Truyen2U.Net quay lại rồi đây! Các bạn truy cập Truyen2U.Com. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

── chapter fourty-seven 𑁤.ᐟ


chapter fourty-seven .
La noticia.
ELLIE KAVANAGH


No bajamos.

Podría haber sido el cartero, un vecino, o alguna de mis amigas que se había dejado algo la noche anterior. Pero no me importaba. Porque Tadgh estaba sentado en mi suelo, apoyado contra mi cama, con su sudadera gris arrugada y esa calma suya que parecía envolverlo todo.

Y yo solo quería estar ahí. Con él. Sin pensar en nada más.

Apoyé la cabeza en su hombro y me dejé llevar por el silencio. Un silencio bueno. Uno de esos que no incomodan, que no hacen ruido por dentro. Que solo existen cuando estás con alguien que no necesita llenar los huecos con palabras.

Me sentía rara. No incómoda. No nerviosa. Solo... nueva. Como si algo dentro de mí se hubiera recolocado. Como si de pronto encajara en algo que llevaba años esperando.

Él.

Llevaba toda la noche escuchando su voz en mi cabeza. Las cosas que me dijo. La forma en que me miró. El "quiero que seas mi novia" que aún me latía en el pecho como una canción que no podía dejar de sonar.

—¿Crees que Johnny lo sabe? —pregunté, al cabo de un rato.

Tadgh rió por lo bajo.

—Lo intuye. Pero se está haciendo el sueco. Creo que necesita procesarlo.

—¿Y Gibsie?

—Va a gritar. Fijo.

Sonreí. Me imaginé la reacción. Los gritos. El teatro. Las bromas de hermano mayor, los comentarios innecesarios. Y todo el caos que vendría después.

—Pues que grite. No me importa.

—A mí tampoco.

No nos mirábamos. No hacía falta. Era de esas conversaciones que sucedían en paralelo a los latidos.

Me pasé los dedos por la manga de su sudadera. Era vieja, y tenía un hilo suelto que no podía dejar de tocar.

—Esta mañana, Aisling me ha dicho que se notaba desde hace siglos.

—¿El qué?

—Que me gustabas. Que se me notaba en la cara.

Tadgh soltó una risa ronca.

—¿Y tú qué le has dicho?

—Que no era verdad —dije, levantando la cabeza para mirarle de reojo—. Pero luego me lancé a tus brazos como una idiota, así que supongo que quedó claro.

Él me miró. Y se encogió de hombros, con esa sonrisa tonta que siempre le sale cuando no sabe qué hacer con todo lo que está sintiendo.

—Yo también parecía idiota. Por si te consuela.

—Mucho —le dije, apoyándome otra vez—. Es mi tipo de historia.

Nos quedamos así un rato más. El timbre ya no sonaba. Las voces de abajo eran lejanas. Como si estuviéramos flotando entre paredes que no nos exigían nada.

Entonces oí pasos. Johnny, seguro. Con su manera de subir las escaleras como si le pesara el mundo. Mi estómago dio un vuelco, pero no me moví.

—¿Nos va a matar? —pregunté bajito.

Tadgh se encogió de hombros, tranquilo.

—Puede intentarlo. Pero me tiene cariño.

—Sí, claro. Lo suficiente como para no matarte. Pero no como para perdonarte tan fácil.

La puerta se entreabrió.

—¿Se puede? —la voz de Johnny sonó seca, pero no enfadada.

Me incorporé un poco, sin levantarme del suelo.

—Ya estás dentro, Johnny.

Él abrió del todo. Su expresión era ilegible, como cuando estaba en un partido y nadie sabía si iba ganando o perdiendo. Se cruzó de brazos.

—¿Entonces es oficial?

Nos miramos. Tadgh asintió despacio.

—Sí.

Johnny soltó aire por la nariz. Luego se pasó la mano por la cara y murmuró:

—Vale.

—¿Vale...? —pregunté.

—Vale que no voy a reventarte la cara —le dijo a Tadgh—. Porque sé que la quieres. Y porque confío en ti. Pero si la haces sufrir...

—No lo haré —interrumpió Tadgh, serio—. No otra vez.

Johnny lo miró un par de segundos más. Luego asintió.

—Bien.

Y sin decir nada más, cerró la puerta.

Nos quedamos en silencio. Tadgh me miró. Yo le miré a él. Y aunque no lo dijimos, sabíamos que ese momento era importante.

Johnny no era solo mi hermano. Era parte de todo esto. Parte de lo que nos sostenía.

—¿Estás bien? —preguntó él, bajito.

—Sí. Mucho.

—Entonces, quédate aquí. Un rato más.

Y me quedé.

Porque ahora todo era real.

Porque él era real.

Y porque por fin, no tenía que seguir imaginándolo.

No pasaron ni diez minutos.

Diez minutos de calma.

Diez minutos de estar sentada al lado de Tadgh, todavía con la sudadera de Aisling, los pelos mal recogidos y la sonrisa tonta pegada a la cara.

Y entonces... el universo decidió que ya era suficiente paz.

—¡¿Estás de coña?! —gritó una voz inconfundible desde abajo.

Me encogí en el sitio.

—Ya está aquí —murmuré.

Tadgh soltó una carcajada.

—Casi cronometrado.

—¡Johnny! —se oyó a Gibsie desde la planta baja—. ¡Dime que no es verdad! ¡Dime que Ellie no está saliendo con Tadgh!

Tadgh se tapó la cara con ambas manos, riéndose como si no pudiera parar. Yo también, aunque más por nervios que otra cosa. El piso entero temblaba con el escándalo.

—¡No pienso callarme, eh! ¡Tengo derecho a prosecar esto en voz alta!

—¡Cállate, tío! —le gritó Johnny desde el salón—. ¡No vas a subir gritando como si te hubieran pegado!

—¡Es peor que eso! ¡Me habéis mentido!

Oí pasos. Muchos pasos. Golpes en la escalera. Maldiciones dramáticas. Tadgh me miró como si dijera "no le abras la puerta", pero ya era tarde.

Gibsie entró de golpe, sin llamar, con la cara roja y los ojos abiertos como platos.

—¡¿Tú y Tadgh?! —señaló con un dedo acusador, primero a mí, luego a él, luego otra vez a mí—. ¿Desde cuándo? Quiero decir, me lo esperaba, ¿¡pero desde cuándo salís y por qué no fui el primero en saberlo!? Eso me ofende, Ells.

—Hola, Gibsie —dije, cruzándome de brazos y sin dejar de sonreír.

—No, no me saludes como si esto fuera normal. ¡No es normal! ¡Es como si mis dos universos hubieran chocado y yo estoy aquí en medio sin casco!

Tadgh se levantó del suelo, apoyándose en la cama.

—¿Puedes dejar de gritar?

—¡No! Estoy en shock.

—¿Y por qué? —pregunté, sin poder evitar reírme—. Si todo el mundo lo veía venir.

—¡Yo no! Porque no quería verlo! ¿Sabes lo que esto significa, Ellie?

—Ilumíname.

—Que ahora no puedo meterme contigo sin que Tadgh me mire como si le hubiera matado al perro. ¡Y que los dos hermanos Kavanagh salen con dos de los Lynch!

—Nunca has tenido filtro igual —le dijo Tadgh, rodando los ojos.

—¿Y tú? ¿Tú estás bien? ¿Tienes idea de en qué te estás metiendo?

Tadgh me miró de reojo. Su sonrisa era leve, tranquila. Como si por fin estuviera donde quería estar.

—Sí. Tengo idea.

Gibsie puso cara de fingido sufrimiento y se dejó caer sobre mi cama como si acabaran de romperle el corazón.

—Me siento traicionado. ¿Sabes los años que llevo cuidando de ti?

—¿Cuidando de mí? —pregunté, incrédula—. Si cada vez que venías a casa acababas robando cereales y quejándote del champú.

—Eso también es amor. Del duro, pero amor.

Tadgh se acercó a él y le dio un empujón flojo en la pierna.

—Vamos, tío. En el fondo te hace ilusión.

—¿Ilusión? —levantó la cabeza—. Estoy a dos pasos de hacer camisetas con vuestras caras. Estoy pensando en el nombre de ship.

—Dios, no —dije, tirándole un cojín.

Pero estaba sonriendo. Porque era Gibsie. Porque aunque dramatizara como si le fuera la vida, en realidad estaba feliz. En su forma ruidosa, torpe y enorme de estarlo.

Se sentó en la alfombra, mirándonos a los dos.

—Solo digo una cosa. Como la hagas llorar —miró a Tadgh con seriedad de verdad, solo por un segundo—, me da igual que seas el hermano de la novia de mi mejor amigo. Te reviento.

—Tú no puedes reventar ni un paquete de galletas —le respondió Tadgh sin pestañear.

—Eso es mentira. Y sabes que lo es.

—Gracias, Gibsie —le dije yo, más bajito.

Él me miró. Y sonrió. Sin broma. Sin risa.

—Sabes que te quiero, ¿no?

Asentí.

—Pues eso. Ahora... bajad. Me estoy muriendo de hambre y Mami K ha hecho tostadas para todos menos para mí porque "estaba haciendo demasiado escándalo". Qué injusticia.

—Eres un escándalo —murmuró Tadgh.

—Ya te daré yo una miga de las mías —sonreí, mirándo a Gibsie.

Y así, mientras bajábamos por las escaleras con Gibs haciendo ruido como un camión de mudanza y Tadgh dándome golpecitos suaves con el hombro como si no quisiera dejar de tocarme ni un segundo, supe que este era el principio de algo.

De algo bueno.

De algo de verdad.

nota de la autora :

HACIA MUCHO QUE NO SALIA MI GIBSIE.

Las vistas del fic están en decadencia JAJA

— atexnicki.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com