CAPÍTULO ONCE
·  ·  · ❛ EL CÁLIZ, LA DEMENCIA DE CHARLENE Y CYGNUS "PEPE GRILLO" MALFOY ❜
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—¡Corran perros, el uniforme se lava en seco y ya se empaparon mis bragas! —gritó Charlene mientras corría debajo de la lluvia con su libro de Pociones encima de su cabeza.

—¡Charlene Tabatha Diggory! —exclamó Cygnus, quien solo tenía puesta su capucha.

Weasley, Longbottom, Malfoy y Diggory entraron al Gran Comedor, el cual estaba abarrotado de estudiantes ansiosos. Charlene se sentó encima de la mesa de Hufflepuff y sonrió.

—¿Quién creen que saldrá elegido? —preguntó la castaña.

—No sé. ¿Qué dices tu, Cygnus? —Gwen miró al rubio.

—Soy la conciencia de Charlene, no vidente —el sangre pura rodó los ojos.

—Yo una vez vi el futuro —dijo Charlene. Sus amigos la miraron extrañados.

—¿En serio? —preguntó Alicia.

—Sí. Le dije a Cedric que debía hacer mi tarea, de lo contrario sus pantuflas se prenderían fuego. Fue un sueño que tuve.

—¿Y qué pasó?

—No hizo mi tarea y quemé sus pantuflas —la castaña rió.

—¡¿Entonces fuiste tú?!

Todos voltearon a ver a Cedric Diggory, quien miraba a su hermana como si de una asesina confesando su crimen se tratara.

—¡Charlene, prendí una vela y me puse a rezar pensando que un demonio trataba de poseerme! —exclamó el Hufflepuff.

—Charlene, ¿qué te dije sobre quemar cosas ajenas? —inquirió Cygnus.

—Está mal, no es ético y es pegriloso, muy pegriloso —dijo la ojimiel, repitiendo lo que el rubio le decía constantemente.

—No tiene caso que le hables, no te entiende —Hannah Abbott apareció de la nada, mirando a la ojimiel con una sonrisa burlona.

—Sabemos que por mas que le hablemos seguirá sin hacernos caso. Por eso tenemos a Cygnus —Annie puso una mano sobre el hombro del ojigris—. Es la conciencia que nuestra querida Charlene no tiene.

Charlene estuvo a punto de decir algo en su defensa, pero Dumbledore pidió silencio.