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𝟬𝟱𝟱 | nervous

055. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗜𝗙𝗧𝗬 𝗙𝗜𝗩𝗘 ──

── 𝗇𝖾𝗋𝗏𝗈𝗎𝗌 🐝•˖* 📼 ☄️

narrador omnisciente ─ pasado . . .

Emily Potter dejaba a su nieta en el salón de quimioterapias, la menor en verdad se sentía muy mal, no de salud, pero estaba muy triste, pero no la podía dejar sola mientras ella se iba a una operación, así que, recordando el pequeño vinculo que tiene su nieta y una de las pacientes de quimio, decidio dejarla ahí.

Sam se sentó en el suelo y vio a su abuela irse, saludo con los animos por el suelo a las mujeres presentes, pero, Lucille, se preocupo genuinamente por la pequeña Potter.

─ ¿Qué te pasa, cariño? ─preguntó desde su silla.

─ No es nada. ─murmuro Sam desde su posición, apoyando su menton en la palma de su mano.

Lucille no supo que hacer, así que decidió contemplarla, viendo como empezaba a dibujar sin los animos de siempre. Lo cual era raro, muy raro.

Samara solía ser el rayito de este lugar, y al parecer, ahora se apago . . .

─ Ya llegue ─entro Negan, con un niño siguiendole los pasos ─. Es que alguien no se quería bañar.

─ ¡Para ya! ─chilló el niño, cruzandose de brazos ante las palabras del hombre.

La niña Potter se atrevió a levantar la mirada, viendo al señor Smith entrando, solo que ahora no lo hacia solo como todas las veces que venía, esta vez traía un niño con él, al parecer de la edad de ella. 

Cabello color azabache y ojos de perrito, muy tierno a decir verdad. O al menos eso penso Sam.

─ ¿Quien es ella? ─inquirió él menor.

─ ¿Quien es él? ─preguntó la menor.

Ambos esposos rieron. Negan por su parte empujo un poco al pequeño azabache para que estuviera junto a Sam, y Lucille, coloco una de sus manos sobre el hombro de la niña.

─ Mara, el es Dennis ─presentó ─. Y Dennis, ella es Mara.

─ ¿Dennis? ─inquirió la pequeña pelirroja.

─ Si, nuestro hijo. ─respondió Negan.





















narra Sam . . .

MIS ÁNIMOS ESTABAN POR LOS SUELOSdesde que perdimos a Noah; aún no lo asimilaba, simplemente el recuerdo de su muerte giraba en mi cabeza una y otra vez. Seguía escuchando sus gritos desgarradores mientras era devorado por caminantes; en mi mente, era como un bucle sin fin.

No sé en qué momento me desperté; lo único que sé es que lo primero que vi al abrir mis ojos fue a Carl.

Mis papás (me refiero a Glenn y Maggie) decidieron que por hoy Carl podía quedarse a dormir.

Pero claro, todo con una condición, que Sophia estuviera aquí, así que tengo a mi rubia hermana loca durmiendo a mi lado, y a mi novio, al otro extremo.

Esto se comienza a parecer a la relación de Derek, Meredith y Cristina.

Muy extraño.

Sentí como Carl se acomodo, pasando su mano por mi cintura, empezando a murmurar algo en mi oído.

─ Mañana sera otro día, Mara, intenta dormir un poco. 

─ Si cierro los ojos, lo veo...a Noah ─conté, para luego dejarle un beso en la mejilla ─. Iré a por un vaso de agua, e intenta no roncar, Sophia te puede matar si la despiertas.

Me levante para así ir a por mi vaso de agua, pero me detuve al escuchar el llanto de Beth desde su habitación, y el letrero en letras rojas grandes que ella había puesto hace poco.

"No entrar"

Me detuve unos segundos, y luego seguí caminando, saliendo al cobertizo donde Gleen le contaba todo lo sucedido a Rick, incluyendo que Nicholas mintió en su versión de los hechos.

Por mi parte, Deanna no se atrevió a preguntarme, supongo que porque cuando vino a buscarme, yo estaba lloriqueando en los brazos de mi mejor amiga.

─¿Cómo estás, Sam?─me preguntó Grimes mayor.

─ Bien, siempre estoy bien, debo estar bien ─respondí casi sin pensarlo─. Y... no quiero sonar grosera, pero dejen de preguntarme si estoy bien. Lo único que quiero es golpear a Nicholas, por mentiroso, cobarde y estúpido.

Dije, viendo a Gleen y Rick verme con asombro ante el tono tan tosco que había usado.

Empecé a caminar, pero Rick fue tras mío casi de inmediato.

─ Mara, necesito hablar contigo de otra cosa. —me dijo, haciendo que detenga mi andar.

─¿Qué sucede?

─¿Conoces a los Anderson?─me preguntó y yo asentí, y él se sintió como bobo por unos momentos ante la pregunta; él sabía perfectamente que conocía a los Anderson. ¿Sabes algo de Pete? ¿O Ron te ha dicho algo?

─ Ya no soy una niña, por favor, sin rodeos. ─pedí.

─ Carol conversó con Sam, me contó que él le dijo que su padre golpea a su madre, y que tiene un pestillo dentro del armario, donde Jessie le pide encerrarse.

Demonios, estoy teniendo un maldito déjà vu.





















TÚ NO ESTÁS BIEN. —señaló Enid.

─ Claro que lo estoy. Mírame, estoy haciendo el desayuno para todos, luego iré a la escuela... ─dije, terminando de servirle a ella y a Sophia hotcakes, puesto que Beth aún no salía de su habitación, así que cuando todos se fueron a hacer sus cosas, me quedé cocinando para los que se quedaron.

─ ¿Por qué no le dices nada? ─le preguntó Enid a Sophia, al verla muy callada, limitándose a comer lo que yo le servía.

─ Porque la conozco, ella estará tratando de ser feliz, será una chispita andante, luego se derrumbará, y ahí es donde entraremos nosotros. No es sano, pero es su rutina. ─aseguró la rubia Peletier, mientras yo me despedía de ellas con la mano, dejándolas comer.

Fui hacia los muros, trepé y salí. Distraje a todos con algo para que ninguno me siguiera.

Necesito pensar sola, sacar estos recuerdos de mi mente y ser feliz un rato más, para luego volver a la oscura realidad en la que debo ayudar a Jessie y sus hijos a salir de las garras de Pete, aunque Rick ya me aseguró que él se encargaría, pero no es suficiente. Nunca es suficiente en estos casos.

Me encaminé hacia el bosque, pasando por los árboles con la agilidad que había aprendido de los hermanos Dixon; mis pies parecían ser plumas, yo no emitía ni un solo ruido. Podía escuchar las hojas de los árboles removiéndose por el viento y sentir mi cabello revolotearse a causa del mismo.

Al menos hasta que escuché ramitas rompiéndose, así que me escondí detrás de un árbol, y no tardé en descubrir de quién se trataba.

─ ¡Carl! ─llamé aún desde mi escondite. Sé que me estás siguiendo, eres demasiado obvio.

─ ¿Cómo me descubriste?

─ Siento tu mal olor ─expliqué, rodando los ojos. Porque en realidad había escuchado sus pisadas, sé cómo camina, así que era fácil ─. Podrías... ¿volver? ─le pedí.

─ No deberías escaparte sola, Mara. Ya murieron dos personas, tú lo viviste, estás mejor entre los muros...

─ ¿Qué importa? ─salí de entre los árboles. La gente siempre muere, lo sabemos.

Él apretó sus labios por unos segundos. Volvamos.

─ ¿Por?

Él negó sin comprenderme aún. ─ ¿Qué estás haciendo aquí afuera? 

─ Me conoces bien, sabes lo que hagó ─le miré, y una sonrisa apareció en mis labios cuando recorde ─.  Siempre recordarán este día... como el día en que casi capturan ¡Al capitán Jack Sparrow!

Dije, para luego echarme a correr, con Carl siguiéndome casi de inmediato.

Empezamos a atravesarel bosque, saltando troncos caídos y sintiendo el aire chocarse contra nuestros rostros, pero, antes de seguir avanzando, tomé a Carl de la muñeca, deteniéndolo.

Saqué de mi mochila un reloj de horno al notar a los caminantes. Lo programé y lo lancé para distraer al errante y así poder correr otra vez.

─ Estás loca.

─ Eso lo supiste desde el primer día en que me conociste ─solté una vez lejos, sentándome en el suelo, apoyándome en un tronco caído, al pie de un árbol seco. Tomé una bocanada de aire y lo miré sentarse junto a mí ─. Me gusta hacer esto, salir; no quiero olvidarme de lo que éramos, de lo que es el mundo afuera. Además, correr me hace sentir mejor.

─ Yo no puedo olvidar, a veces sueño con mamá... ¿sabes?

─ Sí... yo también pienso en Lori, cada vez que veo a Jude... ─no pude seguir hablando, ya que escuché varios gruñidos.

─ Volvamos, parecen muchos. ─comentó Carl ante el sonido.

Ambos nos levantamos; yo tomé su mano y me metí en el tronco hueco de un árbol, junto a él. Vimos a los caminantes pasar por nuestro lado, sin notarnos.

Uf, de la que nos salvamos.

Pero, pude notar algo. Tanto él como yo nos encontrábamos muy nerviosos. Nuestros labios casi se tocaban por el poco espacio que había aquí, y al parecer eso nos hacía entrar en pánico, como un par de niños, como la primera vez que nos besamos.

Sí, sentía exactamente igual.

─ Carl, somos novios desde pequeños ─solté en un susurro ─. ¿Por qué esto nos hace poner tan jodidamente nerviosos?

─ Yo no estoy nervioso, tú estás nerviosa. ─contraatacó Carl, muy nervioso por cierto, incluso más que yo, así que tomé sus manos, notando algo en ellas.

─ Te sudan las manos, cariño. ─reí suavemente.

─ Ups.





















APENAS LLEGAMOS A ALEXANDRÍA, ESCUCHAMOS GOLPES Y QUEJIDOS. Carl fue el primero en correr al reconocer a su padre como uno de los involucrados en la pelea.

Se agarraba a golpes con Pete Anderson.

Llegué junto a mi novio, viendo cómo Jessie intentó separar a los hombres, pero se terminó llevando un buen golpe que la dejó en el suelo, siendo Sophia y Ron quienes la ayudaron a levantarse.

Carl se escapó de mi lado e intentó tirar de Rick, para que así soltara a Pete, pero no pasó; él también se llevó un golpe, que lo hizo caer.

─ ¡Papá, basta! ─pidió Carl desde el suelo.

Corrí hacia él, ayudándole a levantarse y alejarse un poco de la pelea; todo se estaba saliendo de control, encima Sam y Ron estaban viendo todo.

John corrió a nuestro lado, verificando que su amigo se encontrara bien. Y a pesar de que mucha gente le pedía a Rick o a Pete que pararan, ninguno estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.

─ ¡Basta! ─gritó Deanna cuando llegó ─ ¡Basta, ahora!

Rick le murmuraba algo al oído a Pete, y por su expresión, al parecer era una amenaza. Y ya sé por qué es.

─ ¡Diablos, Rick, te dije que ya basta! ─le volvió a gritar Deanna.

─¿O qué?─preguntó Rick, con su rostro lleno de sangre y sacando un arma desde su bolsillo, apuntando a todos a su alrededor ─. ¿Me van a echar?

Cuando vi aquello, y aunque sé que el señor Grimes no nos haría nada, tiré de las manos de John y Carl, poniéndolos detrás mío por si algo pasaba.

─ Baja esa arma, Rick. ─habló Deanna, esta vez en un tono más calmado que el anterior.

─ ¡Aún no lo entienden! ─espetó Rick ─. ¡Ninguno de ustedes lo entiende!

En verdad esto daba mucho miedo. No me imagino lo que pasa por la mente de Carl al ver a su padre así.

─ Sabemos lo que hay que hacer y lo hacemos ─ continuó con su discurso, con una expresión que le daría miedo a cualquiera. Somos los que sobrevivimos. ¡Ustedes! ─acusó ─. Se quedan sentados sin hacer nada, hacen fiestas y se divierten. Fingen que lo saben, pero no. Desearía que las cosas no fueran como son. ¿Quieren vivir? ─¿Quieren que este lugar resista? ─preguntó sin esperar respuesta, pero aún apuntando con su arma a las personas que se encontraban alrededor. ─. Pues no podrán a su modo. Las cosas no se arreglan solo con sus buenos deseos; desde ahora tenemos que vivir en el mundo real, debemos controlar quién vive aquí.

─ Eso jamás fue tan evidente como ahora. ─hablo, la líder de Alexandria, ante el comentario del mayor de los Grimes.

Refiriéndose a él, claramente.

─¿Por mí? ─preguntó Rick, soltando una carcajada ─. ¿Lo dices por mí? ¿Te refieres a mí? Ustedes destruirán este lugar. Harán que mueran personas. Ya hicieron que murieran personas. Y no voy a quedarme parado a ver cómo pasa. Si no luchan, morirán. ¡No me quedaré al...

Pero el grandioso discurso de Rick fue interrumpido por Michonne, que de un buen golpe lo hizo quedar inconsciente.

Giré a ver a Carl, poniendo mi mano detrás de su cabeza y atrayéndolo en un abrazo al ver el estado en el que estaba.

─ Hey, ven, vamos ─tome su mano con delicadeza ─. Vamos a ver a Judith, ¿sí?

─ P-pero mi pa...

─ Estará bien, vamos, hermano. ─soltó John, pasando su mano por la espalda de Carl y ayudándome a guiarlo hacia su casa.





















narrador omnisciente ─ pasado . . .

Sam estaba sentada en el corredor del hospital junto a Dennis, él era muy callado a decir verdad ─o así lo veía ella─. 

Él niño Smith era muy diferente a la niña Potter, que ya iba hablando sobre las estrellas por algo más de media hora, y no estaba dispuesta a callarse, aunque, una conversación es más divertida si participan dos, y al no hacerlo, ella se sentía extraña, así que decidió preguntar.

─ ¿Me vas a dejar seguir hablando como loca por otra media hora? ─le pregunto Sam ─. Seguro ni siquiera me escuchaste.

─ Necesitabas ser escuchada, estás triste, y yo soy muy bueno escuchando.

─ Me agradas, Dennis, pero, ¿porque no vienes aquí más seguido? ─inquirió ella con una pequeña sonrisa, la primera en todo el día.

─ Ou, es que no estudio aquí en la ciudad, me cuida una tía a las afueras desde que mamá enfermo ─respondió ─. Pero no cambies de tema, Mara, ¿Porque estas triste?

─ Es que, yo tenía una niñera, era muy buena, pelirroja como yo. Ella hacia los hot-cakes más deliciosos de la historia...pero mis abuelos la corrieron, no sé porque, ella siempre fue buena conmigo. No tiene sentido. Emma es muy linda, ¡No tiene sentido! ─exclamó con frustración.

─ Nada que pase por la mente de los adultos tiene sentido. ─soltó con humor, haciendo reír por lo bajo a su nueva amiga.

─ Me caes bien, Dennis. 

─ Seguro eso le dices a todos. ─refunfuño con humor el pequeño pelinegro.

─ Solo a ti...y a cincuenta pollos más. ─sonrió ampliamente.

Mientras, desde la sala de quimios, los esposos Smith veían a los dos niños disfrutar de la compañia mutua, empezando a jugar a la guerra de pulgares, la cual Mara gano.

Negan nunca había visto a su hijo tan feliz al convivir con alguien de su edad, pues en la escuela sus maestros decían que casi nunca lograba hacer amigos, así que la afinidad de Mara y Dennis, lo tenía muy contento, sumado, a que Lucille hoy le había dicho que estab mejorando con los tratamientos.

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