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003. SENTIMIENTOS INESPERADOS

CAPÍTULO TRES

Era sofocante no poder sacarse a alguien de la cabeza. Una sensación que Kei Tsukishima nunca había experimentado. Y es que para él, tener una pasión con algo significaba desilusionarse al final, por eso demoró tanto en amar el voleibol y a pesar de eso, se dedicaba en seguir profesando su creencia.

Sin embargo, ahora las cosas parecían ser distintas. Tsukishima no entendía cómo carajos no podía sacarse de su cabeza a Haru Kimura, ese chico altanero y narcisista que sólo seguía presumiendo su vida de modelo además de unas excelentes calificaciones que todos tenían a base de puro esfuerzo y él parecía no esforzarse. Eso irritaba aún más a Tsukishima. Las personas que tenían esa pasión por algo le causaba repudio, aunque últimamente él era algo similar, trataba de poner sus propios límites. Lo cual estaba siendo imposible en esos días.

Al día siguiente, Haru tenía una sesión de fotos y por ende terminando las clases salió corriendo, algo que le dijo a Yamaguchi, el cual posteriormente le contó. Tsukishima hizo una mueca al oír, aunque su mejor amigo notó que algo sucedía. Intentaba convencerlo de abrirse, pero el colmo fue que en la práctica estaba completamente ido de su cabeza.

—Oye, Tsukki —le dijo Yamaguchi, acercándose y poniendo su mano en el hombro de su amigo, impidiendo que siguiera su entrenamiento—. ¿Qué tal si mejor te vas a tu casa? Estás muy distraído.Te vendría bien descansar.

—¿Pero qué mierda dices, Yamaguchi? —respondió con irritación, negando con la cabeza al instante. Por supuesto que no se iría de ahí, aunque no lo dijera en voz alta siempre esperaba el momento del entrenamiento. El mencionado se rio, pero a pesar de eso su voz era firme y segura, lo cual causó mucha confusión en Tsukishima.

—Lo digo en serio. Por favor. No me hagas ordenártelo como capitán.

—Yamaguchi… —murmuró en voz baja, volteando a ver a los demás que ya les prestaban atención, dándose cuenta de lo que pasaba. No era normal ver a Yamaguchi reprendiendo a Tsukishima.

—Tsukki —los ojos de su amigo fueron más severos, mirándolo así varios segundos. El mencionado se quedó callado, notándolo, y tragó saliva en seco al darse cuenta que no podía seguir insistiendo. Tragándose su orgullo, asintió. Tomó sus cosas rápidamente y salió del gimnasio directo al cuarto de club, con los pensamientos confundidos sin saber bien qué hacer ahora.

Tsukishima podría ser mil cosas, pero nunca había estado distraído en una práctica. Tal vez él era consciente de que el voleibol no era su principal motor (aunque sí uno de los principales), y aún así nunca pensó en tener la cabeza en otro lugar mientras entrenaba. Se sintió frustrado, por lo cual cuando entró al cuarto de club lanzó sus cosas y apoyó su cabeza contra el cubículo donde estaban sus cosas personales. No le gustaba que lo hubieran sacado de la práctica, le irritaba saber que hizo algo mal y que su mejor amigo lo había notado. Estuvo sobrepensando un poco, desquitándose un poco con sus cosas sin darse cuenta que por error su teléfono había marcado cierto número en sus contactos.

¿Hola? ¿Me escuchas, Kei?

Al oír esa voz Tsukishima se quedó quieto y miró hacia todos lados horrorizado, creyendo que se encontraba ahí. Cuando se percató que no, rápidamente se dirigió hacia él interior de su mochila notando que la pantalla de su teléfono estaba encendida y se encontraba en llamada con Haru Kimura. Maldición.

—Te llamé por error, adiós —dijo al instante Tsukishima, tomando su teléfono y a punto de colgarle. Sólo que escuchó del otro lado de la linea al Haru reírse y su dedo se detuvo justo antes de presionar la tecla.

Qué divertido eres. Kei, ¿no deberías estar en entrenamiento? ¿Qué sucede?

Normalmente él no hubiera contestado a su pregunta para no tener una conversación con Haru, pero debido a que estaba tan molesto con lo sucedido, le contó brevemente. En todo ese tiempo notó que Haru hacia algo más de fondo ya que se oía voces e inclusive pensó que no le estaba prestando atención, hasta que terminó y él soltó una risita.

Ya veo. Entonces te sacaron por estar en las nubes. ¿Y qué es lo que te tiene así, Kei? Es extraño que no estés enfocado.

«Por tu estúpida culpa», pensó, más no lo dijo. Tsukishima farfulló y se pasó la mano por el cabello.

—Ni idea, pero esto me estresa.

¿Y qué harás ahora? —preguntó con curiosidad Haru. Tsukishima pensó un poco la respuesta.

—Nada, supongo que ir a casa.

¿Por qué no vienes a mi sesión? Están maquillándome, empezará en unos 20 minutos. Si te apuras, llegas justo a tiempo.

¿Ir a verlo en su sesión de fotos? ¿Después de odiar cada segundo en el cual Haru Kimura parloteaba de sus sesiones y vida lujosa? Tsukishima lo pensó debido a que su yo de hace días diría que no rotundamente, pero en ese momento no le pareció tan mala idea, perturbándolo más. Notó que Haru esperaba su respuesta, así que antes de que su cabeza pensará razonablemente en que era una estúpida idea, dijo lo primero que pensó.

—Envíame la ubicación.

Aunque no veía a Haru, supo que él sonrió. Era fácil de predecir y más habiéndolo visto haciendo eso mismo con las personas a lo largo de la preparatoria.

Listo. Te veo aquí.

Sabía que iba a arrepentirse, pero no pudo evitar decirle que sí y colgó la llamada, cambiándose mientras se daba cuenta de lo estúpido que fue. Porque aunque su cabeza le dijera que no, algún otro lado de su cuerpo estaba incitándole a que dijera que sí, lo cual lamentablemente superó lo que su cabeza deseaba. Y ahora no podía quedarle mal, por más que la idea de pronto le pareciera extrañamente incomprensible para él mismo.

Llegando al lugar, este se trataba de una agencia un poco grande que estaba a un par de estaciones del metro. Tsukishima suspiró al ver cómo entraba y salía gente bien vestida y con un aura imponente, igual que Haru; en cambio él venía con su uniforme escolar, lo cual le dio un poco de vergüenza. Intentó ignorarlo y se adentró, siguiendo las instrucciones que le dejó Haru para llegar al lugar en donde lo estaban arreglando para la sesión. Estando en la puerta del lugar que le dijo, un guardia lo miró extraño.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo a ver a Haru Kimura —respondió con tono seguro para evitar cualquier malentendido. El hombre le dio un rápido vistazo de abajo hacia arriba y asintió, abriendo la puerta.

—Nos notificó. Adelante.

Tsukishima inclinó un poco la cabeza en forma de agradecimiento y se adentró al lugar, notando como ya estaban comenzando la sesión, en la cual Haru estaba sentado en una silla haciendo poses de modelo mientras un fotógrafo enfrente de él captaba cada uno de sus movimientos.

Se quedó helado. Ver a Haru realizar esos movimientos era impresionante, sabía exactamente qué hacer en cada uno y no estaba repitiendo algún movimiento ya hecho. Podía sentir de nuevo lo que experimentó el día anterior, sentía que recién tomaba un shot de espresso y quedaba prendado por el sentimiento. Tragó saliva y dejó su mochila a un lado, acercándose poco a poco hacia Haru y viendo todo el trabajo detrás de una sesión de fotos, con personas retocando su maquillaje cada que el fotógrafo cambiaba de lente y unas cuantas más arreglando las luces y el fondo al mismo tiempo; parecían tan coordinados como en un partido de voleibol, pensando que tal vez no era tan diferente. O tal vez era porque nunca había visto algo así fuera de algún deporte en donde las personas tuvieran esa misma pasión, era impresionante.

Al finalizar, Haru se levantó y fue caminando hacia Tsukishima con una sonrisa y evidentemente emocionado. Por ende, se quedó quieto mientras lo veía ya que con las luces de fondo parecía algo angelical, sintiéndose nuevamente hipnotizado.

—¡Kei, qué bueno que llegaste! Te vi desde que entraste pero no podía saludarte, una disculpa.

Intentando verse indiferente, asintió e hizo gestos con la mano restándole importancia.

—No pasa nada.

Haru se rio, poniendo su mano encima del hombro de Tsukishima y le dio un ligero apretón.

—Gracias por venir. Aún falta mucho, esto solo fue el primer cambio de ropa.

—¿Eso fue solo el inicio? —repitió desconcertado, alzando una ceja y viendo a sus lados en donde se encontraban los estantes llenos de cambios de ropa que no había visto antes. Haru asintió, sonriente.

—Sí. ¿Qué te parecieron las fotografías de ahora?

Lo pensó un par de segundos. No diría todo lo que se atravesó en su mente cuando lo vio modelar, por lo que sólo se encogió de hombros y cruzó los brazos, fingiendo desinterés nuevamente.

—Normal.

Era evidente que mentía y Haru lo descubrió al instante, así que volvió a reír y asintió mientras lo veía. Se quedó ahí unos segundos más, inclinándose un poco hacia adelante, y Tsukishima siente el peso de su presencia. No es incómodo, pero es extraño, como si el aire entre ellos hubiera cambiado. Mientras tanto se quedó quieto, hipnotizado por su mirada a la vez que sentía un extraño revoloteo en el estómago.

—Vi tus ojos, Kei. Pero está bien, no diré lo contrario. Ya veremos ahora qué dirás con las siguientes fotografías —le guiñó un ojo y tocó con suavidad su mejilla.Cuando Haru finalmente se va, con ese andar despreocupado que siempre le molesta directo hacia las personas que estaban esperándolo con su siguiente cambio de ropa listo, Tsukishima lo observa sin querer, notando cosas que nunca antes había considerado: la forma en que la luz acaricia su cabello, lo relajado que parece en cada movimiento, su caminar…

Tsukishima al instante sintió su rostro ardiendo, así que giró su cabeza hacia el lado contrario e intentó controlar su respiración, que de pronto comenzó a ir en aumentó. Tocó con cautela el lugar donde Haru lo acarició, sintiendo un escalofrío inesperado que lo dejó perplejo. Odiaba a ese chico y no por las mismas razones que antes.

Es entonces cuando su corazón da un vuelco inexplicable, y una voz interna susurra algo que lo inquieta profundamente: ¿Y si no lo odio tanto como creía?

Sólo que Tsukishima es muy reacio a lo nuevo y por primera vez experimenta eso. Le molesta tener pensamientos con el chico que siempre ha detestado, pero sobre todo, le molesta que ahora ya no puede pensar mal de Haru sin sentir un vuelco en su corazón. Desearía irse para empezar a ignorarlo y sacarlo de su cabeza, pero por alguna razón que desconoce, algo dentro de él no lo permite. Así que rendido se queda ahí, viendo de reojo cómo Haru se cambia de ropa sin preocupaciones y se dirige de nuevo frente a las cámaras y luces, en donde al mismo tiempo cambiaban de spot y ahora era algo más elegante, e inclusive él portaba un traje.

No puede apartar la vista de Haru y eso probablemente es lo que más lo irrita.

Sin embargo, conforme pasa la tarde en la sesión de fotos se percata que en realidad no es tan sencillo como él creía, sino que Haru de verdad se esforzaba para que todo saliera bien y estaba al pendiente de cada detalle a su alrededor. Por un segundo se sintió mal de haber subestimado su trabajo, dándose cuenta que en realidad hay mucho por detrás. Como cualquier profesión tiene su dificultad, y personalmente Tsukishima no podría hacer nada de lo que él, así que lo mira con admiración. Al menos mientras Haru no lo mira.

Terminando la sesión, Haru vuelve a su uniforme y se acerca a Tsukishima. Puede verlo cansado, aunque cuando sus miradas se conectan finge que no, sonriéndole con suavidad. Por un momento Tsukishima no pudo decir el comentario sarcástico que tenía para él, aunque después fingió toser y dijo:

—Tardó mucho tu sesión.

—Bueno, duró lo de siempre. Depende para qué sea la sesión, puede durar poco menos o muchísimo más —explicó con sencillez Haru, tomando su mochila y colgándosela en el hombro—. ¿Nos vamos? Puedo decirle al chófer que te llevemos a tu casa.

—¿Tú chófer? —repitió incrédulo, queriendo bromear sobre eso, aunque realmente pensó que era genial tener un chófer. Haru asintió, y entonces los dos comenzaron a salir del lugar.

—Claro. Normalmente mis padres me llevan a ciertos lugares para que nos vean unidos, pero hoy partieron a un viaje de negocios y estaré al cuidado del chófer para moverme estos días a la escuela y trabajo. Entonces, te llevamos. Ya es noche y no quiero que te vayas sólo.

—No me pasará nada, Kimura —se burló un poco, creyendo que era demasiado.

—Insisto. Fue agradable tenerte ahí, nunca nadie había ido a ver una sesión mía.

Debido a esas palabras, Tsukishima se sintió un poco cohibido al responder porque de alguna manera se sintió ¿especial? Si es que esa era la palabra que podía utilizar.

—B-Bien…

Haru al instante sonrió.

—Genial.

Llegaron al exterior del edificio y ya se encontraba ahí un coche muy lujoso esperándolos. Un hombre bajó del asiento del chófer y les abrió las puertas, Tsukishima dejó que primero se subiera Haru y fue detrás de él, aún un poco nervioso.

—Espero que mañana prestes atención a tu práctica porque pensaba ir a verlos —le advirtió con tono burlón Haru, acomodándose cómodamente en el coche. Tsukishima no podía hacerlo porque era extraño para él, pero de igual manera fingió que sí, recargándose en el respaldo del asiento—. En fin, ¿me dices dónde vives? Para darle indicaciones al chófer.

Tsukishima le enseñó su dirección desde el teléfono y Haru asintió, guiando al chófer. Mientras tanto estaba la música de fondo y le causó curiosidad ya que era el tipo que oía siempre. Haru lo notó y le subió un poco más.

—¿Te gusta?

—No sé de qué hablas —intentó fingir que no le interesaba mucho, pero no lo suficiente ya que Haru se ríe entre dientes al oírlo.

—Vamos, no mientas. Reconociste la canción, ¿no? —sonrió de lado, dejando su mirada en la ventana. Tsukishima duda, mirando la bocina como si fuera un desafío.

—¿Y qué si lo hice? —responde finalmente, con un tono más defensivo de lo necesario.

Haru solo rueda los ojos. Saca un audífono de su mochila en donde tenía un MP4 y estira un poco más la mano, ofreciéndoselo.

—Tómalo, quiero mostrarte mi canción favorita —al ver la mirada curiosa de Tsukishima, sonrió burlón —. Anda. No muerdo. Bueno, no mucho.

En respuesta Tsukishima suelta un suspiro exagerado, como si estuviera haciendo un gran sacrificio, pero termina aceptando el auricular. Al ponérselo, la música lo envuelve al instante. Es una canción que nunca había oído y no puede evitar relajarse un poco al ritmo, siendo similar a la música que suele oír. Por un momento, se olvida de quién está sentado a su lado.

—¿Sabías que esa banda casi nunca toca esta canción en vivo? —dice Haru, sin pensarlo. Tsukishima lo mira con una mezcla de sorpresa y diversión.

—¿En serio? Está buena la canción… —aunque dijo eso para sí mismo, Haru lo escuchó—. Eres un gran fan —al instante se da cuenta de lo que acaba de decir y se siente expuesto—. No es para tanto. Solo... sé algunas cosas, ¿bien?

Haru sonríe, pero esta vez no se burla. Simplemente asiente, dejando que la música hable por ellos. Durante el resto del viaje, comparten el auricular en silencio, escuchando una canción tras otra, quitando la música que se oía en el coche. A veces, sus hombros se rozan cuando el coche da una vuelta y aunque Tsukishima debería sentirse incómodo, no lo hace. De hecho, hay algo sorprendentemente agradable en la proximidad. Y eso le molesta.

En algún momento, Haru se inclina hacia él, su voz apenas audible sobre la música.

—¿Sabes? Creo que tú y yo tenemos más en común de lo que parece.

Tsukishima lo mira de reojo, su corazón latiendo un poco más rápido de lo que quisiera admitir. Odia tanto ese sentimiento que, aunque piensa que debería alejarse, no lo hace por alguna razón.

—¿Eso crees?

Haru asiente, su sonrisa más suave que de costumbre.

—Lo sé.

Y aunque Tsukishima no responde, una pequeña sonrisa se le escapa, oculta mientras vuelve a mirar por la ventana, dejando que la música y la compañía inesperadamente agradable lo envuelvan. ¿Tal vez debería ceder a ese sentimiento…?

HOLAAAA ¿cómo están? volví de mi hiatus, espero que les haya gustado!! prometo actualizar más seguido este fic y los demás, les quierooo y porfis no olviden votar c:

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