Truyen2U.Net quay lại rồi đây! Các bạn truy cập Truyen2U.Com. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟬𝟬𝟵 | I live for them

009. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗡𝗜𝗡𝗘 ──

── 𝖨 𝗅𝗂𝗏𝖾 𝖿𝗈𝗋 𝗍𝗁𝖾𝗆 •˖* 📼 ☄️

La tarde había venido tan rápido que apenas nos habíamos dado cuenta, así que decidimos salir de la casa donde habíamos dormido un poco... aunque no de forma cómoda, porque para las dos poder descansar, tuvimos que meternos en un armario. Era la única forma que se nos ocurrió.

A este punto, estoy segura de que nos alejamos mucho del lugar donde nos separamos del señor Grimes, es decir, nos alejamos mucho de carretera, así que ahora solo nos queda intentar sobrevivir hasta que nos encontremos con nuestro grupo o con alguien más. Cada vez las esperanzas son más bajas, pero justo por eso le estoy enseñando a Sophia a usar un arma, al menos que sepa lo básico para que pueda sobrevivir si me pasa algo.

─ Y este es el seguro ─terminé de explicar, señalando aquella parte en el arma ─. Es fácil de usar, creeme, yo aprendí estando más pequeña.

Ella suspiró, tomando la pistola que le di. ─ Solo disparar si es completamente necesario ¿verdad?

─ Sí, porque si no podríamos atraer a caminantes, así que sí ─asentí repetidas veces ─. Pero si aparecen pocos, usaré mi cuchillo; apoyándome en algo o golpeando a sus piernas, supongo que puedo... ¿rematarlo?

─ Bien.

─ ¿Sabías que en las noches podemos guiarnos por las estrellas?

Pregunté de pronto, quería que esto no sea solo tetrico, además somos amigas, podemos tener conversaciones normales en un mundo que no es muy normal.

─ ¿Y porque no lo hicimos ayer? ─inquirió, frunciendo el ceño mientras acomodaba algunos mechones rubios.

─ Porque ayer estábamos cansadas, muy cansadas. ─respondí.

─ Solo dormiste unas horas, Sam.

─ Lo sé, pero estoy bien. ─aseguré, pero ahora mismo me estoy muriendo de sueño.

Seguimos caminando por un tramo más, conversando sobre cosas de nuestra infancia. Ella me contaba sobre qué era ir al colegio, y yo sobre lo divertido que era tener de profesora de lenguaje a las señoras vacas. Sin embargo, de un momento al otro, me pareció escuchar algo; no estoy segura de que sea, pero coloqué mi mano en su pecho, evitando que siga caminando.

Luego puse mi dedo en su boca, indicándole que no hiciera ruido alguno.

Abrí mis ojos de par en par cuando vi a una horda de caminantes pasar muy cerca, y podría jurar que era la misma que había antes en la carretera, y si eso es cierto, quiere decir que no estamos muy lejos de ahí. Suponiendo que Rick y los demás también lo estén, deberíamos encontrarlos muy pronto.

─ Soph, quédate con mi arma ─dije al ver cómo los caminantes empezaban a rodear la zona donde estábamos, dejándonos pocos lugares por los cuales podríamos escapar; quizá corriendo podríamos salvarnos, no lo sé.

─ Sam...

─ Debemos correr... pero no juntas, nos pueden atrapar a las dos, nuestras salidas se están cortando cada vez más, si pasamos las dos... una de las dos morirá. ─dije poniendo mis manos en sus hombros ─. Sabes usar el arma; si pasa algo, dispara. Pero ahora solo correrás lo más rápido que puedas, ponte a salvo y si llegas a la carretera con ellos, diles que solo sigan con sus vidas, que no me busquen.

─ No ─musito.

Al ver que ella no tenía intenciones de correr sola, y aprovechando que aquellos señores caminantes no estaban aún tan cerca de nosotras, decidí correr con ella.

─ Bien, vamos.

Ella tomó mi brazo y comenzó a correr, pero en el momento que había un espacio entre los árboles para salir por ahí, Sophia me soltó de forma muy brusca, y por un momento estuve confundida, pero al ver que un caminante casi la muerde, desistí de la idea de dejarla como carnada (no lo haría).

Le iba a decir que siga corriendo, pero ella ya lo estaba haciendo, y eso estaba bien. Necesitaba salvarse. Yo por mi lado, apoye mis manos en el suelo, levantándome lo más rápido que mi pierna golpeada me lo permitía. Creo que me hice una herida, pero no era momento de ser una niñita llorona...

¿Verdad, abuelo?

Sacudí mi cabeza para no seguir pensando en cosas malas, y finalmente también logré pasar por ese hueco entre los árboles. Corrí aunque la pierna me mataba (quizá exageraba), pero en verdad dolía.

Seguí el camino que creó que Sophia siguió, pero no la encontré, incluso cuando no deje de correr casi por una hora y media. Ya había pasado un tiempo, y estaba anocheciendo... Los demonios salen en la oscuridad.

Yo tengo muchos demonios.





















Ahora cojeaba un poco; efectivamente, tenía un feo raspón en mis rodillas, pero eso no me impidió seguir caminando, porque quería encontrar a Sophia, y aunque no lo hice, me guíe con las estrellas para lograr buscar un refugio para pasar la noche. Afortunadamente, cuando llegue a una cierta parte del bosque, reconocí aquel lago con la pequeña cuevita donde vi por última vez al señor Grimes. Así que la carretera no debe estar muy lejos.

La noche era tranquila, muy tranquila si me lo preguntas. Lo único que lograba escuchar eran mis pisadas sobre ramitas secas, y ruidos normales del bosque, como hojas contra el viento o cosas así.

Poco a poco logré salir a un sendero, y solo espero poder encontrar a personas o al grupo que tenía. No me gusta sobrevivir sola; nunca me gustó. Además, que me caen bien, me encariñe con muchos de ellos.

Así que para descansar un poco antes de seguir, me senté en aquel sendero. Mi mente era traicionera; necesitaba tratar de calmarla antes de seguir; de otra forma solo recordaré cosas tristes, y como ha sido mi vida hasta ahora, tengo muchas cosas tristes que recordar.

Deje mi mochila a un lado y coloqué mis manos en mis oídos y cerre los ojos; sé que era peligroso porque no podría escuchar ni ver a los caminantes, pero no solo será por un momento.

Comencé a tararear una canción; no era de ningún artista que yo conozca; de hecho, no sé de donde es aquella melodía, pero sirve para que mi mente se calme. Quizá lo escuche en alguna emisora de radio antigua, yo que sé. Solo estoy segura que funciona para mí.

De pronto, interrumpiendo mi ritual, una luz cegadora fue contra mí. Me levanté rápidamente, tomando mi mochila, y cuando vi a un auto venir en mi dirección, a punto de golpearme, lo único que hice fue correr mis ojos y extender mis manos, como si pudiera detenerlo.

No fue mi momento más Ravenclaw.

Abrí mis ojos cuando escuché que dijeron mi nombre.

─ ¿Sam? ─preguntó aquella voz, esa voz que me hizo sonreír de inmediato ─ ¡Sam!

Gleen corrió en mi dirección y me abrazo a más no poder.

─ Daryl y Andrea te estaban buscando, a ti y a Sophia. ─murmuró, antes de soltarme y ver a mi alrededor ─ ¿Y Sophia?

─ Nos tuvimos que separar para huir de esa horda; nos estaban persiguiendo. ─conté, mirando mis manos, como si estuvieran manchadas de culpa.

Él asintió; su rostro era de felicidad y preocupación a la vez, lo cual me confunde, pero supongo que es lo mismo que pasa con el señor Grimes: se preocupa por mí y apenas me conoce. Me detallo por unos segundos, pero después me alzo en brazos, para así llevarme a la camioneta. Incluso cuando le dije que no quería que me alzara, él lo hizo.

─ Hola, niña. ─saludó T-dog, que estaba en un terrible estado.

─ Cambio de planes, T-dog, regresaremos a contarle a Daryl y a Carol que encontramos a Sam, y que Sophia debe estar cerca. ─informó Gleen, entrando al asiento del conductor y acelerando.

─ ¿A donde iban? ─inquirí.

Vi como ambos cruzaron miradas, antes que T-dog girara a verme:

─ Rick te contará.

¿Rick me contará qué?





















Después de un pequeño viaje, llegamos a la carretera. Apenas bajé del auto, vi como Carol corría en mi dirección, con sus ojos llenos de esperanza... una que yo iba a romper cuando le diga que no estoy con Sophia.

─ ¿Y m-mi hija? ─preguntó, con esperanzas en sus ojos.

─ Nos separamos para huir de caminantes...

Antes que termine de hablar, la señora Peletier ya estaba llorando desconsoladamente, y por alguna razón siendo que pude hacer más. Incluso yo al verla no puedo evitar soltar un par de lágrimas.

Vi cómo Carol se iba, así que solo hice una mueca y miré a todos lados. No es que sea egocéntrica o algo así, pero esperé que cuando llegara el señor Rick o su hijo corrieran en mi dirección, pero no era así.

─ ¿Y el señor Grimes? ─pregunté mientras Dale se acercaba a mí.

─ Creo que él te lo tiene que decir ─contestó el anciano, y eso solo causó que mi nivel de preocupación suba al máximo ─. Gleen, debes llevar a Sam y a T-Dog a la granja. Yo le diré a Daryl y Andrea que Sam apareció.

¿Granja?

No me dejaron quedar más tiempo ahí, así que fui obligada a hacer otro viaje, aunque este de alguna manera era más interesante, es decir, una granja, una como la que yo tenía, era increíble. Quizá muchas similitudes, como aquel letrero en la entrada, solo que en vez del apellido Potter (como en la mía), en este dice: Greene.

Si encuentro vacas, pollitos y caballos, comenzaré a llorar.

─ No. ─negué cuando Glenn quiso levantarme en brazos.

Así que simplemente camine junto a T-dog y él, dirigiéndonos a la puerta de la única casa visible en toda la propiedad, supongo la casa principal.

─ ¿Debemos tocar el timbre? ─inquirió el coreano, bajando la vista para así verme ─. Parece que hay personas adentro.

─ Ya abriste su cerca para entrar, pero aún así debemos tocar. ─dije.

─ ¿Cerraron la cerca cuando entraron? ─preguntó una voz, haciéndonos sobresaltar a los tres.

─ ¡Jesús, María, José y el burro! ¿De donde saliste? ─pregunté, poniendo una mano dramáticamente en mi pechó, lo que le causo gracia a la castaña.

─ H-hola ─tartamudeó Gleen, observando a la chica de ojos verdes, muy guapa, por cierto ─ lo cerramos con el seguro y todo. Y bueno... encantado... otra vez.

─ Cierra la boca que se te cae la baba, Rhee. ─masculle a su lado, y él solo me dio un codazo, para luego sonreír como si nada hubiera pasado.

Creo que ahora sí podré vengarme de todo lo que él me hace cada vez que estoy cerca de Carl. Mi momento llegó, por fin.

─ Vinimos a ayudar ─habló T-dog, interrumpiendo a Gleen, que probablemente iba a decir alguna tontería por estar viendo así a la chica ─ ¿Hay algo que podamos hacer?

La chica se levantó y al llegar frente a nosotros, su mirada recayó en el brazo del moreno.

─ No me mordieron ─aseguro ─, pero es un corte bastante feo.

─ Lo revisaremos... Y avisaré que están aquí.

─ Tenemos analgésicos y antibióticos, por si Carl necesita alguno. ─ofreció Glenn, sacando los frascos de su mochila.

¿Que?

─ ¿Qué le pasó a Carl? ─pregunté, y los tres giraron a mirarme ─ no me den sus miradas, denme respuestas.

─ Entren, les daré algo de comer ─volvió a hablar la castaña, mientras Glenn se ponía altamente nervioso.

─ Sam...

─ Gleen, si dices que el señor Grimes me lo tiene que decir, te juro que te tiro un crucio. ─amenacé, pero eso no le importó, solo me empujó adentro de aquella casa.

Entramos, y dentro todo lucía muy hogareño, pero la bolsa de sábanas con sangre me hizo pensar en lo peor. Desde un asesinado en masa, hasta una bomba nuclear explotando.

─ Espera aquí, ¿sí? ─pidió Gleen, así que asentí.

Me quedé en el pasillo; mientras tanto, él, como T-dog, y aquella chica entraban a una de las habitaciones; supongo que ahí le dará tratamiento médico.

─ Hola. ─escuche la voz de Glenn en la otra habitación.

─ Hola ─saludó... ¿Rick?

─ Encontramos a Sam ─informó Gleen.

Estaba procesando si acaso aquella voz que escuche era la del señor Grimes cuando de pronto alguien me apachurro en un abrazo, sin darme oportunidad a zafarme.

─ ¡Oh dios mío, Sam! ─exclamó separándose un poco, y poniéndose de rodillas, para así quedar a mi altura ─. Estas bien.

Él hombre me volvió a dar un gran abrazo, como si era lo que más necesitara en este momento, él se aferraba a mi pequeño cuerpo, como si su vida dependiera de ello.

─ ¿Está bien, señor Grimes? ─inquirí tanto por su repentino abrazo, y porque él estaba muy pálido, además de triste.

Puso una de sus manos en mi hombro.

─ Sam... Carl está herido, y lo están intentando salvar.

La información llegó tan rápido a mi cerebro que me tomé un par de segundos para asimilarlo, y cuando por fin todo estuvo claro en mi mente, mis ojos comenzaron a cristalizarse.

─ ¿Puedo verlo? ─pregunté, intentando que mi voz no salga entrecortada.

─ Ahora no creo que sea buena idea; quédate aquí con Glenn, ¿sí? ─ordenó y yo asentí. Él debe estar muy abrumado con todo, y no lo voy a contradecir.

Al menos no ahora.





















─ ¿Cómo puedes estar comiendo mientras le cosen el brazo a T-dog? ─pregunto Glenn a mi lado, mientras yo comía un sándwich de lo más tranquila.

─ Mi abuela era doctora y yo comía en la sala de quimioterapia. Los ancianos me amaban cada vez que iba. Y muchas veces he visto que cocían heridas en urgencia, así que es normal para mí. ─contesté, encogiéndome de hombros.

La señora Patricia seguía curando a T-dog, y yo seguía comiendo, distrayendome con mis zapatos, al menos hasta que Maggie apareció junto a mí.

─ ¿Quieres que te curé tus rodillas y manos? ─preguntó.

Cierto, tenía heridas en mis rodillas a causa de mi caída, y me dolían mucho, pero mi mente estaba más enfocada en pedirle a un ser supremo que salve a Carl. Yo no quiero que muera, no quiero que los señores Grimes sufran una pérdida tan grande.

─ No me molestaría hacerlo ─se encogió de hombros, viendo cómo yo estaba con pena ─. Te vi cojeando, y bueno, tu pantalón roto dejó a la vista tus heridas.

─ Gracias. ─dije.

─ Bueno, ven conmigo.

Me levanté y empecé a seguirla hasta el segundo piso, donde entro a la primera habitación, donde estaba una chica de cabello rubio, y probablemente muy menor que Maggie. Aquella chica estaba leyendo, pero apenas nos vio entrar se levantó de golpe.

─ Beth, ella es Sam ─me presentó, antes de invitarme a sentarme en el pequeño sofá que tenían en la habitación ─. Pásame el botiquín, y busca...

─ Algo para que se cambie, claro, en eso estoy. ─contestó, perdiéndose en una pequeña habitación, donde supongo está su closet.

Minutos después, Beth apareció con un botiquín y un overol, uno que tenía bordadas algunas flores en la parte del pantalón, haciendo recordar a los que usaba de más pequeña, cuando mi niñera los adornaba bordando cosas que me gustasen en el.

─ Te quedará muy lindo. ─aseguró la rubia, mientras Maggie mojaba un algodón con agua oxigenada.

─ Esto no dolerá. ─advirtió Maggie.

─ La peor mentira que dicen los médicos ─dije, y ambas rieron ─, pero adelante, soy tan fuerte como... no sé, ¿una piedra?

Mientras ella limpiaba mis heridas, mi curiosidad despertó. Además, que no quería que todo esto se torne incomodo para las tres con el silencio que se forma. Ellas estaban siendo muy amables y lindas conmigo. No quiero ser grosera, así que prefiero preguntar.

─ ¿Son religiosos, verdad?

─ ¿Cómo lo sabes? ─inquirió la castaña, que ya había dejado el algodón, y ahora buscaba algo en el botiquín.

─ Tiene un rosario colgado detrás de la puerta y junto a la cocina un altar. ─expliqué.

─ Si, nuestro padre, más que nada, nos enseño la religión.

─ Mi abuela también, todos los domingos me ponía un vestido perfectamente planchado e íbamos a misa ─conté y ambas asintieron ─. ¿Tiene caballos?

─ Algunos ─respondió Beth ─, ¿te gustan?

─ Me fascinan ─respondí con emoción, mientras me colocaban una venda en la rodilla ─, crecí en una granja.

─ Genial, ¿verdad?

─ Demasiado. ─aseguré.





















Todos salimos al ver la luz de un auto venir en dirección a la casa. Yo me hubiera asustado, pero Glenn me contó que Shane había salido con otro tipo, uno llamado Otis. Ambos se fueron a buscar medicinas para Carl.

Pero ahora el panorama no se veía muy prometedor. Shane estaba cargando algunas bolsas en sus manos, tenía la pierna herida y la ropa llena de sangre.

─ ¿Aún hay posibilidades? ─escuché preguntar a Walsh, mientras le entregaba las cosas a Hershell.

Y este de inmediato giró en sus talones, pero se devolvió ─ ¿Y Otis?

Shane negó varias veces con la cabeza y luego soltó un: ─ No.

─ No le diremos a Patricia ─ordenó el anciano, mientras Maggie se frotaba los ojos ─. No ahora, la necesito. ─dijo y luego entró a de nuevo a la casa.

Shane no notó mi presencia, pero eso no importaba ahora. El hombre Walsh estaba como en shock, así que solo se dejó abrazar por Rick.

─ N-nos bloqueaban en todas dirección ─explicó Shane, haciendo temblar su labio inferior. ─ solo teníamos diez balas. L-Luego me dijo que me cubriría y que yo siguiera y eso hice, solo seguí pero...me di vuelta y él ─paso el dorso de su mano por su boca, para luego volver a titubear, y a mi parecer esta nervioso ─ yo lo intente...

─ Solo quiso reivindicarse. ─aseguró Rick, dándole un poco de confort a su mejor amigo.





















Maggie se metió rápidamente a la casa, llorando desconsoladamente, y por alguna razón no pude evitar seguirla. Al igual que Glenn, que entra justo detrás mío.

Ambos sabíamos que seguiríamos a Maggie.

─ Y-yo conocía a Otis desde pequeña ─dijo mientras sollozaba, así que me senté junto a ella, no sabía qué más hacer, pero al parecer a ella le ayudo a calmarse un poquito, supongo que de eso se trata ─. Estuvo a cargo de la granja desde la muerte de mamá.

─ ¿A quién más? ─preguntó Glenn y si mi mirada matara, el coreano estaría del otro lado ─ ¿A quién más perdiste? Me dijiste que debería intentar estar bien... eso intentaste tú ¿cierto?

La castaña de ojos verdes asintió, para luego pararse y acercarse a una refrigeradora donde estaban pegadas muchas fotos.

─ Mi madrastra ─señaló a una mujer y luego pasó su indicé por otra foto ─, mi hermanastro.

Nos quedamos en silencio, el cual no duró mucho, ya que Maggie volvió a hablar.

─ Sam, ¿a quién has perdido? ─me preguntó, y luego se arrepintió por hacerlo.

He perdido mucha gente.

─ No te preocupes ─aseguré, empezando a llorar, pero no solo por mis muertos, si no por Carl, el niño que ama secuestrar mi mano y que ahora lucha por su vida; tengo miedo que él muera y nunca más vuelva a ver esos lindos ojos azules ─. Y-yo perdí a mis abuelos, a mi madre y a mi padre, básicamente a toda mi familia, incluso a mi primer caballo.

y al segundo...

─ Lo siento. ─murmuró acariciando mi cabello.

─ Todos debemos aprender a enfrentar nuestras pérdidas, porque debemos vivir por aquellos que perdimos. ─les dije.

Yo vivo por ellos... en especial por mi padre, que espero que esté orgulloso de mí en algún lugar del cielo.

¿Lo estas, verdad papá?








Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com