chapter three .ᐟ
Entre amigas y cierto rubio.
ELLIE KAVANAGH

El verano había pasado a la velocidad de la luz ante mis ojos, y ya era domingo por la mañana, un día antes de empezar el instituto.

Salí de mi cuarto porque me moría de sed, no porque quisiera cruzarme con Tadgh. Pero claro, ahí estaba.

Me miró como si me hubiera estado esperando. Genial.

—¿Otra vez tú? —solté, sin detenerme.

—¿Y tú? ¿Ahora vives en el pasillo?

Frené. Me crucé de brazos y me giré a enfrentarlo. No tenía intención de dejarle el camino libre.

—¿No tienes otra cosa que hacer, Lynch?

—Sí. Pero ninguna tan divertida como molestarte.

Quise contestarle algo que le dejara claro que no estaba para sus jueguecitos hoy.

Pero entonces se acercó apenas un paso. Y ya no estábamos tan lejos. Y el aire cambió. Como siempre que hablábamos. Como si discutir con él encendiera algo más que mi mal genio.

—Un día vas a pasarte de la raya —le advertí.

—¿Y tú vas a ser la que me ponga en mi sitio?

—No lo dudes.

Sus ojos se clavaron en los míos. Un segundo. Luego otro. Y entonces pareció surgir algo más. Algo que me hizo querer decirle que se callara y me besara de una vez. Pero no lo hice.

—Gracias por las pilas —dijo de pronto.

—No lo hice por ti —respondí. Y era verdad. O eso quería creer.

Me giré, lista para volver a mi cuarto. Pero no me fui, porque me decía que había algo más ahí, colgado en el aire.

—Ellie.

Me detuve. Me giré con lentitud.

—¿Qué?

Lo vi vacilar. Por una vez, parecía estar pensando en lo que iba a decir.

—Tu sonrisa —dijo por fin—. Es bonita. Cuando no estás a punto de matarme.

No me lo esperaba. Por un segundo, me olvidé de respirar.

Y sé que me temblaron los labios. No fue porque me diera vergüenza, fue porque... me gustó escucharlo. Más de lo que debería.

Y entonces, justo cuando el momento era casi bonito, Joey decidió hacer su entrada estelar.

—¿Todo bien por aquí... o interrumpo otra escena de tensión sexual no resuelta?

—¡Joey! —saltamos los dos a la vez.

Él alzó las manos, sonriendo como el idiota que era.

—Vale, vale, ya me voy. Pero cerrad las puertas la próxima vez, que hay niños en esta casa.

Rodé los ojos con tanta fuerza que casi me dolieron. Me giré hacia Tadgh otra vez. Él sonreía como el imbécil que era.

—No te acostumbres —le advertí, y me metí en mi cuarto.

Cerré la puerta, aunque no del todo.

Porque algo me decía que esto solo acababa de empezar.

Me tumbé en la cama, con el corazón latiéndome todavía demasiado rápido para lo que acababa de pasar. No era nada. No debía ser nada. Solo Tadgh siendo... Tadgh. Pero no podía sacarme de la cabeza sus palabras. Ni cómo me las había dicho. Ni cómo me había mirado.

Me giré sobre la almohada y dejé escapar un suspiro frustrado justo cuando mi móvil vibró. Un mensaje de Leah.

Leah.
Ya estamos en camino, drama queen. Saca algo de beber o muero.

Me senté de golpe.

Las chicas venían.

Las había invitado esa misma mañana, después de que mamá confirmara que podía traerlas. Una excusa perfecta para no estar todo el día cruzándome con los Lynch por casa.

Me levanté y me peiné rápido frente al espejo. Shorts negros, top del mismo color, un poco de rímel...

Cuando bajé las escaleras, mamá estaba en la cocina, preparando limonada.

—¿Ya vienen? —preguntó con una sonrisa.

—Sí. ¿Has visto a Johnny?

—Salió con Gibsie, Shannon y los demás hace rato. Y, por si quieres saber esto también, Joey ha salido con Aoife y los peques.

—Perfecto —asentí una vez, como si eso me importara.

Me serví un vaso de limonada y me asomé a la ventana. Allí estaba Tadgh, el único no mencionado por mi madre, con solo un bañador en la parte inferior de su cuerpo.

No lo mires, no lo mires.

Pero, obviamente, lo miré.

Justo en ese momento, el timbre sonó. Fui corriendo a abrir y ahí estaban: Aisling, con su pelo rubio cayéndole sobre los hombros; Leah, con su Nokia en la mano escribiéndole a alguien; y Niamh, sonriente como siempre.

—¡Al fin! —grité, abrazándolas—. Entrad antes de que os coja una insolación, no quiero muertes en mi casa.

—¿Y Tadgh? —preguntó Aisling, muy casual.

—Por ahí —respondí, sin mirar atrás.

—¿Habéis discutido ya hoy? —quiso saber Leah, mientras dejaba sus cosas en el salón.

—Define discutir.

—Si él te ha dicho algo molesto y tú has rodado los ojos, cuenta.

—Entonces sí, ha pasado.

—Clásico —soltó Niamh riéndose.

Nos sentamos en el salón, poniendo música baja y hablando de nada y de todo al mismo tiempo. El plan perfecto. Hasta que Aisling, con esa manera suya de no tener filtro, decidió abrir la boca.

—Tía, no me mires mal, pero entre tú y Tadgh hay algo.

—No hay nada —respondí, demasiado rápido.

—Claro que no —dijo Niamh, mordiéndose la sonrisa.

—No os pongáis pesadas.

—Solo decimos que si algún día os liáis, no será sorpresa para nadie —añadió Leah.

—En serio, ¿podemos hablar de otra cosa?

Y lo intentamos. Pero no sirvió de nada, porque justo en ese momento, Tadgh pasó por detrás del sofá con una botella de agua, sin camiseta y con el pelo mojado.

Nos callamos todas.

Él ni siquiera nos miró. Pero sí sonrió de manera insoportable al salir al jardín otra vez.

—Nada, ¿eh? —susurró Aisling.

—Calla.

Pero no podía dejar de sonreír.

Ni de pensar que, quizá, tenía razón.

Que esto solo acababa de empezar.

El tiempo pasaba mientras nuestra conversación iba cambiando de tema.

No volvimos a hablar de Lynch, gracias a Dios, porque no podría soportar la cantidad de burlas de su parte.

Además de que veía a Leah un tanto incómoda con esa conversación, aunque lo disimulaba bien.

Las otras no lo notaban, pero Leah era mi mejor amiga, y sabía perfectamente cuando estaba bien y cuando no.

Ya era casi mediodía cuando las chicas empezaron a recoger sus cosas. La mañana había pasado demasiado rápido.

—Nos vamos, drama queen —dijo Leah, cogiendo su móvil.

—Hasta mañana, chicas —sonreí, despidiéndome con la mano.

Las tres asintieron con una sonrisa, y una por una, empezaron a dirigirse a la puerta.

nota de la autora :

No sé cuando publicaré esto, porque no os lo he dicho pero es un fanfic prescrito. Es decir, lo escribo todo antes de publicarlo. Os dejo este mensaje el 13 de Abril se 2025.

— atexnicki.

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