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𝟬𝟮𝟲 | created to suffer

026. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗪𝗘𝗡𝗧𝗬 𝗦𝗜𝗫 ──

── 𝖼𝗋𝖾𝖺𝗍𝖾𝖽 𝗍𝗈 𝗌𝗎𝖿𝖿𝖾𝗋 . . . . •˖*☄️

(no se olviden de votar, comentar, pasen por la tienda de golosinas, pónganse cómodos y disfruten <3)

Hace unos meses; antes de la prisión . . .

Estaba sentada encima de una roca, afuera de la pequeña casa en la que nos quedábamos. Estoy haciendo guardia ilegalmente. Sí, soy una criminal, lo sé. Sin embargo, me gustaba hacerlo, incluso cuando no me dejaban . Dicen todas esas cosas de siempre, que soy pequeña, que no debería hacer eso, que mejor juegue un poco. Aunque luego de mucha insistencia, siempre me dejan hacerlo con un adulto responsable..

Se supone que me tocaba con Gleen, pero estoy cubriendo al coreano, que me dijo que tendría una charla feliz con Maggie, y yo le pregunte "¿Porque no pueden tener su charla feliz aquí?" y él soltó una carcajada, aún no entiendo, una charla feliz consiste en contar chistes para así hacerse reír, ¿verdad?

Dejando de lado a la feliz pareja, tome mi revolver en manos, pero personalmente, lo que más me gustaba era el cuchillo, aquel que Daryl...creo que lo invoqué.

─ Hola, mocosa. ─saludó, dejándose caer a mi lado, soltando un pequeño quejido y sosteniendo su espalda.

─ Estás viejo. ─murmuré, y él me fulmino con la mirada. ─ ¿Qué?, yo no miento.

Daryl suspiró, hacia esa cosa que solo hace conmigo. Mirarme durante unos segundos, como si intentara decirme algo, y cuando por fin sabe qué decir, vuelve a callarse porque probablemente lo que me diría era algo muy duro o algo así.

─ Rick me dijo que debía hablar contigo.

Yo levanté mis manos para que así se apiade de mi vida.

─ Si te dijo que yo puse brillitos a tus flechas y a tu chaleco, fui yo, ¡Pero no fue con mala intención! ¡Lo juro!

─ ¿Que tú qué?

─ Ups.

Él resopló otro rato antes de volver a dirigirse a mí.

─ Él dijo que te pegaste a mí como chicle ─empezó a contar, y yo aún no entendía su punto ─, y que me ves como...familia.

Señor Grimes, lo mataré. Yo sabía que cuando estábamos en el auto le dio una ojeadita a mi diario.

─ Y no esta mal, es decir, soy increíble...¿Mocosa?

─ Mataré a Grimes mayor. ─suspiré.

Sintiéndome avergonzada por aquello, Daryl debe pensar que son una niña desesperada por una familia. Y lo unico cierto de eso es que yo era una niña. No quiero una familia, tuve mala experiencia con la familia. Quizá esperaría tener algo como lo de Carl y su papá, o lo de Sophia y su mamá...pero no lo tendre.

─ Mira niña, no soy un buen padre, nunca tuve uno bueno, mejor dicho, nunca tuve uno. Esto es nuevo para mi. Pero eso me sacó yo por apiadarme de este cachorro. ─dijo palmaditas en mi cabeza, como si yo fuera un perrito abandonado.

─ Te voy a matar.

─ Esa es la actitud, Chimuelo. Tómate el tiempo que quieras; hasta eso puedo ser tu entrenador, tu jefe o solo Daryl.

Luego de unos minutos de silencio, me atreví a preguntar.

─ Entonces, cuando esté lista... ¿seremos una familia?

─ Una disfuncional familia, si.

Suspire con melancolía ─ Desearía que Merle estuviera aquí, siento que se hubiera burlado, pero parecía buen tipo. ─murmuré.

─ Si, mocosa. Era un buen tipo, la familia era importante para él.





















John, Carl y yo nos encontrábamos en las escaleras, estábamos desarmando y armando un arma. Lo normal, para esto nos juntamos los niños hoy en día.

Sophia dormirá en una de las torres de vigilancia, ayudará a su mamá en la guardia de hoy.

─ Lo hice más rápido que ustedes, tortugas. ─alardee, dejando el arma a un lado.

Ambos me iban decir algo, probablemente hacer berrinche por que les gane, pero Hershell apareció junto a Beth, posicionándose también en las escaleras.

─ Logramos dormir a Judith. ─anunció Hershell.

Esa bebe es un demonio, pero la quiero. Es increíble como puedes amar a un ser tan pequeño.

─ ¿Cuánta leche maternizada nos queda? ─preguntó Carl.

─ Nos alcanza para otro mes.

─ El fin de semana llevaré a John y a Mara buscar más. ─comentó Carl, haciéndome tener un gran deja vu con Rick Grimes.

Digno hijo de su padre.

─ Tú papá y los demás ya habrán vuelto. ─aseguró Beth.

─ Eso no lo sabemos ─murmuró el del sombrero ─, por ahora, ella es la única familia que tengo.

John y yo lo miramos con indignación. 

─ ¿Estamos pintados o que? ─preguntamos a una sola voz.

De pronto, escuchamos a una mujer gritar a lo lejos. La voz no era familiar.

─ ¿Qué fue eso? ─preguntó Beth.

─ Vino de adentro. ─respondió su padre.

─ ¿Fue Carol?

─ No ─le conteste a Carl. ─, Soph esta haciendo guardia con Carol y Axel en la torre de vigilancia.

─ ¿Y si volvieron a buscar algo? ¿Y si están en problemas? ─soltó Beth, muy nerviosa por los gritos.

─ Revisemos la torre, miremos si están bien. ─Hershell trato de tranquilizar las cosas.

─ ¿Cómo entraría alguien?

─ El sótano está lleno de caminantes que entraron de afuera, alguien pudo entrar de la misma forma.

Vi a Carl tomar su arma, así que yo hice lo mismo, pero no fue la única, ya que el niño Walsh también lo hizo.

─ Iré. ─estableció Carl.

Pero Hershell lo frenó, colocando una de sus muletas como reja en el pie de la escalera.

─ No puedo dejar que vayas solo.

─ No irá solo. ─dije.

─ Yo no quiero hacer los ejercicios de matemática que dejó Carol, así que también voy. ─comentó John.

Él anciano nos miro, y no muy convencido nos dio luz verde para ir a los túneles.





















Cuando llegamos a los túneles, y nos adentramos por los largos pasillos, recuerdos vinieron a mi mente, pero supe que no era el momento. No sabíamos a que nos enfrentábamos, pero si alguien más tenía que morir, debía ser yo. 

No tengo nada que perder.

─ Atrás mío. ─anuncié, dando pasos rápidos y agigantados para quedar delante de ellos.

Pero al parecer que me obedezcan no está en sus planes. Ya que ambos pusieron una de sus manos en mis hombros, y tiraron para atrás.

─ Déjenme ir adelante. Soy más rápida y mejor con él arma que ustedes. 

 ─ Carl, ¿Seguro que es un año menor que nosotros? ─inquirió John ─ porque parece que tuviera cincuenta años.

─ Ambos, cállense. ─ordenó Carl.

Ambos nos quedamos callados, y ambos estábamos sorprendido por la actitud de Carl.

Los gritos de la mujer se hacían más fuertes a medida que avanzábamos por los pasillos.

Y no nos detuvimos hasta llegar a cierta parte. Donde Carl se quedo congelado por unos segundos al ver el cuarto de calderas.

─ ¡Cuidado! ─chillé.

Para luego disparar directamente a la cabeza del errante que amenazo con atacar a Carl.

─ Creo que es por aquí. ─murmuré, girando por un pasillo, entrando por unas rejas, sin esperar respuesta alguna de ambos.

Y efectivamente, yo tenía razón. ¿Pero cuando no la tengo?

Frente a nosotros, un pequeño grupo de personas luchando contra caminantes. De hecho, fui la primera en acercarme, y no dude en disparar a un caminante que forcejeaba con una chica morena.

Dispare justo en el cráneo, haciendo que la chica girara a verme por la típica expresión.

"¿Una niña con un arma?"

Mis dos compañeros de crimen también hicieron su parte, y ayudaron a deshacerse de los caminantes restantes.

Todo el grupo de quedo viéndonos, pero llegaron más caminantes, no había tiempo para presentaciones cordiales.

─ ¡Vamos! ─gritó Carl al grupo de extraños.

Pero estos no se movieron.

─ O quédense aquí a morir.

─ Ustedes deciden. ─John termino de decir.

Por fin reaccionaron, empezando a seguirnos el paso, corrimos por donde vinimos.

La mujer a la que salve, también ayudaba, nos cuido la espalda un par de veces durante el trayecto.

Pero cada vez venían más caminantes, y la mujer que cargaban en brazos cada vez era más difícil de salvar.

Aunque no había salvación para ella, la mordieron.

─ ¡La tienes que dejar! ─grito Carl a mi lado, y yo solo le di una mirada de desaprobación.

Ella aún esta viva, aún esta consiente, dejarla aquí sería inhumano. Pero verla transformase también lo sería.

─ ¡Jamás! ─gritó el hombre moreno de gorro, dando un gran golpe a un caminante, decidido a no dejar a su amiga.





















Carl fue el primero en salir, abriendo la reja y dejando entrar al nuevo grupo.

─ ¿Donna? ¿Está muerta? ─grito uno de ellos con clara preocupación, mientras dejaban a la mujer en el suelo. 

─ ¿Cariño? ─murmuró uno, supongo que su pareja.

Pero era tarde, la mujer estaba muerta, y pronto se convertiría.

─ Yo me encargo. ─anunció Carl sin temor alguno, tomando su arma y apuntando al cráneo de la mujer.

¿Qué le pasa?

─ Alto niño, un minuto. ─pidió el moreno.

─ No tiene mucho tiempo. ─soltó el niño Grimes con frialdad.

─ ¡Carl! ─regañe en voz baja.

─ ¿Cómo entraron aquí? ¿Quien demonios son? ¿con quienes están? ─preguntó la chica morena a la cual ayude.

─ Los ayudaremos, pero primero lo primero. ─le respondió Carl, sin moverse ni un poco.

─ Carl ─tomé su brazo, apartando su arma del cráneo de la mujer ─, si alguien va a hacerlo, serán ellos, su familia, alguien que la quiere, no tú. No tienes derecho.

Él moreno asintió, dándome las gracias en voz baja, luego tomo un martillo.

─ ¡No Tyresse! ─le grito el chico.

─ Debo hacerlo. ─aseguró el moreno, para luego dirigirse al hombre que sollozaba sobre el cuerpo de la mujer ─. Llévate a Ben y pónganse contra la pared, será rápido. 

Carl me tomó de la mano, pero lo parte, así que solo lo seguí junto con John fuera de esta parte de la prisión. Apenas salimos, él cerró la puerta con llave.

─ ¡Hey! ─la morena grito.

─ ¡Niño! ¡¿Nos encerraste aquí adentro?! ─preguntó Tyresse.

─ Abre la puerta. ─pidió la morena.

─ Están a salvo. Hay comida y agua. ─argumento Carl.

La chica se aproximo a la reja, con un poco de enojo...o tal vez mucho, aunque más que enojo es desesperación.

─ Abre la puerta.

─ No podemos. ─esta vez respondió John.

─ Vamos, no somos animales. No hagan esto...─pero no respondimos, ni dimos indicios que abriríamos la puerta. 

─ ¡No puedes dejarnos aquí! ¡Abran la puerta!

No grito repentinamente.

─ ¡Sasha! ─regaño Tyresse ─ Aléjate de la puerta y déjalos en paz.

Él llevo Sasha lejos de la puerta

─ Mira a tu alrededor, es lo mejor que hemos visto en semanas, es su casa. Además, tenemos otras cosas que hacer ─miró hacia su amiga fallecida, y luego a nosotros ─. No queremos problemas.

─ Los ayudaremos, pero también queremos cuidar a nuestra gente. ─les dije, y Tyresse asintió.

Di media vuelta sobre mis talones, empezando a caminar, pero al instante fui detenida por una mano, la de Carl.

─ Mara, yo...

─ No quiero hablar contigo. ─murmuré, zafándome de su agarre y empezando a caminar lejos de ahí.

─ Iré a hablar con ella. ─escuche decir a John.

Do you get déjà vu, huh?





















Era de noche, y se supone que no debía salir al patio, los que estaban de guardia podían confundirme con un caminante y me voy con San Pedro.

Pero una aventura es más divertida si huele a peligro, ¿verdad?

Me deje caer sobre la hierba, pero casi al instante, vi a John imitando mi acción. 

─ Si vienes a defenderlo, ahórratelo. 

─ ¿Defenderlo? ─preguntó como si fuera una broma ─ no, él maldito me traiciono cuando teníamos cinco, no me dijo que mi papá cocino a mi pollo.

─ ¿Tenias un pollo? ─inquirí.

─ Si, se llamaba Coco, Coco el pollo. Era un buen pollo.

─ Si no viniste a defenderlo, ¿Qué haces aquí?

─ Somos amigos, ¿no?

─ Pero eres mejor amigo de él. ─mencione.

─ Si, tienes razón, pero nunca lo había visto así, me preocupa tanto como a ti. Además, se que no estás enojada con él.

Bien, me atrapo.

─ Lo entiendo, ¿si? ─empecé a contar ─. Perdió a su madre, y no solo eso...si no que...tu sabes...le disparo. Pero no quiero que pierda su humanidad. No quiero.

─ Es bonito que te preocupes. Y de mi no escuchaste esto, y si lo dices, lo negaré rotundamente. ¿Promesa?

─ Promesa. ─aseguré.

─ Carl a parte de todo esto, está...está enamorado. De ti. Y esta actuando como idiota porque quiere pedirte matrimonio.

─ Espera...¿Que?

─ Oh, perdón ─dijo entre risas ─, creo que me adelante unos años. Lo que quise decir es que esta actuando así porque quiere que esto que tiene sea algo formal.  Se supone que lo iba a hacer ayer, pero...sucedió lo de tus amigos...

─ Glenn y Maggie.

─ Lo de ellos, y lo retraso. Ahora súmale...

─ A eso lo de la señora Grimes, él está frustrado, y yo soy una tonta. 

Me quede sobre analizando todo por un largo rato, era verdad, a veces no me paro un momento a pensar en todo el panorama.

─ Ahora, Sam, ¿Nos vamos antes que Sophia me pegue un tiro? ─preguntó ─. Porque la he visto asomarse por ahí un par de veces desde que inicié esta conversación.

Levante la mirada, y vi a Sophia apuntando hacia aquí con su arma. Yo solo negué divertida, empezando a volver a los pabellones.




















palabras; 2263
▬ With love, Lucy Rhee

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