Truyen2U.Net quay lại rồi đây! Các bạn truy cập Truyen2U.Com. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟬𝟰𝟭 | not a sanctuary

041. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗬 𝗢𝗡𝗘 ──

── 𝗇𝗈𝗍 𝖺 𝗌𝖺𝗇𝖼𝗍𝗎𝖺𝗋𝗒 🐝•˖* 📼 ☄️

─ Parecían amables, pero algo olía mal ─empezó a contar Abraham, que era el pelirrojo con cara de pocos amigos ─, recién llegábamos...pero diablos, maldita sea, ya quería irme. Cuando les conté lo de Washington DC, el imbécil que esta a cargo hizo un gesto y sacaron sus armas, y luego nos metieron aquí.

─ Antes que los encerraran, ¿vieron a Tyresse? ─nos preguntó Sasha a todos.

─ Nopi. ─contesté, para luego acordarme de algo, así que solté a Carl, y empecé a sacarme mi bota derecha, levantando la suela de está.

─ ¿Qué haces? ─me preguntó Rosita, mirándome con curiosidad.

─ Tengo una navaja en la suela ─dije con naturalidad, terminando de sacar mi arma y volviendo a colocar mi bota en su lugar ─. Siempre la cargo por si me encierran, pero con todo el alboroto me olvide de ella.

─ ¡Hey! ─la voz de tío Merle nos hizo levantar la mirada a todos ─. Cuatro de esos imbéciles vienen hacia acá.

─ Ya saben que hacer ─habló Rick, haciendo que todos nos levantáramos, listos para luchar con nuestras armas improvisadas ─, primero a los ojos, luego a la garganta.

─ No vuelvan a hacer eso ─pedí con molestia, empujando a Carl y John.

Se habían colocado delante mío en forma protectora, y me molesta, se defenderme, se luchar, no soy una tonta que no sabe agarrar un arma.

Me hacen sentir inútil y débil, eso no me gusta.

─ ¡Pónganse de espaldas contra las paredes del vagón! ¡Ahora! ─ordenó el hombre desde afuera.

No hicimos caso. 

Por un momento pensamos que nuestro plan saldría bien, pero una ventanilla se abrió desde arriba, y una especie de lata/granada cayó desde ahí.

─ ¡Corran! ─gritó Abraham, y todos lo hicimos.

El humo que emano esa cosa nos hizo toser una y otra vez, sentí a Carl tirar de mi mano, alejándome lo más posible del donde salía en humo, pero ya era tarde, todos habíamos quedado inconscientes.





















─ Demonios. ─brame.

Se habían llevado a mi papá y a mi tío, a Rick, a Glenn, y a Bob.

Y no sé que esté pasando ahí fuera, pero una fuerte explosión se escucho. No se que sea.

─ Vaya, adopto tu palabras en menos de una hora. ─murmuró Rosita, viendo a Abraham de reojo, para luego ver a Eugene, que era el científico del grupo, aunque...tengo certeza de que no lo es, tal vez trabaje en otro campo de la ciencia.

Pero no se oye como científico, muchas de las cosas que dijo juro que las leí en libros de ciencias que tenía mi abuela en casa.

─ Con este casquillo, tal vez pueda romper la puerta ─empezó a explicar ─. Porque puede que no quede nadie vivo que nos pueda abrir.

─ Eugene, perdona, pero cállate. ─pidió Tara.

Oh, Tara, me cae tan bien esa chica.

─ Oigan ─la voz de Carl me hizo girar a mirarlo ─. Mi papá va a volver. Con todos.

─ Si, volverán. Y tendremos que pelear, así que estén preparados. ─añadió Maggie, para luego volver a hacer armas improvisadas. ─ ¿Por qué llevabas una navaja en la bota? ─preguntó cuando me acerqué a ella, a acompañarla, ya que aún me encontraba un poco molesta con esos dos niños.

─ Ya sabes, papá y tío Merle dicen que siempre debes tener una reserva, algo que nos salve. ─me encogí de hombros.

Rogando internamente que estén bien.

─ Ellos ─Maggie apuntó con su cabeza a John y Carl ─, solo te quieren proteger, Sophia hace lo mismo contigo, eres la más pequeña de los cuatro. Es como la regla de cada grupo, Jimmy, Shawn y yo también protegíamos a Beth, tú sabes, en la granja, y cada vez que salíamos a la ciudad.

─ Pero eran tiempos normales, ahora, no pueden hacer eso, yo no soy muy pequeña, solo es una año de diferencia que tengo con ellos, además, cada que hacen eso, me hacen sentir inservible. ─expliqué.

─ Pues debes decírselo. ─sugirió, haciendo fricción con la cadena del reloj en la madera, para así cortar un trozo de madera, que usaría como una estaca o algo así.





















Los gruñidos de los caminantes que se escuchaban afuera me ponían nerviosa, haciendo que siga cortando con más énfasis una madera en el suelo.

─ ¿Cuál es la cura, Eugene? ─preguntó Sasha.

─ Es clasificado. ─respondió esté.

─ Oh, vamos, no sabemos que pasará, cuéntanos, estoy aburrida. ─pedí, haciendo un muequita mientras le ponía más fuerza al corte que le había a la madera.

─ Déjalo en paz. ─pidió Abraham, el cuál estaba resentido conmigo porque no le quise dar mi navaja.

¡Para que no trae la suya!

─ Debemos seguir preparándonos. ─ordenó Maggie.

─ Si, pero quiero saberlo ─insistió Sasha, que era tan impaciente y curiosa como yo ─. No sabemos que nos espera.

─ Nos espera salir de aquí. ─replicó Tara.

Eugene nos miro brevemente. ─ Aunque se los dijera paso a paso les diera las instrucciones completas, con ilustraciones y una sección de preguntas frecuentes, más gráficos detallados...La cura moriría conmigo.

─ Bien, ya entendimos, somos muy bobos para entender ─dije, mirándolo ─. Pero al menos como chismecito, digo, para pasar el rato. Te prepararía café, pero ya sabes, en la Suit Terminus el servicio a la habitación no es el más eficiente.

─  Alguien que la calle, por favor. ─pidió Abraham.

─ En el mejor de los caso ─Eugene interrumpió nuestra guerra de miradas ─, nos metemos a una tormenta de balas, fuego y caminantes. No soy veloz para correr. No puedo defenderme de un muerto solo con mis manos y mi confianza.

─ Tú no, pero nosotros si ─aseguró Michonne ─. Y lo haremos.

─ No nos debes nada ─habló Sasha, levantándose del suelo donde antes estaba. ─. Aún no, pero queremos oírlo.

─ No tienes ninguna obligación. ─le dijo Rosita.

─ Qué aburrido, creo que me clavare mi navaja en...

─ Éramos parte del equipo del Proyecto Genoma Humano; qué convertía enfermedades en armas para acabar con enfermedades ─empezó a explicar, interrumpiendo mi acto ─. Microorganismos patógenos contra microorganismos patógenos. 

─ Sam, traducción. ─pidió John.

─ Es como fuego contra fuego, ¿no? 

Eugene asintió, dándome la razón. ─ Reuniones interdepartamentales, información compartida. Estoy al tanto de cada detalle de los sistemas necesarios para matar a cada ser vivo de este planeta. Confió de que teniendo acceso a las terminales de Washington DC, podemos ponerle fin. Eliminar hasta el último muerto. Fuego contra fuego. Si resulta según lo planeo, suena espectacular.

─ Pues manos a la obra. ─soltó Maggie.

Escuchamos la puerta del vagón abrirse, y nos pusimos en pose de batalla, listos para enfrentarnos a cualquier cosa que viniera.

Y yo personalmente me armaba de valor para arrebatar un vida humana si fuera necesario.

─ ¡Vamos! ¡Vayan a la valla! ─ordenó Rick en un grito, mientras seguía disparando a los caminantes ─ ¡Qué nadie se separe!

Carl tomo mi mano, y juntos empezamos a correr, mientras de vez en cuando yo mataba un caminantes que nos quería atacar.

Corrimos todos juntos. Escapando del lugar.

─ ¡Chicos! ─gritó John, sosteniendo a un caminantes que lo quería para la cena.

Solté a Carl y corrí a empuñar mi navaja en el cráneo del caminante.

─ Gracias. ─dijo él, y otra vez volvimos a correr, alcanzando al grupo.

─ ¡Por aquí! ─nos grito Rosita, y corrimos en esa dirección a la valla.

Al llegar ahí, la latina de un tirón me ayudo a subir, y luego yo la ayude a ella a hacerlo. Abajo, Carl me dio un abrazo, mientras esperábamos a que nuestro líder y Abraham salieran.

¿Por qué por cada lugar que pasamos debe terminar con fuego y caminantes?

Es un patrón.





















NOS ENCONTRABAMOS CAMINANDO POR EL BOSQUE, luego de escapar de Terminus, no lo hubiéramos hecho si no fuera por esa explosión, no lo hubiéramos hecho.

─ Por aquí es. ─indicaba tío Merle, liderando el camino, e indicando donde habían enterrado las armas.

─ ¿Por qué demonios seguimos aquí? ─gruño Abraham desde atrás, viendo como ahora nuestro líder empezaba a cavar con sus manos en el punto en que tío Merle le indicó.

─ Armas, municiones ─le respondió Rick, para luego dirigirse a todos nosotros ─. Vayan al cercó, usen los rifles. Eliminen a los que quedan.

─ ¿Qué? ─pregunté con desconcierto ─. El lugar ya está destruido y rodeado de caminantes, van a morir de todas formas.

─ No los quiero vivos. ─sentenció, mirándome por unos segundos, antes de empezar a sacar las armas.

─ Rick, Sam tiene razón, ya salimos. Se acabó. ─me apoyó Gleen.

─ No termina, hasta que mueran todos.

─ Claro que no ─exclamó  una Rosita muy molesta ─. El lugar está en llamas, y lleno de caminantes. Es una locura.

─ No pienso acompañarte ahí ─se informó el pelirrojo gruñón ─. Apenas logramos salir de ahí.

─ No tiene defensas ─señalo Maggie ─. Tendrán que correr, igual morirán.

Pero antes de ponerme a discutir con el señor Grimes, y decirle las miles de razones por lo cual es una tontería lo que quiere hacer, vi unos cabellos rubios venir en está dirección.

Mi mirada se aligero, sonreí por reflejo.

Vi a papá correr donde Carol, mientras yo corría donde Sophia, lanzándome a ella para abrazarla.

─ La última vez que te vi eras más chiquita, cuanto has crecido ─se burlaba mi mejor amiga mientras me apachurraba ─. Toma ─me ofreció mi arco y carcaj, el mismo que me habían quitado en Terminus ─, lo recupere para ti. Considéralo mi regalo de bodas.

─ ¿Porqué estás obsesionada con mi boda? No vivas a través de mi ─señale con diversión, mientras me colgaba mi arma en la espalda, al igual que el carcaj ─, y gracias.

John y Carl se acercaron también, la abrazaron, dentro de todo, éramos buenos amigos. 

─ ¿Tú lo hiciste? ─le preguntó Rick a Carol.

─ Mi hija y yo, si. ─respondió la mujer Peletier, para luego ser abrazada por nuestro líder. ─ Deben acompañarme.

Así que la seguimos, caminamos detrás de ella. Mientras Sophia me abrazaba de lado, dispuesta a no dejar que Carl se me acercara.

─ Hey, no me juzgues, Woody falso, no la vi en días.

─ No más charlas con tío Merle ─le dije a Sophia ─. El te...oh, por dios.

Rick y Carl corrieron cuando vieron a Tyresse salir con Judith en brazos. Sasha fue a abrazar a su hermano, y yo me quede con Sophia, agradeciendo eternamente que Judith esté viva.

Luego de unos minutos, Carl traía a su hermana en brazos, y está última, apenas me vio, salto a mi.

─ Me rindo, eres su persona favorita. ─se resignaba mi novio, mientras yo ya mecía a la bebe Grimes en mis brazos.

─ Ella sabe quien es la más talentosa, hermosa, y la que cuenta las mejores historias para dormir. ─dije, mientras Jude dejaba palmaditas en mis cachetes.

─ Entonces me debería amar a mi. ─soltó Sophia, indignada.

─ No es por ofenderte ─empezó John ─, pero le contaste la historia real de Sirenita, si yo me quede traumado, imagina a ella.

─ ¡Sophia! ─la regañe, y ella solo soltó una risilla.

─ Debemos irnos. ─la voz de Rick nos hizo salir de nuestro pequeña charla y mirarlo.

─ ¿A donde? ─preguntó mi padre.

─ A un lugar lejos de ahí.

Si, en definitiva quiero estar lejos de Terminus. Muy, muy lejos.

Empezamos a caminar por las vías de tren, puse a Judith en los brazos de su hermano, y tome la lata de pintura de mi mochila, la cual Sophia también me había devuelto.

Esa mochila era una sobreviviente.

En fin, John supo que quería hacer. El grupo nos miraba confundido, mientras yo agitaba la lata de pintura.

Él chico Walsh puso su rodilla para que yo subiera, y lo hice, tachando el letrero de Terminus, aumentándole un "no" arriba.

De tal manera que quede:

No es un Suntuario.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com