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𝟬𝟳𝟭 | oh, Apolo

071. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡𝗧𝗬 - 𝗢𝗡𝗘──

── 𝗈𝗁, 𝖺𝗉𝗈𝗅𝗈 🐝•˖* 📼 ☄️

(denle mucho amor a este cap, así como a los últimos <3)
(no es un gif, pero el literalmente la casaca que Sam le da Cam)

Aún no sé si es porque Carl era un completo tonto, o porque era alguien que tenía razón. De todas formas, en este momento, no tenía la cabeza libre para poder ser razonable, simplemente lo miré, y antes que pueda seguir dándome un sermón, me alejé de él. No sabía lo que estaba sintiendo. Esta no era una repetición de su historia, era la mía.

Si no quiero hablarle a Marianne no lo haré. Ella es una mentirosa. Se hizo mi amiga mientras al parecer tiene la foto de mi padre en su bolsillo. Sabía que era muy bueno para ser verdad. Y sobre todo, él la defendía.

Comencé a caminar, y para cuando me di cuenta, algunas lágrimas se escapaban de mis ojos sin que yo pudiera controlarlas. Estaba frustrada, enojada, triste. Muchas cosas estaban pasando, muchas de ellas fuera de mi control. Seguí caminando sin rumbo por todo Alexandria (aunque evitando a toda costa la casa de Marianne). No sé cuánto tiempo fue, no sé si yo parecía una loca, no lo sé.

En algún momento me detuve, no por mí, sino porque alguien me tomó del brazo, y estaba a punto de gritarle, claro, si no fuera porque descubrí que era Rick. De alguna forma, eso me calmó casi de inmediato. En ese momento, ni siquiera le pedí permiso, no le expliqué nada, simplemente corrí a sus brazos, tan rápido que él apenas tuvo tiempo de sostenerme entre brazos. Brazos en los cuales me escondí como una niña pequeña.

Extraño a papá . . .

Rick solo me abrazó. El alivio fue casi de inmediato. Es el efecto Grimes, supongo. Los tres miembros de esa familia tenían un efecto en mí.

─ Está bien, cariño, llora si eso necesitas. ─dijo, mientras dejaba caricias en mi espalda.

Muchas veces no me gustaba llorar, no me gustaba ser débil porque creía que me juzgarían. El primero que me hizo entender que llorar estaba bien fue Glenn. Y la persona que sabía consolarme, tan raro pero tan efectivo, era Daryl, mi padre, pero ahora no estaba. Ni siquiera sabía si él estaba vivo, o si le daban comida. No sabía nada, y me sentía tan inútil.

─ No tienes que hablar.

Sentí mi pecho subir y bajar bruscamente. Creo que no había llorado tanto desde Hilltop. Maldita sean los Grimes y sus tan efectivos abrazos.

─ Necesito correr, necesito salir de los muros.

Parece que él se quedó pensando en la idea, y por la forma en la que se separó un poco de mí y la mirada de preocupación que me dio,

─ No, Sam... tú... ─pareció pensarlo ─. Iré contigo, no puedes salir sola.

─ ¿C-confía en mí?

─ Lo hago.

─ Si Carl pregunta, solo di una excusa, por favor.

Él ya no me dijo nada más, lo único que hizo fue dar unas palmaditas en mi cabeza. Al principio, no sé si lo hizo como un simple gesto, o quería darme un poco de confort como lo hacía Daryl. Sin embargo, aunque no era mi padre, cerré los ojos y dejé que las últimas lágrimas cayeran.

Avancé hacia el muro por donde siempre salgo, pero antes de irme por completo, giré y lo miré.

─ Gracias, Rick.

Finalmente, me fui. Al llegar a mi muro de confianza, busqué el hoyo donde las chicas y yo escondíamos las varillas que usábamos para trepar los muros, una vez las encontré, hice lo de siempre y comencé a trepar. En pocos segundos, mis pies ya habían tocado el exterior.

Apenas sentí la naturaleza, mi malestar se disipó, al menos en un cincuenta por ciento. Y aunque estaba mejor, necesitaba algo. Entrar a mi bosque.

Correr.

No dudé ni un solo segundo, comencé a correr hacia un lugar al azar del bosque, no me importaba encontrarme con un caminante o perderme. Conocía muy bien estos bosques para perderme, conocía muy bien mi bosque. Me gustaba sentir el aire golpear contra mi rostro y mi cabello revolotear. Sentir cómo mi herida duele cuando el viento la impacta. Sentir mis piernas arder de tanto correr.

Eso necesitaba.

No sé por cuánto tiempo hice esto, pero solo sé que me detuve cuando me sentí demasiado agitada para poder seguir. Lo cual, viniendo de mí, es demasiado, pues me gustaba llegar al límite. Así que cuando paré, subí un árbol, quería mirar las estrellas, que en este momento eran casi transparentes. Había algo fascinante en ver cómo desaparecían del cielo al dar paso a un nuevo día.

Después de un tiempo, un árbol muy bueno, sus ramas se veían fuertes, no eran tan altas, además, que si subía a una de las del medio, estaba prácticamente escondida. Sí, este era el elegido. Así que luego de respirar un poco, me subí y luego me acomodé entre las hojas, comenzando a ver las estrellas, y contando cada una de ellas, recordando a cada uno de mis muertos, solo que ahora, a esa lista, se sumaban dos personas.

Abraham y Beth.

Estaba muy tranquila, me sentía en paz y en mi elemento. Al menos hasta que sentí una piedra golpear contra mí. Sí, lo que oyeron.

Quedé confundida, pero decidí que no me importaría, tal vez solo cayó desde arriba del árbol o una ardilla me la tiró. Probablemente Skippy.

Error mío.

Porque luego de unos minutos, escuché un crack.

Lo siguiente que sé es que yo estaba en el suelo. Mi pierna recibió todo el impacto, y aunque no era una altura muy grande, había caído muy mal. Así que aunque quise contenerme por si atraía caminantes o algo, solté un chillido de dolor.

─ Oh, Apolo, pensé que tú eras una ardilla. ─soltó alguien.

No sabía si asustarme. Últimamente no confío en las personas... miento, sigo confiando. Pero por una vez, quería que me pasaran cosas buenas, y aunque ya me caí y eso no es nada bueno, al menos quiero que este chico no sea un asesino, un salvador o algo.

En este momento no tenía ganas de matar a nadie. Tampoco tenía recursos para hacerlo.

─ Lo siento ─murmuró muy apenado─. Vi algo moverse y quería cazar con la honda que hice, no sabía que tenía tanta fuerza, o esa rama era muy débil, o tú muy liviana... ¿Te estás aguantando el dolor?

Yo no le hice caso. Entendí rápidamente que él no iba a matarme, hablaba mucho como para hacerlo. Y hablaba muy rápido. Así que no me enfoqué en él, solo mordí mi labio inferior y quité la bota de mi pie izquierdo, pero eso dolió como el infierno. No creo que esté roto. O al menos eso espero.

─ ¿Quién eres? ─inquirí, intentando moverme poco a poco, aunque dolía, seguía doliendo. ¿Por qué todo en mi vida duele?

─ Juanito Perez. ─lo escuche decir, mientras yo por fin lo veía bajo la luz de la noche y desde mi posición.

Él era un chico pelirrojo, tenía más o menos mi edad, no le ponía más de quince años. Era más alto que yo, quizá igual que Carl. Las pecas en su rostro eran lo más notorio, claro, además del cabello pelirrojo que se notaba incluso cuando lo tenía mojado. Ni siquiera sé por qué está mojado. Su ropa estaba claramente húmeda y había gotas de agua cayendo de varios mechones de cabello.

─ ¿Y tú, chica ardilla?

─ Lolita Pérez, para servirte. ─sonreí falsamente entre el dolor.

─ No te robes mi acto.

─ Era el mío, si quieres pregúntale a Rick. ─dije sin pensarlo, mientras lo veía de pies a cabeza.

Era como si lo hubiera visto antes o una cosa así.

─ Cameron Potter. ─se presento, por fin revelando su verdadero nombre, haciendome recordar a mi primer encuentro con Rick.

─ Samara Dixon. ─dije, mientras lo veía ponerse de cuclillas ─. Te vas a enfermar.

Comencé a quitarme la chaqueta, tirándosela a él para que la use.

─ ¿Me estás diciendo que probablemente tengas un esguince pero te preocupa más si yo pueda agarrar una gripe? ─preguntó, colocándose la chaqueta, la necesitaba, era obvio, se moría de frío─. Venga, te ayudaré, te llevaré con ese tal Ricky.

Oh, oh, yo estaba en problemas. No lo puedo llevar a Alexandria, me matarían si llevo a alguien, mucho más en este tiempo en el que nos sometemos a los Salvadores. Ni siquiera teníamos recursos para mantenernos a nosotros mismos. Además, nadie confía en nadie.

─ Rick murió, estoy sola desde entonces. ─murmuré con falsa pena.

¿Cuánto me alejé de la comunidad?

─ Entonces busquemos un lugar, yo tampoco tengo uno... ¿puedo? ─señaló mi pierna y yo asentí.

Para ser hombre, tener esa talla, y brazos fuertes, fue muy cuidadoso conmigo. Palmeó con cuidado la zona, mientras yo hacía muecas de dolor. Siguió con la revisión y para ser sincera, parecía saber lo que hacía. Incluso movió el pie en círculos y fue muy meticuloso en sus rápidas pruebas.

─ No está rota, ni tienes un esguince, pero no pises con ese pie o se hinchará más de lo necesario. Sé algo de medicina ─se encogió de hombros─. Y es mejor que te pongas la bota, así que no moverá tanto el músculo. Probablemente con una buena noche de descanso estarás bien. Pero ahora, te subirás en mí y buscaremos una casa abandonada, una cueva, yo qué sé.

Yo asentí.

Una aventura más, una aventura menos.

Aunque si no me ven regresar en un día, pensarán que fui secuestrada, asesinada, torturada. Algo así.

En fin, sigamos.

Cameron me ayudó a pararme, cuidando mucho mi pie. Era verdad, el dolor era solo por el impacto, probablemente tenga moretones y se hinche un poco. Sin embargo, si hago mucho esfuerzo, sí se romperá, y eso en un apocalipsis es la muerte. Afortunadamente, está este chico el cual prácticamente apareció de la nada, y sobre todo, era bueno, o parecía serlo.

Se volteó ante mí y me ayudó a subirme a su espalda. Fue un caballero, pues no sujetó mis piernas como lo hace Carl cuando juega conmigo, él puso sus manos detrás de mis rodillas, sin tocar más de lo necesario. Comenzó a caminar luego de unos segundos, mientras yo rodeaba su cuello con mis brazos.

─ ¿Podemos hacer un interrogatorio sin filtros? ─inquirió luego de unos minutos de caminata─. Estoy aburrido.

─ Claro. ─accedí, pues yo también me encontraba muy aburrida, y qué mejor manera de pasar el tiempo que contarle todo a un desconocido buena onda.

─ ¿Qué pasó con tus padres? ¿Tienes hermanos?

─ Soy hija única ─respondí sin inmutarme─. Mi mamá murió cuando yo nací, en el parto; y mi papá en una operación militar, ¿y los tuyos?

─ Mi papá murio cuando yo era un bebe, y mi mamá...esta viva ─murmuró ─. De hecho, estaba buscando un lugar llamado Alexandria, ahí intentare llevarte ─me comento, sorprendiendome bastante, afortunamente no puede ver mi rostro de asombro ─. Huí hace un tiempo de ahí por una pelea con mi mamá. Desde ese entonces ella se une a equipos para salir a buscar provisiones...y a mi. La he visto las veces que vengo por la zona, pero siempre me las arreglo para escaparme.

─ ¿Tan fuerte fue la pelea? ─inquirí, tratando de pensar quién podía ser su madre.

─ Ni el apocalipsis puede ocultar el pasado, Lolita.

─ Tienes razón. ─suspiré.

─ ¿Y conoces la comunidad? ¿No has oído de ella ya que andas durmiendo a lo Katniss en esta zona? ─comenzó a interrogarme─. Era por aquí, pero hay muchos árboles y una loca durmiendo en los árboles.

─ ¿Acaso me dijiste loca?

─ No ─negó─. Bueno... sí.

En otro mundo, nos llevaríamos muy bien.

Aunque mi felicidad se fue cuando comencé a pensar si era buena idea llevarlo a la comunidad o no. Me regañarían por eso, quizá esta sea solo una historia. Y si todo sale mal sería mi culpa. Aunque los Salvadores no crearían tremenda historia, y Negan no mandaría a uno de sus hombres a espiarnos secretamente, no es su estilo.

─ ¿Y te llevabas bien con ese tal Rick? ¿Era un amigo cercano?

─ Me salvó cuando comenzó esto. Era un buen tipo. Que descanse en paz. ─dije.

─ ¿Y no conoces a más gente? No sé, ¿amigos? ¿novio? ─inquirió─. Yo tuve una novia, pero duró como tres días. Y creo que la asusté por comer comida rancia.

Yo reí. ─Tuve un novio. Pero tampoco duró. Le dispararon y bueno, se fue al más allá.

─ Una vida llena de tragedias, Lolita.

Luego de un rato más de plática, decidí que ya no podía seguir mintiendo. No era malo, estaba más que claro. Y si recibiré un regaño, mejor que sea por algo bueno.

─ Vivo en Alexandria. ─confesé luego de un tiempo de solo caminata.

─ No te creo. ─negó, mientras seguía avanzando.

─ Pruébame.

Pareció pensarlo, mientras me acomodaba para que yo no me cayera de sus brazos, en verdad se veía muy amable, se notaba que era de los tipos que tienen buen corazón. Es decir, miren, ayudando a una completa desconocida para que no se lastime su pie.

Es decir, yo también lo haría, pero no muchas personas actualmente son así. Si no es un Salvador, podría ser un gran elemento para la comunidad.

─ ¿Conoces a un tal Ron?

─ ¿Anderson? ─inquirí, y lo vi asentir─. Sip, era mi amigo desde antes del apocalipsis, y hace poco... toda su familia murió. Él se fue con su novia, que es mi mejor amiga. Ambos se mudaron a quién sabe dónde, espero que estén bien. Los extraño.

─ Era una respuesta de sí o no. Hablas mucho, ¿te lo dicen seguido? ─interrogó con gracia, soltándose más y dándole un tono más divertido al asunto─. Porque a mí me lo dicen seguido. Al parecer encontré a mi alguien como yo. Podríamos ser los Weasley, ¿sí viste Harry Potter? ¿Y mi apellido es Potter? Y mi papá murió cuando yo era un bebé, como en Harry Potter, solo que mi mamá sería una especie de Lily que vivió y... te estoy aburriendo.

─ No, de hecho conocer a alguien que habla tanto como yo se me hace divertido, anda ─miré a todos lados, para al final señalar una dirección ─. Es por ahí, te iré indicando.

─ Como digas, jefa.

Yo reí ante su comentario, pero casi de inmediato mi espíritu chismoso quería saber más de él. ─¿Por qué peleaste con tu mamá?

Cameron suspiró y se demoró un poco en responder, pero lo hizo.

─ Un día la escuche entre sueños decir de que se arrepentía de dejarla, y yo lo deje pasar, probablemente era una pesadilla ─comenzó a contarme ─. Pero luego encontre una foto de mi padre, una que en la parte inferior tenía su fecha de nacimiento y su fecha de fallecimiento. Spoiler, él no fallecio cuando yo era un bebe, si no lo hizo cuando yo tenía ocho años.

Mi papá murió cuando tenía ocho años, me hizo recordar a mi progenitor. Padre ausente, pero cada pequeño momento con él era único y feliz.

─ Lo siento.

─ Aún no acaba ─me detuvo, tratando de seguir con buena actitud, pero le dolía, o jodía su historia. Sí, eso podía sentir en Cameron─. Un día la confronté, y adivina qué... ¡Maravilloso giro de la historia!

─ ¿Qué es? ─pregunté intrigada, dejando caer mi cabeza en su hombro.

─ Tengo una hermana gemela.

A mí me ocultaron quién era mi madre, y a él quién era su padre y su hermana. A veces la vida no es justa.




















Luego de un rato de caminar, llegamos a las puertas de Alexandria. El sol ya había salido, y mi pie dolía menos que antes, pero aun así, Cameron me seguía cargando, incluso cuando hace un rato ya le dije que no era necesario. Sin embargo, él insistió. Habían pasado muchas horas, no sé cómo no estaba cansado. Era un robot o algo así.

─ ¿Sam? ─escuché decir a Rosita. Miré hacia arriba, estaba ella de guardia, y ya se había dado cuenta de mí, y no estaba muy feliz.

Esperamos unos segundos y ya estaban abriendo las puertas. Y yo ya imaginaba mis regaños.

─ ¿Dónde te metiste, hija del demonio? ─me preguntó, diciendo esto último en español, para luego prácticamente bajarme de la espalda de Cameron─. Maggie ni Daryl están, estás bajo mi cuidado, y perdón por lo de ayer, fue estresante tener a Negan aquí. Pero incluso eso no justifica que te fueras y nos dejaras con el Jesús en la boca.

─ Está bien, entiendo. ─le sonreí, haciendo que ella también lo haga.

─ Samara, dios mío.

Giré, solo para encontrarme a Rick venir en mi dirección, abrazándome fuertemente. Sí, no había duda, ese hombre cumple su promesa de cuidarme, y sobre todo, ser parte de su familia.

─ Lo siento, Rick. Al parecer corrí mucho.

─ Oh, vaya, descifraste cómo hacer que vuelvan a la vida. ─escuché decir a Cameron detrás mío.

─ ¿Quién es él?

─ Shh ─le susurré al señor Grimes─. Los muertos no hablan.

─ Ve a ver a tu novio, John y Enid lo ataron en tu casa para que no salga a buscarte. Hasta eso, yo me encargaré del problemita. ─me dijo Rosita, y luego miró a Cameron con el ceño fruncido.

─ Oh, vaya, tu novio es un caminante.

─ No entiendo nada.

─ Mejor no lo intentes ─solté un suspiro, mirando a Rick y a Rosita─. Él ya vivía aquí, es hijo de... ─giré a verlo, recién me percaté de que nunca me dijo el nombre de su madre─. ¿De quién eres hijo?

Escuché como Rosita también se lo preguntó, más no sé qué fue lo que respondió Cameron, pues ya me encontraba corriendo hacia mi casa para probablemente evitar una tragedia, una tercera guerra mundial o que alguien se quite la vida. Sí, así de dramático podía ser todo.

Una vez ingresé, me encontré con Enid en una esquina de la habitación, jugando con Judith de lo más tranquila, es más, con ella no era el problema. Por otro lado, en la otra esquina de la habitación, veía a John encima de Carl, tratando de que este no se fuera a escapar.

Las sogas no fueron suficientes.

─ Creo que sobramos en esta relación, Enid. ─comenté, aproximándome a ella para así tomar a Judith, quien pedía estar en mis brazos.

─ ¡Mara! ─gritó Carl, empujando a John hacia un lado, para venir a mí y darme un medio abrazo, cuidando de no aplastar a su hermana en el proceso.

Dejó un beso en mi frente y comenzó a pasar sus manos por todo mi cuerpo, verificando que no estuviera herida.

─ Solo me caí, nada grave. ─comenté cuando señaló una parte de mi pierna, en la cual ya comenzaban a aparecer manchitas verdes. Además que era obvio porque mi bota estaba mal cerrada.

─ ¿Por qué te fuiste? ─me comenzó a interrogar─. Me desperté y no te vi aquí, te fui a buscar y no te encontré... y...

─ ¡Y casi nos mata! ─se quejó Enid, para luego mirar a Carl─. Sin rencores, Woody falso.

Yo sonreí, hubiera sido divertido verlo.





















Estuve un largo rato pensando en qué debía hacer. La gente de Alexandria me seguía mirando raro, y aún los rumores de mi supuesta traición siguen corriendo por todo el lugar. En vez de incomodarme, decidí que era mejor ignorarlos. Las acciones hablan más que las palabras, ¿no?

─ No hablé mucho con Rick, pero me ayudó. Correr también lo hizo ─le dije a Carl cuando él llegó a mi lado─. Por cierto, lo siento.

─ ¿Por qué?

─ Te dije tonto.

─ No lo hiciste...

─ En mi cabeza. Pero igual. ─sonreí, y lo vi también hacerlo.

Tomó mi mano de pronto. Estábamos saliendo de nuestra casa. Yo necesitaba caminar un poco, además, aún seguía teniendo preguntas sobre Cameron: si tiene a su madre aquí, ¿quién era? No hay muchas mujeres, bueno, sí las hay, pero ninguna había comentado tener un hijo.

─ ¿Estás bien? ─preguntó Carl.

─ Sí, lo estoy. Solo quiero caminar con mi novio, luego te cambiaré la venda, ya tiene varios días así. ─le señalé.

De pronto, mis pasos se detuvieron de golpe, preocupando mucho a Carl. La información que recibí comenzó a venir a mí de golpe, y me sentí tan estúpida. Pero aun así, mi mente siguió bloqueando cosas, o negándolas. No podía ser cierto. No. No tenía sentido.

─ ¿Sam? ─Carl pasó su mano por delante de mi rostro, intentando sacarme de mi trance.

Pero toda la confusión de mi cuerpo se transformó en enojo. Enojo al ver cómo Marianne corría a toda prisa hacia Cameron, para así abrazarlo fuertemente.

Cuando menos lo pensé, mis pasos ya se dirigían hacia ellos.

─ ¿Ella es tu mamá? ─le pregunté a Cameron, que me miraba confundido por mi tono tan tosco de preguntar, y supongo por mi ceño fruncido.

─ Sí, ella es.

Estaba confirmado. En mi cabeza lo estaba.

Ahora dile a mi corazón que mi madre estuvo todo este tiempo junto a mí y no dijo nada.

─ ¿Por qué tienes una foto de mi papá? ─le pregunté esta vez a Marianne, prácticamente gritándole ─. ¡¿Por qué la tienes?! ¡Jake Potter! ¿Por qué?

─ Dijiste que te apellidas Dixon ─me recordó Cameron, un poco confundido, girando para comenzar a buscar dentro de la chaqueta de su mamá, quien le impedía la acción, pero al final, el chico logro sacar una fotografia, para luego aproximarse a mi y mostrarmela ─. Este es mi papá, murió cuando yo era un bebe.

Yo negué. ─ Es mi papá, murió a mis ocho años.

Cameron se quedó congelado, mientras Marianne solo comenzaba a llorar, no podía formular palabra alguna, su boca se abría y cerraba, pero no emitía sonido alguno. No podía decir nada, su mentira se había caído.

Nos quedamos en silencio todos, ella intentó acercarse a ambos y tomarnos del brazo, para así atraernos a ella, pero tanto Cameron como yo retrocedimos. La mujer se llevó la mano hacia la boca, mientras murmuraba:

"Lo siento."

Le conté muchas cosas a Marianne. Le confié tanto y ahora ella... ella era mi madre. Una madre que me había mentido, me había abandonado.

En ese momento, ella dejó de importar.

Miré a Cameron. No sabía qué sentir. No sabía qué decirle. Mi pecho subía y bajaba con fuerza. No podía apartar la mirada, era muy... muy yo. Era insoportable verlo. Muy doloroso aceptarlo. La verdad estaba tan cerca y tan clara que salió a la luz sin pruebas de ADN ni nada por el estilo. Verdad cruda.

Luego de unos segundos ambos dijimos al mismo tiempo:

─ Tú eres mi hermana.

─ Tú eres mi hermano.


























































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

Dude en subir este capitulo, en mi mente estaba con millones de dudas si les gustaría o no, así que me harían feliz si me lo hiceran saber en comentarios.

En otro temas, quería cerrar ya las incognitas sobre el pasado de Sam, para ya enfocarme en la venganza y en la era más sanguinaria del fic.

En el proximo cap verán a Sam y Carl en una aventura. En realida a Sam porque hice algunos cambios.

No se olviden dejar sugerencias de que quieren ver más adelante, que esperan, alguna teoría sobre los proximos capitulos.

aquí sus comentarios

▬▬ with love, Lucy Rhee
▬▬ palabras; 3749.

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