piernas al sofá y se abrazó a ellas.
Tres de los amigos de Cedric se acercaron al grupo.
—Cedric, vamos a probar los caramelos que los gemelos nos vendieron en el tren. ¿Vienes? —le preguntó un chico de pelo azabache y sonrisa ladina. Charlene apretó los labios, girando la cabeza para verlo mejor puesto que estaba detrás de ella.
—Voy en un rato, empiecen sin mi.
—De acuerdo —el azabache que Charlene reconoció como Garred Blackwood hizo un movimiento de cabeza a los otros dos chicos y acto seguido se encaminaron hacia las habitaciones.
—Tu amigo es lindo —dijo Charlene a Cedric, que ya se había puesto de pie para preparar las tazas de chocolate caliente.
—Que ni se te ocurra —advirtió girando sobre sus talones para señalar a la risueña Hufflepuff.
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—Lennie, deja eso y vete a dormir.
Charlene dio un respingo en su lugar, volteando para ver a Gwen con una mano en su pecho. Las palabras que la pelirroja dijo se emitieron distorsionadas porque tenía la cara contra la almohada.
—Casi me orino del susto, Gwen. No vuelvas a hacer eso —le pidió, su respiración se había acelerado.
—Qué fácil te asustas. No se vale.
—Tú eres de sueño ligero y no te digo nada.
—¿Bromeas? Has estado burlándote de eso desde que te lo conté en primer año.
—La que más te molesta es Hannah, a mi no me metas —apuntó con su cabeza a la rubia. Estaba sobre su cama haciéndose trenzas, acción que dejó de lado cuando oyó su nombre.
—¿Me llamaron? —preguntó.
—No, pero Gwen dice que le hacemos bullying y que está considerando demandarnos por daño a la moral —le dijo Diggory. Los ojos de Abbott se abrieron como platos.
—¿¡Cómo!?
—Pss, Hannah, tenemos catorce. Si nos ponen una demanda el Ministerio no va a hacer nada. Relájate —dijo Charlene, adentrándose en su respectiva cama.
—¿Y tú como sabes eso? —quiso saber Gwen. Hannah también la miró, a la espera de una respuesta.
—Eso es algo de lo que prefiero no hablar —murmuró la ojimiel.
Diggory apagó su lámpara de gas y se tapó hasta el cuello, acomodando su cabeza sobre la almohada.
—Buenas noches Ricitos de Oro —dijo a Hannah—. Buenas noches, Barba Roja —se despidió de Gwen, que no pudo evitar sonreír un poco.
—Al menos no me llamó Cabello de Menstruación —dijo Weasley a la chica Abbott, que sonrió al recordar el primer apodo que Charlene le puso a la rojiza.
—¡Lo había olvidado! —se sentó de golpe en su cama, las sábanas se deslizaron por su torso—.Gracias por refrescar mi memoria, Gwencita —musitó con repentina emoción, volviendo a recostarse.
Hannah y Gwen se miraron, sintiéndose torpes por haber revivido aquel apodo.
━━ AUTHOR'S NOTE (14. 1O. 2O): me vi en la necesidad de editar todo el capítulo bc el original da un cringe de cagarse.
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