𝟬𝟬𝟱 | other side
005. ┊໒ ⸼۰CHAPTER FIVE ──
── 𝗈𝗍𝗁𝖾𝗋 𝗌𝗂𝖽𝖾 •˖*☄️
Años atrás...
Sam estaba sentada frente a la televisión, viendo por milésima vez el final de la temporada seis de Grey's Anatomy. No había nada mejor ver la actuación de Sarah Drew en el papel de April.
Pero en lo mejor del capitulo, el timbre de la casa sonó.
─ ¡Abuela, la puerta! ─grito la menor sin despegar la vista de la televisión.
Emily Potter sabía perfectamente que su nieta no se iba a levantar y más porque ya empezaba a recitar el dialogo de April Kepner.
Así que ella personalmente se aproximo a la puerta, abriéndola cuando llego a esta. En ese momento, cuando vio a aquella mujer pelirroja, arreglada, con unas maletas encima, maldijo internamente.
─ Soy...
─ Se perfectamente quien eres ─bramó Emily interrumpiendo a la mujer.
─ Quiero hablar.
Ella quiso entrar a la casa, pero la abuela Potter de un empujón evito que está entrara y le cerro la puerta en la cara. Emily no quería que Sam y aquella mujer se conocieran, pero sabía que si no la atendía volvería una vez más. Así que antes de irse, fue hasta su nieta.
─ Ahora vengo Sam, si me demoro recuerda...
─ Entrar al armario y poner el pestillo hasta que vuelvas. ─terminó de decir la menor.
Así que luego de soltar un largo suspiro, caminó hasta salir de la casa.
─ ¿Quieres hablar? ─preguntó haciendo que la mujer pelirroja parara su caminar y girara a verla ─. Pues hablaremos, pero no aquí, no quiero que Sam te vea.
─ Así que se llama Sam...
Había venido a ver qué estaban haciendo acá arriba, es decir, sabía que estaban cavando tumbas para los fallecidos en el ataque de aquella noche, pero quería... verlos. Es extraño ver la muerte de cerca. Debe ser un pan de cada día para nosotros.
─ Sam, ¿No estabas con Lori y Carl? ─preguntó Rick cuando descubrió mi escondite detrás de unos arbustos.
─ Porque... ─pensé una buena excusa para justificar que me escape del cuidado de su esposa. ─. Estaba aburrida, ¿sí?
─ Aun creo que es un error no quemar estos cuerpos. ─señaló Daryl, mirando con desprecio a los cadáveres.
─ Eso es cruel. ─solté, dejándome caer en el suelo y acomodarme cerca de ellos, para ver mejor lo que hacían.
─ Pero dijimos que los quemaríamos ¿no? ─Dixon se dirigió a ambos hombres que seguían cavando.
─ Al principio. ─contestó Rick.
─ El chino se pone todo sentimental, dice que no lo hagamos, ¿y le hacemos caso? ─bramó Daryl y yo fruncí el ceño.
─ Es coreano. ─corregí.
─ ¿No te enseñaron a no meterte en conversaciones de adultos? ─giró a contestarme, con el ceño fruncido por el enojo.
─ Si yo quiero hablar, hablare.
─ Los fetus no opinan ─me señalo con su dedo indicé y yo abría la boca con indignación, pero luego me ignoro y paso a dirigirse a los adultos ─ la gente aquí necesita saber quien esta al mando, y cuales son las reglas.
─ ¿Tu serás el líder? ─bufé, ganándome otra mala mirada de Daryl ─. Por favor, anciano, una ardilla lideraría mejor que tú.
─ Bueno, ese es el problema ─escuche la voz de Lori, y antes que pudiera girar a verla o escaparme, ella se había agachado solo para posar sus manos en mis hombros ─. No hemos tenido ni un minuto para conservar nuestras costumbres; necesitamos un tiempo para llorar y enterrar a nuestros muertos; eso hace la gente.
El funeral había comenzado, y las personas que habían perdido a alguien estaban aquí dándole un último adios a sus muertos. Aunque yo no perdí a nadie, me quedé junto a Carl, que se encontraba sollozando desde hace un rato. No me atrevía a dejarlo solo, y más cuando se aferró a la manga de mi camiseta (porque no lo dejé tomar mi mano). Así que sí, me quedé aquí por él, porque, de otra forma, me hubiera ido a la tienda de Glenn a esconderme.
[...]
Luego de un tiempo, y después de las palabras que dio Dale, ya nos encontrábamos caminando de nuevo al campamento. Y sí, a mi lado seguía Carl, soltando varios ruiditos a causa del llanto... Aún no sé de donde salen tantas lágrimas. Yo me hubiera desmayado después de tanto llorar.
─ Enterrar a otros ya es horrible ─decía el señor Grimes caminando detrás de nosotros ─, pero pensar en enterrar a uno de...
─ Shh. ─siseó su esposa, y sentí a Carl parar su caminar, y por ende yo también lo hice, o bueno, tuve que hacerlo porque él seguía aferrado a mi manga.
─ ¿Estamos seguros, papá? ─le preguntó Carl a su padre ─ ¿Ahora que estamos juntos?
El mayor Grimes se puso de cuclillas ante nosotros.
─ No me iré hijo, te lo prometo. Por nada del mundo me iré de tu lado. ─le prometió a su hijo, y yo solo me quede ahí, quieta, removiendo un poco de tierra del piso. ─ Y tampoco te dejaré a ti Sam, tenlo por seguro.
No pude evitar esbozar una sonrisita ante su declaración. Rick Grimes es una gran persona, y espero algún día llegar a ser como él... claro, en el caso que yo sobreviva a los caminantes.
─ Ahora, niños, ¿me dan un momento para hablar algunas cosas con Lori? ─preguntó y ambos asentimos, alejándonos de la pareja.
Carl intentaba tomar mi mano, pero cada vez que lo intentaba, yo la movía de tal manera que él solo lograba agarrar la manga de mi camiseta. Eso era un círculo sin fin, una y otra vez, durante todo el trayecto. No sabía cómo explicarle que odio que haga eso, pero siento que hacerlo enojar o ignorarlo sería faltarle respeto a Rick, así que simplemente trato de ser tolerante, pero no sé hasta cuando podré.
Incluso cuando el niño Grimes es de los pocos niños que me caen bien, no es malo. Además, que tiene suerte de tener a sus dos padres con él, le tengo envidia.
─ ¿Te gustó la historia que conté? ─pregunté, recordando cómo narre el escrito que tenía en mi diario.
─ Sí, pero ¿cómo sabes todo eso? ─inquirió.
─ Antes que mi abuelo se comportara raro conmigo, él me contaba historias...aunque me gustaban más las de mi papá ─dije intentando cambiar de tema.
─ ¿Raro?
Sí, él no era bueno captando los tonitos de voz de la gente. Su cerebro de pollo no se lo permite. Aunque creo que se dio cuenta cuando pare de hablar y mire a otro lado.
─ ¿Qué? ─pregunté de pronto, frunciendo el ceño cuando escuché a Carl reír.
─ Es increíble que mi papá te encontrara. ─contó, sonriendo por primera vez en todo el día.
─ En realidad lo encontré yo, pero sí. Es muy feo estar solita.
─ ¿Lo estuviste mucho tiempo? ─preguntó mientras nos sentábamos en unas piedritas.
─ No fue mucho ─respondí jugueteando con sus dedos ─ conocí a unos señores increíbles, pero, no quería ser una carga para ellos, ambos tenían sus problemas, así que una noche le deje casi toda mi comida y agua, y me fui. ─suspire.
─ Pues aquí no eres una carga ─aseguró mientras me miraba ─... y espero que no te vayas.
─ Bueno... ya lo intenté, pero Shane detuvo mi huida ─confesé y Carl la manga de mi camiseta, haciendo que mi brazo caiga sobre mi muslo ─ ¿Qué pasa?
─ ¿Te ibas a ir?
─ Oh, vamos, llevo apenas un día aquí; nadie me extrañaría.
Carl se levantó y luego giró a verme: ─ Iré a la caravana a leer comics.
─ Iré con las niñas... ─y antes que yo termine de hablar, él ya se iba.
¿Que mosco le pico?
El tiempo paso, ya estaba empezando a oscurecer, y como había dicho antes, iría con las chicas a jugar. La hija del señor Morales, Eliza, ella me presto una muñeca, así que junto a Sophia, las tres estábamos jugando.
─ ¿Dónde está tu sombra? ─preguntó Eliza.
─ ¿Mi sombra? ─inquirí confundida.
─ Oh si, la sombra llamada Carl ─explicó Sophia, tomando dos muñecas y haciendo que estas se den un beso ─ Estos son Sam y la sombra dándose besitos... ─canturreo.
─ Pero a mi me gustan las mujeres ─dije y ambas abrieron los ojos de asombro.
─ ¡Lo sabía! ─chilló Eliza señalando a Sophia, y soltando una carcajada al mismo tiempo ─ alabó mucho a Taylor Swift y nos dio una lista de veintiún razones por la cual deberíamos hacerle un altar, era obvio que le gustan las mujeres.
─ Solo no te enamores de mi ─pidió Sophia ─ sin ofender, pero no eres mi tipo.
─ Muy graciosa ─dijo con un tonito de obvio sarcasmo. ─ Y hablando de "La sombra", se enojo conmigo, o eso creo.
─ ¿Contigo? ─preguntó Eliza sonriendo ─ pero si tu eres adorable.
─ ¿Adorable? ¡Ja! ─dijo Sophia con indignación ─ ¿La loca del cuchillo? ¿La que parecía Carrie toda llena de sangre? ─preguntó rápidamente la niña Peletier.
─ ¿Me recuerdas porque empezamos a ser amigas? ─cuestione, cruzándome de brazos.
─ Porque toda Ravenclaw necesita a su Slytherin ─contesto con simpleza, al menos esta siendo feliz, luego de su reciente perdida.
─ Cierto ─acepté ─, y regresando al tema de la sombra, le conté que me quise ir del campamento y se fue.
En ese mismo momento, Sophia se levantó y comenzó a irse.
─ Creo que estoy teniendo un deja vu. ─solté desconcertada, y más cuando Soph giro en sus talones y regresó.
─ Perdón, pero para saber que pensó, debí actuar como él ─explicó sus acciones.
─ ¿Y averiguaste algo? ─inquirió la niña Morales.
─ Si ─aseguró Peletier ─ que los niños son tontos.
─ ¡Eso ya lo sabíamos! ─exclamamos Eliza y yo al mismo tiempo.
Los adultos habían decidido ir al CDC, así que Shane daba las últimas instrucciones antes de partir.
─ Escuchen ─empezó a hablar, llamando la atención de todo el grupo ─. Aquellos que tiene radios, estaremos en el canal 40. Así que no lo usen para conversar. Y los que no tienen radio, o señal, toquen la bocina una vez y la caravana se detendrá. ¿Alguna pregunta?
Morales dio un paso al frente, haciendo que gran parte del grupo se fijara en él y su familia ─ Nosotros no iremos.
─ Tenemos familia en Birmingham ─explicó su esposa y yo solo asentí, bueno irán por su familia, tienen un lugar al que dirigirse. Y si alguien a mi me diría que mi papá esta vivo, iría ahí sin dudarlo ─. Queremos estar con nuestra gente.
─ Irán por su cuenta, nadie cubrir su espalda. ─advirtió Walsh con un tono muy brusco.
─ Correremos el riesgo, hare lo mejor por mi familia. ─aseguró él latino, dándole un medio abrazo a su esposa.
─ ¿Estás seguro? ─le preguntó el señor Grimes a Morales.
─ Lo discutimos y estamos seguros.
─ Bien. ─aceptó Grimes, y se puso de cuclillas para tomar una arma de la bolsa, y luego dársela a Morales, quien la acepto junto a una caja de balas.
─ Gracias a todos, por todo. ─agradeció la mujer, para luego recibir un abrazo de la señora Grimes.
Y por otro lado estaba Sophia, quien ya estaba lagrimeando mientras se despedía Eliza. Ellas se conocían por más tiempo, habían pasado tiempo juntas. Incluso me daba pena aquella despedida.
─ Adiós, Eli ─me despedí, acercándome a darle un abrazo, al que ella correspondió de inmediato. ─, cuídate, ¿si?
─ Ustedes también. ─nos sonrió a Soph y a mí con nostalgia, antes de ir a los brazos de su padre.
─ ¿Aún crees que nuestras posibilidades son mejores? ─escuche preguntar a Walsh, que se dirigía al señor Grimes.
─ Debemos tener esperanzas en algo. ─respondí y Rick asintió, dándome la razón.
─ ¡Bien, hay que movernos! ─ordenó Shane.
─ Vamos Sam, vendrás conmigo ─murmuró Rick y yo asentí, siguiéndole el paso hasta el vehículo.
Los autos tuvieron que parar al notar como la caravana empezaba a soltar humo, tal y como Dale había dicho cuando arreglaron con cinta la manguera del vehículo. Lo que hizo que los adultos bajaran de los autos a ver como podían arreglar el problema y seguir hasta el CDC.
Yo estaba sentada entre Carl y Sophia, siendo ambos a mi costado quienes jugaban con las pulseras de mi mano y con mi mano en sí. Ya que el viaje en carretera era muy...MUY aburrido.
─ Esta esta fea ─soltó Sophia señalando una de mis pulseritas.
─ La hizo alguien especial para mi ─contesté frunciendo el ceño.
─ ¿Especial? ─inquirío Carl.
─ Se llamaba Dave, le enseñe a hacer pulseras y me la hizo. Y esa fue la primera que hizo ─expliqué.
─ Pues él es especial para ti, pero tu no para él al parecer ─señalo Sophia burlándose del objeto.
Pero cuando me dispuse responderle, algo llamó mi atención, haciendo que prácticamente me suba encima de Carl para poder ver por la ventana.
─ ¿Que hacen? ─pregunté en un murmullo, al ver como Shane y el señor Grimes llevaban cargando a Jim a una colina cercana.
Pero antes que Sophia se suba encima mío para también ver, la señora Grimes llego.
─ Niños, tenemos que despedirnos de Jim.
─ Otro maldito árbol ─habló Jim entre quejitos y mucho sudor, cuando Shane lo dejo apoyado en un tronco.
─ Oye, Jim. Sabes que puedes cambiar de opinión. ─le recordó Walsh.
─ No. Está bien. La brisa se siente bien ─aseguró, casi desvaneciéndose por el dolor de la mordida.
Shane retrocedió unos pasos, y la primera en acercarse fue Jacquie, quien se puso de cuclillas ante el hombre.
─ Cierra los ojos, cariño. ─habló la morena en un dulce tono de voz. ─ no luches. ─dijo antes de dejarle un beso de la mejilla.
Rick se acercó a Jim junto a una pistola ─ ¿Quieres que te deje esto? ─preguntó, mientras yo tomaba la mano de Carl, esto era triste, y odio estar triste, no es bonito.
─ N-no. Ustedes lo necesitarán ─respondió con mucho esfuerzo, él hombre agonizaba, pero se preocupaba por nosotros ─ Estoy bien...estoy bien.
Y así fueron acercándose todos, Dale, Andrea...y yo que solo me despedí con un movimiento de mano.
Luego todos empezamos a irnos.
Estábamos dejando a alguien, y aunque él lo eligió, no esta bien, pero es su decisión, y eso se tenía que respetar.
Cuando nos estábamos alejando de Jim, lo pensé bien, y solté la mano de Carl, para correr de nuevo encima de la colina, y arrodillarme ante el moribundo hombre.
─ S-sabía que no podrías irte solo despidiéndote con la mano. ─dijo sonriendo con dificultad.
─ Claro que no ─negué poniendo mi pequeña mano encima de la suya ─ tal vez sea muy de viejita, pero le pediré a Dios por tu alma, mi abuela decía que si rezabas por una persona importante, podrías ayudarla en el más allá, reconfortando su alma, y quiero creer que ayudará a que te encuentres con su familia.
─ Así será pequeña, y mi esposa e hijos sabrán quien es Samara Potter ─aseguró ─ T-te preocupas por las personas, y es una cualidad muy linda, es lo que nos diferencia de los mounstros. ─soltó un suspiro de cansancio, estaba usando sus últimas fuerzas para hablar ─ Y te vi en el funeral, tu carita, estabas triste por las perdidas, pero no lo muestras. A veces debes dejar que la gente vea la asombrosa persona que eres, debes mostrar lo que sientes, o gritarlo a los cuatro vientos si es necesario ─me dio una pequeña sonrisa ─... adiós, Sam.
─ Adiós Jim ─me despedí. ─ Nos veremos en el otro lado.
─ Esto huele a muerto ─solté al bajar del auto detrás de la pareja Grimes.
─ Quédense junto a mi. ─pidió Lori Grimes en un murmullo.
Todo el grupo ya se encontraba caminando hacia el gran edificio. Y a medida que avanzábamos, el olor era fétido e insoportable, haciendo que todos empezáramos a toser. Así que tire un poco de la manga mi camiseta para luego cubrirme la boca y la nariz.
─ No te alejes, Sam. ─escuché a Carl hablar, extendiendo su mano en mi dirección, así que avancé un poco más rápido y torpemente tomé la manga de su chaqueta.
Miles de cuerpos en putrefacción rodeaban el lugar, dándole un macabro aspecto.
─ Vamos, sigan avanzando ─ordenó Walsh mientras tosía por el olor.
─ Dios ─exclamó Gleen ante la fila de cuerpos apilados que había en un lado.
Seguimos avanzando, y Rick y Shane nos iban pidiendo que lo hicieramos más rápido, y que no nos quedemos atrás. Poco después llegamos a las puertas, las cuales estaban completamente cerradas.
El lugar luce abandonado, y tal vez lo estaba, lo cual significaba que estamos en peligro, porque ya está anocheciendo.
─ Aquí no hay nadie ─murmuré .
─ ¡Caminantes! ─bufo Daryl, alertando a todo el grupo, antes de soltar una flecha que atravesó el cráneo del caminante. ─ ¡Nos trajiste a un maldito cementerio!
<<Todo el mundo es un cementerio>> pensé, colocándome detrás de él, la verdad me estaba empezando asustar. No podemos tener tanta suerte si sucede lo mismo que en Atlanta.
Y a pesar que Carl sollozaba, dejó que yo me aferrara a su brazo.
─ Él tomó una decisión ─Dale intento calmar el ambiente.
─ ¡Pues fue una pésima decisión! ─gritó Dixon, haciendo que Shane se ponga a la defensiva con él.
─ Cállate ¿Me escucharte? ¡Cállate! ─gritó Walsh, para luego girar y dirigirse a Rick ─. Esto él un callejón sin salida ¡¿Me escuchas?!
─ ¡No es su culpa! ─mi voz salió de la nada, mala idea.
Shane giro a mi, para luego seguir con su griterío ─ ¡Cállate niña, ya me hartaste! ─grito, y me hizo sobresaltar.
─ ¡Es una niña! ─defendió Lori, dejando palmaditas en mi espalda ─ Ahora tu deja de gritar, y debemos pensar en que hacer, porque no podemos estar cerca de la ciudad en la noche.
─ Fort Benning, Rick. Podemos ir ahí.
─ ¿En qué? Ya no tenemos combustible ni comida ─dijo Andrea empeorando la situación y poniendo nerviosos a todos, oh bueno, al menos a mí. Creo que ya no puedo ser Doña Positiva. ─ Son 160 kilómetros.
─ 200 ─corrigió Gleen ─, me fije en el mapa.
─ No ayudas ─dije viendo cómo ya Andrea y el coreano empezaban a discutir por quién tenía razón. ¿En serio? ¿En un momento así?
─ ¡Olvídense del Fort Benning! ─exclamó la señora Grimes ─ Necesitamos resolver esto, ahora.
─ ¡Vamos a los autos! ─empezó a gritar Shane, empujando a quien tenía cerca para que así empiecen a avanzar ─ ¡Andando!
Me separé de Carl y me acerqué a Rick al ver el movimiento de algo.
─ Se movió la cámara. ─señalé al aparato.
─ Es cierto ─murmuró el adulto ─ ¡La cámara se movió! ─dijo en voz alta para que todos escuchen.
─ Lo imaginaste ─concluyó Dale.
No puede ser que pase esto dos veces, primero en Atlanta y ahora aquí. ¿Él señor Grimes y yo tenemos alucinaciones colectivas?
─ Se movió, se movió ─repitió Grimes.
─ Rick, no hay nada, es automática ─bramo Shane con claro enojo ─ Es solo una maquina, ¿entiendes? no hay nada que hacer, vámonos. Amigo, mira este lugar, esta abandonado, muerto, déjalo.
Shane empezó a forcejear con Rick, pero este último no iba a desistir de su posición. De pronto, sentí como tiraron de mi brazo.
Carl tomo mi brazo y me llevó de nuevo donde su madre, mientras ambos oficiales aún forcejeaban entre si.
Rick se zafó del agarré de Shane y empezó a darle golpes a la puerta.
─ ¡Rick, aquí no hay nadie! ─grito Lori.
─ ¡Se que estas ahí adentro! ─gritó Rick mientras seguía golpeando a la puerta.
El alboroto había comenzado; Grimes golpeaba la puerta una y otra vez, mientras Shane nos ordenaba que vayamos a los autos.
─ ¡Por favor, estamos desesperados! ─rogaba Rick ─. Tenemos mujeres, niños, no tenemos alimento, y casi nada de gasolina...
─ No se muevan ─pidió Lori, dejándome a mí y a Carl tomados de la mano.
La mujer corrió donde su esposo, rogándole que se vaya, y convenciéndolo que no hay nadie allí.
─ ¡Esten alerta! ─grito Shane.
Mientras yo aún intentaba creer en él. Ayer mostró un lado que al parecer no le muestra al resto, pero a mí sí.
─ ¡Si no nos dejas entrar nos estarías matando! ─gritaba el señor Grimes, rogando una y otra vez que el ser de la cámara diera señales de vida. ─ ¡Por favor!
En mi mente musitaba una oración para que, si hay alguien adentro, nos de comida y un refugio... al menos para pasar la noche.
Rick estaba como loco; Shane se volvió a acercar a él y empezó a hacer que retrocediera, mientras Carl y yo girábamos para seguir al grupo.
Pero cuando nos dispusimos a irnos, una luz cegadora salió detrás de nosotros, haciendonos a todos parar en seco y girar a ver.
Las puertas se habían abierto.
─ Rayos ─masculló Carl.
─ ¿Dios, eres tú? ─fue lo único que logré decir, viendo como las puertas empezaban a ascender.
¿A esto se refería mi abuela con señales divinas?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com