𝟬𝟲𝟮 | we have a whole sky...
062. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗜𝗫𝗧𝗬 ──
── 𝗐𝖾 𝗁𝖺𝗏𝖾 𝖺 𝗐𝗁𝗈𝗅𝖾 𝗌𝗄𝗒... 🐝•˖* 📼 ☄️
SEGUÍA A JOHN; luego de aquella noche en Alexandria, cambiaron muchas cosas. Tal vez muchos de nosotros también cambiamos de alguna manera, y quiero creer que es porque estamos creciendo, y no porque todo se está derrumbando.
Todos nosotros─o al menos yo─ aprovechábamos que la mayoría de adultos estaba ocupado en las labores de reconstruir varias zonas de Alexandria para así poder escaparnos y poder estar al aire libre, practicando con mi arco y flecha, completamente sola. Simplemente porque me sentía bien.
Hoy por la ventana de mi cuarto, había visto al chico Walsh salir de los muros, así que lo seguí; no podía dejarlo salir solo.
Claro, pero yo sí salgo sola. . .
Tiempo después, terminé encontrándome con él sentado junto a un gran tronco.
─ Pensé que era la única que se seguía escapando. ─murmuré, dejándome caer a su lado.
─ Lo hago de vez en cuando. ─soltó sin muchas ganas; al parecer no quería hablar.
Así que entendiendo eso, me quedé en silencio, admirando lo maravilloso del bosque, fijándome en cada detalle de mi alrededor. Es algo que suelo hacer cuando estoy aburrida; me concentro tanto en los detalles.
─ Nuestro equipo se dividió, eh. ─soltó John, girando a verme.
─ Eso parece.
─ Eso es.
─ Gracias por recordármelo ─rodé los ojos, abrazando mis rodillas─. Lo bueno no dura mucho.
─ Pensé que insistirías más con el tema de Ron y eso. —Señalo.
─ Bueno, comprendo que Carl ahora odia a Ron, y también comprendo que tú lo hagas; apoyas a tu amigo. —Y tal vez yo también lo haga —confesé, desde esa noche estoy resentida con Ron, y apenas hemos cruzado palabras—, pero mi mejor amiga está saliendo con él, y ella me apoyó tanto con Carl, así que yo la apoyo a ella y a ustedes. Aunque eso me cueste dividirme en cien partes para estar con todos.
─ Tendrás que elegir.
─ Lo sé ─suspiré con pesadez ─, pero si por el momento puedo estar con todos, lo haré. Aunque sabes bien cuál sería mi respuesta.
─ ¿Sophia?
Yo negue ─ Soph y yo siempre seremos hermanas malvadas y sucias amantes, no importa que pase ─sonreí, ella y yo habiamos conversado sobre esto ─. Ninguna relación pasara por encima de nuestra amistad, y elegir a nuestras parejas no esta mal, lo que importa es que ella y yo sigamos juntas al final del día.
─ Así se habla ─coincidio conmigo ─. Vaya, ¿como es que la bebe del grupo es más madura que nosotros?
─ Solo es un año, Walsh, no seas exagerado ─reí, levantándome del suelo ─. ¿Quieres venir a buscar a Skippy conmigo?
─ Claro. ─accedió, levantando su mano, indicándome por su acción que lo ayude a levantarse.
Fruncí el ceño en su dirección, ni que le dolieran las rodillas.
─ ¡Estoy viejo, ayudame!
─ Exagerado.
─ Soy hombre, es lo que hago ─soltó, mientras lo ayudaba a levantarse ─. Gracias jovencita por ayudar a este débil anciano.
No pude evitar reír a carcajadas, mientras avanzaba hacia el lugar en donde mi ardilla favorita suele estar. Y en el trayecto al lugar, me di cuenta de algo, que nunca pude agradecerle a John por lo que hizo ese día, la manera en la que me ayudo, protegió y cuido.
El es un ángel.
Sé que Shane era un idiota, pero estaría muy orgulloso de su hijo; yo sé que lo estaría.
─ Nunca te dije gracias.
—¿Por?—preguntó con curiosidad.
─ Por todo─respondí con una sonrisa de agradecimiento, y él pareció entender. ¿Hay alguna manera de pagarte por esto?
─Sí, de hecho sí la hay.
—¿Cuál es?—inquirí, pensando cómo conseguir aquello que me pida.
─ Prométeme que no morirás.
espero cumplir esa promesa, hermano . . .
HABÍA ACABADO DE SALIR DE BAÑARME; estaba con la bata de algodón y el pelo húmedo revuelto por todo el rostro. Cada día me robaba más el estilo Dixon, solo que, a diferencia de papá y tío Merle, yo sí me baño.
Merlin, felizmente ellos no pueden leer mis pensamientos.
─ ¡Beth! ─llamé, buscando frenéticamente entre la ropa que tenía en el closet, sin encontrarme ni un solo overol para ponerme. ─ ¡No tengo nada de ropa aquí!
La rubia no tardó mucho en venir; ella entró a mi habitación, sacándose los mechones de pelo de la cara, pues hace unas semanas se había cortado el cabello a la altura de los hombros y en capas. Le quedaba muy bien, solo que aún no se acostumbraba a usar ese estilo.
─ Sam, tienes mucha ropa─soltó ella, muy indignada, colocando sus manos en la cadera ─. Tienes la casaca roja de cuero con alas atrás que Merle te regaló, y solo Dios sabe de dónde la sacó.
─ Pero no tengo overoles.
─ Porque creciste, y tus anteriores te quedan muy justos o están muy rotos y Maggie nos obligó a desecharlos. ─me revelo.
Yo giré a verla, haciendo un puchero como niña chiquita.
─¡Uh! ─sonrió ella de pronto, pegando un brinquito ─. Marianne te dijo que te tenía ropa de "tu estilo"; deberías ir a verla. Por lo pronto, ponte jeans como la gente normal.
─ También debo ir a ver a papá; hoy saldrá con Rick a buscar provisiones. ─suspiré, extrañando mi único estilo apocalíptico.
Beth salió de mi habitación y yo me quedé rebuscando algo para ponerme y sentirme cómoda. Verán, hace unas semanas en esta casa solo éramos Beth, los esposos Rhee, Enid y yo.
Los hermanos Dixon decidieron mudarse a una casa junto con Carol, y no me molesta; amo el trío de adultos que forman.
Al principio ellos dudaron en hacerlo, pero les aseguré que estaba bien, y era verdad; es más, su casa está a solo dos casas de nosotros, no es muy lejos. Ah, sí, ahí también están Ron y Sophia. De alguna manera extraña, Carol aceptó que ambos vivan en la misma casa, pero es bueno; Ron no está solo.
PASABA MIS MANOS POR MIS VAQUEROS; me sentí completamente extraña. Yo suelo usar otras cosas, pero no me pondré a llorar por ropa en medio del fin del mundo.
Seguí avanzando en dirección a papá, que se alejaba de Denise, pues esta última le había entregado una lista antes de irse.
─ ¿Qué diablos te pusiste? ─me preguntó papá apenas me vio. ¿Acaso no te traigo la suficiente ropa para que te vistas decente? Como no sé... ¿mujer?
─ Soy una mujer.
─ Sí, claro ─soltó una pequeña risa de burla ─. Usa la chaqueta que te trajo Merle; aunque no lo creas, le gusta que la uses. Se demoró mucho encontrándola.
─ Está bien ─acepté, empezando a rebuscar entre los bolsillos de esta camisa a cuadros que había robado de Carl ─. Toma, me dijiste que te haga una lista, y aquí está.
Papá la tomó y empezó a leer rápidamente cada palabra que había en este.
─ ¿Qué hiciste con los libros anteriores que te traje? ─me interrogó ─. ¿Acaso te los comes?
─ Ya los leí.
─ Bien, será Percy Jackson esta vez.
Libros de Percy Jackson. Oh, Lucille, cuando te extraño. . .
─ Y si puedes traerme lo de ahí abajo...
─ ¿Qué son? ─inquirió, señalando lo último escrito en la lista.
─ Pastillas, para alergias... y para cólicos... ─dije en voz muy bajita, pues me daba mucha vergüenza hablar de eso con papá.
─ Oh, esa cosa que te baja todos los meses ─soltó con normalidad ─. Pensé que te había parado hace un tiempo.
Yo me quedé callada, haciendo una pequeña mueca por el tema en sí; creo que de más pequeña era menos avergonzada con estas cosas.
─ No te preocupes, lo buscaré, eres mujer, es normal. ─aseguró ante mi notoria incomodidad y nerviosismo.
─ No es muy necesario, puedo aguantar los dolores, solo el uno una vez al mes y por poco tiempo.
─ Lo traeré ─aseguró ─. ¿Mi hija quiere algo más? ─preguntó y yo negué con una sonrisa por su comprensión.
Simplemente lo abracé, y segundos después él correspondió el gesto, dio palmaditas en mi espalda y se despidió de mí, al igual que Rick.
TOQUÉ LA PUERTA DE ESTA CASA, esperé fuera unos segundos y luego fui recibida por Marianne, una mujer que se ha convertido en una buena amiga; me ha ayudado en muchas cosas en estos últimos meses y también me enseñó muchas otras.
─ Hola, Mar ─saludó ella, guiandome adentro de su vivienda, la cual ahora solo compartía con su equipo, una chica y un chico con los que va a cazar y en busca de suministros. Ellos eran cuatro, pero...uno de ellos perdió la vida en su última excursión ─. Recién hice la comida, y ya tengo la ropa de Skippy.
Yo asentí. ─ ¿Puedo comer aquí? ─inquirí mientras entraba ─. Es que salí rápido de mi casa para despedirme de papá.
─ Claro, ahora te sirvo algo; acabo de hacer la comida.
Me senté en la mesa del comedor mientras ella removía algo en una olla, y segundos despues lo servía en dos platos. Olía delicioso.
Ella dejó el plato en frente mío y luego se fue a la sala, de donde regresó con una gran bolsa.
─ Anda, ábrelo, es tuyo. ─me dijo, sentándose frente a mí para así empezar a comer.
La curiosidad mató a Samara, así que me acerqué a la bolsa y empecé a sacar el contenido de esta, encontrándome con varias cosas, pero primero me fui por lo de mayor tamaño.
Un juego de flechas.
─ ¡¿Ya dije que te quiero mucho?! ─chillé, y casi me lanzo a abrazarla, pues la mayoría de las flechas las usaba mi padre, ya que casi nadie en la comunidad usaba algún arma que implicara estas.
─ Y hay más, cariño. Anda, sigue. ─me invitó, sonriendo con amabilidad.
Volví a ver en la bolsa, sacando de ahí la tan ansiada ropa para ardilla que le había pedido.
─ Me dedicaré a la moda de ardillas. ─sonrió Marianne con orgullo.
─ Véndele esto a Tara y serás millonaria. ─mire el conjunto, pero me percaté de que había incluso algo más dentro de la bolsa.
Un overol.
─¿Te gusta? ─preguntó ante mi silencio.
Yo no tuve que responder nada, pues mi sonrisa de oreja a oreja y el gran abrazo que le fui a dar eran suficiente respuesta para ella.
─ ¡Llego la alegría de esta casa! ─solté, abriendo la puerta de la casa de los Grimes de par en par, siendo recibida por Carl, que llego hasta mi y planto un tierno beso en mis labios.
Yo entraba a esta casa con toda la confianza del mundo, como si de la mía propia se tratase. Pero hey, no es mi culpa que Rick me haya dicho "Eres bienvenida cuando quieras, esta es tu casa, Sam"
Pues le tome la palabra, no se puede quejar.
─ Yo no veo a esa alegría por ningún lado. ─soltó John, desperezándose, indicándome que recién se había levantado.
Me encamine hacia él y le di un abrazo, últimamente había pasado demasiado tiempo con él, pues...ocurrieron cosas luego del aquel día trágico en Alexandria.
Carl practicamente nos evito por semanas, y como John es su novio, tuve que ocuparme de consolar a este último por la indiferencia del de sombrero. Claro, si, así pasarón las cosas, y quien me discuta eso, le tiro una flecha en el trasero.
─ Buenos días. ─le saludé.
─ Buenas tardes, ¿estas son las horas de venir a visitarnos? ─se quejó John, cruzándose de brazos, muy indignado.
─ Ya ni mi novio me reclama ─reí, caminando hasta la sillita de Jude, para así sacarla de ahí y tomarla en brazos.
La menor me rodeo con sus bracitos, y yo la empecé a mecer mientras me iba a sentar en el mueble, para así desparramarnos como gelatina y pasar algunas horas juntas.
─ Puedes decir...¿cruciatus? ─le pregunté ─. Cru-cia-tus.
─ Sam, ella no dirá cruciatus, esa no será su primera palabra. ─me señalo John, diciendo aquello en tono de regaño.
─ ¿Porque?
─ ¿es algo de Percy Jackson? ─inquirió Carl con mucha confusión.
Walsh y yo giramos a verlo con mucha indignación, y puedo jurar que hasta Jude lo hizo.
─ Calla, sesos de alga.
─ Cierra la boca, sucio muggle. ─soltó John.
Carl se resignó a sentarse a mi lado, negando divertido mientras yo jugaba con su hermana.
─ ¿Esa no es mi camisa? ─señaló la prenda que llevaba puesta encima de mi hermoso overol nuevo.
─ Efectivamente.
─ Creí que la había perdido, es decir, de todas maneras ya no me quedaba.
─ Te robare más ─deje a Judith junto a mi, sentada mientras jugaba con un peluche que Rick le había regalado hace unas semanas ─, y, te cambiare esa venda, no es pregunta.
─ ¡Pero Sam! ─se quejo.
─ Callate, y permanece sentado. ─le ordene con voz firme, levantandome para traer todo lo necesario mientras el solo obedecía.
─ Mi mejor amigo es un sometido.
─ ¿Ya no me dices tu esposo?
─ Por favor, dejen de coquetear en frente mío. ─reí, sentandome frente a Carl para así empezar a cambiar su vendaje.
CARL ESTABA SENTANDO JUNTO A MI EN EL BOSQUE, yo apoyaba mi cabeza en su hombro mientras ambos leíamos comic's. El tan DC y yo tan Marvel, somos la pareja perfecta.
La verdad es que no sé cómo terminé aquí, pero él insistió en mostrarme este lugar, pues al parecer había venido antes, ya que en un pequeño locker tumbado en el suelo, tenía varias historietas escondidas, junto a bocadillos que Merlin sabe de dónde sacó.
De un momento al otro, nuestro hermoso y pacífico silencio fue interrumpido por pisadas y voces. Nos levantamos al instante; yo tomé mi cuchillo, y él su arma, miramos a todos lados y segundos después nos dimos cuenta de quiénes eran.
Se trataba de Michonne y Spencer; probablemente solo estén investigando el lugar.
─ Creo que deberíamos regresar... ─opiné, y no es que tenga miedo de estar afuera, pero si Michonne nos descubre, podemos terminar castigados o regañados, y no quiero eso.
Además, Sophia me iba a dar unas galletas que planeaba hornear en la tarde.
Bueno, Carl empezó a caminar adelante, y yo lo seguí por un gran tramo, simplemente divirtiéndome empujando una piedrita del suelo. Al menos hasta que escuche ese típico sonido.
Gruñidos.
─ Carl, Michonne está por aquí, ella matará a ese caminante.
─ No se lo dejaré.
Él se negó a mi orden, así que dije "¿Por qué no?". Es entonces cuando Carl silvo para llamar la atención del caminante, el cual volteo al escuchar el sonido.
Y cuando lo hizo, no pude evitar estremecerme.
─ Vámonos, Sam. —pidió él.
─ Pero ella está...
─ Samara, tu y yo lo sabemos mejor que nadie. ─apenas me dijo eso entendí, lo entendí por completo.
Así que tome la mano de mi novio y corrí con él antes que el caminante de Deanna nos siguiera.
Así que tomé la mano de mi novio y corrí con él antes que el caminante de Deanna nos siguiera.
Una vez estuvimos lo suficientemente lejos; Carl me abrazó muy fuerte. Yo sabía por qué no mató a aquel caminante; yo sabía en quién pensaba, en quién pensó específicamente, porque yo también lo hacía, lo hacía cada noche.
Nunca olvidaré a Lori Grimes. . .
ANOTACIÓN ESPECIAL: nunca aceptes galletas de Sophia. Segunda anotación especial: nunca le digas la verdad cuando ella te pida la verdad sobre tus recetas.
Cuando yo le dije que sus galletas no eras las más ricas, ella me dijo, y cito: Mira las flores, Sam, mira las flores.
¡Está loca!
En fin, una vez me pude librar de Sophia, cocinera asesina, vine aquí, a la casa Grimes, donde me encontré a Carl hablando con su pequeña hermana, ambos muy entretenidos en lo que sea que hacían.
Yo solo me senté a su lado, y la bebé estaba tan concentrada en lo que le decía su hermano, que ni notó mi presencia, pues de ser así, hubiera secuestrado mi mano o se hubiera venido a mis brazos.
─ ¿Ves la que brilla? ─Carl apuntó al cielo, haciendo que Jude tratara de imitar la acción que hizo el del sombrero con su brazo para señalar la estrella.
Era muy tierna; ambos lo eran.
─Sí, aquella es la estrella Polar, esta al final de la Osa Menor. Si... si llegas a perderte de noche, busca esa estrella. ─mi novio me miró ─. Y yo empecé esta obsesión con las estrellas por esta hermosa pelirroja.
Judith, como si recién me notara, se lanzó a mis brazos, así que la sostuve en ellos, dejando caricias en su cabecita.
─ Todos tenemos una estrella en el cielo. ─murmuré con nostalgia, acomodando a la bebé de tal manera que viera las estrellas.
Lucille, Dennis, Negan, Amy, Andrea, Shane, Tyresse, Bob, T-Dog, Dale, Otis, Patricia, Lori...tenemos todo un cielo en donde contar sus nombres.
─ Pero no nos pongamos tristes, mejor... Por ahora, intenta decir "Luna". ─Le pedí a la bebé, mirando el cielo nocturno y apuntando al cielo mientras repetía muchas veces la palabra luna, en un intento de que por fin Jude dijera sus primeras palabras.
Ella solo soltó balbuceos inentendibles, y me limité a suspirar. Todo a su tiempo; no debería apresurar su proceso de habla.
─ Ella ya hablará. ─Me sonrió Carl, así que le devolví el gesto.
Nos quedamos en silencio, totalmente tranquilos, solo disfrutando la noche y la tranquilidad que esta daba, y más si tienes buena compañía.
Nunca me podía cansar de ver las estrellas, son hermosas, ¿no creen?
De un momento al otro, el silencio que reinaba en el lugar fue interrumpido por balbuceos de Judith. Ella se puso un tanto inquieta, se removió en mis piernas y giró, así que supuse que tenía sueño y que era momento de entrar.
Estaba dispuesta a levantarme y llevarla a la cuna; sin embargo, algo se escuchó claramente entre sus balbuceos, algo que me dejó completamente helada, pero con el corazón latiendo a mil.
─ Ma...mamá.
▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝
Ando llorando brillitos, que cap tan soft.
¡Jude y su primera palabra!
En fin, la chaqueta que le regalo Merle a Sam, fue inspirada en la chaqueta que usa Claire de Resident Evil
▬▬ with love, Lucy Rhee
▬▬ palabras; 3131.
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