𝟬𝟮𝟰 | hounded
024. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗪𝗘𝗡𝗧𝗬 𝗙𝗢𝗨𝗥 ──
── 𝗁𝗈𝗎𝗇𝖽𝖾𝖽 •˖* 📼 ☄️
(pregunta, ¿les va gustando el fic?)
Estuve un poco nerviosa despues de lo que paso ayer. Es decir, estoy feliz, en verdad. Pero ver a todo el grupo sumido en la tristeza, y a Rick entrando en locura me hace pensar en que tal vez Carl y yo fuimos un poco egoístas.
Relamí mis labios, y sacudí un poco la cabeza, disipando cualquier pensamiento negativo que me haga borrar u odiar aquel momento.
Entre a la celda donde Sophia esta comiendo, aunque lo único que ella hacia desde que le dieron aquel plato de comida fue revolverlo.
─ Bien, tengo un trato para ti. ─ofrecí, sentándome a su lado, tomando también la ración que me habían dado a mi. ─ Te cuento un chisme, pero si prometes comer.
Ella me miro entrecerrando los ojos. ─ ¿Qué nivel de chisme?
─ Nivel cinco. ─respondí desafiante.
Su mirada se ilumino. ─ Espero que sea bueno. ─refunfuño, mientras se acomodaba en la cama para así tomar mejor su plato y su cuchara.
─ ¿Te acuerdas que salí con Carl a ver las estrellas? ─pregunté y Sophia asintió repetidas veces, empezando a meterse comida a la boca. ─ bien...conversamos un poco, y él me beso, luego yo lo bese, y eso fue todo.
Me encogí de hombros, como si aquello fuera algo sin importancia, aunque a decir verdad, me importo mucho, es decir, el es mi primer beso, literalmente di saltitos de felicidad, claro, internamente.
Tengo una reputación que mantener, como dice Daryl.
─ ¡Qué te besaste con Car...
Cubrí su boca con mi mano. ─¡Chist! Nadie puede saber...
Pero cuando menos lo esperé, Gleen apareció en la celda. Así, sin más. De la nada.
¡¿aprendió a aparecerse?! ¡Gleen es un mago! ¿Será sangre pura?
─ Yo venía para decirte que Carl no quiere comer y que vayas a insistirle, ¡Y me entero de eso! ─exclamó él coreano muy indignado. ─ ¡Eres muy pequeña y ya diste tu primer beso! ¡Y con Carl encima!
─ Mentira. ─chillé, levantándome para enfrentar a Gleen, en una más de nuestras típicas peleas.
Donde ambos parecíamos dos pequeños niños de cinco años peleando por una paleta.
─ ¡Lo escuche!
─ ¡Pues escuchaste visiones!
─ ¡Las visiones se ven! ─contraatacó Gleen a mis argumentos.
Así que hice lo más maduro que se me ocurrió. Sacarle la lengua a Gleen y correr hacia Maggie.
Emprendí carrera hasta el comedor, abrazando fuertemente a Maggie cuando la vi.
─ ¿Estas bien, Sam? ─me preguntó la mayor de las hermanas Greene, pasando sus manos por mi cabello.
─ Gleen se volvió loco, esta diciendo incoherencias. ¡Y casi me ataca! ¡Si yo no hubiera huido! ─exclamé con dramatismo.
─ ¿Qué? ─preguntó Maggie con preocupación.
─ ¡Maggie no le creas! ─se quejó Gleen muy agitado cuando llego junto a nosotras.
─ ¡¿Qué le hiciste?! Esta asustada. ─reclamó la castaña, mirándome a mi y luego a su novio.
─ ¡Ella es un ser vil y mentiroso! ─Gleen me señalo, abriendo la boca de par en par.
─ Hola Sam...─Carl llego aquí, pero paro de hablar cuando Gleen imito al exorcista, y darle una mirada asesina al menor.
─ Ese niño se metió a la boca de nuestra Sam. ─señalo al niño del sombrero ─ ¡Ahora debe morir!
Qué exagerado eres Gleen.
─ Espera...¿Quien se metió a la boca de Chimuelo? ─preguntó Daryl molesto, mirando a todos en busca de respuestas.
Oh no, esto se pondrá muy feo.
─ Carl. ─llamé, separándome poco a poco de Maggie. ─ ¡Corre por tu vida!
Bajamos a las alcantarillas.
─ No se quien te invito. ─señaló Daryl en un susurro.
Era verdad, nadie me pidió venir, solo que aquí, él mayor genocida de ardillas le pidió a Carl que baje con él y Oscar.
Y temo por la seguridad de Carl.
─ Yo me invite solita. ─dije en un puchero, tomando mi arma, claro, al menos hasta que Daryl me la quitó de las manos. ─ ¡Hey!
─ Te enseñe a usar cuchillos por una razón. ─recalcó, usando su tono de papá mandón.
Esperen un segundo...¿dije papá?
Si Daryl pregunta, nunca lo pensé. Agradezco profundamente que él no lea mentes.
En fin, estábamos revisando los túneles de la prisión, aquellos que Rick había limpiado por si solo.
Al seguir caminando, divisamos como una puerta se abría y se cerraba, pero con una minúscula fuerza, que apenas lograba moverla unos centimetros.
─ Son uno o dos, no parece que tengan fuerzas. ─murmuro Daryl. ─ No irán a ninguna lugar, nos encargaremos de ellos al volver.
Informo, así que asentí, para luego colocarme al lado de Carl.
─ Vamos. ─siseo Daryl en dirección a nosotros, para que así sigamos avanzando. ─ a mi mama le gustaba el vino.
¿Así? ¿De la nada?
Necesito contexto.
─ Le gustaba fumar en la cama. Virginia Slims. ─contó a medida que avanzábamos, mientras el específicamente se encargaba revisar por el rabillo de las puertas de cada habitación. ─ Yo estaba jugando con los niños del barrio. Podía hacerlo cuando no estaba Merle. Ellos tenían bicicletas, pero yo no.
Te comprendo Daryl, mi amigo de la granja tenía un cerdito llamado Pato, yo no, bueno, si lo tuve, pero mi abuelo lo hizo cena de Año Nuevo.
─ Oímos sirenas cada vez más fuertes. Ellos subieron a sus bicicletas y salieron volando. Y yo los seguí, a ver si pasaba algo que valiera la pena. Corrí detrás de ellos pero no pude alcanzarlos. Al doblar la esquina, vi que mis amigos me miraban. Diablos, vi que todos me miraban. Había bomberos por todos lados, gente del barrio, estaban ahí por mi casa, era mamá en su cama...hecha cenizas, fue lo más duro, ella ya no estaba. Borrada, no quedaba nada. La gente me decía que era mejor así. Uhm...no lo sé, me pareció que no fue real. ¿Saben?
─ Yo le disparé a mi mamá. ─murmuró Carl, levantando la vista por primera vez desde que entramos a los túneles.
Era raro, pero lo comprendo. Es decir, ayer me vimos las estrellas, sonrió, lo hizo. Pero hoy en la mañana volvió a semblante serio y cortante con todo el mundo.
Y no quiero que se aleje del mundo.
─ Estaba convertida, iba a atacar a Sam y a la bebe. ─continuo, haciendo que Daryl lo mirara. ─ yo la maté, fue real. Lamento lo de tu mamá. ─se dirigió a Daryl.
─ Y yo lo de la tuya.
¿Puedo llorar?
Daryl y Carl sin matarse, es simplemente bonito y más cuando el ballestero le dio dos palmaditas en la espalda.
Caminaba entre Daryl y Carl, ya que Oscar iba al final de nosotros.
─ Uh, eso es lo que necesitaba. ─todos entramos a la celda en la que Oscar entro. ─ si amigo...
Se agacho, para tomar un par de pantuflas.
Bueno, no lo juzgo, yo quiero un pony, pero Daryl dice que no lo puede conseguir. Y si alguien encuentra algo que quiere, ¿A quien le hace daño tomándolo?
─ ¿Para que quieres pantuflas? ─interrogo él ballestero.
─ Ya sabes. ─él moreno le respondió con total naturalidad. ─ Para relajarme al final de día.
Pero los gruñidos de un par de caminantes hicieron a todos ponerse en alerta, y disparar.
¡Desperdiciando balas que no tenemos!
─ En primer lugar, ¡No tenemos balas! ─exclamé ─ ¿Por qué dispararon los tres?
Me miraron con cara de perritos regañados.
En fin, hombres.
─ Claro, jefa. ─refunfuño Daryl.
─ Me alegra que lo sepas. ─hable con aires de superioridad, empezando a jugar con uno de los mechones de mi cabello.
Dimos unos pasos más, pero algo clavado en el cuello del caminante me llamo la atención.
─ ¿Ese no es el cuchillo de Carol? ─pregunté.
Carl estaba con la mirada perdida, y Sophia igual. Mientras yo veía como Beth revolvía algo en una olla, era lo más interesante que ver.
Detrás mío se encontraba Hershell, cargando a la bebé en brazos, así que me acerqué a ellos.
─ ¿Quieres cargarla? ─preguntó el anciano ─. Parece que tiene afinidad contigo.
Yo asentí, sentándome junto a él para qué así coloqué a la bebé entre mis brazos.
─ No es la primera bebe que cargo, de hecho ─conté, mientras sonreía ─. Es decir, sola si, pero cuando estaba en el hospital con mi abuela, las mamás que recién daban a luz o venían por una revisión, les encantaba que yo estuviera ahí, y casi siempre les parecía tierno que alzara a sus pequeños hijos. Ahora que lo pienso, hubiera pedido un dólar por cada niño.
Hershell sonrió ante mi comentario, pero luego su vista se desvió hasta la entrada, donde pocos segundos después yo también vi, encontrándome con Rick Grimes.
Tanto Carl como Sophia siguieron vagamente con la mirada al mayor, que por cierto se acerco a mi, quedando a mi lado.
La bebe se revolvió un poco en mis brazos, soltando balbuceos inentendibles. Creo que me esta maldiciendo.
La carga un ratito Daryl y ya agarro sus malas mañas.
Rick se encorvó un poco, para luego tomar a la bebe entre sus brazos. Así que con todo el cuidado del mundo se la pase.
─ Hola... ─murmuró el adulto, mirando con una sonrisa a su hija, para luego acurrucarla contra su pecho.
Volví a ver el brillo es sus ojos. Aquel rastro de humanidad que creía que Rick había perdido, pero no, ahí estaba.
espero que el mundo no se la arrebate
▬ palabras; 1599
▬ With love, Lucy Rhee
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