𝟬𝟰𝟲 | Coda
046. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗬 𝗦𝗜𝗫 ──
── 𝖢𝗈𝖽𝖺 🐝•˖* 📼 ☄️
(𝖢𝗋𝗒)
Cuando te enteras de que el mundo es una mierda y que definitivamente tienes que vivir en él aunque no te guste, no te queda nada más que charlar con una buena amiga; en este caso, era Tara. Estábamos tratando de pasar el rato mientras sacábamos hasta las últimas gotas de agua, repartiéndolas equitativamente en cada botella.
─ Mi sueño desde que vi Grey's Anatomy es escaparme de mi boda, como April. ─le dije, mientras escribía la inicial del nombre de Glenn en una de las botellas, para luego continuar con la de Maggie, y así con todos.
─ Pero... si te casas con Carl, ¿cómo piensas huir de tu boda? ─inquirió Tara.
─ Bueno, primero, la fiesta grande la pensaba cuando no había nada de caminantes en el mundo. Ahora yo solo quiero algo permanente; no me importa si no hay anillo o si no hay fiesta, solo quiero algo permanente, aunque no sé si algo así exista...
─ No saben que estamos aquí. ─comentó Glenn, así que cuando lo vi, dejé de hablar.
─ Pues eso es mejor para GREATMS ─le contestó Tara, mientras yo le colocaba una "S" a la última botella ─, lo que no es mejor para GREATMS es que el agua se está acabando.
Glenn parpadeó un par de veces, para luego mirarnos con confusión.
─ ¿Qué es GREATMS?
─ Nosotros. Un equipo. Solidaridad. Una hermandad...
─ Eso es GREATMS. ─terminé de decir, completando lo de Tara.
─ Me lo tatuaré en la nuca. ─aseguré, lanzándole una botella de agua a Gleen, que la atrapó en el aire.
─ Nada de tatuajes. ─me amenazó el coreano, y yo solo rodeé los ojos.
─ Perdón, solo tratamos de pensar en otra cosa. ─Tara se encogió de hombros.
─ Está bien, me sorprende que Sam no te pusiera a jugar monopoly. ─dijo Rhee con tranquilidad.
─ Pero no tenemos Monopoly. ─está vez la joven Chambler fue la que frunció el ceño.
─ Ella y Sophia juegan eso cuando están aburridas, sin el Monopoly. ─aclaro.
Tara me miró confundida; sin embargo, no pudo cuestionar nada, ya que Maggie y Rosita se acercaron. Y por mi paz mental, espero que no pregunte sobre eso más tarde; la última persona a la que le expliqué sobre eso quedó traumada.
─ ¿Reacciona? ─le preguntó Tara a Maggie.
─ No.
─ ¿Y si lo llevamos a la iglesia? ─inquirió Glenn.
─ Estoy casi segura de que moverlo empeoraría su situación. ─murmuré.
─ ¿Y que la mejoraría? ─me preguntó Rosita.
─ Ahora no podemos hacer nada por él, Eugene debe luchar por si mismo ─empecé a explicar ─, lo mejor sería que despierte por su propia cuenta, y luego ayudarlo según los daños que veamos.
─ Más despacio, Mini Grey, algunos aquí no somos doctores. ─se burló Tara.
─ ¿Y si no despierta? ─cuestionó Rosita, ignorando el anterior comentario de nuestra amiga.
─ Bueno...mejor no pensemos en lo peor. ─me encogí de hombros, viendo a Rosita tomar la botella de agua con la "A" estampada en la tapa.
La latina se acercó a Abraham, que no había movido un solo músculo desde que cayó de rodillas al suelo.
─ Vamos, no tomaste nada en todo el día. ─Rosita le ofrecía la botella de agua.
Pero el pelirrojo se mantuvo quieto, no hizo nada.
─ ¡Agarra la botella!
Nada.
─ ¡Ni mi sobrino de seis años se portaba así! ─le volvió a ofrecer la botella, solo que esta vez, Abraham le dio un manotazo, y la terminó haciendo volar por los aires.
Lo cual solo enojó a Rosita, quien tomó una bocanada de aire y apoyó sus manos en sus rodillas para dirigirse a Abraham un poco más calmada.
─ No hagas eso, Abraham. Mírame.
─ No. ─le contestó.
─ ¡Mírame! ─le grito. Bueno, supongo que no estaba tan calmada como creí.
Abraham se levantó de golpe, y tanto Maggie como yo nos asustamos, tomamos nuestras armas y apuntamos al pelirrojo. Aunque perfectamente Maggie y el resto sabían que yo no podía dispararle a Abraham, no lo haría.
Ford nos miró a ambas.
─ Siéntate o disparo. ─sentenció Maggie a Abraham, quien volvía a su antigua posición.
Así que guardamos nuestras armas.
─ Bueno...─empezó a decir Tara ─, ¿quién quiere jugar Monopoly?
─ Necesitamos agua. ─comentó Glenn, quien era el líder de nuestro pequeño grupo.
Y yo era la persona más orgullosa por ver a mi muchacho en el poder.
─ Hay un arroyo, no muy lejos de aquí, está al sur oeste. ─informó Rosita.
─ Vayan, yo me quedo. ─aseguró Maggie.
─ ¿Segura que tú y Sam estarán bien? ─le preguntó Gleen a su esposa.
─ Ella no se quedará, ya la conozco, y sería inútil discutir con ella, siempre nos termina ganando. ─argumentó Maggs, y yo sonreí por lo bien que me conoce.
─ Bien ─terminó aceptando Glenn ─, ¿tú pierna está bien?
─ Lo está. ─aseguré, ahora solo me dolía un poquito, pero nada preocupante.
Él sonrió, pasando su brazo por mis hombros para empezar a caminar junto a Tara y Rosita.
Caminábamos en dirección al arroyo. Rosita y Glenn iban muy serios, con el ceño fruncido y los labios apretados, mientras que Tara y yo no parábamos de reír. Nos habíamos propuesto encontrarle el lado cómico a cualquier cosa, incluso a una simple roca que nos habíamos cruzado en el camino.
Y no es broma.
─ Tara, deja tu palo, no eres Moisés o algo así, no abrirás las aguas. ─le moleste mientras caminábamos.
Ella me miró indignada, sujetando el palo con más fuerza como si de verdad pudiera hacer un milagro.
─ Eso tú no lo sabes.
Su tono de falsa seriedad solo me hizo reír más. Hasta ahora, a pesar de todo, el humor nos había mantenido cuerdas.
Seguimos caminando, adentrándonos un poco más en la zona. Pasamos por un lugar donde tres caminantes estaban atrapados debajo de un enorme poste caído. Se retorcían y gruñían en vano, con las manos estiradas hacia nosotros como si de verdad creyeran que tenían una oportunidad.
Me detuve frente a ellos y puse las manos en mi cadera, inclinando la cabeza con fingida compasión.
─ Quédense ahí, muchachos, en verdad, no se molestan. ─hablé con total tranquilidad, como si fueran personas vivas esperando en una fila.
─ No hay nada bueno en Washington para ustedes, ni para nadie. ─Tara siguió el juego con una sonrisa ladeada.
Rosita suspiro, rodando los ojos.
─ No es gracioso.
─ Oye, vamos. ─defendí nuestro horrible intento de comedia. ─No es tannn... gracioso, pero al menos lo es un poquis, no lo nieguen.
Glenn finalmente rompió su silencio y se dirigió a nosotras con una expresión seria.
─ Chicas, entiendo que cada uno lidia con esto a su manera...
Pero Tara no lo dejó terminar.
─ Escuchen. ─se adelantó un poco, clavando su mirada en el suelo por un segundo antes de alzarla con determinación ─. No sé qué pensar sobre lo de Washington. Pero no tengo nada que igual, ya lo superé. Solo quiero que él esté bien. Eugene no es fuerte, no es veloz, no sabe usar un arma... Duele decirlo, pero es...
─ Un idiota torpe que prefirió ponerse en un pedestal, pisoteando al resto. ─solté sin filtro, y de inmediato sentí varias miradas fijas en mí.
─ ¿Qué? ─levanté las manos con falsa inocencia ─. Cuando empezó esto, la mayoría de nosotros no sabía ni cómo usar un arma, pero aprendimos. Él eligió el camino fácil.
Tara suspiro y me mir con algo de resignación.
─ Yo solo iba a decir inútil, pero sí, creo que Sam tiene razón. ─su tono sonó más apagado de lo habitual, menos juguetón ─. Pero solo tenía un recurso para sobrevivir, ¿debemos culparlo por usarlo?
─ Sí, deberías. ─la voz tajante de Glenn cortó el aire como una cuchilla.
Se hizo un breve silencio. La molestia seguía en sus ojos, en la tensión de sus hombros, de la manera en la que apretaba la mandíbula. No lo culpaba. Nadie lo hacía.
Sabíamos que lo que Eugene hizo no tenía justificación, pero, en el fondo, tal vez solo queríamos encontrar una razón para no odiarlo tanto.
Llegamos al arroyo y empezamos a llenar botellas, pero en cuanto el agua empezó a entrar en los recipientes, quedó claro que no era potable. Estaba turbia, llena de barro, ramitas y quién sabe qué más.
─ Perfecto. ─ironizó a Glenn al ver el agua completamente contaminada.
Tara frunció los labios y miró río arriba con algo de esperanza.
─ ¿Más adelante estará más limpia? ─preguntó, tratando de aferrarse a la posibilidad de que algo bueno saliera de este día.
─ Lo dudo mucho. ─habló Rosita, suspirando mientras arrancaba una parte de la manga de su blusa sin pensarlo demasiado ─. Pero no importa. Mara...
Guau. Hacía mucho que alguien no me llamaba así.
─ ¿Me ayudas?
─ Claro. ─tomé la botella que tenía Glenn en las manos.
Me puse a reunir arena y piedritas, siguiendo las instrucciones que Espinosa me daba para armar un filtro improvisado. Era algo sencillo, pero mejor que nada.
─ Armaste un filtro de agua en dos minutos. ─Tara miró a Rosita con una ceja en alto─, nada mal.
─ Eugenio me enseñó. ─murmuró Rosita, sin levantar la vista de su tarea─. Lleva tiempo, pero servirá. Luego se puede hervir.
Aprovechando que estábamos sentados en el suelo y que la conversación estaba tranquila, me animé a preguntar:
─ Rosita, ¿estabas con Abraham cuando todo esto empezó?
Ella se detuvo un segundo antes de responder.
─ No, yo tenía otro grupo. Era diferente.
Su tono tenía un déje de melancolía. Yo entendía lo que era eso. Nosotros también habíamos comenzado con otro grupo... yo había comenzado con otro grupo.
─ ¿Y cómo terminaron juntos? ─preguntó Glenn, interesado.
─ Nos cruzamos en Dallas.
Eh, yo conocía Dallas. Yo vivía en Dallas.
─ Mi grupo peleaba contra unos muertos y él apareció de la nada con ese camión enorme... Que descanse en paz. ─Rosita hizo una pausa, bajando la mirada─. Eugenio lo acompañaba. Fue ahí cuando me dijo que iba a salvar el mundo. Vio que yo era fuerte y quería mi ayuda. Fue la primera persona que me pidió que lo ayudara.
Esbozó una pequeña sonrisa, pero se borró casi de inmediato.
─ Tal vez fue otro engaño.
─ No es un engaño, eres fuerte, Ros. ─puse mi mano sobre la suya y la apreté un poco, logrando que sonriera otra vez.
Tuvimos nuestro momento, pero poco resistente.
─ ¿Vieron eso? ─Glenn se puso alerta de arrepentimiento, su mirada fija en el agua.
─ ¿Un fantasma? ─pregunté ─ ¿Caminantes? ¿John en tanga?
─ No ─negó de inmediato, apuntando con su dedo índice un punto en el agua ─, esas ondas.
Nos levantamos de inmediato.
─ Son peces. ─sonreí.
─ No te lo creo... ─balbuceo Tara.
─ Vengan. ─llamó Glenn muy animado, empezando acelerar su paso.
─ ¡Más lento, tenemos una invalida aquí! ─chilló Tara, mientras yo fruncia el ceño en su dirección.
─ ¡Te voy a mostrar quien es la invalida! ─exclame.
Empezamos a reunir cosas que sirvan para pescar, ya teníamos redes improvisadas con las mallas de las casacas, y demás.
─ ¿Como van con eso, chicas? ─preguntó Rosita.
─ Muy bien. ─ambas sonreímos, rebuscando en las mochilas que encontramos.
Luego de un rato, Glenn y Rosita sonreían mientras pescaban, y ya extrañaba verlos sonreír
─ ¡Tara! ─chile, sacando lo que había encontrado.
Eran dos gafas, una de girasoles, y otra de corazones.
Tara de inmediato tome las gafas de corazones y se las puso, empezando a hacer muecas graciosas, haciéndome reír a carcajadas.
Yo por mi parte me puse la de girasoles
─ Sam... ¡¿a que no imaginas lo que acabo de encontrar?!
Yo negué divertida, viendo su cara de emoción, parecía niña. Chiquita con un juguete nuevo.
El día se empezaba a poner cada vez mejor, y eso me gustaba.
Ahora regresáramos con el resto, yo estaba más que encantada con mis gafas, y Tara estaba haciendo trucos con su nuevo yo-yo.
En eso, Glenn giró a vernos.
─ Ahora que lo pienso, si era tan TAN, gracioso. ─terminó aceptando el coreano, haciéndonos reír.
En el camino de regreso, vimos a un grupo de caminantes atorados en un árbol, quise ir a matarlos, pero Gleen me detuvo.
─ Ni los mires.
Yo solo seguí sonriendo, no íbamos a arruinar nuestra caminata por un grupo de caminantes.
─ Ahora solo contagiemos esta alegría a Abraham y Maggie. ─les dije.
Abraham se contagió un poco de nuestro buen humor, y arreglamos el camión de bomberos en muy poco tiempo.
Y a pesar que le insistí en que yo manejaba, no me dejo, ninguno de los presentes me dejó.
Disque los mataría en una curva.
El pelirrojo manejo por unas horas, y llegamos a la iglesia, en donde habían muchos caminantes dentro, intentando salir.
Creo que llegamos a tiempo.
Ford no tuvo mejor idea que usar el camión como una especie de escudo, y lo coloco en la entrada, impidiendo la salida de los caminantes.
─ Escucho borroso. ─dije, ya que freno bruscamente y derrumbó las escaleras de la entrada, haciendo un "Aterrizaje" estrepitoso.
Maggie y Gleen fueron los primeros en bajar, y luego me ayudaron a bajar.
Apenas llegue a tierra firme, corrí a los brazos de Carl.
Mi novio me tomó de la cintura y me hizo dar una vuelta en el aire, para luego bajarme con cuidado al verme hacer un muequita de dolor.
─ ¿T-te mordieron? ─pregunto con miedo.
─ Solo me caí, me duele un poquito la pierna. ─le conteste, tomando su rostro entre mis manos.
Y ahí, quede congelada por unos segundos ante sus siguientes palabras:
─ Te amo.
Trague saliva, y vi como esperaba a que yo conteste algo.
Pero no podía decirlo, no puedo decir esas palabras, me cuesta mucho incluso decir un "Te quiero"...lo siento, Carl, pero no puedo, necesito tiempo.
─ Lo sé. ─solte, y uni sus labios con los míos, interrumpiendolo.
El continuo con el beso, al menos hasta que John carraspeo.
─ Si, "hola John, te extrañe" ─intentó imitar mi voz, así que negué divertida y le fui a dar un abrazo ─. Además, dejen de comer enfrente de los pobres.
Luego de eso, Judith fue la que saltó de los brazos de Michonne a los míos, así que la empecé a mecer mientras dejaba muchos besitos en su frente.
─ Regresaron. ─dijo Michonne, haciendo que girará a verla, mientras era abrazada de cada lado por John y Carl.
Esos dos me van a asfixiar.
─ Todo era una mentira, Eugene nos engañó. Ya estaba imaginando usar pociones y una manzana dorada, así como en minecraft...Por cierto ─fruncí el ceño al no ver a mi mejor amiga ─ ¿Sophia?
Pregunte al no verla, a ella ni al resto.
─... ¿Mi papá y mi tío?
Vimos como Michonne nos miró a Maggie y a mi con una sonrisa.
─ Beth esta viva, Daryl, Merle y Carol vieron el auto que se la llevó, y lo siguieron ─soltó, haciendo que Maggie y yo sonreímos ante la noticia ─. Beth, esta en un hospital en Atlanta. La secuestraron, pero el resto ya fue a rescatarla.
─ ¿Sabemos que hospital es? ─preguntó Maggie muy animada, llevándose ambas manos a la boca, y haciendo que sus ojitos se iluminen ante el reencuentro con su hermana.
─ El Grandy Memorial.
Espero que Beth este bien y viva, y que regrese con nosotros.
Estaba entre Carl y John, caminando con nuestras armas por la entrada del hospital, junto con el resto. Mientras nos encargábamos de los caminantes que había aquí.
No eran muchos, así que rápidamente nos encontramos caminando, solo verificando que nadie humano nos atacará.
Ya nos estábamos acercando a la entrada, cuando Rick salió, siendo seguido por el resto del grupo.
No había rastros de Beth, empecé a pensar lo peor. Mis ojos se llenaban de lágrimas, sin embargo, rápidamente las seque. Maggie y yo soltamos nuestras armas y comenzamos a correr al ver cierta cabellera rubia que tanto amamos.
Vimos a Beth con unos cuantos cortes en la cara, pero estaba viva, y era lo que importaba.
Nos abrazamos entre las tres como si no hubiera un mañana, al menos este día si siguió mejorando como pensé.
─ Nunca más volveremos a separar ─dije ─, y si, es una amenaza.
Ambas hermanas Greene rieron, mientras despeinaban mi cabello.
─ Juntas, por siempre, es una promesa, Sam. ─aseguró Beth, antes de volver a unirnos en un abrazo.
───AUTHOR'S NOTE:
Feliz año banda, y gracias por el apoyo que le dieron a esta historia <3
Pdta: háganme feli y siganme para llegar al 1k (ya somos 3k, Lucy del pasado) de seguidores 😭, juro que soy buena onda.
Falta muy poco para lo de Negan :(, y a para la cicatriz de Sam 💔.
─ With love, Lu 💌.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com