x. How to Untie Yourself from your Soul Mate and your Toxic Pack.
CAPÍTULO X: HOW TO UNTIE YOURSELF FROM YOUR SOUL MATE AND YOUR TOXIC PACK ( AND NOT DIE TRYING)
PARIS SIENTE COMO EL AIRE comienza a hacerse mucho más pesado, sus ojos se abren poco a poco antes de darse cuenta que está en el asiento trasero del jeep, con su hermano conduciendo. Algo de humo comienza a salir en cantidades extrañas mientras Stiles comienza a desesperarse.
—No.
La rubia se incorpora, intentando protegerse del humo, para luego salir del auto a tropezones cuando Stiles frena al lado de la calle. Paris intenta mantenerse en pie, sintiéndose algo débil para hacerlo, así que se sienta en el suelo, recargando su espalda en la llanta del auto, viendo como su medio hermano va hasta la cajuela para sacar las herramientas, abre el capó del jeep y se queda un momento mirando las llaves fijamente antes de lanzarlas junto con toda su frustración.
Paris lleva su mano a su pecho, intentando disminuir el ligero dolor constante que la ha atormentado durante los últimos meses. —Stiles...—lo llama en un mísero susurro.
El chico la ignora, para después bajar el capó, abrir el asiento del copiloto y sacar la llave llena de sangre que Scott cargaba con él mientras se rompía la poca confianza que había entre todos. Stiles la toma, decidido a lanzarla, antes de girar rápidamente y estrellarla contra el parabrisas del auto.
La chica se cubre rápidamente, sorprendida de lo que acaba de pasar. —¡¿Estás demente?! ¿En qué mierda estabas pensando?
Una mirada de arrepentimiento se posa en el rostro de su hermano antes de sentarse junto a ella, igual de agotado ante toda la situación. —Lo siento. —le dice, acomodándose a su lado.
Paris se encoge de hombros. —No importa.
Un extraño silencio algo doloroso se instala entre ellos. No saben bien lo que pasa con el otro, no han hablado verdaderamente en mucho tiempo, se sienten como extraños. Stiles decide fijarse detenidamente en su hermana menor, encontrando un rostro delgado, con ojeras pronunciadas bajo sus ojos, cabello que parece no haber sido cepillado en días, uñas cortas casi llegando a la madre, con sangre a su alrededor... Se encuentra con lo que parece ser un fantasma de Paris.
—¿Qué ha pasado contigo?
La pregunta toma a Paris por sorpresa. —Yo...— ¿Va a involucrar a su hermano en más problemas de los que ya tienen? ¿Estaría siendo egoísta? ¿Está siendo mentirosa ahora? — ¿A qué te refieres?
Stiles resopla, casi luciendo divertido. —Por favor, eso de hacerse la tonta ya lo he vivido y no funciona. Dilo y ya.
¿Qué ha pasado contigo, Paris?
—Es... algo de xanas. Ya me estoy encargando de ello, no te preocupes.
Su hermano niega, mirándola algo enojado. —¿Por qué no puedes decírmelo?
La rubia suspira. —Yo... no quiero que mis problemas se vuelvan una carga para ti, Stiles. Eso es todo, puedo hacerlo sola.
—No, no puedes. —le dice tan duramente que la deja un momento sin palabras. —No creo que puedas hacerlo Paris, porque tienes 16 y pesas menos que un niño de doce. No creo que puedas, porque tus ojos indican que no has podido dormir en días, tal vez semanas... Solo dímelo.
Paris permite que la máscara que ha llevado los últimos meses se caiga por completo. No es un llanto pequeño, cuyas lagrimas se desvaneces en un par de minutos. No, Paris llora desde el centro de su ser, intentando que el dolor salga de una vez por todas. Se acurruca junto a su hermano, quien la abraza sintiendo las cicatrices en su espalda por la fina tela de su blusa. Quiere desaparecer, está cansada, está harta de todo lo que sucede.
Pasados unos minutos, levanta su cabeza, aun llorando, lista para dejarlo salir todo: —Llevo meses con pesadillas horribles, no puedo dormir y siento que me persiguen cuando estoy despierta, me lastima de todas las maneras posibles. Holly dejó de hablarme de la nada. Liam, —solloza sintiendo que su cabeza la golpea un martillo. — es mi alma gemela y las xanas podemos morir si se enamoran de alguien más y... creo que ama a Hayden, Stiles. —su hermano acaricia su cabello, mirando cómo se derrumba frente a él. — Y eso ha estado matándome últimamente, así que tengo que hacer un ritual para romper el vínculo, pero ahora... Ahora la manada esta separándose y eso puede matarme también, así que no sé qué hacer. No sé si desvincularme o tener algo de fe, pero estoy tan cansada de este maldito pueblo y de todo lo que está pasando...
Paris sigue llorando, hasta que siente que las lágrimas se le acaban. Stiles la mira con una expresión miserable, se siente mal, demasiado. Su hermanita menor estaba sufriendo y él no podía hacer nada al respecto, como con las demás situaciones. — Lo siento Francia, no deberías pasar por esto sola.
Paris niega, con una pequeña sonrisa para minimizar el dolor que siente su hermano. —Está bien, no estoy completamente sola de todas formas, Oriana me ha ayudado mucho últimamente, ella también es una xana, así que estamos en la misma sintonía.
—¿Quién? —Stiles le pregunta extrañado.
—Tal vez no la conozcas, es de un curso más abajo que yo y no es muy sociable.
Su hermano asiente, pero en su interior Stiles sabe que siempre pone el mayor cuidado a los estudiantes que llegan a la escuela de Beacon Hills y, el nombre que Paris le dice, no llega a su cabeza.
Ambos se quedan en silencio, su atención en sus pensamientos, hasta que Stiles saca su teléfono para llamar a una grúa. Paris recuesta su cabeza hacia atrás, intentando olvidar por un segundo la situación que están viviendo, hasta que de un momento a otro abre sus ojos y nota que el sol está saliendo. Los días parecen que ya no tienen ninguna división, Paris siente que el tiempo se le está escapando, que no está viviendo, si no sobreviviendo. Está cansada y asustada, porque no sabe si todos sus intentos por solucionar la locura sobrenatural que los rodea la llevara a la calma o a su propia muerte.
Ya han pasado unas horas cuando el auto de Malia aparece en su visión y se levanta con algo de dificultad, sintiéndose más pesada de lo habitual, el cansancio, la poca comida y las nulas horas de sueño le pasan cuenta de cobro. La morena baja del auto y le da a Paris un pequeño apretón en su hombro, como muestra de cariño. La rubia esta sorprendida, porque Malia no es de demostrar algún tipo de sentimiento que no sea con su hermano, así que lo valora enormemente.
Le hace una seña de que suba al auto y Paris obedece, viendo desde la parte de atrás como la grúa se lleva el jeep, antes de que Stiles suba al asiento del pasajero y se vayan de allí.
—¿Pueden arreglarlo? —le pregunta Malia a su hermano.
Stiles niega. —No hay suficiente cinta en el mundo como para arreglar eso.
—Tal vez deberías usar otra cosa en lugar de cinta.
—El alternador está mal. Necesita nuevas bandas, la transmisión falla... Los frenos básicamente son metal contra metal.
Malia mira a Paris por el retrovisor. —¿Por qué dejaste que terminara así?
—Ha habido distracciones por si no lo has notado. —le responde de forma sarcástica.
—Stiles. —lo llama Paris, por ser grosero con la persona que tuvo la gentileza de recogerlos tan temprano en la mañana.
Malia niega. —Lo he notado. Y más de lo que crees.
Stiles intenta retractarse. —No quise decirlo así-
—¿Los estoy llevando a casa? —lo interrumpe Malia.
—No, a la estación de policía... Tengo que hablar con papá. — le responde.
Paris se mueve incomoda en su asiento. —¿Podrías llevarme a casa, Malia? ¿Por favor?
La morena la mira por el espejo y le da una pequeña sonrisa, mientras asiente. La rubia suspira, pensando en cómo va a compensárselo, mientras cierra los ojos y se permite dormir un poco, sabiendo que Malia la llevara a salvo a su casa. Pasa alrededor de una media hora antes de que Paris sienta como la sacuden no tan suavemente como esperaría, encontrándose con los feroces pero esta vez gentiles ojos de Malia.
—Ya llegamos. — le dice desde el asiento del conductor.
Paris se incorpora y frota sus ojos, sonriéndole con agradecimiento a la chica. —Gracias, Malia.
La morena se encoge de hombros, restándole importancia. —No es nada, niña. Intenta descansar, te ves horrible.
La rubia se ríe suavemente ante su sinceridad y baja del auto, sacando las llaves del bolsillo de sus jeans. Abre la puerta y siente una enorme tranquilidad al entrar en su casa, cierra tras de ella y coloca todos los seguros que tiene antes de subir las escaleras hasta su habitación. Se quita su ropa todavía algo mojada y sucia y la tira en una esquina antes de ser lo suficientemente valiente para mirarse en su espejo de cuerpo completo.
Paris era normalmente una chica delgada, tal vez un poco de contextura media- es decir, era bastante baja, así que bueno, no era exactamente una modelo- pero nunca había estado como se veía ahora mismo. Sus piernas y brazos ya bastante delgados, rozando la línea de lo enfermo, están llenos de diferentes heridas, desde moretones hasta los inexplicables rasguños, su piel se está tornando algo amarillenta y las pronunciadas ojeras bajo sus ojos la hacen lucir como un personaje de Tim Burton.
Suspira y se aleja del espejo, pensando que, para mañana a esta hora, será libre definitivamente. Libre de Liam, de la manada, de todo. Ya no dependerá de la poca responsabilidad con los otros, ni de sus problemas. Está enojada. Si de verdad la apreciaran, al menos hubieran intentado arreglar las cosas o al menos mantenerse cordiales por la salud de Paris, pero no.
Sabían que su separación ponía en peligro su vida y, aun así, cada uno se marchó por su lado. ¿De verdad valía la pena pertenecer a una manada así? No lo creía, al menos ya no. Su dolor poco a poco se convertía en ira, pero no estaba lo suficientemente enojada para abandonar ahora mismo. Acabará con esto de los Doctores del Terror y eso es todo. No más Liam, no más manada, no más cosas sobrenaturales. Terminará la escuela, volverá a Nueva York, estudiará y aprenderá a dirigir con el mismo éxito la empresa de su madre.
Paris mira los elementos para el ritual de esta noche antes de tomar una toalla y atravesar el pasillo hasta el baño, teniendo la esperanza de que al menos el agua ayude un poco en quitarle todo lo que siente de encima.
UNAS HORAS de sueño mas tarde y de comer prácticamente todo lo que había en el refrigerador, Paris siente que la mitad de su energía vital vuelve a su cuerpo. Termina de colocar su cabello en una cola alta, despejando su rostro. Se mira en el espejo por un segundo, sintiéndose mejor que cuando llegó a casa. Sus jeans negros parecen los indicados para hacer un ritual en el bosque bajo la luz de la súper luna y su sudadera gris con su chaqueta de jean encima hacen una buena combinación para combatir el frio de Beacon Hills durante la noche.
Y, claramente, sus converse parecían la mejor opción si, por alguna razón, tenía que correr por su vida.
Mira su teléfono cuando un mensaje hace que la pantalla brille, encontrándose con Oriana, quien le dice que ya está en el lugar que acordaron: Un plano cercano a la parte del bosque que queda cerca de la escuela. Toma la mochila con todo lo necesario, las llaves de su auto y baja las escaleras rápidamente, saliendo para por fin ser libre.
Luego de unos minutos manejando, estaciona en uno de los muchos lugares vacíos del estacionamiento de la escuela. Toma sus cosas del asiento del conductor y mientras sale y pone el seguro, una ola de emociones llegan a ella como una bola de demolición. Siente a Liam y a Scott, siente la ira incontrolable de uno y la debilidad del otro. La sed de sangre del beta llega a Paris como un veneno que se incrusta en su alma y entonces entiende, que matará a Scott.
La rubia intenta pensar que hacer: No puede usar su poder desde aquí, no es lo suficientemente fuerte, pero tampoco puede acercarse a Liam, porque tal vez la mate también. Y no solo por su ira incrementada por la súper luna.
Paris decide que su única opción es hacer el ritual, romper el lazo y rezar porque sus poderes sean tan fuertes como para evitar la muerte del alfa verdadero. La rubia comienza a correr por el bosque, encontrando luego de unos minutos a Oriana, quien termina de encender la última vela negra del circulo de velas blancas y negras que ha hecho alrededor de la fogata.
—¿Estás lista? —le pregunta a Paris.
Ella asiente. —Debo hacer esto rápido. —le dice apresurándose a sacar todo lo necesario para comenzar.
Oriana abre un gran libro antiguo y le indica a Paris que se coloque frente a la fogata con todos los elementos, dejándolos en el suelo. La rubia hace lo indicado y comienza a escuchar como la pelinegra enuncia unas palabras extrañas en una lengua muerta, mientras el calor del fuego calienta su cara.
—Anima xana, dissolve ligamina vis, cor tuum vere vult?
Paris responde. — Si.
—Tene- bris potestatem habe- bant in discrimine, quod in te vivit, intelligis?
El aire se siente diferente, el calor ya no es tan fuerte para la rubia y comienza a entender que no hay marcha atrás.—Sí.
—Xana animarum protector, sine grege seu vero amante solum vis pergere viam?
No sabe cómo entiende a la perfección la última pregunta, pero llega al fondo de ella. Sola. ¿Lo quiere? No ¿Se vio obligada por las circunstancias? Si. Pero quiere vivir, eso es lo que le importa, así que responde con lágrimas en los ojos: —Si...
Paris toma las hierbas y las pone en su boca, masticándolas lo más rápido que puede. Siente como su alrededor se vuelve más lento y más oscuro, por un momento piensa que se ha muerto, porque la tranquilidad que siente no la ha sentido nunca en la vida. Casi automáticamente toma el frasco con su sangre y la riega sobre la pertenencia de Liam y sobre la foto de la manada que a último momento decidió agregar.
Los ojos de la rubia comienzan a tornarse casi completamente blancos y, cuando no hay ni un poco de azul visible, arroja ambos objetos manchados a la fogata, que sobrenaturalmente, cambia su color de amarillo y naranja a blanco y gris. Las lágrimas comienzan a bajar por sus mejillas de manera incontrolable mientras siente como si se estuviera quemando desde adentro, como si su corazón estuviera en llamas. A sus ojos miles de imágenes de momentos de ella y Liam, así como de la manada, pasan demasiado rápido, pero hacen que todo sea mil veces peor.
El dolor es tan insoportable, que los gritos de Paris se combinan con diferentes lazos de energía que, sin control, salen de ella en un intento de neutralizar todo lo que pasa en su interior. La adolescente envuelta en el trance de dolor comienza a elevarse en el aire, quedando justo bajo la fogata. Varios minutos de gritos desgarradores pasan hasta que en un segundo todo se queda en absoluta oscuridad a excepción de las velas, que iluminan el rostro de Oriana y su sonrisa al ver tanto poder desperdiciado en una adolescente estúpida.
Un pequeño hilo de sangre baja por la nariz de Paris en los diez segundos que la oscuridad reina el lugar, hasta que la fogata vuelve a prenderse y Paris cae casi justo encima. Abre los ojos y siente como si la hubieran atropellado con un camión, sus brazos casi sin fuerza pueden apenas alejarla del suelo y de las llamas que están peligrosamente cerca de ella.
Se arrastra lo suficiente como para ver a Oriana, cuya sonrisa no se ha quitado de su rostro. — Lo hiciste.
La rubia suspira. —Fue como si cientos de cuchillos me atravesaran una y otra vez.
Oriana asiente. —Ese es el precio por separarte de tu alma gemela y de tu manada al mismo tiempo.
Paris se sienta en el suelo, pensativa. —Gracias por ayudarme.
El rostro de la chica se mantiene serio hasta que comienza a reírse a carcajadas, Paris la mira extrañada, sin saber qué es lo que está ocurriendo. Segundos después la pelinegra controla su risa, dejando la sombra de ella en su cara, mientras niega, caminando hacia la rubia.
—Ay. Paris, Paris, Paris... De verdad que eres la xana más tonta e ingenua que he conocido en la vida. —le dice en un tono burlón, colocando su mano en su mentón. —Y eso es decir mucho porque tengo como, no sé, ¿setecientos años?
Paris siente un cambio en el ambiente, así que intenta alejarse de ella, arrastrándose. —¿De qué estás hablando?
Oriana se encoge de hombros. —Bueno, aunque debo darte algo de crédito, esta locura con los doctores amigos de Theo es complicada, ¿verdad?
—¿Amigos de Theo? —Paris se siente mareada por la confusión.
Oriana levanta su mano y de ella salen lazos negros de energía, que levantan a Paris del suelo y la estampan contra un árbol con fuerza, haciendo que suelte un quejido por lo bajo. —Vamos a contextualizarte, ¿quieres? Tu cara de confusión me repugna.
La rubia no hace sonido alguno, pero se concentra en silencio lo suficiente como para lograr sentir a Scott y a Liam. Ambos pelean, debe irse.
—Bien, todo empieza en realidad en el siglo xv, vamos a tener una rápida clase de historia. Siglo xv, empieza la cacería de brujas y herejes por todo el país. Los humanos son estúpidos y ya sabes, creen que lo desconocido es peligroso y como es peligroso deben deshacerse de ello. Pensaron que éramos brujas y nos persiguieron durante muchísimo tiempo, yo huía de lugar en lugar con un aquelarre de xanas, mujeres poderosas que no querían ocultar lo que eran pero que tampoco querían morir. — uno de los lazos comienza a acariciar la mejilla de Paris. — Entre ellas estaba tu madre, Paris. —La rubia se paraliza un segundo. ¿Su madre tenía más de cien años? — Era de las líderes del aquelarre, todas creían que tenía una grandeza natural, pero también era muy exigente con las reglas. No acercarse a humanos, no colocarse en peligro de encontrar nuestra alma gemela. Para ella eso era el fin, nuestra sentencia, así que no podíamos arriesgarnos. Pero fue inevitable de igual modo.
Paris siente desesperación cuando es cada vez más claro que Liam está a punto de matar a Scott. — Déjame adivinar, conociste a tu alma gemela y a mi mama no le gustó. —le dice.
Oriana asiente. —Sí, lo conocí bastante tiempo después, en la Segunda Guerra Mundial, estaba en el lado incorrecto de la historia, pero lo amaba. Y a tu querida madre no solamente no le gustó, Paris. Me obligó a hacer el ritual y luego lo entregó a los Doctores del Terror. — La rubia siente que la bilis se le sube a la garganta por toda la información que está recibiendo, pero intenta mantenerse tranquila. — No tuve voz, ni voto, ni decisión en ello. Lo alejaron de mi antes de que pudiera amarlo completamente.
—¿Y qué? ¿Me matarás ahora para vengarlo?
Oriana sonríe levemente, colocando un lazo de energía al rededor del cuello de Paris mientras se acercaba hasta quedar casi rozando su nariz con la de ella.
—No... Eso sería algo estúpido, ¿verdad? ¿A quién le importa el pasado? —niega con una siniestra tranquilidad, colocando sus ojos en blanco.— Te mataré para darle tu energía a él.
Paris abre los ojos, horrorizada.
Oh no.
Hola, holaaa
Sé que ha pasado bastante tiempo, lo siento mucho, pero la universidad me ha exigido mucho y no he tenido un rato libre para darles un buen capitulo, pero aquí estaaaa.
Considérenlo un regalito de navidad de mi parte <3
Espero que les haya gustado muchísimo, cada vez las cosas se complican aun mas para Paris y, ahora que Oriana ha mostrado su verdadera cara, no será fácil salir de esto. Pero bueno, ¿Qué es la vida sin problemitas xd?
¿Cómo afectara a Liam el rompimiento del vinculo? ¿Y a la manada? ¿Paris logrará salvar a Scott del traicionero de Theo? Todo esto y mas en el próximo capitulo de Exhale, así que no se lo pierdan ajsjjsa
En fin, gracias por leer, votar y no se olviden de comentar :c amo cuando lo hacen.
Feliz navidad y feliz año nuevo para todos, se les quiere.
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