xiv. 'Forever' is the Sweetest Con.
CAPÍTULO XIV: 'FOREVER' IS THE SWEETEST CON.
PARIS ESTÁ ACOSTUMBRADA a las malas ideas; eso sucede cuando tu hermano es Stiles Stilinski y su mejor amigo es Scott McCall y vives en Beacon Hills. Pero la que Holly le acaba de proponer se lleva, por mucho, el primer lugar. Después de tener una conversación de tres horas en la que ambas amigas se contaban lo que había sucedido últimamente, la rizada le soltó la bomba a París, dejándola sin palabras por un minuto.
— ¿Me estás tomando el pelo?
Holly parece querer asesinarla.
— Nunca he hablado tan en serio en mi vida —le responde.
La rubia no quita sus ojos de ella, como si quisiera encontrar un signo de broma.
— ¿Que Scott te dé la mordida, Holly? —dice, tomando sus manos—. ¿Sabes todos los riesgos? ¿Qué tal si tu cuerpo la rechaza?
Holly tiene una expresión tan seria cuando se encoge de hombros, que asusta a su mejor amiga.
— Estoy dispuesta a correr el riesgo.
— Yo no —le dice Paris con firmeza, intentando descifrar en su cabeza por qué su dulce y pacífica amiga desearía convertirse en una mujer lobo—. ¿Por qué quieres hacer esto?
La expresión de su mejor amiga se transforma en una de dolor y rabia. Las lágrimas comienzan a acumularse en sus ojos cafés y, antes de que pueda atraparla, una se escapa, rodando por la mejilla de Holly.
— Me siento tan usada, Paris —responde—. Quiero que sienta lo que yo, quiero que le duela también, quiero que pague.
Paris entiende el sentimiento a la perfección, pero esto puede salir mal de tantas formas que no puede apoyarla completamente.
— Lo sé, sé cómo te sientes. Pero, ¿cómo lidiaremos con tu control y las transformaciones? ¿Y la próxima luna llena? No creo que Scott quiera hacerlo, Holly. Es poner peso en sus hombros.
— Lo considerará si su xana le hace ver que necesitará toda la ayuda posible para enfrentar a ese monstruo. Y no solo estoy hablando de Theo.
LOS OJOS DE SCOTT pasan de Paris a Holly y de Holly a París unas cinco veces antes de quedarse callado por un minuto y luego negar.
— No.
La rizada suspira, mirándolo suplicante.
— Scott, por favor. Deja de lado tu moralidad inquebrantable y piensa en toda la ayuda que vas a necesitar para luchar contra lo que se avecina.
Aunque Paris no está muy segura del deseo de su mejor amiga, no quiere dejarla sola en esto, así que con cuidado se concentra en poner comprensión en el corazón del alfa para que intente ver las cosas desde los ojos de Holly y la ayude. La rubia está dispuesta a ayudar a su mejor amiga y poner todo su poder en ella si eso significa que no estará destrozando personas cuando la luna esté llena. Tras unos segundos, el moreno asiente, suspirando.
— No puedo creer que haré esto —les dice a las dos chicas—. No podré estar al pendiente ahora mismo, iremos por Kira, así que tú —observa a Paris— debes tener un ojo en ella, ¿bien?
Ambas asienten.
Holly levanta la manga de su suéter al mismo tiempo que el alfa se medio transforma para llevar a cabo la mordida. Un rugido sale de la garganta de Scott antes de que sus dientes se marquen en la piel morena de la rizada. Paris la mira preocupada cuando un grito de dolor sale de ella, atenta a cualquier signo de que su cuerpo no vaya a aceptarla, pero unos minutos más tarde todo parece bien. Scott decide que es hora de marcharse cuando llega un mensaje de Stiles diciendo que está en el garaje.
— Entonces este es su viaje de la reconciliación —comenta Paris mientras los tres bajan las escaleras.
El alfa sonríe un poco.
— Eso espero, no sé si lograremos resolverlo del todo.
Ella frunce el ceño.
— Obviamente lo harán. De hecho, lo hubieran hecho hace siglos si conocieran algo llamado comunicación —le dice, extendiendo sus manos hacia arriba y llevándolas a los lados.
Los tres adolescentes se sorprenden cuando ven a Liam en la sala de estar, con una expresión de miedo en su rostro.
— ¿Liam? —dice Holly, aún con la marca ensangrentada a la vista.
— ¿Holly, Paris? ¿Qué...? —el chico baja la mirada al antebrazo de la morena— Oh vaya.
— Sí... te explicaremos más tarde —Paris sonríe levemente.
Él asiente, antes de poner su mirada en su alfa.
— Están vivas, las quimeras... Unas, no todas.
Scott lo mira.
— Lo sé.
Ambas chicas se miran algo incómodas, saben que Scott está distante con su beta por lo que pasó, pero es triste ver cómo el chico intenta acercarse a él sin saber cómo.
— ¿En serio?
— Sí —dice el alfa—. Perdón, no puedo hablar ahora, Liam.
La rubia intenta que ambos sientan un poco de paz, pero Scott le da una mirada, sabiendo lo que está haciendo, que le dice que se detenga. Así que lo hace, un poco avergonzada.
— Theo es quien las trajo de vuelta, ahora están con él. Como su manada.
La mención de Theo hace que Holly busque la mano de Paris, quien la toma rápidamente.
— Lo sé —le dice de nuevo antes de pasar por su lado, dejando a los tres chicos atrás.
Liam intenta de nuevo.
— Hayden es una de ellos.
Eso parece suficiente para detener a Scott, quien se voltea.
— ¿Y está bien?
Paris sabe que lo pregunta más por Liam que por ella, porque la rubia ya le había dicho que la quimera estaba viva.
El beta se encoge de hombros.
— Está viva. No creo que esté muy bien, pero está viva.
Scott asiente.
— Eso es bueno.
— ¿A dónde van?
— Por Kira, su papá nos dijo que su mamá la llevó a Nuevo México, a un lugar llamado Shebrook. Intentan encontrar la manera de ayudarla, pero es peligroso. Así que iremos a traerla de regreso —le explica brevemente.
Paris ya sabe lo que Liam va a decir.
— Iré con ustedes.
Scott retrocede.
— Uhh, no puedes.
Las chicas pueden sentir cómo la expresión de Liam cae sin necesidad de verlo. El alfa se da la vuelta para salir, pero la voz de su beta lo detiene.
— Déjame ayudar. Déjame hacer algo, solo dime qué puedo hacer.
— No hagas nada —le dice antes de irse—. Ninguno haga nada hasta que vuelva.
Cuando escuchan el jeep irse, las chicas se acercan a Liam. No hace falta que Paris use sus poderes para saber que el beta se siente como si le hubieran pateado el estómago. Según lo que ha leído y le han contado, la relación entre un beta y un alfa es casi inquebrantable, como si fueran familia, como si uno fuera una parte del otro. Que Scott aleje a Liam debe dolerle.
— Oye, debes darle tiempo —Holly asiente con las palabras de su mejor amiga—. Lo que pasó aún es reciente, te perdonará, eres su primer beta. Te quiere.
Unas pequeñas lágrimas se asoman en los ojos azules del chico, quien niega.
— Me odia, seguro te mordió porque me echará de la manada —le dice a Holly, quien niega.
— Yo se lo pedí, Paris me ayudó —dice. La expresión de Liam muestra confusión—. Si quiero vengarme de lo que hizo Theo, no podría hacerlo como humana. Necesitaba esto. Y, a cambio, es más poder de hombre lobo para combatir a ese monstruo.
— Esos monstruos. —dice Paris.
Liam asiente, un poco más tranquilo de que la morena no vaya a ser su reemplazo.
— De acuerdo, bien.
Paris se hace a un lado.
— Y porque necesito su ayuda con algo.
Ambos asienten sin dudarlo.
— ¿Qué es? —pregunta el chico, tomando su mano.
— Oriana desapareció cuando huí del laboratorio de los doctores, pero conseguí en el libro de las xanas un antiguo ritual para traer a tus enemigos ante ti —les explica—. Ayúdenme a hacer el ritual y asegurarme de que no vuelva a dañar a nadie nunca más, y que no logre despertar a su novio nazi.
Holly se ve preocupada.
— ¿La matarás?
La rubia se encoge de hombros, sonriendo.
— Le quitaré su poder.
LA MANADA 2.0, como a Stiles le gustaba llamarlos, camina por el pasillo de la escuela mientras los altavoces anuncian la cancelación de una clase. Mason y Holly caminan juntos unos pasos adelante mientras Liam y Paris se quedan atrás, con sus dedos rozando levemente. Sin querer, la rubia choca con la espalda de su mejor amiga, quien se queda clavada en el piso, mirando un punto en específico.
— Holly, ¿qué...? —las palabras mueren en los labios de Paris cuando se da cuenta de que Hayden y Theo están a unos metros de ellos, mirándolos. Las manos de la rizada se transforman en puños cuando la quimera le da una media sonrisa mientras sigue hablando con Hayden.
— Hol, dijiste que Scott les dijo que no hicieran nada. —le recuerda Mason, un poco asustado de su reacción. Le habían contado todo lo que había pasado en una pijamada de emergencia en la casa de París, así que se preocupaba por si su amiga decidía sacar las garras y sus relucientes ojos amarillos.
Afortunadamente, la mordida de Holly curó completamente para el amanecer, así que estaba bien. París no se había despegado de su lado, dándole toda la tranquilidad posible. Sin embargo, creía que la rizada lo haría bien sin ella, ya que como humana siempre fue muy tranquila y paciente.
Pero esta vez parecía que fuera a arrancar la cabeza de Theo justo en la mitad del pasillo.
— Lo sé —murmura la morena, sin dejar de verlos.
— Holly, acordamos no involucrarnos —le recuerda el beta.
— Lo sé... no aún.
Los cuatro adolescentes continúan su día, llegando a la clase de Biología sin problema sobrenatural alguno. París y Holly se sientan juntas, detrás de Liam. La maestra les introduce el tema del laboratorio para terminar informando que prácticamente, la xana y el hombre lobo harán el trabajo juntos. Holly no corre tanta suerte porque su compañera resulta ser Hayden.
París intenta concentrarse en la escuela por un segundo, pero no puede evitar preguntarse qué debe hacer respecto a Liam. No sabe sus sentimientos ahora porque, al parecer, al romper el vínculo con su alma gemela, puede percibir los sentimientos de todos, menos los de él, así que ella está frustrada.
Hay cosas más urgentes en este momento, pero se siente extraña, como si fuera un asunto sin terminar.
— El ritual que haremos, que harás... —comienza diciéndole Liam, mientras lee las instrucciones del paquete que la profesora puso en los escritorios—. ¿Es peligroso?
París asiente, no queriendo llamar demasiado la atención.
— Todos los rituales tienen cierto nivel de peligro, pero este en especial es que ella vendrá directo a mí y puede que esté algo débil para enfrentarla.
Liam niega.
— Entonces no lo hagas, buscaremos otra forma.
— Debo hacerlo, seguirá siendo un peligro para todos si no la detengo cuanto antes —le responde con firmeza.
— Siento que volvemos a la situación cuando discutimos en el hospital —ella hace una mueca al recordarlo, pero mueve la cabeza levemente.
— No es lo mismo —susurra la rubia sin apartar la mirada de las hojas—. En ese entonces me importaba más vengarme que cualquier cosa, ahora me importa mantenerlos a salvo y solo una xana puede vencer a otra. Debo hacerlo.
El beta no dice nada por unos segundos, sintiéndose abrumado por los pensamientos que llegan a su cabeza por la situación. Por un lado, quiere salvar a París, alejarla del peligro; pero por otro, sabe que tiene razón y debe hacerlo.
Toma la mano de la chica con disimulo y delicadeza, logrando que sus corazones salten a la vez por la acción.
— Entonces estaré junto a ti, siempre.
SON LAS NUEVE de la noche cuando Holly, Liam y Paris se adentran en un claro en el bosque, con la rubia cargando su mochila con los elementos necesarios para acabar con la xana de una vez por todas. Esperaba que funcionara, porque si no, estarían jodidos. Bastante.
Mason los espera en el coche de Paris, más alejado del claro, listo para arrancar el auto si algo sale mal y deben huir. La pequeña chica se siente orgullosa de su plan; siente que su hermano estaría orgulloso. Hacer buenos planes corre en la sangre de los Stilinski, al parecer.
Al ubicarse en el centro, Paris comienza a sacar las cuatro velas blancas, encendiéndolas una a una y colocándolas a su alrededor. Las lágrimas de dos víctimas (así lo decía el libro, ¿bien?) son vertidas en la corteza cortada del Nemetón, al igual que tres gotas de sangre que saca de la palma de su mano. La rubia comienza a recitar las palabras que leyó, primero en un susurro y luego con firmeza y claridad, provocando que sus ojos se tornen blancos y que lazos de su energía salgan disparados de un lado a otro, elevándola unos metros en el aire.
Holly y Liam observan asombrados, resguardándose un poco de lo que sea que pueda ocurrir.
— ¡Fer inimicum meum, et aequom et gravem pugnam pati! —grita, antes de que solo un lazo brille y atraviese el bosque unos segundos, antes de poner ante ella a la aliada de Theo y la causante de su tragedia más grande y de otras más.
Oriana se ve como una rata obligada a salir de la alcantarilla, su pelo enmarañado se mueve de un lado a otro con su cabeza cuando intenta recuperarse y averiguar qué hace allí. Las ojeras de sus ojos son profundas y su tono de piel es de un blancuzco enfermizo.
Paris deja de elevarse para caer frente a ella, con su respiración agitada como si hubiera corrido un maratón. Ambas xanas se ven a los ojos antes de incorporarse y ubicar sus manos listas para atacar a la otra.
La pelinegra suelta una pequeña risa sin una pizca de humor en ella.
— Así que la pequeña y dulce Paris ha estado leyendo el libro de su mamita querida.
Sus provocaciones parecen vacías para la chica al notar que sus ojos demuestran miedo; ya no es la misma que se aprovechó de su debilidad el día de la superluna, que la tenía sometida a lo que quisiera.
— Lo hice, me mostró muchas cosas —comienza—. Me mostró que es decisión propia de la xana irse de los aquelarres, la líder no puede echarlas, porque rompería el balance —la sonrisa de la pelinegra comienza a caer—. Me mostró que mi madre no te obligó a hacer el ritual porque sí, fue porque sabía que él las usaría para darle energía, porque intentaba salvarte... Y tú —la voz de Paris tiembla un poco, recordando las partes del relato de su madre—, tú las mataste. Mataste a tu aquelarre por él, por poder.
— Todo es sobre poder, niña estúpida. Íbamos a ser invencibles, estábamos a punto de serlo, solo necesitábamos un poco de ellas, de mis hermanas y, por la moralidad impecable de Aurora, se negaron. —ambas caminan en círculos sin dejar de verse a los ojos; París no muestra emoción alguna, cosa que pone a Oriana nerviosa—. Debieron hacerme el favor, rubia. Tal vez las hubiera dejado vivas un poco más.
París lanza un lazo de poder que apenas y puede esquivar Oriana.
— Eres un monstruo.
— ¿Llegaste a la parte donde puedes cambiar los sentimientos de los demás a tu antojo? Estos dos perros falderos deben saber bien de lo que hablo, ¿verdad? —se ríe—. Tal vez debí manipularlos un poco más, ¿hubiera sido más o menos doloroso que los hubiera obligado a estar uno con el otro?
Holly y Liam salen de la oscuridad del bosque, mostrando sus ojos dorados brillantes y sus dientes. La rubia extiende su mano, deteniéndolos de hacer cualquier cosa.
— ¿Por qué los Doctores necesitaban tanto mi energía? ¿Por qué se aliaron contigo? —Oriana la mira con altanería, provocando ya el enojo en París—. ¡Dímelo!
Con su grito, lazos de poder de color blanco salen de la chica, estrellando a la otra xana contra un árbol con fuerza, tanta que provoca un gemido de dolor en ella.
— Él necesitaba más poder y nada está más lleno de poder que una xana joven. Yo lo era, por un tiempo —responde—. Pensaban que me conformaría con estar cerca de él, pero no...
— ¿No qué? —la rubia se acerca a ella, enojada.
— No dejaría que lo usaran más; cuando estuviera listo, saldría y los mataría —la xana respira con pesadez, sintiendo cómo la energía de Paris le aplasta cada vez más el cuerpo, ahogándola, apretando su tórax—. Los mataríamos a todos... Ahora, supongo que depende de mí.
La adolescente toma su rostro, sin prestarle atención al viento fuerte que se ha levantado con sus emociones, tampoco a sus ojos completamente blancos ni a los rayos de su poder que salen disparados sin cuidado alguno.
— Espero que te hayas despedido de tu novio, maldita demente —le susurra, antes de comenzar a pronunciar las palabras del ritual—. Antiquus Xanas, obscuram tolle potentiam tuam et da omni dignis... Antiquus Xanas, obscuram tolle potentiam tuam et da omni dignis...
Oriana abre los ojos cuando escucha las palabras, sabiendo que no había esperanza para ella. El viento es cada vez más agresivo y los rayos mantienen a Liam y Holly alejados, apenas logrando ver a París.
— ¡No! ¡No! ¡Este ritual podría matarla! —les grita la pelinegra, sintiendo cómo sus manos comienzan a perder el color y sus músculos a secarse, el tiempo cayendo sobre ella en un segundo—. ¡Si no es digna, la matará!
Liam logra escuchar, así que con esfuerzo camina hacia la rubia, como si estuviera caminando en un huracán.
— ¡Paris! —la llama en gritos, con su brazo cubriendo su rostro y sus pies clavándose en la tierra lo más fuerte que puede—. ¡Paris, no lo hagas!
La xana se voltea, con sus ojos blancos y sangre corriendo de su nariz.
— Debo hacerlo, incluso si muero, estaré protegiéndolos.
El beta es obligado a arrodillarse cuando no tiene más fuerzas para mantenerse en pie. Sube la cabeza y observa a la chica, con el corazón lleno de preocupación al notar que sus ojos sangran al igual que sus oídos.
— ¡París! —el grito de Holly se escucha en la lejanía.
— Por favor... —intenta decirle el chico—. No puedo perderte, no de nuevo.
El grito desgarrador de Oriana llena los oídos de los presentes, al mismo tiempo que desde su interior una luz blanca comienza a salir de su pecho, al igual que del de París. La rubia agarra su propio pecho, gimiendo de dolor, antes de mirar a Liam una última vez.
— Te amo, Liam.
— ¡No! —el beta ruge, sus ojos relucientes pareciendo oscuros por el dolor que muestran—. ¡Por favor! ¡Te amo!
— Diles, diles a todos...— la voz de la xana se hace cada vez mas lejana.— Dile a mi hermano...
LIAM, HOLLIDAY Y MASON esperan pacientemente a que Kira despierte a Scott, sus miradas son nerviosas y la morena suelta un sollozo cuando se le viene a la mente todo lo que ha pasado en las últimas horas. La pelinegra llama al alfa en susurros, intentando no asustarlo.
— Scott... —dice Kira—. Despierta.
El alfa abre sus ojos adormilados, mirando a su novia primero, antes de voltear su rostro para encontrarse con sus dos betas y Mason. Las expresiones en sus rostros alertan al alfa, al igual que su ropa llena de tierra y las manos de Liam, cubiertas de sangre.
— ¿Qué sucede? —les pregunta, con un presentimiento instalándose en su pecho al notar que París no está con ellos.
— Lo primero... —empieza diciendo el moreno—, es que Cory me dijo algo. —Scott asiente—. Sabemos qué está haciendo Theo, busca un alfa, un alfa ciego.
Las piezas se conectan para el alfa.
— Deucalion... —susurra, antes de darse cuenta—. ¿Y lo segundo?
Las lágrimas salen de los ojos de Holly sin que pueda detenerlas, Mason intenta reconfortarla, batallando también con sus sentimientos. Liam alza la vista del suelo, con una expresión tan vacía y dolorosa que alarma a la kitsune y al alfa.
— Paris... Paris detuvo a Oriana, la xana que estaba con Theo, ella iba a matarnos... iría tras nosotros, estaba ayudando a los Doctores y a Theo... —el beta dice, las palabras atorándose en su garganta.
— ¿Y Paris? —pregunta Kira, temiendo la respuesta.
Holly niega con la cabeza.
— Se desmayó después de que Oriana se convirtió en cenizas. Intentamos levantarla y cuando Liam trató de escuchar su corazón...
— No latía, Scott. —el silencio ensordecedor cae sobre ellos—. Su corazón no latía.
¡Hola! Espero que hayan disfrutado el capítulo, estoy tan emocionada de terminar este libro. Mas cosas se vienen y puede que Paris esté incluida o puede que no, vamos a ver que pasa.
Estén atentos al próximo capítulo, por favor comenten y voten, eso me da mucha motivación <3.
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