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𝟬𝟮𝟮 | i-i'm sorry, Lori

022. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗪𝗘𝗡𝗧𝗬 𝗧𝗪𝗢 ──

── 𝖨-𝗂'𝗆 𝗌𝗈𝗋𝗋𝗒, 𝖫𝗈𝗋𝗂 •˖* 📼 ☄️

( ¡Pañuelos! ¡Pañuelos! ¡Lleve sus pañuelos! y comenten, porfas. Amo sus comentarios)

un día cualquiera, en algún lugar del mundo.

La mayor parte del grupo se encontraba vigilando el pequeño edificio que habíamos encontrado. La verdad era el peor lugar que podíamos conseguir, estaba en su mayor parte destruido y olía feo, pero durante una noche era buen refugio, supongo. 

Yo no quise salir, Daryl me ofreció hacerlo pero me negué, no quería dejar a la señora Grimes sola. Carl se había ido con su padre, Sophia con su madre, y el resto del grupo estaba dispersado.

Así que me quede a acompañarla.

─ ¿Porqué debo aprender a hacer esto? ─inquirí, sosteniendo con una de las pinzas la pequeña ollita donde habíamos puesto a hervir agua.

─ Porque es necesario, Sam ─respondió, dándome sonrisa ─, falta solo un poco, ten cuidado de no dejarlo caer.

Yo asentí, siguiendo las instrucciones. No quería fallar, así que preste mucha atención. Luego de un par de minutos, cuando el agua estaba burbujeando, la retire de la hoguera. Así que con las mismas pinzas la lleve hasta el suelo.

─ ¿Y ahora? 

─ Bien, de esta formula ─señalo en envase que habíamos conseguido ─. Debes colocar solo dos medidas, y luego agua caliente hasta esta casi la mitad, y rellenas con agua fresca...

─ Luego agita y testeo la temperatura en el dorso de mi mano. ─continué, recordando lo que me había explicado mientras hervía el agua.

─ Aprendes rápido. ─coloco una de sus manos en mi mejilla, dejando pequeñas caricias en esta. ─ eres inteligente Sam...─empezó a decir, con los ojos un poco vidriosos ─ podrás con este mundo y no importa si este intenta cambiarte o quebrantarte, tu vencerás y seguirás siendo quien eres.

Esto sonaba como una despedida. Odio las despedidas, así que la mire.

─ ¿Está usted bien? ─inquirí.

─ Claro, pero tu sabes, las hormonas me ponen sentimental ─se excuso, para luego tomar con una de sus manos los pañales que conseguimos, y con la otra una de las muñecas ─. Pero ahora seguiremos con tu lección de poner pañales, esta vez espero que no se las abroches en los brazos.

─ En mi cabeza se veía muy lógico. ─me encogí de hombros, causándole gracia a la mujer.

en esos momentos no sabía que Lori Grimes me enseñaba lo necesario para cuidar a su bebe en un mundo sin ella . . .





















presente . . .

La mayoría de nosotras estábamos en la habitación de Hershell... más bien su celda, pero se entiende. El punto aquí es que estábamos ayudándolo, pues habíamos encontrado un par de muletas que él podía usar, para así iniciar con su recuperación.

Además, el mayor Grene había insistido en querer levantarse, ya que se había aburrido de ver solo cuatro paredes y un techo. Si seguía así, dijo y cito: "Me volveré loco".

La señora Grimes y Beth lo ayudaron a levantarse de la cama, mientras Sophia y yo agarrábamos las muletas para que este las tomara cuando estuviera listo.

─ Con calma. ─pidió Lori, cuidando cualquier movimiento del anciano.

─ No te sobreexijas. ─habló Beth en su tono dulce de voz, deteniendo a su padre cuando este quiso levantarse.

─ ¿Qué más voy a hacer? ─preguntó el hombre, levantándose y apoyándose en Lori y en Beth ─. Ya no puedo quedarme más mirando el fondo de la litera; si lo hago, en vez de muletas tendrán que buscar una camisa de fuerza.

Yo reí por su comentario, pero luego recordé mi infancia. ─ Vaya con cuidado, se lo traicioneras que pueden ser estas dos. ─refunfuñé, refiriéndome a las dos muletas que el hombre ahora tomaba.

─ ¿A qué te refieres, Sam? ─interrogó Hershell, mientras poco a poco salíamos de la celda.

─ Que cuando me rompí el tobillo me caí un millón de veces porque las muletas se me resbalaban. ─conté, observando que no hubiera nada en el piso con lo que pudiera tropezar.

Me dejaron traumas.

─ Vendería a Carl por conseguir esas fotos. ─aseguró Sophia, haciendo que el pecoso frunciera el ceño, enojado, claramente.

─ Mi abuela las tenía, ella y mi amigo del hospital, quien se burlo de mi muchas veces. ─respondí, mientras Lori estaba con el Jesús en la boca, supervisando que Hershell no se cayera.

─ Me parece que ya tengo estabilidad. ─aseguró Greene, sujetando con fuerza las muletas.

Poco a poco su hija y la señora Grimes lo soltaban, aunque no del todo, porque aún temían que se cayera.

─ Esto es un buen comienzo, ¿Qué tal si descansamos? ─aconsejo Lori, con la esperanza que respondiera con un "No".

─ ¿Descansar? ─repitió el anciano, como si eso fuera un especie de broma. ─ ¡Vamos a dar un paseo!

─ Tiene más energía que tú y yo juntas. ─comenté indignada, señalando a Sophia.

─ Aún no se como me mantengo de pie. 





















Salimos al patio; afortunadamente, Hershell había agarrado el ritmo a esto de las muletas. No se resbaló ni una vez.

Pensé que Beth y Lori iban a dejar al pobre hombre bajar solo las escaleras, ya que este último tenía la ilusión de ya empezar a andar solo. Pero no fue así.

La señora Grimes le sostenía del pecho, Beth de los brazos, para que así pudiera bajar las escaleras.

─ Tómate tu tiempo. ─susurraba su hija.

─ Con cuidado ─apoyé lo dicho por Beth ─. Y usted, señora Grimes, también, aún no sé cómo camina con su vientre tan avanzado.

Era verdad, su embarazo estaba muy avanzado, y aunque amabas nos encargamos de contar las fechas, no cuadra mucho con el regreso de Rick en el campamento de Atlanta. Es decir, actualmente no podemos estar seguros de las fechas y demás; siento que falta poco. Además, considerando que Carl nació por cesárea, es probable que ahora también la pequeña o el pequeño bebé naciera por cesárea. Y que nazca por cesárea es muy peligroso...

─ Aún faltan semanas, Sam. ─me recordó la adulta, sacándome de mis pensamientos negativos.

─ Igual, tenga cuidado. ─me limite a contestar.

Una vez terminamos de bajar los escalones, Carl corrió a mi lado, entrelazando nuestros dedos. 

Se aprovecha de mi nobleza.

─ Lo hace muy bien, señor Greene. ─felicité, caminando junto con Carl.

─ ¿Listo para correr, Hershell? ─bromeó Carl, causando las risas de todos.

─ Dame otro día  y te acepto el desafío. ─él mayor siguió con la broma.

─ Pero ustedes esta en desventaja. ─murmuré, para luego girar a ver fijamente a Carl ─ ¿Y si te cortamos a ti la pierna? Tú sabes, para que las cosas sean más justas.

─ ¡Yo traigo la sierra! ─me apoyó Sophia, ocasionando que Carl nos mire a ambas con horror.

─ Ustedes dos ─nos señalo ─, están locas.

Pero en eso, Carl y yo nos soltamos. Como si estuviéramos sincronizados, giramos en nuestro eje.

¿Ni un día tranquilo y feliz podemos tener? 

─ ¡Caminantes! ¡Cuidado! ─advirtió el ojiazul, mientras yo sacaba mi arma para así empezar a disparar.

Eran muchos, miles y miles de ellos. ¿De donde salieron?

No importa de donde salieron, lo importante ahora es sobrevivir a ellos. 

─ ¡Mocosa, cuidado! ─escuché los sonoros gritos de Daryl, a quien vi correr como un rayo en nuestra dirección. Pero no llegaría a tiempo, el estaba muy lejos.

Me agache sobre mí, cayendo al piso, para así girar y luego disparar al caminante que me quería para cenar.

Pero más caminantes venían a mi.

─ ¿Tenías que llamar a tus amigos para poder conmigo? ─le pregunté al caminante, que yacía a mi lado con el cráneo destrozado.

Yo aún seguía en el suelo, desde ahí seguí disparando, viendo como Sophia, Hershell y Beth se ponían a buen recaudo.

─ Vamos, Sam ─soltó Maggs, quien había llegado a mi lado, levantándome de un tirón y llevándome con ella ─. ¡Carl! ¡Lori! ¡Por aquí!

Los cuatro nos adentramos al pabellón. Íbamos entrar al de nuestras celdas, pero para nuestra sorpresa, estaba llena de más caminantes.

Mire a todos lados, viendo nuestra única salida. 

─ ¡Por ahí! ─gritamos Maggie y yo al mismo tiempo, señalando la puerta que daba a los túneles de la prisión.

Solo esperó que mi mala sensación solo sea eso, una mala sensación.





















Todo abajo esta oscuro, olía a humedad, pero al menos no habían caminantes. O eso es lo que quise creer por un momento.

Carl y yo ibamos al frente de las mujeres, con nuestras armas apuntando al frente, tratando de despejar el pasillo para que Lori pudiera pasar. Maggie hacía lo mismo, solo que ella tambien ayudaba a Lori a caminar.

─ Algo está mal. ─contó la mujer entre unos cuantos jadeos.

─ ¡¿Te mordieron?! ─preguntó su hijo, muy alarmado.

Qué la respuesta un rotundo "no". Por favor. 

─ No. ─respondió, haciendo que mi alma regresara a mi cuerpo.

Pero al instante mi alma se fue al otro continente.

─ Creo que ya viene el bebé.

Y como si fuera una mal presagio, un pequeño grupo de caminantes llegó hasta nosotros, rodeandonos al instante. En se momento guarde mi arma y palme los dos cuchillos que tenía a los lados ─cortesia de Daryl ─ preparándome para luchar por ellos, luchar por mi familia, moriría por ellos si era necesario.

Ya que yo no soportaría verlos morir.

─ ¡Por aquí! ─ordenó Carl, señalando un cuarto, que a simple vista pude deducir que era un cuarto de calderas, o al así.





















La señora Grimes se sujetó de un par de tubos, comenzando a jadear de dolor, aferrándose al metal mientras de fondo escuchábamos una alarma que no dejaba de sonar. Yo necesitaba que ese sonido molesto se callara de una vez, lo necesitaba. Mi mente no podía pensar ni recordar nada de lo que había aprendido en mi vida, y Lori necesitaba ayuda.

─ ¿Qué son esas alarmas? ─preguntó Lori, en un intento en vano de olvidarse del dolor.

─ No te preocupes por eso. ─le aseguró Maggie.

─ ¿Y si los atrae? ─comentó Carl, aún con el arma levantada.

─ No creo ─me aferro a pensar ─. Suena de todos lados, no sabrán de dónde se está emitiendo.

─ Lori, tienes que acostarte.

Le pidió Maggie, sin embargo, de inmediato vimos como la mujer negaba una y otra vez.

─ No, voy a tener al bebé.

─ Debemos regresar para que Hershell nos ayude. ─habló Carl en un tono de preocupación.

─ Nos arriesgamos a que nos atrapen; tendrá que tener al bebé aquí.

Yo intenté idear un plan; solo se me venía uno a la mente. Vi a Lori retorcerse de dolor mientras Maggie la examinaba; ya era más que claro que tenía contracciones.

Carl vino a mí como una forma de buscar consuelo, pero yo era terrible dándolo. Ni siquiera corresponde a su abrazo; solo murmuro cosas sin sentido como "todo estará bien". No, yo misma creía eso.

─ El cuerpo de una mujer sabe qué hacer ─decía Maggie, mientras yo dejaba caricias en el pelo de Carl ─. Lo haces muy bien.

Pero de un momento al otro, la expresión en la cara de Maggie cambió; ahora era preocupación a niveles alarmantes.

─ Lori, espera. No pujes. Algo anda mal.

Bajé mi mirada hasta la mano de Maggie: sangre, mucha sangre.






















Lori se encontraba muy débil, había perdido mucha sangre. Ahora estaba recostada en el suelo. Carl tomaba su mano, mientras yo solo me concentraba en su vientre, tratando de recordar todo lo que leí en los libros de obstetricia de mi abuela.

Palmeé su vientre con mis manos, y no tarde mucho en deducir, algo que quizás Maggie ya había notado.

La ojiverde se dio cuenta de lo que mi mirada significa

─ Mamá, no cierres los ojos. ─pedí Carl, aferrándose a la mano de su progenitora.

─ Tenemos que llevarte con papá. ─comentó Maggie, dando una rápida mirada. 

─ No voy a llegar.

Claro que lo hará, debe llegar. No puedo perderla. Carl no puede perderla.

─ Lori, con tanta sangre, no creo que estés dilatada.

─ Sé lo que significa, no perderé al bebé ─habló con debilidad ─. Tienes que abrirme.

─ No ─negué ─. Hay una forma de hacerlo, Hershell lo sabe, solo debemos traerlo o llevarte a él.

─ Mara, si la sabes, hazlo. ─me pidió Carl en un hilo de voz.

─ Se la teoría, pero si lo hago mal puedo romper el cuello del bebé y lastimar algunos órganos. ─murmuré.

─ Tienes que abrirme. ─pidió otra vez la mujer a Maggie.

─ No...

─ No tienes opción.

─ N-no tengo anestesia ni equipo, Carol es la que sabía hacer esto. P-papá solo me enseño los pasos...Lori, no sobrevivirías.

─ ¡Por favor, Maggie! ¡Este bebe tiene que sobrevivir por todos nosotros!

Carl y yo nos encontrábamos llorando ante las palabras de su madre, ella estaba lista para morir.

─ Mis niños, vengan...─llamó, abriendo sus brazos para que nos acerquemos. Estaba muy débil, apenas levantaba los brazos.

─ Mamá no puede ir donde Hershell, pero Hershell puede venir a ella. ─murmuró Carl, limpiándose con el dorso de la mano sus lágrimas.

Para luego tomar mi mano y tirar de mí hasta la puerta del cuarto de calderas.

─ ¡Carl! ¡Sam! ─gritó Lori, pero Carl hizo caso omiso.

En su lugar, tomó mis manos y me miro fijamente.

─ Ayúdame a pasar a esos caminantes, Daryl te enseño a hacerlo, yo también se hacerlo...ayúdame...M-Mara, por favor. ─suplicó.

Apreté mis labios. ¿Qué es lo correcto?

Estos pequeños momentos en los que tu vida parece un maldito videojuego, en donde cada decisión puede traer un final distinto a la historia. 

Los segundos más largos de mi vida.

Sacudí mi cabeza y giré en mis talones.

─ ¡Mara!

Me aproximé a él a zancadas tomando su pequeño rostro rojo entre mis manos.

─ Carl Grimes, te apoyo en todas tus locuras, y te apoyaré en esta. Pero dame un segundo.

Regrese a la otra parte del cuarto, donde estaba Lori y Maggie.

─ Maggie. Lori, confíen en nosotros. ¿Si? ─pedí, ganándome la atención de ambas ─. Señora Grimes, se que es mucho pedir, pero espere un poco, ¿si?. Maggie, encárgate que Lori este bien, no hagas nada. Regresaremos en un ratito

Confíen en mí . . .

Sin esperar respuesta alguna, regrese donde el pecoso.

─ ¿Lista?

─ Lista. ─dije.

Carl abrió la puerta, yo tomé mis dagas y salí detrás de él. Dejamos la puerta cerrada y nos dimos una última mirada, antes de empezar.

El ojiazul empezó a disparar a uno de los lados. Mientras yo corrí a enfrentarme con los caminantes.

Sentí la sangre que derramaban manchar mi ropa, además de los disparos de fondo de parte de Carl.

Peleando a dúo con los errantes, logramos avanzar. 

Carl parecía que desatar su ira y tristeza con los caminantes. Lo escuché soltar varios ruiditos.

─ ¡Mara, agáchate! ─grito él, y yo sin corroborar porque lo hizo, me agache, y escuche un disparo.

Me salvo la vida, y yo confié en él.

Me volví a levantar, viendo como su ropa y la mía estaban completamente manchadas de sangre. Parecíamos salidos de la película Carrie, esa de la que tanto Sophia me molesta.

─ ¡Por ahí! ─señale la puerta por la que llegamos a los túneles.

Corrimos, habíamos matado a gran parte de los caminantes.

Salimos, pasando por los pabellones, hasta volver a salir al patio. Encontrándonos con el resto del grupo.

La mirada del señor Grimes se poso en nosotros, corriendo a nuestro lado y darnos un abrazo.

─ ¿L-los mordieron?

─ Estamos bien, papá ─le respondió su hijo ─, pero mamá está abajo, necesita a Hershell.

─ Va a dar a luz ─expliqué rápidamente. ─. El bebe viene al revés.

─ ¿Dónde está? ─nos preguntó Rick, con clara preocupación en sus ojos.

Carl me miró, buscando respuestas. ─ Por los túneles de nuestro pabellón, en el cuarto de calderas...

─ Se donde es ─me interrumpió ─. Niños, ustedes se quedan aquí. Hershell, vamos.





















Todo el día fue un martirio. Pero la calma finalmente llegó.

falsa calma

A pesar de todo, el bebe nació bien. La señora Grimes esta muy débil, pero está viva. Ella tuvo una pequeña conversación con su hijo, que a palabras de este último, sonó como una despedida. Pero le aseguré que eso no fue así, que su madre era una guerrera.

Aunque, la señora Grimes está tarde también tuvo una conversación conmigo . . .

[...]

Me senté junto a la señora Grimes en su celda, donde cargaba a su bebe, una linda niña que parecía vomito de alien.

─ ¿La quieres cargar? ─preguntó, y antes que pudiera negarme, ella colocó a la bebe entre mis brazos ─ sostén su cabecita...

Yo seguí su indicación, con mucho cuidado de no lastimar a la criatura.

Una vez encontré una poscisión idónea, la mujer empezó a hablar, sonando más melancólica de lo normal.

─ Eres una niña valiente, Sam. Hoy lo demostraste, otra vez. Salvaste mi vida y la de mi bebe. Gracias.

─ No tiene nada que agradecerme.

Pero ella pareció ignorar mis comentarios.

─ Eres fuerte, podrás con este mundo. Eres de un corazón noble. Tan grande como el universo mismo. Y antes de ponerme sentimental, quiero que me prometas algo...

Pidió y yo asentí, viendo como el pequeño mounstro que tenía entre mis brazos secuestro mi dedo.

─ Prométeme que cuidaras a mi familia.

Yo giré a verla ─ Usted estará presente para poder cuidarla.

─ Promételo, Sam. Por mi.

─ Por ti, Lori. Lo prometo. Cuidaré nuestra familia.





















Tuve otra vez esa mala sensación, así que con mucho cuidado empecé a bajar de la litera. Ya que Sophia durmió junto a mi, se quedo profundamente dormida después de tanto llorar, ya que encontraron el cuerpo devorado de T-dog...y su madre estaba con él...y a pesar que no encontraron el cuerpo de Carol, probablemente corrió con el mismo destino.

Al llegar al suelo, y querer irme, sentí la mano de Carl tomar mi brazo.

─ ¿A donde vas? ─preguntó medió adormilado.

─ Tú papá está haciendo guardia, así que iré a ver como está Lori y la bebe. ─expliqué en un susurró, y él me soltó, así que empecé a caminar hacia la celda de la mujer Grimes.

A cada paso que daba sentía que algo malo pasaba.

Pero al llegar a donde ella, todo aquello se disipo. Estaba bien.

Eso creí bajo el manto engañoso de la oscuridad.

─ Lo siento por venir, pero estaba preocupada...

Pero paré de hablar, al escuchar pequeños ruiditos raros proveniente de ella. Todo estaba oscuro, la luna solo iluminaba un poco el interior de las celdas. Empecé adentrarme más, y lo qué vi me dejo helada, al menos por unos segundos.

Frente a mi, la mujer que me enseño muchas cosas y me cuido como una hija estaba despertando, pero no de la manera que desearía.

Su rostro pálido y ojos muertos...se había transformado. Ahogue un grito cuando los ojos de ella se posaron en la bebe que tenía al costado, mis piernas flanqueaban pero había alguien más indefenso que yo en peligro. 

Di pasos agigantados y no dude ni un segundo en tomar a la bebe en mis brazos, para luego retroceder con el rostro lleno de lágrimas, viendo como el caminante de Lori empezaba seguirme.

Al ser recién transformado era algo lento.

Pare de retroceder cuando mi espalda chocó con la fría pared de la prisión. Sostuve como pude a la bebé en uno de mis brazos, y con él otro, tome mi arma.

Debo aprender a jalar el gatillo, y vivir con lo que pase.

Yo no podía hacerlo, yo era débil. Mis sollozos se hacían cada vez más fuertes, y los gruñidos del caminante también.

El brazo con el que sostenía el arma temblaba, y de pronto, la bebe empezó a llorar. Mientras el caminante de la mujer que me dio todo su amor se acercaba más y más. Nos iba a atacar.

No podía esperar más, posé mi dedo indicé sobre el gatillo, apuntando a su cráneo.

─ L-lo siento, Lori. ─titubee.

Lo siguiente que escuche, fue un disparo, pero no provino de mi arma.





















▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

Sálganse de wattpad, quiero estar sola. (vuélvanse a salir de wattpad, lo releí y volví a llorar)

 Llore escribiendo el cap.

Espero que les guste, lo hice con mucho amor, sudor y lágrimas :(

"We ain't angry at you, love
We'll be waitin' for you, love"

De Lucy a Lori.

palabras; 3412
▬ With love, Lucy Rhee

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