Truyen2U.Net quay lại rồi đây! Các bạn truy cập Truyen2U.Com. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟬𝟬𝟭 | pilot

❪ chapter one, season one of the walking dead ❫

001. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗢𝗡𝗘 ──

── 𝗉𝗂𝗅𝗈𝗍 •˖* 📼 ☄️

Hace apenas unos segundos me había despertado de una pequeña siesta. Mis pequeños pies me dolían tanto que caí rendida dentro de la maletera de un auto abandonado. Últimamente lugares así eran mi cama, aunque prefería llamarlas pequeñas naves que me servían para pensar.

Particularmente hoy, estaba recapitulando lo que ocurrió en el mundo, todo lo que pasó en mi mundo. Para eso, empecemos por lo más sencillo, porque el pasado (o mi pasado) es muy complicado. Diez años de mi vida, vaya, Merlin, he vivido demasiado.

Para no volverme loca, recuerdo todo lo que pasó desde que todo el mundo cambió. Un día por las noticias se corrió la voz que un virus se extendía rápidamente, afectando a las personas, y al otro ya todo era caos y destrucción en las calles: los muertos regresaban a la vida y se convertían en mounstros canibales que se comían a las personas.

Aquel día me asusté, no por los muertos, si no por mi abuelo.

Él no era un buen hombre.

Pero era mi abuelo. El punto es que regresó del pueblo con una bolsa llena de armas que había traído de su estación. Nos pidió empacar algunas cosas y alistar a los caballos para poder huir en cualquier momento... Ese momento llegó exactamente doce días después, cuando muchos de esos no muertos invadieron la grana en la que crecí, obligándonos a huir.

No fue buena la huida. Me encontré con un duro destino.

Siempre me detengo en esta parte de la historia; nunca voy a contar lo que pasó luego, creo que eso prefiero guardarmelo. Mejor continuo con lo que hice después, que fue intentar sobrevivir por mi cuenta, y creo que me va bien, incluso cuando no siga aquella enseñanza de mi abuelo: Tu vida por encima de los demás.

Creo que nunca le hice caso a eso.

Pero al parecer todos esos años de meter esas cosas en mi cabeza como mensajes subliminales no sirvieron y de eso me di cuenta hace mucho. Primero con aquella pareja a la que le di mis latas de comida y mitad de mi agua, y ahora con aquel hombre con un uniforme parecido al de mi abelito, al que iré a ayudar, porque eso esta en mi sangre.

¿Qué está pasando?

Bueno, un caminante, específicamente el de una niña, se acerca a él. Quede confundida, ya que el oficial ─al que aún no le podía ver la cara─, le decía al caminante de la niña: "¿Puedo ayudarte en algo?"

Verifique que mi arma no tuviera su seguro puesto, y luego apunte, entrecerrando los ojos para tener una mejor visión. Cuando el caminante ya estaba muy cerca de aquel hombre, disparé (estaba detrás de él). Luego hice una muequita, pues mi bala pasó muy cerca de su brazo derecho.

Espero no haberlo herido.

El sonido del cuerpo cayendo al piso me hizo estremecer, este es mi caminante número diez.

 ¿Debería celebrar?

Él hombre del sombrero giró en sus talones, mirándome con los ojos muy abiertos, mientras yo soplaba la punta de mi revolver, como si apagará humo de esta, tratando de hacerme más interesante, como esas peliculas del viejo oeste.

Él adulto seguía confundido, supongo que porque de la rara linea de tiempo paralela de donde viene, los caminantes te ofrecen dulces y los puedes abrazar...o tal vez porque no es común ver a una niña con un arma.

Ya que no había reacción alguna, yo giré en mis talones. Al menos un gracias, ¿no?. En fin, empecé a dar unos pasos, cuando escuche la voz del hombre detrás de mi.

─ ¡Hey, niña! ─exclamó, pero yo aún no me digne en girar ─ ¿Estas sola?

¿Enserio? ¿Ve a alguien a mi alrededor?

Antes que pueda hacer algo, el hombre se convirtió en el flash, y a pesar de que corrí lo más rápido que mis piernas de bebé me lo permitían, él logró atraparme. Quizá deba mejorar en eso, pero luego recuerdo que soy muy floja para entrenar. Creo que solo correría para salvar mi pellejo o el de alguien que está en peligro.

Este señor ya está bien, o eso creo.

─ Soy Rick Grimes, y al parecer tú estás sola, no te dejaré aquí. ─dijo, apresándome en sus brazos, impidiendome seguir corriendo.

Eso me pasa por salvarlo. Aunque, cuando imagino que no lo hice, me siento muy mal, así que siento que de alguna manera hice lo correcto.

─ Sin ofender, se defenderme mejor que usted. ─hablé, intentado zafarme de su agarre, pero es inútil.

─ ¿Tu nombre? ─preguntó, ignorando las lindas patadas que iba dejando en sus piernas, ya que me estaba cargando de una forma rara e incómoda, al menos para mí.

─ Le responderé tres preguntas si me baja. ─intente negociar con el extraño señor de sombrero y traje planchado.

─ Bien. ─accedió con desconfianza, dejándome con delicadeza en el suelo.

Una vez me dejó en tierra firme, acomodé los tirantes de mi overol, pues el hombre me había desordenado mucho. También me coloqué mejor mi mochila, haciendo una muequita mientras lo veía de pies a cabeza; no parecía ser un hombre malo.

─ Suelte las preguntas.

─ ¿Cuál es tu nombre?

─ ¿Enserio gasto una de sus preguntas en eso? ─pregunté y el mayor rodo los ojos, se esta cansando de que lo evada ¿Pero que puedo hacer?, es mi personalidad. ─ Bien, me llamo Lolita Pérez.

─ No soy malo, no te voy a secuestrar, te quiero ayudar, no puedo dejar que andes sola por ahí. ─argumentó y apoyé todo el pesó en mi pie derecho, pensando en sus palabras, él tiene razón, al fin y al cabo soy una niña, y estar sola apesta. Además, tal vez el necesite una asesora de supervivencia.

─ Mi nombre es Samara Potter, o Mara para los amigos, o Sam, como usted prefiera ─contesté al fin, haciendo que ¿Rick? Si, así se llamaba, pero sea apocalipsis o no, aún le debo respeto a los adultos, así que Señor Grimes.

─ ¿Tu familia? ─me preguntó.

No me gustaba ese tema, en definitiva era la última cosa que quería hacer.

─ Mamá murió dando a luz a esta pequeña linda personita ─me auto apunte, aunque aquello no me dolía demasiado ─, soy hija única, mi padre murió en una operación de campo, era militar. Sip, creo que eso es todo.

Contesté, ignorando la muerte de mis abuelos, ya que aquella herida aún sigue muy fresca. Me duele cada vez que hablo de ellos. También ignoró el hecho que pude tener un hogar decente, pero decidí huir de ahí apenas tuve la oportunidad.

─ Lo siento. ─musitó poniéndose de cuclillas ante mi.

─ No fue su culpa. ─me encogí de hombros, y luego lo vi asentir.

─ Por último ¿Quieres venir conmigo? ─me ofreció una sonrisa de lado.

Lo pensé por unos segundos, y busque en mi agenda mental, ya que mi diario lo había perdido hace poco. A ver, hoy tengo en el itinerario...ser comida de caminante, aunque me da flojera asistir a ese evento, dar terapia a una caminante...eso puede esperar a otro día, si...creo que estoy libre.

─ Bien, pero ¿usted tiene un plan? ─pregunte, enarcando una ceja.

─ Sí ─contestó con convicción ─, estoy buscando a mi familia; mi hijo debe tener tu edad y ahora debe estar con su madre en Atlanta, en el centro de refugiados.

─ ¿Usted lo cree?

─ Es mejor creer en algo esperanzador que deprimirnos pensando en cosas malas.

─ No debe pasar mucho tiempo conmigo, tiendo a pensar solo en cosas malas, muy malas. ─dije como una broma, pero al parecer al señor Grimes no le pareció así.

─ Pues pasa más tiempo conmigo y tendrás una mente con puras cosas positivas, ahora ¿Nos vamos? ─preguntó levantándose del suelo.

─ Vamos. ─acepté, regalándole una media sonrisa.

En algún momento le debo decir que no me gusta el contacto físico... aunque no creo que a mi secuestrador le importe mucho.





















─ Señor Grimes ─llamé desde el asiento del copiloto ─ si vuelve a decir "Autopista 85", le tirare esa radio a la cabeza.

─ Si me tiras la radio a la cabeza me puedo desmayar y todos los dos morimos ─contestó soltando una risa.

─ Buen punto. ─termine por aceptar, era muy lógico.

─ Entonces...Sam, cuéntame algo de ti ─pidió.

─ ¿Qué quiere saber?

─ ¿Dónde vivías? ─preguntó, y supe que no podía evitar mucho el tema de mis abuelos, y más si planeo seguir con Rick.

Aunque en verdad no se si quiera quedarme con él...mejor dicho, no se si deba. Siempre arruino todo lo que toco, y no quiero arruinarlo. Se ve que es una buena persona, quiere mucho a su familia y esta luchando por encontrarlos.

─ En una granja a las afueras de Dallas. ─contesté recordando mi cuarto, o a los pollitos ─ mis abuelos paternos me criaron y educaron ahí. Mi abuelo era sheriff, como usted.

─ ¿Enserio? Es una profesión muy bonita.

─ Si, a veces me llevaba a su estación, todos ahí me conocían... por las barbas de Merlín.

Exclamé al sentir el automóvil parar, obviamente por falta de combustible, ya que el poquito que él señor Grimes consiguió del coche abandonado, ya se había acabado.

─ Quédate aquí, preguntaré a aquella casa ─apuntó a una vivienda que estaba a unos metros de donde el auto se había parado.

─ ¿No cree que estaré más segura si voy con usted? ─pregunté, tratando de manipular la frágil mente del oficial bueno. Ya que mi pequeña mente había visto un millón de películas antiguas de terror, y casi siempre la que muere es a la que dejan sola.

Ante mi pregunta, él adulto pareció pensarlo por unos minutos, para luego soltar un: 

─ Esta bien, pero detrás mío.

Con una sonrisa mental, bajé detrás de Rick y básicamente fui su sombra, y no me mal entiendan, pretendo ser un espíritu libre...

¡Pero el hombre tiene muchas armas en espalda! No me voy a arriesgar a que me de un escopetazo, tengo las esperanzas de vivir hasta mis once al menos, para que me llegue mi carta de Hogwarts, o luego ser comida de demonios, lo que llegue primero.

En fin, el hombre Grimes dejo caer sus bolsas de armas al piso, y ahí pensé ¿Se las robo y me voy corriendo?, pero luego de meditarlo unos segundos más, me di cuenta que sería mala idea, él probablemente era más rápido que yo, y esas armas pesan mucho, y a pesar de crecer en una granja y cargar muchas cosas a cada rato, sigo teniendo unos bracitos debiluchos, pero hazme daño y veras...mi brazos pueden ser débiles, pero puedo dar unos grandes puñetazos, lo cual no suena muy lógico ahora que lo pienso.

─ ¡Soy oficial de policía! ─gritaba Rick, acercándose más a la casa. ─ ¿Me pueden prestar un poco de gasolina?

Vaya, si que este hombre paso mucho tiempo en coma, ¿Quién en medio del apocalipsis te daría un poco de sus provisiones?

Yo. Pero ese no es el punto.

─ ¿Hola? ─preguntó, subiendo las escaleritas de la entrada de la casa, mientras se quitaba el sombrero para ser más "Cortes" con el buen samaritano que saldría de esa casa ─. ¿Hola? ¿Hay alguien en casa?

Seguía preguntando, mientras yo me senté en la acera mientras movía mis pies de un lado al otro para no aburrirme, pero era inútil, y más si Rick repetía las mismas palabras una y otra vez. "¿Hola?" "¿Hay alguien en casa?"

Así que como el señor Grimes fue a revisar por las ventanas, yo también lo hice. Y como Rick se aproximó a una ventana, yo me acerqué junto a él, pero después de hacer una muequita de asombro, giré en sus talones y tomé mi mano para empezar a arrastrarme detrás de él.

─ ¿Qué había ahí? ─inquirí, frunciendo el ceño.

─ Nada interesante, creo que está abandonada.

Ambos avanzamos... bueno, yo fui arrastrada hasta la parte trasera de la casa, donde nos sentamos en una de las bancas que había en el lugar.

La expresión de él era la misma que tenía mi abuelo luego de ver... eso.

Pero al igual que el "Gran sheriff Potter" ─que era como lo llamaban en su estación─ quiere protegerme de la realidad (a su extraña manera).

Me resulta extraño lo que hace el señor Grimes conmigo, porque mi pequeña gran mente de diez años no puede entender como alguien que acabas de conocer, puede tratar de protegerte de esa manera. Quizá le recuerde un poco a su hijo, las personas suelen relacionarse a otras para sentirse mejor.

Comencé a balancear mis piernas mientras el señor Rick se aproximaba a la camioneta estacionada, pero al igual que su patrulla... estaba sin combustible. 

Yo resople y cuando todo lo creíamos perdido, el relinchido de un caballo nos hizo a ambos girar. Fui la primera en acercarme, y afortunadamente Rick me dejo hacerlo. 

Me aproximé con mucho cuidado al caballo, con tranquilidad; aquellos animales perciben a las personas.

─ Hey, amiguito, soy Sam Potter...si, como Harry Potter. Hubiera sido genial llamarme Harriet...─empecé a hablar, con la voz más dulce que pudo haber salido de mis labios y de inmediato hicimos click, sacudió levente su cabeza y luego se dejo acariciar por mi. ─ ¿El de atrás? Él es Rick Grimes, me secuestro, pero parece un buen tipo.

Seguido de esto, el hombre Grimes también se acercó, pero junto a una cuerda e implementos para cabalgar que solo Merlin sabe de donde sacó mientras yo hacía mi fabuloso acto con el caballo.

Mientras él seguía poniendo la silla de montar encima del animal, yo seguía hablando.

─ Esta buscando a su familia, dice que tiene un hijo y una esposa, pero tal vez solo los imagina porque no tomo sus pastillas para la esquizofrenia...

Luego de unos minutos, y un Grimes muy confundido por mi platica con el caballo, se subió al animal.

─ Si...─balbucee ladeando mi cabeza ─ tienes cara de Spirit.

─ Ven aquí. ─me extendió la mano para ayudarme a subir, así que la tome.

Me acomodo justo delante de él, y yo no tenía la necesidad de sostenerme de algo, yo estaba acostumbrada a cabalgar desde que tengo memoria, así que prácticamente este animal y yo somos uno.





















Luego de un rato, llegamos al tan famoso Atlanta y definitivamente parecía a esas portadas de las películas de zombies que solía ver, porque crecer en una granja no me impidió ver muchas cosas. Como olvidar cuando con mi abuela vimos todas las temporadas de Grey's Anatomy, siendo el favorito de mi abuela Mark Sloan, ¿Pero quien no lo ama?.

Seguimos avanzando por el lugar. Todo se sentía tan raro, tan solitario. No parecía que aquí hubiera un centro de refugiados o algo por el estilo. Quisiera poder decirselo al señor Grimes, pero tiene puras cosas buenas y positivas en su mente, que no quiero matar sus ilusiones.

De pronto, mi cuerpo se estremeció. Acababamos de pasar el autobús abandonado, donde vimos como un caminante se asomo por la ventana, dandonos una calidad bienvenida a la ciudad donde los angeles vestidos con uniforme militar bajan del cielo con bandejas llenas de galletas, las cuales ofrecen en el centro de refugiados.

O algo así piensa él señor Grimes.

─ Tranquila, son pocos, los dejaremos atrás. ─musito el señor Grimes, dándome una tranquilidad que me da miedo; no quiero aferrarme mucho a él, porque algún día se ira, al igual que todos en mi vida, y no quiero necesitar de nadie.

Por eso prefiero abandonar antes que me abandonen.

Rick avanzó un poco más, girando en el gran tanque abandonado que estaba en la esquina. Aunque toda nuestra atención se fue directamente a ese particular sonido.

─ ¿Escuchas lo mismo que yo? ─preguntó y yo asentí repetidas veces, aunque un poco anonadada; tal vez él sí tiene razón sobre el centro de refugiados.

─ Un helicóptero...─balbucee antes de buscar con la mirada al vehículo aéreo.

Usando las cuerdas del caballo, Rick hizo que el caballo acelerara su paso, siguiendo al helicóptero que ya habíamos visto reflejado en un edificio cercano. Así que nuestro plan era seguirlo, o al menos hacer que se dé cuenta de nuestra presencia.

Giramos en la siguiente calle, pero el frenado repentino del hombre me hizo asustar un poco.

Eran miles y miles de caminantes que se encontraban en esa calle, y definitivamente tenían ganas de comernos. Prácticamente nos metimos a la boca del lobo.

─ ¡Sujétate! ─aviso, girando al animal.

Yo me sujeté de las cuerdas, mientras veía de reojo como la horda de caminantes nos seguía a toda prisa. Por un segundo pensé que todo iba bien, pero cuando regresamos, nuestro camino no nos ofreció un mejor panorama, pues más caminantes aparecieron. Nos tenían rodeados.

─ Mierda ─maldijo Grimes.

Y en menos de lo que canta un gallo, teníamos a los caminantes a pocos metros de nosotros, lo que ponía a Spirit nervioso.

Los no muertos empezaron a atacar al caballo, que en un movimiento brusco nos hizo caer a ambos al suelo. Sentí un fuerte dolor en mi brazo derecho, que era la parte que había impactado contra el suelo. De todas formas, debo agradecer que no fue mi cabeza.

─ ¡Sam, por aquí! ─llamó Rick.

Me apresuré a llegar junto a él, gateando tan rápido como podía, arrastrándome por debajo de ese tanque, con los caminantes respirandos en la nuca.

Rick pateó a uno de ellos, y luego comenzó a disparar a los que se acercaban, y cuando todo indicaba que no sobreviviriamos, un rayito de esperanza apareció, literalmente. Arriba mío vi una escotilla, así que recordando las miles de preguntas que le hice a mi padre cuando me llevó a conocer la base militar, la abrí.

─ ¡Por aquí! ─chillé, entrando y viendo a Rick hacer lo mismo que yo, cerrando la escotilla una vez que se encontró adentro.

Ambos nos dejamos caer en el suelo para recuperar el aliento. Él se sentó junto a un cuerpo en descomposición, y yo estaba tan nerviosa que comencé a buscar algo inexistente en mi mochila, para luego terminar verificando que aún me queden balas. Mientras tanto, el señor Grimes se quitaba el arma al cuerpo sin vida del militar.

Afortunadamente levanté la mirada a tiempo, y disparé a la cabeza del caminante, que casi muerde al oficial bueno.

Al estar encerrados en este lugar, el disparo resonó en nuestros oídos, pero a mí no me afectó tanto, pero si a Rick, quien cayó al suelo mientras se sujetaba la cabeza. Apenas podía levantarse, y me preocupó tanto que estaba muy asustada por él.

─ ¿Está usted bien? ─pregunté rápidamente y él asintió.

No me dijo nada más, solo subió por la escotilla y vio el panorama al cual nos enfrentabamos, y ya que no saltó de alegría ni armó una fiesta, supuse que no se trataba de nada bueno.

Rick se devolvió a dentro del tanque, sosteniendo su revolver y apoyando su cabeza en él. Y si mis oídos aún son funcionales y no se arruinaron por usar un arma, puedo jurar que murmuró un: "Dios, no puedo dejarla, es solo una niña".

Me preocupé al verlo así, pero no dije nada. Me quedé en silencio y él también lo hizo. Ambos nos estábamos rindiendo, y justo cuando nuestra reserva de esperanza se estaba acabando, una voz salió de la radio del tanque, haciéndonos a ambos girar hacia el aparato por el cual salía la voz

¡Oye tu! ─preguntó aquella voz ─. Si, tu, él que esta junto a una pequeña niña pelirroja. ¡Si, tú, idiota, él del tanque! ¿Estas cómodo ahí?

¿Dios, eres tú? ¿A esto se refería mi abuela con señales divinas?














































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

¿Que tal les parece mini Mara?, definitivamente ya estoy amando este dúo de Rick y Mara.

Ya corregi este primer cap, le agregue unos detalles y corregí mis horrores de ortografía.

Lucy dice...¡Te extrañare Spirit!

palabras; 3374
▬ With love, Lucy Rhee

Lee y Clementine me dan vibes de Mara y Rick.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com