── chapter thirteen 𑁤.ᐟ
chapter thirteen .ᐟ
Código rosa.
ELLIE KAVANAGH
Aisling vino corriendo hacia nosotras.
—¡Ellie, código rosa!
Leah y yo nos giramos a la vez, frunciendo el ceño.
—¿Qué pasa?
—Casi expulsan de nuevo a Tadgh, está en la sala donde siempre están Shannon, Claire y esos —informó—. Ves, yo te cubro.
Asentí, agradecida, y salí corriendo del aula, evitando pasar por el despacho del director o cualquier sitio en el que me pudiera encontrar a algún profesor.
Cuando entré donde Aisling me había indicado, observé a Joe agarrando a Tadgh del brazo.
—¿Qué te tengo dicho, chaval? —gruñía—. Mantente alejado de Twomey.
—Exacto —añadió Shannon, caminando más rápido para estar a la medida de sus hermanos—. No le des más motivos para que te expulse.
—Oye, Joe, yo no tengo la culpa de que ese capullo hable así de Ellie, además, Twomey nos tiene fichados —se zafó del agarre de su hermano mayor.
Fruncí el ceño ante lo primero que Tadgh había mencionado.
Quise entrar, pero sabía que el ambiente se llenaría de tensión si no lo hacía en el momento indicado.
—Bueno, chaval, es el precio que hay que pagar por llevar nuestro apellido —al contrario que yo, Joey solo se fijó en lo segundo mencionado—. Acostúmbrate.
—Es verdad —combino la chica de ojos azules, asintiendo—. No es justo, pero así es la vida para nosotros en este instituto.
—No solo en este instituto —habló Joey—. Su nombre te va a perseguir ahí donde vayas, chaval, así que o te haces la idea o haces algo al respecto.
—Y, cuando dice que hagas algo al respecto, no se refiere a que uses los puños —dijo Shannon, mordiéndose el labio inferior—. Pelear no resuelve nada, Tadgh.
—"Pelear no resuelve nada" —imitó a su hermana, y se sentó en uno de los sofás.
—Buenos días, familia Lynch —saludé entrando a la sala de una vez por todas, saludando a los otros que habían ahí. Me senté junto a Tadgh en el sofá, apoyando el codo en el brazo del sofá para mirarlo con una sonrisa—. ¿Qué tal estás, chico malo?
Tadgh me devolvió la sonrisa.
—Mucho mejor ahora que te veo, bonita.
Le di un golpe en el hombro para que sus hermanos y los demás vieran que era broma, pero supe que Claire y Gibs no lo creían en lo más mínimo.
Mientras los más mayores se sumían en una conversación, me dediqué a observar las manos de Tadgh, buscando alguna herida.
Nada.
—¿No te peleaste? —murmuré lo suficientemente bajo para que solo él me oyera.
Tadgh negó con la cabeza.
—Quería. Pero no lo hice.
—¿Y por qué casi te expulsan?
No pudo evitar la sorpresa en sus rostro al saber que había escuchado todo lo que habían dicho.
Sus ojos bajaron hacia mis piernas, luego subieron de nuevo, como si no supiera por dónde empezar.
—Dijeron algo de ti —contestó al fin, clavando su mirada en la mía—. Ese imbécil de Conor bla soltó una guarrada delante de sus colegas. Se creían graciosos.
Me quedé en silencio, sintiendo cómo se me tensaban los hombros.
—¿Qué dijo?
—Da igual —contestó rápidamente, apretando la mandíbula—. No voy a repetirlo.
—Tadgh...
—No me gustó cómo lo dijo. Ni cómo te miró. Me arrepiento de no haberle partido la cara —añadió, volteando la cabeza hacia mí.
Le agarré de la manga con suavidad, consciente de que los demás seguían cerca.
—No puedes dejar que te saquen así de tus casillas.
—No lo hacen todos. Solo cuando se meten contigo.
Mis mejillas se sonrojaron mientras tragaba saliva.
Tadgh no apartó la vista de mí.
—¿Y ahora qué? —pregunté, bajando la voz.
—Ahora nada. Joe me ha dado la chapa con que la próxima vez me echaran y bla, bla, bla.
—Entonces será mejor que no lo hagas.
—Tendré que empezar a taparme los oídos —respondió, encogiéndose de hombros, con una sonrisa.
—Idiota —dije, conteniendo la risa—. Vas a acabar siendo mi guardaespaldas personal.
—Para ti, bonita, lo que haga falta.
—¿Entonces qué ha pasado? —pregunté en voz baja, sin dejar de mirarlo.
Tadgh resopló, encogiéndose de hombros, con esa falsa tranquilidad.
—Nada importante. Solo que a algunos les cuesta mantener la boca cerrada.
—¿Sobre mí? —inquirí, aunque ya lo sabía.
—No te preocupes, sonrisa bonita —murmuró, ladeando la cabeza hacia mí—. No dejé que dijera mucho más.
Me giré un poco para mirarlo de frente, sin perder la sonrisa, aunque por dentro tenía un nudo gracias a los nervios en la garganta.
—¿Y si te vuelven a expulsar?
—Ya me han advertido lo suficiente por hoy. Joey y Shannon se han encargado —dijo, rodando los ojos con una mezcla de estrés y cariño—. ¿Y tú cómo te has enterado de lo de la casi pelea?
—Me he enterado gracias al "código rosa" —le dije, cruzando los brazos mientras disimulaba la sonrisa—. Aisling casi se tira al suelo del dramatismo.
—Me gusta que tengas espías contratadas —rió bajo—. Aunque si me ves metido en líos, no siempre es por ti, ¿eh?
—Claro, seguro que también te peleas por Joey o por Shannon —dije, con una ceja alzada.
—Bueno, por Shan sí, si alguien la toca —se encogió de hombros y me miró—. Pero por ti... lo haría mil veces más.
Me quedé en silencio. No por incomodidad, sino porque, por primera vez, sentí que Tadgh estaba hablando totalmente en serio.
Y por alguna razón, eso me afectó más que cualquier frase bonita.
—¿Sabes que me vuelves un poco loca, no? —le dije, realmente bajito. Lo justo para que solo él me escuchara.
—El sentimiento es mutuo, bonita —respondió él, alargando la mano para tocar mi pierna suavemente.
Nos quedamos así un momento, en silencio, compartiendo un momento que si cualquiera viera, pensaría que éramos novios.
La idea no se me hacía tan horrorosa como debería.
Claire nos observaba desde el otro sofá, con una sonrisa mal disimulada. Joey y Shannon estaban metidos en una conversación con uno de los profesores que había entrado sin notar del todo el ambiente, mientras Gibsie y Lizzie se peleaban.
—¿Nos largamos? —susurró Tadgh, inclinándose un poco hacia mí.
—¿A dónde?
—No sé. A cualquier sitio donde no me mire medio instituto como si fuera una puta bomba en el mal sentido.
—Me apunto —dije.
Y antes de que nadie más pudiera notarlo, nos levantamos del sofá, salimos de la sala y dejamos atrás, al menos por un rato, todo el ruido.
nota de la autora :
Buenoo, hoy escribí dos capítulos, estoy orgullosa.
Ayer se fue la luz en la península y sus alrededores, pero aquí estamos.
— atexnicki.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com