Ella pasó el resto del día con su grupo de estudio, preparándose para la presentación final de Li & Fung. El hotel les había organizado salas de conferencia privadas para que ellos pudiesen trabajar durante el día. Por una vez, estaba muy contenta de estar sumergida en trabajo, sin tener tiempo de dejar que sus pensamientos derivaran hacia otra parte.

Estaban a medio camino con las diapositivas, cuando alguien sacó el tema de quién iba a presentar al siguiente día. El grupo inmediatamente cayó en una discusión acalorada, todos dando su punto de vista. Teniendo un grupo diverso de personas de diferentes nacionalidades siempre había una fuerte diferencia de opinión y perspectivas contrarias. Pero el nivel de creatividad que emergía y la curva de aprendizaje que resultaba valían la pena.

Mia ciertamente no quería ser parte de la conversación, así que no dio ningún aporte. Esperó que su silencio sobre el tema de alguna manera la haría volar bajo el radar y así, no ser un blanco.

"Realmente creo que Mia debería de presentar," Laura dijo de repente. Ella era de Alemania pero había vivido en Italia y Londres por varios años. No actuaba nada como el estereotipo de un alemán. Siempre llegaba tarde a todas partes, y se conducía de una manera tan despreocupada que de broma la gente se refería a ella como la no-alemana o la alemana latina.

Mia se congeló. "Yo...realmente no pienso que eso sea buena idea. Ustedes saben que me pongo muy nerviosa al presentar..."

Laura siguió presionando. "Apenas te puedes dar cuenta. Nosotros a lo mejor lo notamos porque te conocemos mejor, pero alguien que no te conoce no sabría. Es natural que te pongas un poco nerviosa, pero Mia tienes una voz tan clara cuando hablas. Creo que eres una de la mejores presentadoras en nuestra clase."

"Ni mencionar tu acento perfecto en inglés. Nadie de nosotros ni siquiera nos acercamos a eso," Ana agregó. Ella era de Rumania y era probablemente una de las chicas más inteligentes de su clase. Aparte de eso, ella era extremadamente enfocada y empática.

Mia no pudo creer sus oídos. "¿Están bromeando, verdad?"

"Es verdad, Mia. Todos estamos de acuerdo," Melissa dijo. "La manera en que yo lo veo, la gente que debería presentar debería de ser Antonio, Mia, y Ana. Antonio puede empezar usando su acto de humo y espejos, Mia proporciona los datos sólidos, y Ana lo termina dándoles su opinión y encantando a los jueces durante las preguntas y respuestas. Será la clásica triple amenaza," ella continuó.

Mia miró alrededor de la mesa de conferencia y todos estuvieron en acuerdo.

"No creo que necesitemos votar sobre esto, pero todas a favor digan sí," Antonio dijo. Él era de Argentina y era extremadamente extrovertido, constantemente diciendo chistes todo el tiempo. Los profesores siempre parecían adorarlo, y se había convertido en el consentido en clase.

"Sí," la habitación hizo un eco. Todos lo habían dicho excepto por Mia. Justo así, se había decidido. Mia tendría que presentar enfrente de una audiencia de cien personas, y por la primera vez.

Continuaron trabajando por el resto de la tarde. Mia se había puesto extremadamente nerviosa sólo al pensar sobre la mañana siguiente, pero siguió adelante. ¿Desde cuándo su grupo se había vuelto tan civilizado? Recordaba claramente cuando primero habían sido asignados juntos, el grupo era disfuncional y habían pasado la mayoría del tiempo discutiendo sobre cada pequeña decisión. Todos querían llamar la atención al principio y demostrar sus personalidades alfas y tomar control sobre todas las asignaciones.

Se había sentido como un niño siendo arrojado violentamente al agua, luchando desesperadamente para llegar a la superficie y respirar otra vez. Pero tarde o temprano, se aprende a nadar.

Trabajando horas largas juntos durante los últimos meses había expuesto las fortalezas y debilidades de cada miembro, y realmente habían entrado en un ritmo de trabajo, dividiendo todas las tareas equitativamente. Se habían unido como un grupo y convertido en casi una familia cercana. No, ella tenía que ser fuerte y no los podía defraudar. Les debía eso.

Mia había estado repasando el análisis de situación del caso, empezando a sentirse agobiada en el cuarto oscuro, cuando de repente el internet dejó de funcionar. Mierda. "Eh, chicos, están teniendo dificultad en conectarse..."

"Estoy en ello," Laura respondió. Ella recogió el teléfono de la sala de conferencia y marcó 0. Mia se sintió un poco mal por la persona que estaba al otro lado de la línea, porque le empezó a decir de todo, amenazando y gritando todo tipo de profanidades.

Mia la miró incrédula, nunca la había visto actuar así. No que se estuviera quejando. Cualquier cosa que pudiera mejorar esta calamidad. Realmente necesitaban terminar de trabajar en sus diapositivas lo antes posible.

Ni siquiera habían pasado cinco minutos, cuando el gerente del hotel entró a la sala de conferencias, diciéndoles que lo siguieran a otra sala. Todos recogieron sus pertenencias molestos pero obedecieron rápidamente.

Para sorpresa de Mia, los llevó hacia el elevador y apretó un botón para el último piso. Era el centro ejecutivo de negocios. El gerente les señaló una sala y cuando entraron Mia no pudo creer su alrededores.

Una mesa moderna de vidrio ocupaba el largo de la sala junto con sillas de cuero negro, bebidas y botanas estaban apiladas en un área de bar, un televisor de plasma enorme se apoyaba contra una pared, y ventanas de piso a techo corrían a través de la sala, mostrando vistas espectaculares de la ciudad. Parecía algo sacado de Wall Street.

"Supongo que esto será suficiente. Trataremos de adaptar," Laura dijo con un indicio de sarcasmo y el gerente se salió de la sala. Apenas se había ido, ella agregó, "¿Pueden creer este sitio? Pero no quiero excusas gente, hay que terminar esta maldita cosa."

"¡Sí, señora!" Antonio respondió.

El resto del grupo se miró uno al otro divertidos, pero pronto regresaron a trabajar. No había que jugar con Laura hoy. Su actitud pareció ayudar porque sólo unas horas después habían acabado.

"¡Finalmente! No creo que me he sentido tan aliviada en mi vida," Laura dijo. "Pero ya saben lo que dicen, 'trabajar duro, jugar duro'. Yo voy a salir. Escuché que varias personas van a salir a este lugar que se llama Zapata. ¿Quién viene conmigo?"

"Definitivamente yo no, tengo que practicar para mañana," Mia dijo.

"Sí, estoy de acuerdo. Pienso que los presentadores deberían quedarse a practicar. Lo último que queremos es estar con resaca mañana en la mañana. Pero el resto de ustedes deberían ir," Ana comentó.

"Está bien, pero avísennos si necesitan ayuda con cualquier otra cosa," Melissa dijo. La oferta había estado ahí, pero salieron de la sala más rápido de que puedas decir Shanghái.

Mia, Antonio y Ana repasaron el plan para la presentación y lo recorrieron varias veces hasta que los tiempos salieron bien. Una hora después, Mia se sentía completamente exhausta. Acordaron encontrarse para el desayuno temprano la siguiente mañana y repasar sus partes una última vez. Después de todo, la preparación era la clave, ¿verdad? Ella sólo esperaba que pudiese mantener sus nervios bajo control.

Mia entró a una recámara vacía y decidió practicar su parte de nuevo, esta vez enfrente del espejo. La gente decía que eso siempre ayudaba, pero igual se sentía raro. Finalmente se sintió contenta después de un par de rondas y decidió dar por terminada la noche.

Ella puso la alarma y se cayó en la cama. Mientras que se estaba acomodando, la puerta a la habitación se abrió.

"Ey, ¿dónde has estado todo el día?" Victoria preguntó al entrar.

"Preparándome para la presentación estúpida de mañana. Uf, ya quiero que se acabe," Mia respondió.

"Ya sé, ni me digas," ella dijo, arreglando sus cosas. "¿Entonces qué pasó antes?"

"¿Qué quieres decir?"

"Con Leo, Mia. ¿Crees que me olvidaría?"

"Ah, eso. Dios, se siente como si fuese hace años."

"Sí, eso. ¿Finalmente hicieron las paces?" preguntó curiosamente.

"En verdad no, supongo. Hablamos un poco, pero acabamos peleándonos y gritándonos la mayoría del tiempo," Mia suspiró.

"¿Eso es todo? Dime las partes buenas, Mia."

"Bueno, sí me besó," ella dijo, sabiendo que eso es lo que Victoria quería escuchar. En verdad hizo mucho más que eso, ella pensó.

"Ves, ¡lo sabía! ¿Así que van a regresar juntos?" preguntó emocionada.

"No, sólo nos peleamos más después de eso. Parece que es la única cosa que hacemos bien últimamente. El resultado final es que todavía está enojado conmigo."

"Estás loca, Mia. Él haría cualquier cosa por ti."

"¿Por qué dices eso?"

"¿Has visto la manera en que te mira? Yo moriría por tener eso," ella dijo sacudiendo la cabeza.

"No es tan simple, Vicky," contestó suavemente.

"¿No es todo en la vida?"

"Supongo que no."

"Te digo, Mia. Realmente deberías de pensar sobre esto."

"Créeme, lo he pensado demasiado en estos últimos meses."

"Bueno, obviamente no estás pensando en ello en la forma correcta. Sólo recuerda lo que te dije, ¿de acuerdo?"

"Okay, lo haré."

"Bien," Victoria dijo, caminando hacia el baño y declarando la conversación resuelta.

Sólo no la noche antes del gran evento, Mia pensó. Agregando a Leo a la combinación ahora simplemente haría que su cabeza explotara. Dormir sería la única cosa que evitaría tener una crisis nerviosa.