008. CONFÍAR NUEVAMENTE
CAPÍTULO OCHO
La relación va muy bien y Satoru no sabía sí temer que algo lo arruinara. Tal vez se debía a que era muy pesimista con la mayoría de las cosas, pero de verdad estaba empezando a tener más confianza en Torū, así que cambiaría su mentalidad. Estaba dispuesto.
Llega el día del partido de práctica contra el Karasuno y aunque Satoru sabe que es probable que su novio llegue al finalizar, no duda en ir a apoyar al equipo a pesar de que se gana muchas malas miradas de las chicas que también presencian los entrenamientos. Cuando finalmente Torū llega, nota que todos sienten esa presencia hipnotizante que desprende el capitán del equipo y aunque están en su último punto no parece dispuesto a perder.
El sonido del golpe del balón contra el suelo resonó en el gimnasio después de lanzar su primer punto directo. Torū respiró hondo, sintiendo el sudor correr por su frente mientras sus compañeros de equipo celebraban. Era solo un partido de práctica, pero él siempre jugaba con intensidad. Como capitán del equipo de voleibol, no podía permitirse menos. Y mucho menos estando Kageyama del otro lado.
Además, desde las gradas, entre el puñado de espectadores, Satoru aplaudió con entusiasmo. Sus ojos brillaban de orgullo al ver a Torū liderar la cancha con la confianza y destreza que lo caracteriza, pudiendo anotar su primer punto después de su lesion. Pero, a pesar del orgullo, también había una sombra de inseguridad en su mirada.
Todos en la preparatoria sabían de su relación con Torū, aunque no todos la aprobaban. Aún más después de que aquel día en el patio fue capaz de decirle que lo intentaría, demostrándole a todos que su relación sí era en serio. Si antes ya molestaban a Satoru con ese tema, ahora más que nunca lo veían como alguien por debajo de Torū.
El silbato final marcó el término del partido, y los equipos se alinearon para estrecharse la mano. Torū sintió un cosquilleo de frustración al notar la satisfacción en los rostros de sus oponentes. Había intentado vencerlos, a pesar de llegar al final del partido, pero desgraciadamente el Karasuno había demostrado ser superior.
Después del protocolo, Torū se encaminó hacia las bancas, donde dejó su botella de agua y su toalla. No quería darles la satisfacción de verlo molesto debido a haber perdido el partido de práctica que él mismo solicitó, así que fue detrás del equipo del Karasuno dispuesto a enfrentarlos en la entrada. Sin embargo, en ese momento no se percató que Satoru lo había seguido ya que quería asegurarse que estuviera bien (lo dudaba aún así).
—El profesor Takeda nos felicitó —escuchó que dijo el capitán del equipo mientras iban de salida y él estaba casi detrás de ellos, yendo a buscar a Torū—. Pero sí nos hubiéramos enfrentado al Seijō y a Oikawa con todas sus fuerzas, no lo habríamos logrado.
—Bien dicho, capitán —habló Torū desde la entrada, apoyado contra la puerta principal. El Karasuno detuvo su andar y por ende Satoru también, escondiéndose detrás de un edificio al lado de ellos—. Tú sí que sabes.
—¡El Gran Rey hace su aparición! —gritó el chico de cabellos naranjas con gran salto, como si estuviera dispuesto a atacar. Varios lo secundaron.
—¿Cuál es tu problema? ¿Quieres pelear? —le preguntó el rapado con voz molesta, y el pequeño repitió lo mismo, colocándose por detrás del chico.
—No sean tan hostiles —se rio Torū, negando con las manos—. Tú, el pequeño. Ese toque y ataque amplio fue increíble. La próxima vez iremos con todo desde el principio. No viste nuestra colocación. Ah, sí, nosotros también mejoraremos los servicios
» Es cierto que si ataque fue increíble, pero sus recepciones no son buenas y pronto llegarán a su límite —comenzó a caminar hacia ellos—. No soy el único con saques poderosos. Pronto serán las preliminares del Intercolegial, no se dejen eliminar porque… quiero acabar con mi querido compañero en un partido oficial —señaló a Kageyama, como una declaración de guerra.
Aunque, después de amenazarlos, el único que parecía dispuesto a molestar un poco, el rapado, le habló.
—Por cierto… ¿Quién es el chico que estuvo animándote todo el partido?
Torū sintió que su pecho se oprimía de inmediato. Su mirada voló hacia él gimnasio donde seguramente Satoru lo estaba esperando.
—¿Eh? —murmuró, como si no hubiera escuchado bien la pregunta.
—Ese chico —insistió—. ¿Es tu amigo? Porque parecía demasiado entusiasmado.
A pesar de que no parecía hacer una pregunta tan personal, dio justo en el clavo y Torū sintió una presión en la garganta. Sabía que no tenía por qué avergonzarse, que él y Satoru no tenían nada de qué esconderse. Pero, en ese momento, el miedo se enroscó en su pecho como un nudo imposible de desatar.
Las miradas del Karasuno se clavaron en él, expectantes. Tal vez no lo veían mal o sólo tuvieron curiosidad, sin embargo, Torū se sintió atrapado. Sabía que cualquier respuesta que diera tendría consecuencias y no pensaba mostrarse débil. Y más porque realmente no los conocía, así que si confirmaba que Satoru era su novio, pensaba que se expondría a burlas, miradas de desprecio o que no lo tomarán en serio.
Pero si lo negaba…
Satoru veía todo fijamente, porque nadie más sabía que se encontraba ahí. Probablemente esa sería una prueba definitiva para saber qué hacer, ya que cuando justo comenzaba a confiar, le ponían eso enfrente.
—¿Él? —Torū dejó escapar una risa nerviosa y se encogió de hombros—. Nah, solo es… alguien cercano. Pero… no tanto.
Todos se miraron mutuamente, dándose cuenta que preguntaron algo muy personal. Torū no sabía si era la intención, pero temió por un momento. Y no sabía cuánto le iba a afectar aquello.
Cuando finalmente los del Karasuno se alejaron, Torū sintió que el aire en sus pulmones era insuficiente. Se giró hacia todos lados, con el temor de que alguien lo hubiera escuchado y rezando que no hubiera nadie cerca. Y para su pesar cuando se encontró con la mirada de Satoru a un lado del edificio continuo, su expresión le confirmó que no había sido así.
Se había quedado quieto, con el rostro pálido y la mirada herida clavada en él. Por un instante, Torū sintió que el tiempo se detenía. Quiso correr hacia él, explicarle, decirle que había sido un error. Que el miedo lo había vencido.
Pero Satoru no le dio la oportunidad.
Sin decir una sola palabra, se giró y se dirigió a la entrada del edificio principal, con los hombros tensos y el paso apresurado. Sintió un nudo en la garganta y su corazón latía con fuerza, pero no por la emoción de querer vencer al Karasuno de nuevo, sino por la culpa que lo consumía desde dentro.
Sabía que había fallado. No en el partido, sino en lo único que realmente importaba.
En ese punto ya no había nadie en la preparatoria más los que salían del gimnasio después de ver el partido, directo hacia la salida, y su equipo que no preguntaría su paradero, así que siguió a Satoru hasta que lo encontró en el baño de chicos, encerrado en un cubículo.
—Guapo, por favor, vamos a hablar —murmuró con temor, escuchando como Satoru sonaba su nariz.
—No tenemos que hablar. Por favor déjame sólo.
—Claro que tenemos que hablar. Lo arruine, perdóname. Pero… no te negué, ¿sabes? Es sólo que no pude ser completamente sincero…
—Lo sé, Torū, te oí —respondió Satoru, que, aunque tenía un dolor inexplicable en el corazón, tenía aún esperanza en sus palabras. Porque como él dijo, no lo negó tal cual.
—Aún no sé cómo decirlo… Es que no estoy acostumbrado. Perdóname. Me merezco que te molestes, así que te dejaré sólo si eso te hace sentir más tranquilo en esos momentos. Prometo mejorar.
Pero Satoru estaba siendo débil. Se odiaba, sólo que no podía soportar a Torū hablar así. Después de pensarlo mucho, abrió la puerta del cubículo y por ende ambos se vieron fijamente a los ojos sin decir nada. No sabía qué decirle, porque aunque estaba molesto, no completamente.
Esto para Torū fue una buena señal, así que sonrió un poco y se acercó a su novio para darle un abrazo. Tal vez Satoru estaba confiando de nuevo, pero ¿sería la definitiva?
Sí, lo sé. Todo lo que estoy pidiendo.
ESTAMOS EN LA RECTA FINAL!! no olviden votar y comentar qué opinan y qué creen que pasara en el final jiji les quiero <3
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