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𝟬𝟲𝟱 | little dragon

065. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗜𝗫𝗧𝗬-𝗙𝗜𝗩𝗘 ──

── 𝗅𝗂𝗍𝗍𝗅𝖾 𝖽𝗋𝖺𝗀𝗈𝗇 🐝•˖* 📼 ☄️

YA HABÍA AMANECIDO, y nosotras seguíamos igual de secuestradas que antes, por este grupo de gente que desde hace ya un rato ha venido observando a nuestro grupo, que se encontraba muy lejos para que nosotras lo viéramos, pero una de ellas, si podía, usaba sus binoculares para hacerlo.

Por otro lado, también estaba el hombre a quien disparó Maggie; él se desangraba y su amiga le intentaba hacer un torniquete, pero incluso esa acción que parece simple tiene su truco, uno que ella no conocía, pues lo hacía terriblemente mal.

─ Yo puedo hacerlo ─ofrecí, haciendo que me mirara ─. Sé de medicina, podría ayudarlo; eso va a empeorar si no hacen nada.

Ella me miró con molestia, y creo que el hombre aceptó mi ayuda, pero ella no, así que me ignoró, volviendo a su tarea de hacer un muy mal torniquete.

─ Dame el radio ─pidió la que al parecer era la líder de este pequeño grupo de gente, pues cada cosa que ella ordenaba era cumplida por los demás. En fin, ella llevó la radio a su boca cuando se la dieron, y viendo todo lo que pasaba por los binoculares, habló: ─. Baja el arma, imbécil. Sí, tú, el de laColt Python, todos bajen las armas ya mismo.

Bueno, por el arma, sé perfectamente que era Rick.

Muéstrate, hablemos. ─pedía Rick, así que supongo que encontró la radio del chico de este grupo, al cual deben tener cautivo.

─¿Cuántos son? ─preguntó el único hombre aquí, también el que estaba herido.

─ Veo a nueve. Son demasiados.

─ Podemos eliminarlos, lo hemos hecho antes con muchos más.

─ Bien ─ella volvió a tomar la radio, presionando el botón lateral para así poder hablar. No vamos a salir, pero sí hablaremos─giro a vernos─. ¡Sus nombres... ¡Sus nombres!

─ Somos Maggie, Carol y Samara, mucho gusto...

Tenemos a Maggie, Carol y Samara. ─habló la mujer a través de la línea, interrumpiéndome.

Vaya, qué modales. Es muy grosera, y uno que intenta presentarse adecuadamente.

La gente de ahora perdió las buenas costumbres.

Supongo que es algo de lo que van a querer hablar. Resolvamos esto ahora y a nuestro modo.

 Tenemos a uno de los suyos, hagamos un intercambio.

 Escucho. ─pidió ella, con falso interés, para demostrar que le da igual la vida de su amigo, "primo". Pero sé que no es así.

 Primero quiero hablar con ellas, para saber que están bien.

La líder de aquí giró otra vez hacia nosotros. ─ Les pasaré el radio; digan que están bien. Si intentan hacer algo, lo sabré.

A ver, pruébame.

 Rick, soy Carol. Estoy bien, pero... ─le quito la radio rápidamente antes de que pueda decir algo más.

─ Rick, soy Maggie. Estamos bien. Lo vamos a lograr...

─ Ay, cállate, la siguiente. ─ella puso la radio en mi boca.

─ Hola, suegrito, soy Samara, estamos bien, pero tengo hambre.

La mujer que ponía la radio en mi boca me miró con desconcierto, y la verdad es que hubiera podido usar eso a mi favor y golpearla en la cara y huir, pero desgraciadamente ellos son más, y no puedo irme sola; no dejaría a Maggie y a Carol aquí.

 Bien, ahí está tu prueba, hablemos.

 Bien, este es el trato: déjenlas ir, y les devolveremos a su hombre vivo.

¿Tres por uno? ¿Que es esto? ¿Un maldito día de ofertas?

 No tienen otra opción, si no ya hubieran hecho algo al respecto.

─ Debemos recuperarlo. ─comentó el hombre herido, quien, por cierto, a medida que pasaba el tiempo, se ponía más y más pálido.

─ Primero sabe cuidarse solo.

─ Pero solo se puede curarme... y todo gracias a esta infeliz ─miró a Carol─. Perdiste las agallas, Paula. Debiste volarle los sesos para que la oyeran morir.

─ Si tú solo te cierras la boca, lo resolveremos.

─ Paula, cierra el trato o...

─ Ella dijo que te calles, así que hazlo ─lo interrumpió la mujer anciana. No los ves, pero tiene los cojones hasta el piso.

La mujer, que ahora sé que se llama Paula, vio en silencio a través de los binoculares, al menos hasta que Rick volvió a hablar.

─ Sé que lo están discutiendo. Es un intercambio justo. Solo salgan, hagamos el intercambio y todos saldremos vivos.

─ Eso es pura mierda. ─exclamó la pelinegra, quien no había hablado mucho en todo este tiempo; ella solo nos apuntaba en la cabeza.

Pero sí, tenía razón, ellos no saldrían vivos.

─ Nos debe creer estúpidos.

─ Eso es bueno. ─murmuró Paula.

Entre todos se dieron un asentimiento de cabeza, y la líder al final dijo:

 Te contactaré.

La pelinegra me cubrió la cabeza con mi propia chaqueta, y luego solo Merlin sabe a dónde nos está llevando.

¿Por qué justo hoy no traje mi cuchillo de bota?





















NOS HABÍAN TRAÍDO A ESTE LUGAR; todo el trayecto nos tuvieron con la cabeza cubierta y de vez en cuando recibía zapes de una de las mujeres, disque me movía mucho.

Tal vez era verdad, pero hey, yo no puedo estar quieta por más de veinte segundos.

─ Odio este maldito lugar ─dijo la mujer mayor, mientras éramos llevadas dentro de esta propiedad, que por las cosas que vi en el suelo, era antes un matadero ─ "refugio". Como si este lugar nos va a refugiar...

─ Este lugar nos va a salvar la vida. ─señalo Paula, sonaba un poco cansada.

En fin, minutos después, sentí cómo me quitaron la chaqueta de la cabeza; yo tenía las manos atadas y la boca amordazada, muy incómodo todo. Pero Paula dijo, y cito, que especialmente me ponía a mí la mordaza porque era un loro parlante con baterías infinitas que la iba a hartar.

Y sí, tal vez suelo hablar mucho.

─ Siéntense ─nos ordenó ─. Una en cada esquina.

Paula sacó algunos artículos de su mochila y, para variar, sacó un rollo de cinta, mientras yo analizaba el alrededor para buscar algún tipo de salida y poder escapar junto con Maggie y Carol.

Mi captora empezó a tomar mis pies y los ató con cinta.

─ Rojita, ¿te preguntas si hay una forma de salir de eso? ─me preguntó en un tono amenazante ─, pues no, la respuesta es no. No hay forma de salir de este lugar a menos que yo lo diga.

Ya veremos. . .

Ella se levantó y luego siguió con Maggie y Carol; a ellas también las ató de pies.

¡Paula, necesitamos refuerzos! ─gritó alguien desde afuera.

Ella se empezó a pasar los tirantes de su maleta por los brazos, mientras nos miraba con burla y decía:

─ Me gustaría matarlas ahora mismo, me estoy conteniendo para no hacerlo─nos apuntó con su arma mientras avanzaba hacia la salida ─. No intenten hacer alguna estupidez, porque les irá mal.

Y salió de la sala.

Apenas lo hizo, Maggie se empezó a mover, buscando algo con lo que liberarse, y yo hice lo mismo.

Estaba pensando en todo el entrenamiento de papá, así que intenté frotar la cinta de mis manos con el borde de la pared, pero estaba demorando mucho, y ya empecé a escuchar pasos, así que volví a mi sitio, empezando a mover mi lengua disimuladamente para poder quitarme la mordaza.

Pero luego vi algo extraño; Carol se comportaba extraño, pareciera que tenía un ataque, pues se estaba ahogando y comenzaba a sudar.

─ ¿Cuándo revisaron esto por última vez? ─interrogó Paula, trayendo en brazos al hombre de la bala, quien estaba mucho más débil que antes.

─ Hace un mes estaba bien. ─le contestaron.

La mujer anciana dijo: ─ Todo se va a la mierda en un mes, linda. No hay más armas, no hay más comida y hay caminantes por todos lados.

─ Su grupo también podría pasar; debemos irnos. ─señaló él.

─ ¿Dónde?

─ A ningún lado─trataba de calmar Paula a su gente ─. ¿Hay muchos errantes? Pues seguridad gratis para nosotros. Si esos imbéciles llegan antes que nuestro grupo, los caminantes nos darán tiempo. ¡Y ya cállate!

Sí, se lo decía a Carol.

─ ¡Sigue sangrando! ─gritó el hombre, mirando su brazo con espanto, ya que nada de lo que hacían sus amigos parecía funcionar ─. ¡No debería seguir sangrando!

─ Molly, dame la soga. ─ordenó Paula, extendiendo su mano.

─ No quiero perderlo... No quiero. ─chillaba él como niño chiquito.

─ Entonces aguanta ─pidió ella en un tono autoritativo, pero él solo se removía ─. ¡Cielos, Donnie!

─ Debemos recuperarlo; él me curará. Hagámoslo, Paula. ─intentaba disuadirla para que no siga siendo terca y acepte el intercambio.

─ No ─negó ella sin pensárselo dos veces ─. Yo los vi, tú no, Donnie. Ellos tomaron el lugar, tienen nuestras armas, nos harán pedazos. Y no moriré así luego de haber llegado tan lejos.

Maggie comenzó a gritar a través de la mordaza, y yo también; nos preocupaba que Carol estuviese ahogándose, podría morir.

Es entonces, y por todo nuestro alboroto, Paula giró a vernos, se levantó muy molesta y le quitó la mordaza a Maggie.

─ Está hiperventilando, morirá si no le sacas la mordaza. ─chilló Maggie apenas su boca fue liberada.

Paula miró a la Rhee y luego volvió hacia Donnie. Vaya, ahora soy la única que tiene la mordaza puesta.

Genial, se pierden de geniales pláticas.

─ Da asco ─le dijo la otra chica a Carol una vez se deshicieron de la mordaza ─. Mírate, ¿cómo sigues viva?

─ Cariño, debes respirar profundo y calmarte de una buena vez ─decía la anciana, que luego se quedó callada por unos segundos, y fue hasta el pantalón de Carol, de donde sacó un rosario.

No sabía que ella era creyente.

En fin, ella le puso el rosario a Carol en las manos, y esta última, como si aquello era lo que quería, soltó un gran suspiro, calmándose poco a poco, mientras Maggie y yo la mirábamos con confusión.

─ ¿A qué le tienes tanto miedo? ─le preguntó Paula, mientras Carol solo se aferraba al rosario ─ ¿De verdad te da tanto miedo morir? Todo esto... ¿Y tú estás asustada porque tu hora está a punto de llegar?

─ No me importa que pase, solo dejen vivir a Maggie, a su bebé y a su hija. ─respondió Carol, girando a ver a Maggie.

Yo me empecé a remover en mi sitio, pero esos malditos me seguían ignorando.

Al menos sé que tengo un poder, el de ser invisible.

─¿Tiene un pan en el horno? ─preguntó Donnie, soltando una risita y señalando con su brazo bueno el vientre de la castaña ─. No lo parece.

─ Estoy embarazada de dos meses, eso creo. ─contestó Maggie.

─ Hay que ser estúpida para traer a otro niño a este mundo, suficiente con la niña pelirroja e hiperactiva. ─Paula se acercó a zancadas a mí ─ ¡Quédate quieta!

─ Como digas, Pau. ─murmuré.

─ No me digas así ─me advirtió, mientras Maggie se reía ─. Ahora tú de qué te ríes.

─ ¿Cuándo fue inteligente quedar embarazada? ─preguntó Maggs ─. Las mujeres morían durante el parto.

Ejemplo: mi mamá. Ella murió dando a luz a esta bella criaturita de cabello rojo y con complejo de héroe.

─...y siempre creían que este mundo acabaría, pero si hay posibilidad, ¿por qué rendirse?

─ ¿Y tú crees que tienes posibilidad? ─Paula soltó una carcajada ante las palabras de Maggie ─. En fin, es tan tierno. Los bebés son importantes y los niños son el futuro. Pequeñas golosinas para los muertos. Lo único que importa es seguir a pie.

─ No ─negó Maggie ─. Los muertos hacen eso... yo elijo algo más.

─ Es verdad, lo haces. Lo hiciste. ─dijo, antes de salir de sala.

La mujer anciana apenas salió su líder, sacó un cigarrillo, lo encendió y comenzó a fumarlo, pero luego frunció el ceño en mi dirección.

─ Qué quieres, niña. ¿Por qué me miras así?

─ Soy asmática, esa cosa huele feo y mamá está embarazada. ─le respondí con normalidad, como si no fuera mi secuestradora.

La anciana comenzó a reírse, dispuesta a no apagar su cigarrillo solo porque yo se lo pedía.

─ Molly. ─regañó la chica, que nos apuntaba con su arma. Chelle, si no me equivoco.

─ Ustedes son peores que un grupo de evangelistas adolescentes. ─murmuró Molly con molestia, apagando su cigarrillo y casi de inmediato comenzando a toser con fuerza; parecía algo doloroso.

─ Esa cosa te va a matar tarde o temprano. ─le dije.

─ Pues ya lo está haciendo, querida─me mostró su pañuelo con sangre ─. Soy una muerta caminando, lo que nos pone a las dos justo en el mismo barco.





















DONNIE SE ESTABA QUEJANDO CADA VEZ MÁS FUERTE, pues por lo que puedo ver, su brazo está empezando a morir por una mala atención médica. Creo que a eso se le llama necrosis.

─ ¡Paula, mi brazo está hirviendo! ─exclamó Donnie, intentando quitarse el torniquete, pero la nombrada vino e impidió que él se lo quitara.

─ La ayuda está por llegar, en treinta minutos o tal vez menos.

─ Será muy tarde para él ─les dije, y ellos giraron a verme. Sus nervios están muriendo ─comencé a explicar ─, no le queda tiempo; si no lo atienden pronto, perderá el brazo y tal vez la vida.

─ Es cierto lo que Sam dice, no somos doctoras, pero mi padre perdió una pierna y vivimos eso ─ terminó de contar Maggie ─. Tu amigo, Primo, ¿puede ayudarte? ─ellas no respondieron, así que lo consideramos como un sí ─. Terminen esto, hablen con Rick.

─ Treinta minutos. ─le dijo Paula, más como una promesa: a todos nos importa nuestra gente.

De un momento al otro, Donny se levantó enojado y se paró delante de Carol con una pose muy amenazante.

─ Esta perra debió haber muerto. Acabemos con esto, debemos matarla. ─bramó Donny, señalando a la mujer Peletier ─, no haremos el intercambio, las mataremos aquí y ahora.

─ Piensa, idiota, ellas son nuestro seguro. ─explicó Paula con cansancio, pues su amigo ya empezaba a actuar como idiota.

─ Pues dispárale en el brazo ─contraatacó Donny.

─ No.

─¿Vas a defender a esta estúpida cobarde antes que a mí? ─preguntó él con enojo, antes de retorcerse de dolor, tomando su brazo, que empezaba a ponerse negro.

De pronto, de lo que estaba agachado, de un movimiento rápido, golpeó a Paula, dejando a esta última aturdida; su show fue una trampa, aunque lo de su brazo sí era muy real.

El hombre de pronto se dirigía a Carol, pero yo fui más rápida. Me deslicé por el piso y, con todas mis fuerzas, empujé mis piernas contra las suyas, haciéndolo caer.

Pero claro, su hombría no lo dejaría en paz, y menos si una chica de catorce atada de pies y manos lo derribaba. Así que se levantó del piso y tiró de mi cabello, pero no me gritó, ni me inmute; lo miré fijamente, retándolo.

─ Perra imbécil y presumida. ─estuvo a punto de golpearme.

Sin embargo, me las arreglé para golpear sus partes nobles con mi codo, haciéndolo retroceder, y ahí es donde entró Carol, quien tomó sus piernas, lo cual fue contraproducente, pues el objetivo de Donnie siempre fue la mujer Peletier.

Él ya me había soltado, y ahora solo pateaba una y otra vez a Carol. Yo iba a actuar, pero vimos a Paula tomar su arma y golpear con la culata de su arma a Donnie, noqueándolo de un solo golpe en seco.

─ Sí que son estúpidas. Chelle, primero lleva afuera a la embarazada, luego a la pelirroja. ─ordenó Paula a una de sus amigas, quien salió junto con Maggie.





















"Todos somos Negan"

Negan, ese nombre. Se que puede ser un maldita coincidencia, pero ese nombre me trae tantos recuerdos.

Él señor Smith era un buen hombre que me dio refugio, Merlin, él apenas podía matar un caminante... no podía ser el jefé de toda esta mafia, debe ser otro Negan, yo lo sé.

─ ¿Porque tan callada, bonita?

Pregunto la pelinegra, pues a mi me habían traido luego que se llevarán a Maggie, a quien no dejaron con Carol

Su nombre era Chelle, supongo de Michelle, y ella desde hace un rato a intentando sacarme información sobre donde puede estar mi comunidad, pero no dije ni pio, simplemente me quede pensando en aquella frase que dijo Paula antes que me sacaran del cuarto anterior.

todos somos Negan . . .

─ Tu me haces una pregunta, yo te hago otra. Así las dos nos divertimos. ─comencé a negociar con ella.

─ Así no funcionan los interrogatorios ─me dijo, y yo le di una miradita de suplica ─. Esta bien, niña, preguntame.

─ ¿Quien es Negan?

Hizo un sonido de maquina de la verdad, de esos que hacen cuando dices una mentira. ─ Pregunta invalida, me toca. ¿Donde esta tu comunidad?

─ En ningun lado ─respondí, mirandola fijamente, pero tambien actuando con calma y relajación ─, en todos lados. 

─ ¿Te intentas burlar, verdad? ─soltó una risa fingida.

─ No lo dije yo, lo dijiste tu. ─yo fingí una sonrisa.

Si ella quiere jugar, yo tambien puedo hacerlo. Pero necesito que me diga más sobre su comunidad, sobre los salvadores. sobre eso de "todos somos Negan"

─ Eres una perra muy lista.

─ Me lo dicen muy seguido.

─ Y muy arrogante.

─ Eso tambien me lo dicen. ─le sonreí, cada vez parecía estar más harta de mi.

─ No quiero recurrir a metodos de tortura hacia una niña de doce años. ─me señalo.

─ Tengo catorce.

─ Pues eres muy enana ─argumento, levantandosé de la silla y sacando un cuchillo, el cual acercó peligrosamente a mi cara ─, ¿Que horrible crimen sería dejar una cicatriz en tu hermoso rostro?. Pero si no contestas lo que te digo, creeme, no me molestara marcarte.

─ ¿Seria una así como la de Scar del rey Leon? ─inquirí con gracia.

Si, si salgo viva de esta y le cuanto todo esto a los chicos, en verdad me van a matar, en especial Carl y Sophia.

─ Podria intentar que sean iguales ─murmuro, sonriendo con malicia, y rozando mi piel con la punta del cuchillo, pero sin cortar, aún ─. Dime, ¿Donde esta tu comunidad?

─ En ningun lado, en todos lados

─ ¡Maldita niña! ─estuvo a segundos de cortar mi rostro, pero la voz de Molly me salvo.

─ Chelle, ven ahora mismo, nuestra gente pidió que los esperemos afuera. ─le dijo a travez de la radio.

─ Te quedas aquí, pelirroja. Fuiste salvada por la campana. ─me dijo Chelle antes de irse.

─ ¡Mucho gusto! ─me despedí de mi secuestradora.

Hay que ser educado con todos.

Apenas ella salió, comencé a frotar las cintas de mis manos en el borde de la silla, y al ver que eso no funcionaba ─o al menos no lo suficientemente rápido─, tense mis muñecas y di un golpe en seco, tirando cada una hacia el lado contrario, dolío un poco, pero rompí las cintas.

Truco aprendido por Tío Merle.

─ ¡Samara! ─escuché decir a Maggie, entrando a la sala donde estaba junto a Carol y juntas comenzaron a ayudarme con la cinta de las piernas.

─¿Están bien? ─les pregunté una vez que estuve libre.

─ Tengo que estarlo. ─me respondió Carol, mientras Maggie me daba un fuerte abrazo.

─ Chicas, ellos se separaron, podemos esquivarlos, tenemos que probar.

─ Debemos matarlas. ─le dijo Maggie a la Peletier con firmeza.

─ No, nosotras debemos irnos.

─ Carol, tenemos que terminar con todo esto de una vez, y eso solo termina matándolos.

La mujer Peletier pareció pensarlo, pero sin decirnos nada; solo salió. Fue ahí donde regresamos al cuarto del principio, donde nos tenían cautivas antes.

Maggie vio a Donnie tirado en el suelo; ya estaba muerto, se estaba convirtiendo, así que una idea surgió en su cabeza.

Dejarlo como trampa para sus demás amigos. Sí, eso nos serviría.

Una vez lo atamos, solo esperamos a que Molly viniera, pues Donnie tenía que morderla, o al menos espantarla para poder matarla.

Y sí, fue así, ella llegó y fue atacada por su amigo, y el resto solo fue obra de Maggie, quien la mató con su propio cuchillo.

Avanzamos por los pasillos, buscando una salida y, a su vez, a Paula, pero lo único que encontramos en estos momentos es una barrera de caminantes, que usan para que nada entre ni salga. Ingenioso, a decir verdad.

─ Debemos encontrarlas. ─nos dijo Maggie, matando a un caminante que se acercó a nosotras, y pretendíamos hacerlo con los demás.

Pero casi de inmediato tuvimos que agacharnos cuando varias balas casi nos matan.

Era Paula.

Carol de pronto se levantó, apuntando a la mujer con su arma, pero no disparaba, no lo hacía; en su lugar, nos dijo algo que me desconcertó.

─ Corran, solo corran. ─nos pidió Peletier en un susurro.

─ Dispara. ─insistió Maggie cuando no veíamos que ella no disparaba, que su dedo estaba fuera del gatillo.

─Sí, dale. Hazlo ─pidió Paula ─. Mataste a Molly, mataste a Donnie. Tu gente destruyó mi hogar.

─ Sal de aquí. ─nos volvió a pedir.

─ Carol. ─regaño Maggie, cada vez más ansiosa porque Carol no disparaba.

Debía hacerlo ya, para así huir ya de este lugar de una vez por todas.

─ ¡No tienes idea de las cosas que hice! ─Paula parecía molesta, dolida, y era verdad, poniéndote en la posición de ella, sí que debe joderte perder todo en tan poco tiempo. ─ ¡De todo lo que tuve que perder, lo que tuve que hacer!

─ Carol, solo má­tala. ─insistió Maggie.

─ Solo hazlo, ya lo perdí todo. No importa.

Carol disparó, pero fue al hombro de Paula, quien cayó hacia un lado, y creyó que terminó detrás de una pared, pero en definitiva no estaba muerta; con esa herida no podía morir.

Así que Maggie se acercó, escondiéndose detrás de una pared y tomando el cuchillo que tenía en mano.

─¿Paula? ─la voz de Chelle se hizo presente ─ ¿Molly?

Apenas la pelinegra vió a Maggie, se abalanzó contra ella, empezando a forcejear.

Esto había cambiado; eso lo cambiaba todo.

Que atacaran a Maggie hacía de todo esto una cosa diferente; que Chelle peleara y amenazara la vida de una de las mejores mujeres que tengo en mi vida lo cambiaba absolutamente todo.

No dejaría que nada le pasara; me hice una promesa a mí misma: proteger a Glenn, lo cual se extiende a Maggie y a ese niño que lleva en el vientre..

Chelle había cortado a Maggie con su cuchillo, la camiseta de ella estaba cortada, y no sabía si su vientre tambien.

Me fui contra Chelle sin pensarlo, también tomando el cuchillo que antes le saqué a Donnnie; estaba dispuesta a atacar.

Hago esto por mi familia. . .

Sí, yo, una niña de catorce años, contra una mujer que me dobla de tamaño.

Luché con todas mis fuerzas, empujándola y casi dándole con mi cuchillo en un par de ocasiones. Ella cayó al suelo luego de uno de mis empujones, pero de inmediato se levantó, y fue incluso con más furia contra mí.

Y cuando pensé que ya la tenía, cuando pensé que yo sería quien fuera más rápida y atacaría, ella lo había hecho. Me había hecho un gran corte en el abdomen. Me empezó a doler como la mierda, arder, y ya sentía la sangre extenderse por mi camiseta.

No sé si sea la adrenalina, pero incluso con esa profunda herida, no paré. Me volvía a abalanzar sobre ella.

Chelle gritó: ─ ¡Esta perra es dura...!

Pero fue lo último que dijo, fueron sus últimas palabras, su último aliento. Vi como el brillo de vida de sus ojos se apagó de repente frente a mí. Las manos con las que ejercía el agarre en mis brazos ya no se sentían.

Había perdido la vida; yo le había arrebatado su vida.

Saqué mi cuchillo de su corazón. Y no sé si era por mi herida o porque quité una vida, pero dolía un montón. Maggie tenía mucha razón.

Siempre duele. . .

Pero lo hice, y ahora debo vivir con ello por el resto de mi vida. Me levanté con ayuda de Maggie, quien se espantó al ver la mancha de sangre en mi abdomen, pero le aseguré que solo era un corte, y sí, también fue lo último que dije por este momento.

Yo me encontraba en una especie de shock, ni siquiera lloraba.

De pronto, vi cómo Carol nos dijo que ella lo haría. La vi tomar su arma, la vi forcejear con Paula, vi cómo Paula murió, pero eso no me inmutó; seguía pensando en que yo arrebate una maldita vida.

No quería convertirme en algo a lo que mi yo de diez
Años le tendría miedo. . .





















─ Lo siento Samara ─Carol pedía perdon, mientras esperabamos que viniera su demas grupo ─. Si yo hubiera matado a Donnie, tu no estarias herida...Maggie no...

─ Solo fue un corte, nada más, no te preocupes. ─le aseguré a ella.

Maggie me dijo que me pusiera detrás de ella si las cosas de ponian feas, pero luego comprendió que yo ya no era una niña, y solo me dió un beso en la frente y me dio las gracias.

─ Arrebate diecinueve vidas, y no puedo parar de pensar en ello. ─señalo Carol.

─ Basta, ya casi termina esto. ─medio Maggie.

Yo empecé a morder mi muñeca, no por el dolor, estaba empezando a tener otro ataque.

Pero ellas no lo veían, pues escuchamos pisadas, y Carol supo que era hora de ejecutar del plan que teníamos. Hace un rato habíamos derramado gasolina en el matadero, y ahí los quemariamos cuando vinieran, plan simple, además, era la única manera que encontramos para poder salir de aquí, de tener una oportunidad.

Carol encendió el cigarrillo, y justo antes de cerrar la puerta con esos salvadores dentro, encendió la llama con ayuda del cigarrillol, los quemamos vivos ahí dentro.

Estaba en ese feo punto del inicio de uno de mis ataques, pero intentaba controlarlo mordiendo mi puño, mientras Maggie despejaba el camino de los errantes para así seguir avanzando.

Ella tambien estaba cansada, Carol tambien. Todas lo estabamos.

Parecía que yo tenía todo el peso del mundo sobre mis hombros, parecía una tontería pero para mi no lo era, pensé que sería más fácil, pero cuando vi que yo misma hice que una mujer perdiera aquel brillo en los ojos que daba la vida...fue muy doloroso.

Maggie abrió la puerta del matadero, y apunto a quien fuera que este, sin embargo, dejo de hacerlo casi al instante, pues se trataba de nuestra gente.

Yo camine hacia afuera sin importarme mucho que Rosita o Glenn me llamaron. Estaba sin rumbo, buscando uno de los autos de mi grupo para así largarme de este lugar, pero de pronto, sentí como alguien me tomo por la espalda, así que empecé a gritar y patalear como una completa loca.

─ ¡Sueltame! ¡No! ─seguí gritando y pataleando.

─ Samara, hija ─la voz dulce...de papá me recibia, haciendome girar sobre mi misma mientras el tomaba mi rostro entre sus manos ─. Calma, soy yo...soy yo. Tranquila, pequeña.

Por fin salí de este shock, por fin comencé a llorar. 

Me lancé a los brazos de papá, lo abrace tan fuerte como pude y solloze contra su hombro. El correspondio al gesto, sentí como sus brazos me envolvieron rapidamente. No me importo sentirme como una pequeña niña asustada, tal vez porque entendí que lo era. Mi cuerpo temblaba, pero no tenía miedo, no tanto como antes. En sus brazos me sentía segura, tan segura para llorar sin sentir que me dirá que soy débil.

Lo suficientemente protegida para quedarme ahí para siempre.

─ Ya esta, te tengo, mi pequeño dragon. 

Samara Dixon, catorce años, una muerte . . .










































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

Creo que me tome muy enserio lo de actualizar seguido. Si mal no me equivoco, sigue un cap de explicación de algunas cosas, y luego y EL FINAL. LOS CAMBIOS.

rie en escritora malvada*

Porfa, no se olviden de votar y comentar :D. 

pdta: si Lucy no se duerme, tal vez tengan cap en la madrugada.

▬▬ with love, Lucy Rhee
▬▬ palabras; 4639.

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