14. harry the "sad boys club", the ferret leviosa and cedric the queen bee
CAPÍTULO CATORCE
· · · ❛ HARRY EL "SAD BOYS CLUB", EL HURÓN LEVIOSA Y CEDRIC LA ABEJA REINA NUNCA INREINA ❜
━━━━━━━。・✿✿・。━━━━━━━
—Esa entrevista fue un desastre —murmuró Harry mientras ambos caminaban por el pasillo.
—Pudo haber sido peor, imagínate si te preguntaba algo personal —dijo Charlene, ladeando la cabeza visualizando la situación.
—Charlie, toda la entrevista se basó en preguntas muy personales —acotó el azabache—. ¿Crees que me haya dejado mal?
—Para que te digo que no, si sí —respondió la castaña. Los dos se quedaron callados escuchando a los alumnos cercanos, percatándose de los insultos «disimuladamente» dirigidos hacia el Gryffindor.
—Potter es un tramposo —dijo un Hufflepuff un año mayor que Charlene, pasando junto a los dos adolescentes con una sonrisa burlona.
—Potter es un idiota —lo insultó otro.
—Potter apesta.
—Todas con Cedric —dijo una Ravenclaw.
—No les hagas caso, son solo idiotas que siguen a las masas —dijo Charlene lo suficientemente alto como para que todos en el pasillo la oyeran.
Cuando trataron de ir al patio, Ernie Macmillan y Hannah Abbott les cerraron el paso.
—¿Te gustan? —preguntó el rubio con una sonrisa maliciosa. Hannah solo reía de forma burlona.
Charlene la miró mal.
—Disculpen —dijo Harry, esperando que los dos se hicieran a un lado y lo dejasen pasar.
—Háganse a un lado —Charlene tomó a Macmillan de la túnica y lo empujó hacia un costado. Varios Hufflepuff no tardaron en arrugar el entrecejo por la acción de la castaña.
—¿En serio le haces esto a tu hermano? Que desleal resultaste, Diggory —la voz de Zacharias Smith llegó a los oídos de la mestiza, que por unos instantes permaneció estática en su lugar.
—Se nota que no tienes nada mejor que hacer, Smith —contraatacó ella, dándose la vuelta en dirección a su compañero de casa.
—Déjalo Charlie, no vale la pena —murmuró Harry tomándola del brazo.
—No puedes dejar que te molesten así.
—Lo harán aunque me defienda -le dijo sin mirarla.
—Si no te defiendes tu, lo haré yo. La próxima vez que alguien te mire mal, lo lanzaré del tercer piso.
—¿Tu hermano no te dijo que no debías lanzar gente del tercer piso?
—Él está más ocupado recibiendo halagos de sus admiradores —dijo Charlene viendo hacia un punto en especial. Harry siguió su mirada y se encontró con Cedric, quien estaba recostado en las piernas de una chica con varios amigos a su alrededor, riendo como si nada.
Los dos caminaron hasta quedar frente al Hufflepuff. Cedric se sentó rápidamente y frunció el ceño. Su hermana lo veía de manera desaprobatoria.
—¿Podemos hablar? —preguntó el Gryffindor al mayor.
—Claro —Cedric accedió sin quitar los ojos de su hermana, preguntándose qué había hecho mal.
—Apestas, Potter —lo insultó uno de los chicos que estaba con Cedric.
Charlene se dio la vuelta rápidamente.
—A ver, dílo de frente si te crees tan valiente —gruñó arremangándose el borde de su túnica. Cedric la tomó de la cintura antes de que pudiera acercarse al chico y la cargó sobre su hombro.
Charlene chilló y pataleó dándole golpecitos en la espalda, exclamando que la bajara.
—No me hagas poner calmantes en tu comida de nuevo, Charlie —advirtió el mayor bajándola una metros después.
—Dragones —soltó Harry. Los hermanos Diggory lo miraron confundidos—. Es la primera prueba, un dragón para cada uno —especificó.
—¿Para mi también? —preguntó Charlene con un brillo singular bailando en sus ojos.
—Para los que estamos en el Torneo —le dijo Potter. Ella bufó.
—¿Lo dices en serio? —preguntó Cedric. Harry asintió—. Y... ¿Fleur y Krum y lo saben?
—Sí —respondió, tratando de ignorar los innumerables insultos dirigidos hacia el. Luego de unos segundos se cansó y trató de irse, pero Charlene lo tomó de la mano.
—Sobre las insignias, les dije que no las usaran —aclaró Cedric.
—No te preocupes —Harry le restó importancia y comenzó a caminar, alejándose.
—Estuve contigo toda la mañana y no oí que se los pidieras —murmuró Charlene en dirección a Cedric y se alejó también, un poco decepcionada—. ¡Harry, espérame! —exclamó caminando hacia el azabache.
Llegó junto a él y cuando estuvo a punto de decirle algo, Ronald y Seamus aparecieron bloqueándoles el paso.
—Eres un idiota, ¿lo sabías? —lo insultó Harry.
—¿Eso crees? —inquirió el pelirrojo.
—No lo creo, lo sé.
—¿Algo más? —preguntó despreocupado.
—Sí: aléjate de mi —finalizó el azabache.
—Como quieras —el pelirrojo pasó por su lado, empujándolo con su hombro.
Charlene miró a Harry, percibiendo su tristeza. La castaña le sonrió débilmente.
—Solo está confundido, como todo el mundo —trató de animarlo—. En unos días se le pasará.
—Espero que tengas razón —murmuró el Gryffinfor.
—¿Nervioso, Potter?
Los dos adolescentes miraron hacia el frente, encontrándose con Draco Malfoy subido a un árbol y con una sonrisa burlona en su rostro.
—Mi padre y yo hicimos una apuesta. Yo dije que no durará ni diez minutos en el torneo —el rubio se bajó del árbol—. ¿Sabes que dijo?, que no durarías ni cinco —esto último lo dijo carcajeándose. Los demás rieron.
—No mientas, jamás apostaste nada con tu papá porque él está más ocupado fingiendo que no existes —atacó Charlene.
La sonrisa de Draco se borró.
—Me importa un bledo lo que tu y tu padre piensen, Malfoy —gruñó el azabache casi empujando al platinado—. Él es vil y cruel, y tu eres patético —acotó—. Vámonos Charlie —puso una mano en la espalda de la Hufflepuff.
—Juro que estuve a nada de golpearlo —murmuró la castaña.
Abrió su boca para soltar una cadena de insultos hacia el rubio, pero Moody salió de la nada y Charlene pensó que la apuntó a ella. Cerró sus ojos esperando el impacto, pero en su lugar oyó varias exclamaciones.
Harry y ella se dieron la vuelta, observando sorprendidos como Draco se convertía en un hurón.
Ambos sonrieron.
—Te enseñaré a no hechizar a nadie a sus espaldas —le dijo Moody mientras se acercaba al animal que segundos atrás era un Slytherin idiota.
—No es lo que esperaba, pero estoy satisfecha —dijo Charlene con una sonrisa.
—Apestoso, cobarde, traidor —eran algunas de las cosas que Alastor decía a Draco, mientras que con su varita lo movia de arriba hacia abajo.
—¡Profesor Moody! —McGonagall llegó junto a otros alumnos—. ¿Qué está haciendo?
—Educando —respondió el hombre mientras seguía con lo suyo. Charlene reía a carcajadas.
—¿Eso es un alumno? —la mujer señalo al hurón, angustiada.
—Técnicamente es un hurón —dijo para acto seguido tomar al animal y ponerlo en los pantalones de Crabbe. El animal luchaba por salir.
Charlene comenzó a aplaudir.
Moody disimuladamente le guiñó un ojo a Harry.
El hurón salió por debajo del pantalón de Crabbe. Con un movimiento de varita, Minerva lo volvió a su forma original. Draco se puso de pie rápidamente, despeinado y con el uniforme hecho un desastre.
—¡Mi padre se enterará de esto! —chilló en dirección a Moody. Este último se acercó a él amenazante. El rubio se asustó.
«Como si alguna vez le importara las tonterías que dices...»
—¿Es una amenaza? ¡¿Es una amenaza?! —exclamó mientras seguía a Draco, quien aterrorizado daba vueltas alrededor del árbol donde minutos atrás estaba sentado.
—¡Profesor Moody! —exclamó Minerva.
—¡Podría contarte historias de tu padre que te erizarían la piel, muchacho! —bramó el hombre. Draco salió de allí corriendo junto a sus amigos.
«Yo sí quiero oírlas», pensó Charlene.
—Alastor -gruñó McGonagall.
-¡Esto no acaba aquí! —exclamó.
—Alastor —repitió la subdirectora—. Aquí no usamos la transfiguración como castigo. Se lo habrá dicho Dumbledore —musitó mientras lo apuntaba con su varita.
—Tal vez lo mencionó —murmuró Moody, viéndose ligeramente amenazado.
—Pues estaría bien que lo tenga presente —acotó dándose la vuelta—. Vayan a clases —dijo a los pocos alumnos que aún estaban allí.
Moody le sacó la lengua. Se dio la vuelta y miró a Harry y a Charlene.
—Potter, sígueme. Diggory, ve a clase
—¿Puede contarme las aterradores historias sobre el papá de ese hurón? Prometo no decir nada —juntó las manos a modo de súplica.
Moody rodó su ojo bueno y se giró.
Harry miró a Charlene, esta última le sonrió.
—Si no te mata, te veo más tarde en el gran comedor —le dijo la castaña. El azabache le sonrió—. ¡Profesor Moody, quiero ser como usted cuando sea grande —exclamó.
El hombre sonrió levemente. Harry rió. Los pocos alumnos que la oyeron se miraron entre sí con horror.
━━ author's note: Mencionen alguien más demente que Charlene. Nel, no creo que Harry y ella sean goals. Harry es Harry y Charlene tiene pedido de captura en San Mungo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com