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Capítulo 1. Ambrosía, cine, fiesta, piscina y café.

Evelyn salió de su casa antes de que Poe cumpliera su vieja amenaza y entrara a por ella, pues estaba segura de que su madre le parecería la mar de atractiva, y prefería que no se conocieran.

Un llamativo Ferrari rojo llegó en escasos segundos y Evelyn vio a su excéntrico amigo conduciéndolo.

-Nunca pensé que diría esto, pero me alegro de no haber tenido que matarte-Dijo Poe, su pelo estando despeinado por ir en un descapotable.

Evelyn rodó los ojos, abrió la puerta del coche y se sentó de copiloto.

-Y yo me alegro de no haber tenido que volver a clavarte un tenedor en la pierna.

Un desperdicio, la verdad es que la muchacha no estaba nada mal, pero al haber rechazado las propuestas indecentes del noveno y haberse resistido a sus manipulaciones, este se vio obligado a matarla, con mucho gusto se debe admitir.

Evelyn se encontraba sola en su casa, tomando una ensalada que había hecho rápido ya que su madre había quedado para cenar con sus amigas.

El único ruido presente en la sala era la voz del doblador español que traducía de ruso datos sobre un brutal asesinato sin resolver del siglo pasado.

Poe sonrió al ver al médico forense sostener el arma del asesinato explicando como la vida fue arrebatada de la víctima.

Torció la cabeza sosteniendo una daga con sus iniciales bordadas en la plata; siempre prefirió las armas blancas antes que un disparo, todo se sentía y disfrutaba más.

La chica observó la campana extractora a su frente, mostrando algo. Cogió el tenedor que había dejado en el plato.

Un grito desgarrador entonces fue lo que llenó la cocina por encima de ese documental.

Sorprendentemente, Poe no fue el causante de dicho grito, sino el emisor.

El tenedor de la joven había sido incrustado por ella misma en el muslo del chico, y aprovechando el dolor le quitó la daga, sosteniéndola como podía en sus manos. Había visto a Poe reflejado en la campana extractora y había actuado para sobrevivir.

Desde ese momento respetó a Evelyn Cox, la primera persona que logró escapar de la daga de Poe Verne.

Poe rio recordando el momento.

-Todavía tengo la cicatriz-Dijo con nostalgia.

Evelyn rio negando con la cabeza, ¿Cómo había acabado en el coche de la persona que intentó matarla? Es decir, por voluntad propia, no su cadáver.

Sin avisar, el coche arrancó y Evelyn se apresuró a abrocharse el cinturón.

-¿Tú casa?-Preguntó Evelyn cuando vio que atravesaban las verjas de una enorme mansión.

-Sí, ¿Te da miedo que te secuestre?-Poe miró a Evelyn por el retrovisor y puso su pícara sonrisa seductora, esa que bajaba las bragas de un 99% del público femenino y de un 99,9% del masculino.

-No, si ese fuera tu plan ya lo habrías hecho, supongo-Evelyn se encogió de hombros al responder.

Poe le guiñó el ojo y ella simplemente le mostró su más alegre cara, nótese el sarcasmo.

Cuando llegaron a las escaleras de la puerta, allí se encontraba un chico que parecía que acababa de cumplir la mayoría de edad, vestido de doncella.

-Guárdalo, y que esta tarde nadie nos moleste-Le dijo entregándole las llaves del coche.

-Sí, amo-Asintió el chico, hizo una reverencia y se montó en el coche.

Evelyn observó como el coche desaparecía detrás de la casa, donde suponía estaba el garaje.

-¿Por qué no me sorprende?-Preguntó de manera retórica, aunque eestaba claro que Poe iba a responder.

-Que sepas que están aquí por voluntad propia-Dijo Poe, levantando las manos en señal de inocencia.

-Punto uno, porque les has lavado la cabeza. Punto dos, ¿Están? ¿En plural?

Poe se le quedó mirando, frunciendo el ceño.

-Le diré a Samantha que te preparé una mascarilla de té negro, veo que no te hidratas mucho la cara.

Evelyn rodó los ojos mientras Poe subía las escaleras hacia la puerta.

Este la abrió y dejó pasar primero a la chica.

-Por cierto, he decidido invitar a unos amigos, beber solos sería más aburrido-Explicó Poe.

-No quiero conocer a tus amigos-Aclaró Evelyn parando de andar en seco-Si son la mitad de raros que tú seguramente lo único que haré ahí dentro será traumarme de por vida.

-Habló la que ve documentales de asesinos en serie para poder dormir-Rodó los ojos mientras cerraba la puerta.

Ambos entraron y se sentaron en el salón.

Poe agarró una campanilla y la hizo sonar. A los pocos segundos, una chica que también parecía acabar de haber cumplido la mayoría de edad apareció vestida de sirvienta con la melena pelirroja en una trenza.

-Tráenos la botella de ambrosía y cuatro copas.

-Sí, amo-Asintió la chica.

-¡Espera!-La paró Evelyn-Mientras yo esté aquí no le llames amo-Pidió.

La chica abrió los ojos como platos, totalmente sorprendida, y, nerviosa, miró a Poe.

-No le hagas caso, corre a por la bebida-La corrigió Poe, y la chica asintió rápidamente yéndose, corriendo.

-Como vuelva y te diga amo juro que me voy y no vuelves a verme el pelo en tu vida-Aclaró Evelyn, mirando seriamente a Poe.

-Te crees muy importante-Bufó Poe-Como si me importara.

Evelyn se levantó del sofá cogiendo su chaqueta y no dudó en comenzar a andar hacia la salida.

-¡ESPERA, JODER!-Le gritó Poe, rodando los ojos.

Evelyn se giró y lo observó de brazos cruzados, expectante.

En ese momento la chica volvió a aparecer.

-Aquí tiene, amo-Dijo, mientras dejaba encima de la pequeña mesa de salón una bandeja con una botella con diamantes incrustados y cuatro copas, como el joven había ordenado.

Evelyn se dio la vuelta con intención de irse, pero escuchó la voz de Poe.

-Cuando la plasta esté aquí no me llames amo-Pidió, con un tono de niña pequeña enfadada.

La chica miró con cierto enfado en los ojos a Evelyn, se dio la vuelta tras asentir hacia el chico y se marchó.

-Sí que la tienes domesticada, creo que hasta se ha enfadado-Comentó Evelyn mientras se volvía a dejar caer en el sofá, y es que, habría esperado una mirada de agradecimiento, no de enfado.

-Claro, es como si a ti te quitaran los one direction esos, te quedarías sin razón de existencia-Contestó obvio mientras leía la inscripción de la botella.

Evelyn miró a Poe con muy mala cara, lástima que este ya se encontraba abriendo la botella y no la miraba a ella.

-¿No vamos a esperar a tus amigos?-Le preguntó Evelyn al ver como Poe comenzaba a servir la bebida en las copas.

-Si no han sido puntuales es su culpa-Se justificó-La ambrosía no espera por nadie.

-Eso no tendrá alcohol, ¿No?-Poe no respondió, y siguió rellenando las copas-Poe, tengo dieciséis años, no puedo beber.

-¿Va en contra de tu religión? Seguro que si luego le rezas Dios te perdona-Le explicó Poe restándole importancia.

Al ver la cara de Evelyn que decía "¿En serio?", habló de nuevo- ¿Qué? Es verdad. Mírame a mí, se supone que debería estar ardiendo en el caldero de Satán según un cura que conocí una vez, y de momento Dios no me ha castigado de ninguna manera, es más, yo creo que me ha felicitado y premiado-Levantó los brazos abarcando su casa al decir la última palabra.

Le dio una copa a Evelyn y él sujetó otra.

-¡Brindemos!-Propuso Poe con su sonrisa conquistadora.

Se disponía a hablar de nuevo, pero su teléfono sonó.

-Discúlpame un segundo, quizá es tu Dios, que llama para recordarme lo bueno que estoy-Dijo, guiñándole un ojo- Poe Verne al aparato.

Evelyn observó a Poe mientras oía leves sonidos salir del móvil, eran la voz de quién había llamado.

En un segundo, el rostro de Poe perdió la anterior diversión, y Evelyn reconoció que era la primera vez que algo parecido a la preocupación se veía en Poe.

-¿Quién ha empezado?-Preguntó Poe.

La respuesta pareció tranquilizarlo un poco, pero algo más le dijeron que volvió a preocuparlo.

-¿Dónde estáis?-Tras la respuesta, preguntó-¿Dónde está él?

Evelyn trataba de agudizar su oído para ver si alcanzaba a escuchar algo de lo que la otra persona decía, pero le resultó imposible.

-Voy para allí.

Tras esas palabras colgó el teléfono.

-La verdad es que estaba encantado con la velada, pero me veo obligado a dejarla para otro momento-Se disculpó Poe, tratando de verse menos preocupado para Evelyn.

-¿Qué ha pasado?-Investigó Evelyn.

-Nada, son mis amigos, los que iban a venir. Han tenido un pequeño contratiempo.

Poe se puso de pie dejando la copa en la mesa.

-Si quieres puedes quedarte aquí, pero no te recomiendo investigar la casa, no me hago responsable de lo que encuentres.

-No, no, yo me voy-Se apresuró a decir Evelyn, también poniéndose de pie.

-Buena elección, pero no puedo llevarte, llevo bastante prisa-Explicó Poe.

-No importa.

Y así salieron ambos de la mansión, Poe en su descapotable y Evelyn andando.

El ruido de la verja de la mansión cerrándose sola a las espaldas de Evelyn la sobresaltó levemente mientras veía el descapotable desaparecer tras una esquina, y decidió emprender camino a casa.

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-Creo que ya es suficiente-Afirmó Troy, quitándole el baso con alcohol que acababa de coger Alejandra.

-No, no lo es-Refutó Roxy, dándole otro vaso a Alejandra y una sonrisa burlona a Troy.

Roxy agarró de la mano a Alejandra y se la llevó para que Troy no les pudiera dar un sermón sobre bebidas alcohólicas.

-¿Qué vas a hacer?-Le preguntó Troy a Abril, pues los habían dejado solos en medio de la fiesta.

-¿A qué te refieres?-Le preguntó la chica, desconcertada.

-Que si has quedado con alguien o estás sola-Aclaró el chico, nada de mal rollo, solo interesado.

-He quedado con mis amigas, obviamente-Le contestó con su vanidad, y se echó el pelo tras el hombro mientras se iba andando de allí, dejándolo plantado.

"Mentira, mentira y mentira" Le dijo su subconsciente a Abril, pues no había quedado con nadie porque no sabía que iban a ir a esa fiesta.

Abril había hablado ante el nervosismo. Debía admitir que Troy era muy atractivo, y no solía hablarle muchas veces así, a ella sola, siempre estaban acompañados del resto del grupo.

Por otra parte, también se sintió un poco estúpida, ¿Por qué había dejado ahí solo al chico siendo que ella no tenía a sus amigas allí? En fin, prefirió no pensar en eso, y menos en su actitud de superioridad, porque nunca admitiría que era un simple mecanismo de defensa.

Resumiendo, Troy se encogió de hombro mientras la veía marcharse y buscó a sus amigos. Ella simplemente buscó a gente que conocía, y los encontró, subieron historias de Instagram como si fueran las mejores amigas y sabía que no volverían a hablar en meses.

Roxy soltó a Alejandra cuando se habían alejado lo suficiente.

-¡Lombardi, no te saltas ninguna fiesta, eh!-Le dijeron a Alejandra, amistosos, unos chicos que pasaron cerca suyo.

Alejandra rio y murmuró-No, ya saben que no.

-¡Ey!-Le susurró Roxy llamando la atención de Alejandra-A las seis en punto.

Alejandra entendió perfectamente que detrás suyo había un buen partido según Roxy, pues ese era el código que usaban.

Giró disimuladamente la cara, pues ella era de esas pocas personas que de normal sabían disimular, y lo vio. Siendo realistas, todo el mundo lo vio, siempre lo hacían.

-¿Es nuevo?-Le preguntó Alejandra a Roxy cuando se volvió a girar, y bebió un trago del vaso de fiesta rojo que no sabía lo que contenía.

-Qué va, si es el mejor amigo de tu hermano-Contestó obvia Roxy.

-¿Y se puede saber porque yo no lo había visto nunca?-Se extrañó Alejandra.

-Quizá tenías los ojos cerrados mientras te liabas con medio pueblo-Contestó Roxy, divertida.

-Tampoco te pases, no me lío con cualquiera que me encuentro-Se defendió Alejandra frunciendo el ceño.

-No, eso lo tengo claro, seleccionas bien a tu ganado-Aceptó Roxy.

-Volviendo al tema, el chaval está muy bien-Dijo, recalcando el "muy"- Información-Le pidió.

-Ares Hidalgo, diecinueve-Y Roxy se apresuró a aclarar lo siguiente, provocando una pequeña y traviesa risa de su amiga- De edad, que te conozco. Es un buen partido, nunca ha tenido nada serio con nadie, busca lo mismo que tú, un lío y adiós.

-Tiene que haber una trampa-Aseguró Alejandra- Es imposible que todo sea tan perfecto, es imposible que esta oportunidad se me haya presentado.

-Pues ya lo has visto, ahora a por él-Finalizó Roxy.

-No.

-¿Cómo que no?

-Que no pienso ir a por él. Tengo suficiente ganado, y no me cae bien-Explicó, poniendo mala cara.

-¿Qué no te cae bien? Alejandra, hasta hace un minuto no sabías ni que existía.

-Pero míralo, con esos aires de "Mírame, sé que soy un dios griego", no, no me gusta.

Roxy giró los ojos y se acabó su bebida de un trago- En fin, da igual supongo. Vamos a por más de beber.

Alejandra se terminó lo que quedaba en su vaso y asintió-Vamos.

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-¡No, Nolan! Hoy Irene decide la película-Le dejó claro Lili.

-Escorpio tenías que ser-Murmuró entre dientes el chico.

-¿Qué película quieres?-Le preguntó Mack a Irene.

-No sé...-Contestó simplemente Irene.

-Vamos, Irene, todos sabemos que quieres la romántica dramática-Atajó Lili.

-Sí-Aceptó Irene, la conocían demasiado como para negarlo.

-Perfecto, vamos a por las entradas-Finalizó Mack dando una palmada al aire, en modo resolutivo.

-¡Lili!

Todos se giraron y observaron a un chico sonriente, que se acercó a abrazar a Lili.

-Gilbert, hacía mucho que no te veía...Desde el funeral...

-Sí...-Contestó el chico, con un deje de tristeza, todavía le dolía-Pero mírate, estás estupenda.

-Sí...-Contestó Lili, al igual que Gilbert, y es que ambos compartían un pensamiento.

Gilbert era el mejor amigo del hermano de Lili, y cuando este falleció ayudó a Lili, le habló de su hermano y de como hablaba de ella, orgulloso de su pequeña hermana, ya no tan pequeña.

Lili era consciente de que la herida todavía no había sanado para Gilbert, y Gilbert era consciente de que la herida no había sanado para Lili, y ahí estaba su conexión.

Gilbert miró a los amigos de Lili, esperando una presentación.

-Este es Gilbert, era el mejor amigo de Luke...-Lo presentó Lili, y todos oyeron el duelo en el nombre de su hermano-Ellos son...-Lili se vio abruptamente interrumpida.

-Nolan Cox y máximo protector de estas tres, así que cuidadito-Se presentó el chico.

-Ella es Mack-Siguió Lili.

-¡Hey!-Saludó amable la chica.

-Y ella es Irene-Terminó.

Irene se limitó a sonreír, sonrojarse y saludar levemente con la mano.

-Yo soy Gilbert-Rio el chico, pues Lili ya lo había presentado- Espero que volvamos a vernos, por ahora debo irme.

-Claro, algún día puedes pasarte por casa-Propuso Lili.

-Perfecto, vamos hablando que tienes mi número.

Le dio un abrazo y una última mirada de complicidad y el chico desapareció.

-Bueno ya está, eh, Irene, ya puedes dejar de ser un tomate, ya se ha ido-Le dijo Nolan.

Irene se sonrojó todavía más, pero los demás decidieron no decir nada más y compraron las entradas para entrar a ver la película.

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-Pasa-Gritó Adara desde dentro de su habitación a la persona que había llamado a la puerta.

-Hola-Saludó alegre el pequeño de los Hidalgo- Vamos a la piscina, ¿Vienes?

-¿Quiénes vais?-Le preguntó Adara.

-Artemis, Ares, Jack y yo.

-Mejor no-Respondió Adara, volviendo a posar la vista en su móvil.

-Adara, Jack acaba de llegar hace dos días y hace que no lo veías un año. ¡Tenemos que ponernos al día con él! ¿No lo has echado de menos?-Trató de convencerla Apolo.

Jack se había ido de intercambio fuera del país durante el último curso, y había vuelto, literalmente, hacía dos días. El día anterior cuando había entrado a la cocina en esa conversación entre Adara y sus hermanos, había sido la primera vez que Adara lo había vuelto a ver tras un año.

En todo el año de intercambio, Adara no había participado en ninguna de las videollamadas que sus hermanos habían llevado a cabo con Jack, y es que justo antes de que se fuera, Adara había notado ciertas cosas que no le gustaban nada. Aunque no le gustara admitirlo, estaba empezando a ver a Jack como algo más que un amigo de la familia (Pues se conocían desde niños porque los padres eran amigos también, y Jack siempre había estado invitado a la mansión Hidalgo al igual que los Hidalgo a la mansión Ross). Por eso, aprovechó ese año en el que no lo vería para olvidarse de él.

Cosa que, para la tranquilidad de Adara, funcionó a la perfección. Al principio le costaba rechazar las propuestas de sus hermanos de unirse a las videollamadas, pero llegó un momento en el que le daban igual. Adara pensó que para cuando Jack volviera tendría novio, o por lo menos volvería a verlo como... simplemente Jack.

Y por todo esto, es por lo que Adara no quería ir a la piscina con sus hermanos y Jack Ross, porque, inevitablemente, cuando Adara había oído la voz de Jack algo en su interior se había movido recordando sensaciones que Adara se había esforzado en enterrar.

-Es que no me apetece bañarme-Le dijo Adara a su hermano, excusándose.

-No hace falta que te bañes, la cuestión es que pasemos tiempo con él-Explicó Apolo, tan tierno.

Adara suspiró. Eso era justamente lo que no quería hacer. No quería hablar con él, y si podía evitar verlo todavía mejor.

Lamentablemente, Apolo era una debilidad de Adara, y no nunca fue capaz de negarle nada a esos ojos.

-Está bien, me pongo el bañador y bajo-Aceptó Adara levantándose de la cama.

-¡Perfecto!-Exclamó Apolo con una radiante sonrisa. Cerró la puerta de la habitación y se le oyó correr escaleras abajo, cosa que hizo reír a Adara.

Sin darse cuenta, todavía sonriendo por su hermano pequeño, se encontró bajando las escaleras ya con el bañador y un vestido playero puestos.

El pánico llegó a ella rápidamente y dejó de bajar escalones.

Se dio la vuelta con intención de volver a la seguridad de su habitación, pero chocó con el pecho de alguien.

-¿Qué haces?-Le preguntó confundido Ares.

-Nada-Respondió rápidamente Adara, se dio la vuelta y continuó bajando escalones.

Ares también se encontraba en bañador, así que Adara no se sorprendió cuando ambos siguieron el camino hasta el jardín juntos.

Adara se repetía en la cabeza, segura de sí misma, que no sería para tanto. Es decir, era Jack. Solo era Jack. Y al decir eso se quitó un peso de encima. Exacto, solo era Jack, ¿Qué podía pasar?

Jack.

Sin camiseta.

Dándose una ducha en las duchas a la entrada de la piscina.

El agua cayendo por los músculos de su espalda, especialmente marcados porque sus manos se encontraban en su pelo.

Jack apagó la ducha y se dio la vuelta.

Adara lo observó al completo.

Gotas de agua resbalaban por sus abdominales marcados.

Lo miró a la cara, y él miraba algo lejano en el jardín, hasta que se giró del todo y la miró a ella.

Una sonrisa se dibujó en su rostro y su mirada recorrió a Adara de arriba abajo.

Los ojos de Adara se abrieron más en sorpresa y se giró de golpe para que no le viera la cara.

Se dirigió hacia Artemis y Apolo que ya estaban allí, Ares iba detrás suyo.

-Has venido-Dijo Artemis sorprendido, aunque neutro, como siempre.

-Sí, pero no me voy a bañar-Aclaró Adara, que no pensaba quitarse el vestido.

-¿Cómo que no? Con el calor que hace...-Habló Jack a su espalda, sobresaltándola levemente.

-No hace tanto calor-Dijo Adara, pero su mente la llamó mentirosa cuando sin querer su vista volvió a dirigirse al abdomen de Jack.

-Haz lo que quieras, yo sí que tengo calor-Comentó Ares, que corrió a la piscina y se tiró de cabeza.

-¿Os acordáis de lo que hacíamos de pequeños cuando veníamos a la piscina?-Recordó divertido Apolo.

-¿Gritar como unos descosidos?-Preguntó sarcástico Artemis, que tomaba el sol en una tumbona.

-No te hagas el duro, Artemis, que tú también te lo pasabas bien-Dijo Ares, que se encontraba apoyando la barbilla en sus brazos sobre el bordillo de la piscina.

-Mientras no me mojéis podéis hacer lo que queráis-Contestó Artemis sin inmutarse.

-¿Os acordáis o no?-Volvió a preguntar Apolo.

-Claro, ver quién salpicaba más-Respondió Ares, algo nostálgico.

-Vamos a hacerlo, por los viejos tiempos-Propuso Apolo.

-Va-Aceptó Jack con una risa.

-¡Empiezo yo!-Gritó Apolo, que quitándose la camiseta saltó al agua en modo bomba, saltando por encima a Ares.

Ares subió el bordillo y se alejó unos metros.

-Mirad y aprended-Les dijo con una sonrisa de superioridad, y saltó salpicando más.

Jack miró a Adara.

-¿Te acuerdas de lo que hacíamos?-Le preguntó.

-¿El qué?-Preguntó Adara confundida.

-Como nosotros éramos más mayores y grandes era injusto para ti...-Le recordó mientras se acercaba a ella.

-Ah, no, no...-Empezó a negar Adara-No quiero bañarme.

-...entonces te cogía y nos tirábamos juntos-Finalizó Jack, ya muy cerca de ella.

Lamentablemente para Adara, la parte de atrás de sus piernas había chocado con una tumbona.

-No, Jack, en serio...-Le amenazó Adara, negando con la cabeza.

-Agárrate bien, sé que no sabes nadar-Le avisó Jack, y sin previó avisó acortó el poco espacio que los separaba.

Agarró a Adara de los muslos enrollando las piernas de la chica a su espalda baja.

-¡NO, JACK, POR FAVOR!-Gritó Adara, que había enterrado su cara en el cuello de este, cerrando los ojos con fuerza.

Sus gritos fueron ahogados por el agua, y Adara se agarró fuertemente a él.

Cuando volvieron a la superficie, Adara pudo oír las risas de Jack y levantó la cabeza, separando levemente sus cuerpos.

Lo miró con mala cara, y ambos se percataron de la situación.

En el caso de Adara, el notar las manos de Jack bastante cerca de zonas prohibidas, en esa posición tan comprometedora, casi sin ropa y mojados, pues le provocó un gran sonrojo.

Jack, a parte de lo anterior, también se percato de que el vestido antes ancho de Adara, ahora, al estar mojado, se había pegado a ella, y tuvo unos efectos en él no tan visibles. Lo que sí notó Adara es que Jack no tenía intención de soltarla, y que la agarraba fuertemente.

-Suéltame-Le exigió Adara, sus rostros bastante cerca.

-¿Segura?-Le preguntó Jack burlón, sabiendo que Adara y el agua no se llevaban muy bien, y que se encontraban en medio de la profunda y gran piscina.

-¿El viaje te ha hecho más gracioso que de costumbre o cómo va la cosa?-Contestó Adara, que por muy molesta que estaba no se soltaba de él.

-Puede ser-Valoró Jack alzando las cejas-¿Te parezco más gracioso?

-Me pareces más... más...-Adara era incapaz de encontrar el adjetivo por la impotencia.

-¿Más sexy?-Propuso Jack, haciéndose el inocente.

Adara se quedó sin palabras, y su cara debió ser un cuadro, porque Jack estalló en otra carcajada.

-Imbécil-Le dijo Adara, y le salpicó agua en la cara.

Jack cambió su carcajada por una sonrisa diabólica.

-No sabes lo que acabas de empezar...-Anunció el chico.

Los ojos de Adara se abrieron en sobre manera, pero no tuvo tiempo de replicar, pues Jack los sumergió a ambos bajo el agua.

Volvieron a la superficie y ambos cogieron aire, Jack riendo.

Adara miró a su alrededor y avistó a Ares en un lateral de la piscina, sus antebrazos en el borde a sus lados, su mirada clavada en la situación que se estaba llevando a cabo por Jack y Adara.

-¡Ares!-Se quejó Adara, rogando por ayuda.

Su hermano no dudó ni dos segundos y se sumergió en el agua. Impulsándose con sus pies en la pared de la piscina llegó en pocos segundo a donde se encontraban.

Cogió a Adara él, quitándosela a Jack sin resistencia por parte de este, y la acercó al borde de la piscina.

Adara se apresuró a salir de ella y se acercó a las tumbonas donde se encontraban Artemis y Apolo, quien le dio una toalla.

Ares iba a salir de la piscina, pero dijo tres palabras antes de hacerlo, sin tan siquiera girarse.

-Tampoco te pases, Jackie.

Entonces se impulsó hacia arriba y también salió a la superficie.

Afortunadamente, Apolo rompió el pequeño momento de tensión tirándose de bomba a la piscina, salpicando a Jack.

-¡Yo creo que he ganado!-Celebró, ingenuo como de costumbre.

-Exijo una revancha-Contestó Jack aprovechando la oportunidad para olvidar las palabras de Ares, y ambos continuaron con su competición de saltos.

Adara alegó que tenía frío y se subió a su habitación a secarse y cambiarse de ropa. Luego se quedó allí y aprovechó para terminar un trabajo que debía entregar, así también tendría excusa si le preguntaban por qué no había vuelto a bajar.

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Hera bajó las escaleras y entró en la cocina de su casa.

La vieja y destartalada radio de su padre seguía sobre la encimera, reproduciendo una cadena local en la que había todo tipo de tertulias. Esa emisora se escuchaba a cualquier hora del día mientras que la madre de Hera se encontrara allí.

Se acercó a su madre, que se encontraba tejiendo algo con lana sentada a la mesa, y le dio un beso en la mejilla.

-¿Esa es la sudadera de tu hermano?-Le preguntó- Sabes que no le gusta que las cojas.

-Es imposible que diferencie sus sudaderas de las mías, son iguales, y de la misma talla-Explicó Hera, y tenía razón. A Hera le gustaba que le quedaran grandes, así que eran de la misma talla que las de su hermano, al final ni su propia madre las diferenciaba al hacer la colada.

Hera abrió el cajón de la cocina en el que hay cosas varias como palillos, destornilladores, pilas...

-¿No quedaban cerillas?-Se extrañó la chica.

-Se las ha llevado tu hermano esta tarde-Explicó su madre, enfrascada en la repetitiva tarea de pasar lana entre más lana.

Hera chasqueó la lengua y cerró el cajón.

-Será mejor que no nos esperes para cenar. Yo intentaré volver pronto, pero no puedo prometer nada. Y él ya sabes que llegará tarde-Dijo Hera, metiéndose un destornillador en la bota militar alta que llevaba. Se encontraba justo detrás de su madre, así que esta no lo vio.

-¿Vas a salir ahora, hija?-Se preocupó la mujer, sin dejar de tejer.

Hera realmente se preguntaba por qué se seguía sorprendiendo, pero entendió que era algo normal entre madres lo de preocuparse por sus hijos.

-Por la mañana desayunaré contigo, lo prometo-Dijo, y salió de la cocina.

Habría tantas cosas que explicar en esta breve escena. Tantos mínimos detalles que se podrían tener en cuenta. Sin embargo, considero que no es momento. No todavía. Será mejor que por ahora nos limitemos a especular.

Una pequeña brisa de septiembre refrescó a Hera cuando salió de su casa, y su vista se dirigió automáticamente a la casa de en frente.

Suspiró, odiaba meterse en los asuntos de su hermano.

Caminó hasta la cafetería en la que solía tomar algo Padme, la persona que vivía en la casa de enfrente y por la que Hera sentiría una profunda pena de no ser por... bueno, por cómo es Hera.

Ya se encontraba en la calle del local, y con su aguda vista logró leer el cartel que sobresalía de la fachada en el que se indicaba que era una cafetería.

Hera debía darse prisa, sabía que no tenía mucho tiempo, y el ver a su hermano salir de la cafetería, lugar que no había pisado nunca, confirmó las sospechas de la azabache.

La chica se disponía a aumentar la rapidez de sus pasos, cuando un coche que pasaba por la calle redujo la velocidad hasta avanzar a la vez que Hera, a su lado.

-Quiero hablar contigo, sube-Ordenó el conductor.

Hera, observaba como su hermano cruzaba la calle y se alejaba cada vez más de ella.

-¿Te conozco?-Le preguntó al conductor, sin tan siquiera mirarlo.

-No-Respondió el conductor, y la miró por primera vez, aunque ella seguía mirando a su hermano.

Tras un par de segundos mientras los cuales siguieron avanzando por la calle a la par, el conductor volvió a hablar.

-¿Vas a subirte al coche o no?-Le preguntó, ya cansado.

Entonces Hera lo miró, parando de andar.

Una pequeña sorpresa llegó a Hera cuando sus ojos hicieron contacto con los del conductor.

Heterocromía. El ojo izquierdo azul, y el ojo derecho marrón.

-Parece ser que tú tampoco me conoces-Contestó Hera, y pasados unos segundos lo zanjó- No.

Hera se giró con intención de volver a posar su vista en su hermano, pero lo único que vio fueron otros impresionantes ojos, esta vez grises.

Le pegó un puñetazo en la mandíbula al hombre de los ojos grises y se giró para correr por su vida.

El de ojos grises, que había girado la cara al recibir el puñetazo casi sin inmutarse, la agarró de la muñeca sin dejarla correr.

-Empezaré a gritar-Amenazó Hera al girarse hacia el de ojos grises tratando de soltarse de su agarre. Y no había empezado todavía a gritar, porque lo que menos deseaba era llamar la atención.

El de ojos grises, serio, le tapó la boca con un pañuelo y Hera gritó, aunque el sonido fue ahogado en la tela empapada en una sustancia que le estaba quitando las fuerzas.

Las piernas de Hera se volvieron incapaces de sostener su propio peso y la chica, luchando por no perder el conocimiento, notó como el de ojos grises la sostenía.

Y en uno de los lentos parpadeos que Hera daba, no tuvo la suficiente fuerza como para volver a abrir los ojos.

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