Truyen2U.Net quay lại rồi đây! Các bạn truy cập Truyen2U.Com. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟬𝟰𝟱 | Mr. X

045. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗬 𝗙𝗜𝗩𝗘 ──

── 𝖬𝗋. 𝖷 🐝•˖* 📼 ☄️

LUEGO DE TAN PESADA NOCHE, y ruidos extraños viniendo de todo sitios de está biblioteca, por fin estoy de pie.

Vaya, eso me hizo recordar a los ruidos raros que hicieron Rick y Lori el primer día que estuve en el campamento de Atlanta...ay, que tiempos aquellos.

Extraño a Carl, bueno, es decir, extraño a todos, pero especialmente a Woody falso, es más, extraño sus abrazos.

Pero bueno, no quiero ponerme triste; ayudaré a salvar al mundo. Y espero servir con cinco horas de sueño, porque el demás tiempo que pude descansar, me puse a maquinar qué demonios pudo contener la carta que terminó hecha cenizas.

Debí leerla en su momento.

─ Buenos días ─saludé, levantándome y caminando para reunirme con los demás.

─ ¿Cómo está tu pierna, Sam? ─preguntó Rosita.

─ Está bien, solo duelen un poco las suturas; por lo demás, estoy como nueva. ─sonreía, sentándome en una de las bancas y levantando mi jean, para así poder corroborar mejor mi herida, y fijándome que los puntos de sutura no se hayan soltado.

─ Este pueblo es bueno ─comentó Maggie, quien se sentó junto a mí para también revisar las puntadas─; esta tienda estaba intacta. Aquí podríamos hacer una buena base. Podríamos dedicarnos un día a buscar provisiones y equiparnos.

─ Las buscaremos en el camino. ─sentenció Rosita, que no estaba muy convencida de lo que dijo ─. Siempre lo hicimos así, no paremos ahora.

Todos miramos a Abraham en busca de respuestas.

─ Ya oyeron a la señorita. Iremos al norte.

─ Pero no tenemos más agua. ─murmuré.

─ El río Broad está a ocho kilómetros al oeste. Tendríamos que ir ahí antes de encontrar un auto. ─señaló Tara, fijándose en el mapa que habíamos conseguido.

─ De hecho, tenemos vehículo. ─aseguró Abraham.

Yo lo miré con confusión. ─ ¿Lo construiste con libros y latas mientras dormíamos?

Él solo me dio una mala mirada y se dirigió a la puerta principal, donde bajó un pequeño pedazo de cartón que hacía a modo de ventana.

─ Y para nuestra suerte, este vehículo tiene casi dos mil litros de agua. Así que alístense, nos vamos.





















LOS ADULTOS EMPEZABAN A REVISAR EL VEHÍCULO, mientras Tara y yo cuidábamos los alrededores con nuestras armas.

Al menos hasta que una risa rara proveniente de Abraham nos hizo sobresaltar.

─ ¡Ya era hora que algo nos saliera bien! ─exclamó, al escuchar el motor encenderse.

Él empezó a avanzar, pero casi de inmediato el camión de bomberos se detuvo.

─ Cantaste victoria demasiado rápido. ─señale.

─ Buscaremos otro. ─aseguró Gleen.

─ Si hubiera otro, ya lo habríamos visto ─gruñó Abraham, posando su vista en la parte delantera del camión ─. Se ve que atropelló a unos cuantos caminantes. ¿Saben qué significa?

─ ¿Significa que es un buen vehículo para matar? ─inquirí, levantando una ceja.

No sabía nada de vehículos; apenas sé usar la moto de papá: sé avanzar, sé girar, pero no sé frenar. Detallitos.

─ Significa que el filtro de aire está repleto de restos humanos... No hay ni un maldito rincón ─empezó a bramar muy enojado, tomando una bolsa de plástico del piso ─... de este planeta que no haya sido arruinado por esos malditos caminantes.

─ ¡Abraham! ─regañó Rosita, pero no por su carácter, sino porque lo estaba haciendo mal, o eso creo.

─ ¿Qué?

─ Eso alimenta al radiador ─señaló la latina ─. El motor está en el techo.

Pero antes de que Abraham pueda subir a limpiar el motor, un grito de Gleen me hizo sobresaltar.

─ ¡Sam, detrás de Maggie! ─ordenó el coreano cuando una llanta rodó por nuestro lado. Muy creepy.

Pero eso no fue todo, casi de inmediato, caminantes nos empezaron a rodear.

Los adultos empezaron a matar a los caminantes que podían, pero nos sobrepasaban en número.

─ ¡Hay más por atrás! ─informé, tomando mi cuchillo y matando a uno cercano.

Pero de la nada, un gran chorro de agua empezó a alejar a los caminantes de nuestro lado, y destripándolos por la fuerte presión del agua.

Y claro, mojándonos en el proceso.

─ Estuve en ocho ferias del condado ─empezó a hablar el pelirrojo, una vez que Eugene había terminado de masacrar a los caminantes con agua ─, y en un rodeo de cabras, pero jamás vi algo como esto.

─ Vi una tienda de caridad cerca de la librería. Está destruida, pero podríamos encontrar provisiones o ropa seca, tal vez. ─informó Gleen, al vernos a todos completamente empapados.

─ No será necesario ─me interrumpió Abraham, subiendo al camión de bomberos. ─ Limpiaré el filtro de aire en un segundo, el motor se secará y nosotros igual.

─ Claro ─asentí con un poco de burla ─, ropa mojada, nos enfermamos, nos morimos, y te mordemos, me encanta el plan.

─ Se secarán con el viento mientras viajamos; deja el drama para tu clase de teatro. ─me dijo el ex-sargento.

Pero antes de responderle con algo absolutamente creativo, se empezó a reír como maníaco.

─ ¿Qué te pasa? ─le pregunté en su lugar, haciendo una pequeña muequita de confusión.

Giré sobre mil talones, leyendo lo que había escrito en el duelo.

"Enfermos adentro, déjenlos morir"

─ ¿Qué? ─preguntó Abraham aún con su risa maníaca ─ ¡Esto está jodido de verdad!

─ ¡¿Alguien me ayuda a atarlo?! ¡Se volvió loco! ─exclamé ─. Así que solo por eso, yo conduciré.

Todos me miraron con miedo y negaron repetidas veces, mientras yo abría mi boca de par en par, completamente indignada.





















NO HABÍAMOS AVANZADO MUCHO, Y YA ESTABAMOS VARADOS, el camión no avanzaba, así que ahora nos encontrábamos en medio de la nada, vigilando los alrededores mientras Abraham trataba de arreglar el vehículo.

─ Iugh ─hice una mueca de asco al oler lo que traía el viento con él ─. Huele peor que mi papá...no le digan que dije eso.

─ Lo que sea que huele así, no es nada lindo. ─comentó Abraham, bajando la cabina de camión junto a su arma.

─ Hey, mi papá huele así y es lindo, ¿okey? 

─ No pararemos. ─el pelirrojo me ignoró completamente.

─ Pero... ya nos paramos, ¿no?

Abraham me ignoró otra vez, y empezó a caminar junto con el resto, así que no me quedó nada más que seguirlos, con ayuda de Gleen, claro, que empezó a caminar a mi lado, y ofreciéndome ayuda si la necesitaba por mi reciente herida en la pierna.

Por largos minutos seguimos caminando por la carretera, y a cada paso el olor era insoportable, tanto que tuve que cubrirme la nariz con la manga de mi camiseta.

─ Vamos, por aquí no se puede. ─informó Gleen, pasando su mano por detrás de mi espalda y guiándome vuelta atrás.

Y lo mismo hacían todos, claro, si las palabras que salieron de la boca de Abraham no nos hubieran detenido.

─ No retrocederé. ─lo escuchamos murmurar.

─ ¡Abraham! ─llamó Rosita, al ver que este ni siquiera se movía.

Ni pensaba en hacerlo.

─ No me detendré.

─ Abraham ─volvió a llamar la latina ─, hay que irse.

─ No abandonaré el barco ─giro a vernos ─, ¡esperen!

─ Debemos irnos. ─le dijo Maggie.

─ No, no es cierto. No nos notarán desde aquí, no pasa nada ─informó, refiriéndose a los miles de caminantes que había un kilómetro adelante ─ estamos bien.

─ Sí, claro ─ironice ─, esto es la definición de "bien".

─ Tenemos que encontrar una forma de rodearlo. ─informó Gleen.

─ Olvídalo ─le respondió Abraham, quien estaba decidido a no retroceder ─, fueron rodeos y rodeos desde Houston hasta Georgia, y me harté, se acabó.

Glenn me soltó y dio pasos agigantados hasta donde Abraham; el coreano estaba molesto de las tonterías que decía el pelirrojo.

Y era verdad, no podremos cruzar; es mejor un desvío. Estamos cansados, sin comida, sin agua, no tenemos muchas balas.

─ No vamos a cruzar eso, ¿okey? ─alzó la voz ─. Ni lo pienses, no es una opción. No las ppondréen peligro.

─ Nos topamos con problemas de mierda en todas partes; si tienes suerte, son caminantes o un camión en llamas, pero vas a terminar arrinconado. Aunque te quedes, te terminarás matando. No volveremos. No podemos volver.

─ No digo que debemos volver ─intentó explicar Glenn ─, solo retrocedamos unos kilómetros al sur.

─ No.

─ Ya tuvimos que parar por un filtro de aire dañado por pedazos de tripas; eso volverá pasar.

─ Entonces les daremos con agua.

─ El tanque está vacío. ─le recordé.

─ Si aceleramos a fondo...

─ Los chocaremos igual, nos frenarán e igual nos detendrán. ─exclamó Gleen, muy exasperado.

─ ¡No estoy diciendo que vayamos derecho!

─ La carretera va derecha. ─señaló Maggie con obviedad.

─ ¡Abraham! ─regañó Rosita.

─ ¡Sé que podemos! ─nos gritó a todos el pelirrojo.

Vaya, si él fuera una caricatura, ya estaría botando humo por los oídos.

─ ¡¿Lo entiendes?! ¡Significa que nadie irá al sur! ¡Que nadie va a retroceder ni se desviará!

─ No ─sentenció Rosita ─, ellos tienen razón.

Abraham volteó y tomó a Eugen del brazo, empezando a tirar de él.

─ ¡Hey! ─grité ─ ¡¿Qué haces, ya detente?!

─ ¿Qué haces? ─preguntó Tara, alterada ante la escena. ─ ¡Suéltalo!

─ ¡Basta,Abraham! ─gritó Gleen.

─ ¡No dejaré que hagas esto! ─grité, no dejaría que le pegara a Eugene, no. —Si, yo soy y seré la salvadora incluso de las hormigas ─ ¡Alto! ─ordené, pero fui empujada por el pelirrojo.

No caí al suelo, terminé estampándome con Rosita, quien me ayudó a estabilizarme, y luego volvió a ayudar a que el grandulón dejara a Eugene.

─ ¡Hey! ¡Eso no te lo permito! ─le gritó Gleen al ver que Abraham me empujó ─ ¡Y ya suéltalo!

Entre todos empezaron a forcejear, hubo empujones, estuvieron a punto de agarrarse a golpes.

Rosita terminó en el suelo, y corrí de inmediato a ayudarla.

Gritos y más gritos; esto se había vuelto un caos. Y aunque no se entendía bien qué decían cada uno, algo sí se logró entender.

Y espero que haya escuchado mal.

─ ¡No soy científico!

Todos miramos perplejos, deteniendo el enfrentamiento para solo centrarnos en él, en Eugene.

─ ¡No soy científico! ─repitió, haciendo que Abraham lo suelte al fin, con una cara de decepción inmensa ─ ¡Mentí! Los engañé, no sé cómo contener todo esto. No tengo la cura.

¿Acaso este es el universo diciéndome que no se puede salvar a todos?

─ Si eres científico ─balbuceó Rosita luego de un silencio incómodo.

Ella estaba muy confundida y la entiendo; debe sentirse decepcionada.

Todos nos sentimos así, pero en especial ella y Abraham, que están con él desde el principio. Engañados desde hace tanto tiempo.

─ He visto las cosas que has hecho. ─ella intentaba convencerse de que las palabras del hombre eran mentira y que esto solo era una broma.

─ Solo me las ingeniaba. ─respondió Eugene.

─¿Tú solo... te las ingeniabas? ─preguntó Glenn muy indignado.

─ Soy más listo que el promedio ─habló con tranquilidad. Solo es un idiota ─. Sé que soy un buen mentiroso y debo llegar a DC.

─ ¿Por qué? ─preguntó Maggie.

─ Porque creo que ahí está la mayor posibilidad de supervivencia, y yo deseo sobrevivir. Haría que me lleven hasta ahí, y deduje que también sería bueno para ellos ─explicaba, tratando de justificarse. Mientras el pelirrojo solo se quedaba callado, escuchando cada palabra que salía de la boca de Porter ─. Dada la situación de todo el mundo...

─ Murieron personas por traerte aquí ─habló Rosita, con más decepción que enojo.

─ Lo sé muy bien; Stephani, Warren, Pam, Rex, Roger, Rosiah, Dirk, Josephine y Bob ─empezó a nombrar a cada uno.

¿Cómo es que pudo dormir tranquilo luego de que tanta gente murió por una mentira?

¡Una mentira que él inventó para salvar su trasero!

─ Empecé a sentir miedo al acercarnos, soy un cobarde. La realidad de llegar a nuestro destino y que todos descubrieran la verdad... se volvió aterradora. Hice lo posible para detenernos. Corté un cable del autobús.

Por él perdí mis cosas, por él perdimos los antibióticos, por todos los de aquí terminamos heridos y con cicatrices.

─ Quería ganar tiempo para pensar en algo. Pero en estos momentos me doy cuenta de que no tengo ninguna opción. No tenía salida. Tampoco es verdad que a Ellis le guste mi corte de pelo; no lo conozco, solo leí unos de sus libros y supuse que era un tipo que podría apreciar un corte como este.

Lo sabía, o al menos ssospechéalgo.

Suspiro. ─ Soy más listo que ustedes, tal vez quieran dejarme aquí, pero...

Pero fue interrumpido por un fuerte puñetazo de Abraham, que prácticamente lo hizo volar.

El resto intentó frenar a Ford, pero era inútil; su enojo le dio una fuerza descomunal, tanto que lo dejó inconsciente.

─ ¡Eugene! ─todos fueron a revisar al hombre que ahora estaba desmayado en el piso, sin responder.

Abraham quiso acercarse a él, supongo que para terminar con él, pero Rosita rápidamente lo frenó, tomando su arma.

Así él que no tuvo más remedio que detenerse, miró su mano eensangrentada y fue hasta la parte trasera del camión, y ahí cayó de rodillas.

Su mundo se vino abajo; él luchaba por una mentira, y eso debía doler como la mierda, más que cualquier herida.

A diferencia de todos, yo no fui a ver cómo estaba Eugene; yo fui a ver cómo estaba Abraham.

Me senté frente a él; yo no decía una palabra, pero pienso que está bien que alguien esté para ti, ¿no?

Así como ellos estuvieron para mí y quisieron cuidarme como a una hija al principio de esto. . .





















Narrador omnisciente; Samara ── 9 años.

Era una mañana ajetreada en el resto del hospital, pero no en la sala de quimioterapias.

Las personas estaban más que encantadas con la presencia de la pequeña pelirroja ahí, porque era un rayito de alegría que necesitaban para soportar las tortuosas horas de tratamiento.

Así que con sus libros de constelaciones y sus tomos de Harry Potter, la niña hacia más amena las tres horas de quimio que duraba el tratamiento de todas las semanas.

Sam llegaba con una pila de libros más grande que ella, y los dejaba encima de la alfombra de la sala.

─ Hola ─saludó a las cinco mujeres que hoy les tocaba quimio ─, ¿Me extrañaron?

─ Tanto, hasta  tuvimos que poner el Cáliz de fuego cuando no viniste. ─comentó una de ellas.

─ Pero recién empezábamos el libro ─Sam hizo un puchero ─. Bueno, entonces...hoy...toca...¡constelaciones!

Las mujeres presentes no podían negarse a las ofertas de la menor.

Así que Sam empezó a leer y explicarles sobre las constelaciones a detalles, avanzando con varias páginas de su libro, aunque poco después tuvo que parar al ver casi todas las mujeres se habían dormido.

Ella estaba acostumbrada a eso.

Sin embargo, no todas lo hicieron, además, un hombre alto, morocho y de barba entro a la sala, posicionándose junto a la mujer con la que Sam ahora pretendía hablar.

─ ¿Ella es la encantadora niña de la que me hablaste? ─preguntó el hombre.

La mujer rubia sonrió y asintió, y luego espero a que Sam se levantara del suelo para así presentarla a su esposo.

─ Mara, él es el señor X, del que te he hablado. ─le dijo a la pequeña pelirroja.

Él hombre se puso de cuclillas ante la menor, y con una sonrisa en rostro, le dijo:

─ ¿Así que tú eres Mara? ─preguntó y la nombrada asintió ─. Estoy encantado de conocerte, mi esposa habla maravillas de ti.

─ Qué le puedo decir, soy asombrosa ─contestó Sam con una gran sonrisa ─. Pero no sea tímido, dígame su nombre, porque no creo que sea "Señor X".

─ Claro que no ─negó con diversión ─. Mi nombre es Negan.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com