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𝟬𝟬𝟰. his future

Takemichi Hanagaki había viajado en el tiempo por accidente al tocar la mano de Tachibana Naoto mientras veía fuegos artificiales con su novia, Hina. Tras haber presenciado la muerte de su amigo de la adolescencia, Atsushi Sendo, se encontraba un poco devastado y consternado al recibir información de que, lo que había cambiado a Mikey, fue la muerte de Draken.

Platicando con Naoto, Takemichi se enteró de una especie de información nueva.

—Takemichi... mientras estabas siendo entrevistado, revisé la muerte de Ryuguji Ken tal como lo prometí —habló de pronto, cuando su amigo deliraba acerca de contarle a Hina la verdad sobre que era un viajero en el tiempo—. El 3 de agosto de 2005, en un estacionamiento del barrio de Shibuya en Tokio, una pelea de 50 personas estalló de una pandilla de motociclistas. Un estudiante de secundaria (15) falleció después de ser apuñalado en el abdomen con un cuchillo. Ese estudiante de secundaria era Ryuguji. Había muchas cosas escritas en internet sobre el momento del incidente. De acuerdo a esas cosas, parece que Ryuguji murió debido a disputas internas en la "facción Mikey" de ToMan.

—¡¿Hah?! ¡¡Espera un segundo!! —exclamó sorprendido Takemichi, poniéndose de pie—. El 3 de agosto es dentro de dos semanas, ¿no? Hace doce años —Naoto asintió—. ¿Mikey y Draken se meten en una pelea? ¡¡Eso es absolutamente imposible!! Tiene que haber más que eso...

—Vamos a ver en ello.

Takemichi se sentía convencido de que todo saldría bien, o al menos eso esperaba. Salvar a Draken para que de esa forma no murieran ni Akkun no Hina parecía ser un buen futuro. Si lo lograba, todo saldría bien, ¿verdad?

—Pero, Takemichi, hay algo que encontré también —volvió a tomar la palabra Naoto, viendo con detenimiento su computadora—. No fue el único que murió aquella noche...

—¿Huh?

—Yamagawa Kenjiro falleció también, la misma noche del 3 de agosto. Según dice aquí... intentó salvar a alguien de Toman y lo golpearon en la cabeza. Murió al instante.

—No lo conozco —se dijo convencido Takemichi, aunque se acercó a la computadora también. Pudo apreciar una fotografía algo desgastada en la nota que había en la pantalla de un chico de cabellos oscuros y largos, unos ojos brillantes a pesar de que la fotografía estaba en blanco y negro y una sonrisa.

Por alguna extraña razón, le parecía conocido.

—Por lo que investigué después, era hijo de una familia muy importante y rica. Tras su muerte, su familia decayó enormemente.

—Naoto, por alguna razón me parece que he visto su rostro antes —murmuró, intentando hurgar en sus pensamientos, pero sin éxito—. Aunque no puedo ver nada... ¿a quién dices que salvó de Toman?

—No dice mucho, solo que a su capitán —le señaló la parte donde lo mencionaba.

—¿Crees... que esté relacionado con todo lo demás?

—El único que puede descubrir eso eres tú, Takemichi —lo miró fijamente Naoto.

No lo conocía, aparentemente. Pero esa mirada sabía que de algún lado la había visto, y le intrigaba demasiado saber quién era Yamagawa Kenjiro.

Se propuso que lo descubriría también.

Kenjiro se encontraba alistándose para una reunión de ToMan, en donde según le dijo Mikey, habría un invitado especial de su parte. Eso le intrigaba, porque normalmente él no era así; su caso era una excepción, por ejemplo. Pero ansiaba en conocer al presunto amigo del líder de la ToMan.

—¡Rey! Él te caerá bien, es de buena voluntad como tú —le dijo Mikey al llegar, provocando que le diera aún más curiosidad conocerlo—. Ve y búscalo, se llama Takemicchi.

Ese nombre le sonaba en la cabeza, aunque no daba con ningún rostro. Tras intercambiar unas palabras con Mikey y Draken se dirigió hacia la entrada del Santuario, esperando encontrarse al chico. No sería difícil de encontrar puesto que no portaría el uniforme de la ToMan.

Caminando, solo veía más integrantes de la pandilla. Saludó a varios, y cuando vio a la lejanía un disturbio, tuvo el presentimiento de que se relacionaba con el nuevo. También le habían dicho a Takashi acerca de Takemichi, así que tal vez se lo encontraba él primero. Al llegar noto que ahí ya se encontraban él con un chico rubio acompañado de una chica linda, ambos portando uniforme de secundaria.

—¡Hey! ¿Él debe ser Takemicchi...? —preguntó Kenjiro, ladeando la cabeza y analizando al chico—. ¿Ella es tu novia? Es demasiado linda para ti —murmuró, y aunque quería que no escuchara, si lo hizo.

—¿C-cómo? —repitió indignado. Kenjiro se rio, palmeándole el hombro.

—Es broma, Takemicchi. Además, no me gustan las mujeres —explicó rápidamente, para sorpresa de él y de su novia—. Me presento, soy Yamagawa Kenjiro. Preferiblemente llámenme por mi nombre, el apellido no me gusta —hizo un ademán.

Entonces, Takemichi lo reconoció. Además de ser la persona que también había muerto aquel 3 de agosto, ya lo había visto antes. Algunos vagos recuerdos llegaron a su mente de cuando era más joven, tal vez unos dos años antes, en donde un grupo de chicos le buscaron pelea estando solo y él fue quien llegó a su auxilio, aunque nunca más volvieron a verse. Se sorprendió de verlo en la ToMan, pero al recordar cómo era de fuerte, dejó de hacerlo.

Intentando averiguar un poco más sin que pareciera un extraño, habló:

—Ah, hola, Kenjiro —inclinó levemente la cabeza—. Ella es Hina, mi novia —la presentó, y él le sonrió a ella—. ¿Estás en qué escuadrón...?

—Conmigo, por supuesto —habló Takashi con obviedad y sonriendo de lado—. Segundo escuadrón.

«Él debía ser la persona por la cual Kenjiro se había sacrificado», pensó.

—¡Espera! ¡Yo te conozco! —exclamó de pronto Kenjiro, cuando ya habían avanzado varios metros y casi llegaban con Mikey—. Sí, lo recuerdo. Una vez te salve, ¿o me equivocó?

—No... yo también lo recuerdo. Muchas gracias por eso, de hecho —se avergonzó un poco Takemichi al notar que Hina había oído eso.

Kenjiro se sintió feliz por alguna extraña razón, siguiendo el trayecto.  Se veía que Takemichi era un buen chico, por lo que no le sorprendió que a Mikey le hubiera agradado; se veía débil, pero eso no quería decir que lo fuera, sobre todo porque si ese fuera el caso no estaría ahí. Mientras tanto, Takemichi comenzaba a recordar mejor esa ocasión e inevitablemente sintió una especie de respeto hacia Kenjiro, ya que no cualquiera haría lo que había hecho por él. Se preguntó qué habría sucedido esa noche del 3 de agosto para que se sacrificara por Mitsuya Takashi, aunque, al verlos detenidamente al avanzar y estando ellos frente a él, se pudo percatar de la mirada tan especial que le dedicaba Kenjiro a Mitsuya y más recordando que dijo que no le gustaban las mujeres; tal vez tenía sentimientos por él.

Takemichi y Hina siguieron su camino hacia Mikey para después pedirle a Emma que acompañará a la chica. Kenjiro la saludó con emoción al verla y disfrutó la golpiza que le brindó Hina a su novio al enterarse que había visto a Emma en ropa interior y huyó. No pudo comprender cómo sucedió aquello, por lo que prefirió alejarse; una chica molesta era lo peor que podía suceder.

Cuando era momento de que iniciará la reunión Kenjiro se formó detrás de Takashi y se inclinaron ante Mikey cuando él pasó frente a ellos. No pudo evitar sentir un poco de nervios por la reunión, aunque no sabía muy bien por qué.

—Estamos aquí para tratar el asunto de "Moebius". Si se enfrentan a nosotros será un gran conflicto, Y si sucede será durante el festival Musashi. Y bueno, ¿qué piensan todos?

La sonrisa de Mikey opacó la gravedad del problema, y Kenjiro se sintió más tranquilo. Escuchó como Draken le decía a Takashi que le explicara a Takemichi de qué iba el conflicto, y también oyó atentamente sus palabras. Como bien sabía, "Moebius" era una banda de motociclistas dos generaciones mayores y controlaban Shinjuku.

En realidad, a Kenjiro le causaba repulsión aquella banda. Le habían dado una golpiza muy fuerte al amigo de Pah, violaron a su novia, colgaron a sus familiares y se llevaron su dinero. De solo recordarlo quería hacer cosas que normalmente no haría sin un motivo, ya que para él, tratar de evitar los golpes era la mejor de las opciones y así poder tener paz. Sin embargo, habían hecho cosas tan graves que no podía perdonarlos, porque si eso lo hubiera sucedido a una persona cercana a él tal vez tuviera ganas de asesinarlos. Pah y Peyan atacaron a Takemichi, aunque rápidamente fueron reprendidos por Takashi y Draken.

—Esos imbéciles —se burló Takashi cuando se ambos se disculparon con Draken, negando con la cabeza y llegando con él.

—No es nuestra culpa que el cerebro de Pah no pueda retener tanta información, Takashi —le explicó fingiendo seriedad, aunque no era así y él lo sabía.

—Pero... quiero aplastarlos, lo haremos, ¿verdad?

Kenjiro vio la mirada de Takashi: una decidida. Asintió, sonriéndole y posando una mano encima de su hombro.

—Pah decidirá, pero ambos sabemos lo qué hará, ¿verdad?

La voz de Mikey los interrumpió, preguntándole a Pah lo qué haría y si quería pelear. Él se expresó en voz alta:

—Son dos generaciones mayores... no saldremos ilesos. Solo les causaría molestias a todos. Pero... no lo soporto, Mikey.

—No te pregunté eso. ¿Vas a pelear?

—¡¡Eso quiero!! ¡¡Quiero matarlos!!

—Eso pensé —dijo sonriente Mikey, aunque Pah se mostró un poco confundido—. ¿Alguien de qué piensa que es una molestia que hayan golpeado al amigo de Pah? —nadie respondió, ya que todos se habían sentido igual de mal y querían venganza. Incluso Kenjiro.

» A pesar de que apalearon al amigo de Pah ¿alguien aquí quiere quedarse con los brazos cruzados ante Moebius...? ¡Sabía que no había nadie así! ¡¡APLASTEMOS A MOEBIUS!!

El 3 de agosto pelearían contra Moebius en el festival Musashi. Estaba decidido.

En momentos como esos, Kenjiro lo único que quería era irse de su "hogar", como habían hecho que lo autodenominara en contra de su voluntad. Sus padres se encontraban discutiendo afuera de su habitación, decidiendo quién iría a hablar con él acerca de un tema del que seguramente sería lo más aburrido y molesto. Traía audífonos, e incluso las voces sonaban por encima de ellos. Soltó un suspiro al dejar de oír gritos y supuso que habían llegado a un acuerdo.

—Kenjiro, soy tu madre.

Yamagawa Akira había entrado a su habitación sin pedir permiso, y él, mientras fingía no oírla al tener audífonos tuvo que soportar que ella se acercara más y le tocara el hombro.

—Te estoy hablando, muchacho irrespetuoso. Mírame cuando lo hago.

Kenjiro se tragó la molestia que le generó aquello, bajándose los audífonos y sosteniéndola la mirada. A su vez, veía como ella se limpiaba la mano que lo había tocado. Se rio de eso.

—¿Sí?

—Tu padre y yo hemos hablado. Ichiro no ha hecho bien sus responsabilidades en la empresa y, aunque claramente no es nuestra mejor opción, queríamos llevarte con nosotros para que conozcas el negocio familiar y te acoples a él tan solo seas mayor de edad.

—¿Huh?

Kenjiro se sintió muy sorprendido. Si sus padres estaban considerándolo a él era porque su hermano había hecho un trabajo imperdonable, de lo contrario no lo querrían trabajando para él. Se quitó los audífonos del cuello, dejándolos en su mesa de noche y se levantó para caminar en dirección a su madre, que lo miraba con cara de pocos amigos; no quería ser grosero, pero tampoco es que ella hubiera sido respetuosa con él alguna vez.

—Madre... no me interesa en lo absoluto pertenecer a su compañía. Lo mío no será estar mandando a muchas personas ni estar donde ustedes lo hacen. Ya les he expresado mi sueño y no voy a cambiar de parecer. Así que, lo siento mucho, pero es un no.

Akira no dudo dos veces en darle una abofetada a Kenjiro, dejándolo anonadado. Nunca lo habían golpeado, aunque bien decían que el daño psicológico era peor que el físico, y él podía confirmarlo.

—¡¡Eres un soñador iluso completamente, niño!! —le gritó enfurecida su madre, limpiándose la mano con la que lo golpeó—. Solo estás desperdiciando tu vida persiguiendo algo inútil que no te llevará a nada. En cambio, te estamos dando la oportunidad de pertenecer a una compañía exitosa en Japón, aún cuando eres un rarito y estás confundido con tus cosas ¿y así me pagas?

—Yo no les debo nada —le levantó la mirada, viendo como los ojos de Akiro destellaban de furia—. No pedí nacer ni ser así. Pero ¿sabes? Al menos yo soy feliz porque no oculto mi personalidad ni mis gustos. Soy libre. Mucho más de lo que ustedes pudieran ser en toda su vida y nunca me arrepentiré de quién soy. Lamento no ser el hijo que quieres.

—No entiendo por qué tu padre te quiso dar la oportunidad, eres un completo malagradecido. ¡No serás nadie y vendrás a rogarnos clemencia, Kenjiro!

Él negó.

—Primero muerto.

—¡Agh!

Su madre salió de su habitación a pasos decididos, marcando el tacón en el suelo para hacerse notar, azotando la puerta con fuerza. Kenjiro, en cambio, no sabía cómo sentirse. Por una parte se había sentido feliz de que, a pesar de todo, lo estuvieran considerando para algo grande y "confiaran" en él y sus capacidades. En cambio, por el otro, sabía que solo era un plato de segunda mesa y que además, ella seguía repudiéndolo sin importarle que fuera su hijo. No les debía nada y no había mentido, y mientras viviera en su casa se comportaría decentemente, pero nunca dejaría ser quién es solo por agradarle a su familia.

Entonces, no supo qué hacer. Si se quedaba ahí seguramente su hermano iría al enterarse de lo sucedido y le gritaría, aunado a su padre. Así que se colgó su chaqueta encima, guardó sus llaves y su teléfono en los bolsillos y salió de la habitación, para después colocarse sus botas en la entrada de la casa y salir directo hacia su motocicleta. No pensaba soportar malos tratos ese día.

Yendo sin rumbo, Kenjiro pensó en a dónde podía ir. No tenía muchos amigos y los únicos eran los miembros de la ToMan... dudó un poco, pero terminó dirigiéndose hacia la casa de Takashi. Nunca había entrado, solo que en una ocasión lo había acompañado hacia el complejo de departamentos donde vivía, por lo que no demoró mucho en llegar.

Al tocar, se arrepintió. Tal vez podría molestarlo y estaba ocupado... pero él abrió la puerta justo cuando Kenjiro pensó en devolverse.

—Ken, hola —lo saludó con una cálida sonrisa, aunque evidentemente sorprendido—. ¿Qué te trae por acá?

—Yo... —se pasó una mano por el cuello, avergonzado de pronto— es que me pelee con mi madre, no quería estar ahí y pensé en venir a visitarte.

Takashi se rio y negó con la cabeza varias veces.

—Eres bienvenido cuando quieras, Ken. Ven, pasa. Estaba preparando la comida para mis hermanas.

En ese momento su estómago hizo un ruido extraño, indicando que también tenía hambre, pero por la pelea había olvidado comer y sobre todo, la hora, viendo que eran las tres de la tarde. Sintió aún más vergüenza por eso cuando vio a Takashi alzar una ceja al por al ruido.

—Bueno, puedes comer aquí también. Hay suficiente para los cuatro.

Se puso de lado para dejarlo pasar, y Kenjiro le sonrió antes de hacerlo. Dejó sus botas en la entrada y colgó sus llaves en un perchero para no meterlas. Al entrar mejor, pudo darse cuenta que el departamento se trataba de uno realmente pequeño, en donde todo estaba en un mismo sitio; también vio a sus hermanas sentadas en la mesa dibujando, y que levantaron las miradas al oír voces y pasos nuevos.

—Luna, Mana, él es Ken. Ken, ellas son mis hermanas —los presentó Takashi, señalándolas, primero a la más alta y luego a la más bajita—, Luna y Mana.

Kenjiro les sonrió, colocándose de cuclillas y las saludó con la mano. Amaba a los niños.

—Es un gusto conocerlas, niñas. Takashi me ha hablado mucho de ustedes, ansiaba en verlas.

—¡Ese es un arete en la lengua! —exclamó Luna sorprendida, acercándose mucho a él y viéndolo con admiración—. ¡Es muy lindo! ¡Y tienes bonitos ojos, Ken-Ken!

—¿Ken-Ken? —repitió con curiosidad Takashi. Luna asintió y Mana habló:

—¡Claro! Es un apodo lindo para un chico lindo.

—¿Creen que soy un chico lindo? —les repitió Kenjiro avergonzado, y se demostró cuando sus mejillas se tiñieron de rojo levemente.

—¡Sí, lo eres! —exclamó Luna emocionada. Después Mana volvió a hablar:

—¡Takashi lo dice siempre!

—¡Luna, Mana! —las reprendió su hermano al instante, y él pudo ver que también se ruborizó—. No es necesario hablar de más...

—¿Eh? ¿Por qué no? —Luna hizo un puchero con los labios.

—Mejor vamos a comer, deben tener hambre, ¿verdad? —les cambió de tema—. Ken también quiere comer, así que podemos hacerlo los cuatro sin problema. Mamá llegará hasta la noche.

—¡Sí!

Ambas niñas retiraron sus cosas de la mesa, dispuestas a comer; se fueron en dirección hacia la pequeña cocina y ayudaron a su hermano a traer la comida, por lo que Kenjiro rápidamente se puso a ayudarles, aunque a Takashi no le gustó. «Eres mi invitado», le dijo. Pero a él le gustaba hacer ese gesto debido a que en su casa nunca lo había podido hacer, sus padres decían que para eso estaban los sirvientes.

—Ken, no era necesario —volvió a decir Takashi cuando llevaban por último los platos más pesados a la mesa. Él negó.

—Claro que sí. Me gusta hacerlo, en verdad. Además... tu comida se ve muy rica, ya quiero probarla —un brillo apareció en sus ojos, ya que sí se sentía verdaderamente emocionado. La comida casera era lo mejor y ansiaba con probar la que había Takashi. El peli-morado se rio, rindiéndose.

—Ellas se encariñan rápido, así que no me sorprende que ya les agrades.

—Yo amo a los niños, en verdad —confesó, mirando de reojo a Luna y Mana—. Mis padres evidentemente no me esperaban, ellos solo querían un hijo varón para que se hiciera cargo del negocio familiar... no fui planeado. En realidad, me peleé con mi madre porque quería que me hiciera cargo del negocio familiar, al parecer mi hermano lo está haciendo mal.

—Pero no es lo que quieres ¿verdad? —intentó adivinar Takashi, y Kenjiro asintió.

—Me conoces bien —se rio con vergüenza. Luego, ambos se sentaron al lado del otro en la mesa. Minutos después comenzaron a platicar de tonterías y anécdotas de parte de Luna y Mana, haciéndolo reír bastante—. Oh, yo no tengo anécdotas tan buenas como ustedes, les pido una disculpa.

—¿Tus papás cómo son, entonces? —preguntó Mana con ingenuidad. Takashi estaba a punto de decir algo, pero Kenjiro no lo dejó.

—No somos mejores amigos, la verdad. Ni siquiera me llevo bien con mi hermano. Ellos no entienden que soy diferente —explicó en pocas palabras y con una sonrisa ladina, ya que no le gustaba recordar eso y menos en voz alta; pero ellas no tenían la culpa de eso—. No importa, ¿saben? Tengo muchos amigos que son mi familia, con ellos me siento feliz.

Takashi sonrió ante sus palabras. No se había dado cuenta antes de lo mucho que Kenjiro apreciaba su amistad y tener un grupo de personas con las cuales convivir, reír y bromear. Para él era muy normal hacerlo, pero sabía que Kenjiro no lo había tenido antes de la ToMan, sintiéndose de forma inconsciente alguien especial para él.

—Nosotros también podemos ser tu familia, Ken-Ken —dijo Luna, tomándole la mano por encima de la mesa—. ¡Puedes venir a comer siempre! Mi hermano cocina muy rico.

Kenjiro sintió un nudo en la garganta y no supo qué decir, así que solo le sonrió agradecido. Era extraño de pronto tener personas a tu alrededor que te quisieran y dijeran cosas tan lindas, porque nunca lo había experimentado y se había acostumbrado malamente a estar solo. Esperaba eso durara mucho tiempo más, porque Kenjiro confiaba en que su futuro sería brillante si tenía a personas que confiaran en él.

Como Mitsuya Takashi.


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