CAPÍTULO UNO

Satoru Mukaibō fue quien le pidió a Torū Oikawa ser novios, ya que llevaban meses viéndose después de la preparatoria y de vez en cuando se besaban en el parque más cercano. El armador del equipo de voleibol aceptó, por lo que Satoru era el más feliz de ser novio del chico más popular de todo el Aoba Jōsai.

Sin embargo, no olvida cómo al día siguiente que llegaron a la preparatoria, Torū sólo tomó su mano mientras iban de camino, soltandolo cuando entraron al lugar y dedicándole únicamente sonrisas cuando nadie los veía. Aún así toda la preparatoria sabía que eran novios ya que Satoru era fan número uno de su relación y la presumía en todos lados, incapaz de poder ocultar su amor por Torū.

Pero todo comenzó en su tercer año, llevando seis meses de novios, cuando todo comenzó a cambiar.

Los comentarios en contra de su relación no tardaron a salir a la luz. Satoru sabía perfectamente que había muchas personas que estaban en desacuerdo, ya que era el más popular de toda la preparatoria y el 90% de la población femenina estaba detrás de Torū. Pero siempre fue iluso y creyó que no importaba... Hasta que se dio cuenta que los comentarios podrían ser reales.

Sólo tal vez.

—¡Torū! —exclamó con emoción Satoru cuando llegó por él a su casa e ir juntos a la preparatoria. Su novio sonrió, acercándose y dándole un beso rápido en los labios.

—Buenos días, lindo. ¿Todo bien?

—Sí, todo excelente.

—Genial.

Se tomaron de la mano y juntos comenzaron a caminar hacia la preparatoria. Satoru estaba muy feliz porque dentro de poco eran las preliminares de voleibol y estaba seguro que a Torū le iría super bien, así que lo había estado esperando después de sus prácticas para distraerlo, ya que sí estaba un poco estresado. De hecho, dentro de un par de días tendrían un partido de práctica contra una preparatoria poco conocida llamada Karasuno y Torū estaba especialmente emocionado ya que le contó que ahí estaba a alguien que quería aplastar. Sabía que lo lograría.

—Ayer Iwaizumi me comentó que hoy nos debemos aún más tiempo en la práctica —le dijo Torū, levemente abatido—. Pero así mañana podremos tener nuestro día libre.

—Oh, ya veo. ¿Quieres que te espere? No me molesta hacerlo. Puedo hacer tarea mientras tanto.

—¿No te molesta?

Ante el rostro preocupado de su novio, Satoru soltó una risita, negando con la cabeza.

—Por supuesto que no, tontito. Además, estaba pensando en hacer un par de cosas para el club. Una chica me dijo que quería un corte de cabello y pensaba ayudarle.

Ya que Satoru era líder del club de estilismo (iniciado por él), en donde no eran muchos miembros pero seguía adelante ya que muchos alumnos solían acudir a ellos para cualquier cambio en su cabello. Era su pasión y esperaba poder salir de la preparatoria para poder tener un estilo más extravagante sin necesidad de dar explicaciones.

—¡Eso es genial! Creo que mi cabello ya está largo, ¿podrías cortarlo este fin de semana? —Torū se tocó algunos mechones largos que, aunque normalmente no le molestaba, a veces para los entrenamientos de práctica y partidos importantes si lo cortaba y así no tuviera algún problema al respecto. Satoru en respuesta asintió, feliz de eso.

—Me encantaría. Algún día haré algo distinto con ese cabello, ya verás —prometió con una risita cómplice, guiñándole el ojo. Torū sonrió y asintió.

—A veces creo que amas más a mi cabello que a mí —exageró un poco, provocando que Satoru estallara en risas.

—Por supuesto que... Sí.

—¡Satoru! —el castaño infló las mejillas, fingiendo estar indignado.

—Es broma, es broma. Sabes que amo por igual a ti y a tu cabello. Sé ser compartido —le sonrió en grande, muy divertido de la situación. Torū refunfuño pero terminó riendo un poco con él.

—Bien.

—No te molestaste, ¿verdad, cariño? —alzó una ceja Satoru, deteniendo el paso y poniéndose justo frente a él con una gran sonrisa—. Porque solo te quiero a ti. No seas celoso.

—Ahora no quieres más a mi cabello, ¿verdad?

—Pff, como si fuera posible amar más a tu cabello que a ese bello rostro.

Torū ahora sí sonrió genuinamente, acercándose a él y dándole un suave beso en los labios. Para Satoru, sus labios eran como el paraíso directamente en donde sentía que flotaba y por un momento se desaparecía de su presente, concentrado únicamente en su novio. Lo amaba tanto que no sabía qué sería de él sin Torū.

Cuando finalizaron el beso, Satoru dejó sus manos en las mejillas de Torū y repartió besos en todo su rostro, provocándole cosquillas al castaño.

—Ya hay que irnos o llegaremos tarde a la primera clase —avisó Torū, aunque sin ganas de irse de ese momento. El teñido asintió.

—Lo sé, tampoco quisiera llegar tarde, pero me gusta estar aquí contigo.

—En la salida, ¿bien?

Satoru asintió a sus palabras, dándole otro beso rápido y volviendo a colocarse a su lado para caminar juntos el tramo que restaba. Realmente apreciaba esos momentos con Torū porque una vez llegando a la preparatoria todo era diferente. No podía culparlo, tenía un perfil que mantener, ¿pero a costa de qué? Satoru comenzaba a cansarse más no quería dejarlo. Mejor dicho, no podía.

Llegando a la preparatoria como siempre Torū soltó su mano, aunque seguía caminando muy pegado a Satoru. Ambos llegaron a sus casilleros a cambiar sus zapatos, ya que estaban justo uno al lado del otro, y debido a que estaban en clases distintas tuvieron que separarse. Antes de hacerlo Torū únicamente le dedicó una sonrisa cálida y se fue, dejando a Satoru solo.

Comenzaba a cansarse, sí, pero no era capaz de dejarlo. Sólo pedía que por favor no hiciera lo que todos decían. Confiaba en él y esperaba que no lo defraudará.

Y todos se equivocan, pero solo no lo hagas.