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i. necesito tu ayuda

1. I NEED YOUR HELP
Athenea. . .




—Necesito tu ayuda —dije mientras apoyaba las manos sobre la mesa de Gibsie.

—Eso suena importante —contestó, alzando las cejas sin quitar los pies de la silla de delante—. ¿Asesinato? ¿Embarazo?

—No hagas bromas, va en serio —resoplé.

—Vale, vale. Me callo. Soy todo oídos —dijo, aunque seguía con esa media sonrisa idiota.

—Esto no se lo puedes decir a nadie. En serio. Si se lo dices, te juro que te arranco la lengua y se la doy de comer a las palomas del patio.

—Joder, qué gráfica. Ya me he acojonado. ¿Y bien?

Me quedé en silencio un segundo. No porque no supiera lo que quería decir, sino porque decirlo en voz alta hacía que sonara peor. Más estúpido. Más real.

—Me gusta Feely.

Gibsie se quedó quieto.

Y luego parpadeó.

—¿Patrick Feely?

Asentí.

—Sí.

—¿Nuestro Feely? ¿El que habla menos que un poste? ¿El que casi no me habla?

—Estás exagerando, sí que te habla —murmuré, bajando la mirada. Sentía las mejillas calientes.

Se quedó procesando. Luego soltó un soplido largo y se rió descaradamente.

—Tú estás fatal.

—No te rías, gilipollas.

—No me estoy riendo de ti, me estoy riendo de la situación. Tú, que hablas hasta por los codos, pillada por un tío que vive en modo silencio permanente. Es... icónico.

Le lancé un bolígrafo a la cara.

—¿Puedo seguir?

—Adelante. Estoy impactado pero comprometido con esta conversación.

—Vale. La cosa es que... él lo sabe.

Gibsie dejó de sonreír.

—¿Cómo que lo sabe?

—Se lo conté a Shan, a Claire y a Lizz. Solo a ellas, te lo juro. Pero el otro día estaban con Hughie y... bueno. Ya sabes cómo es Hughie cuando se aburre.

Gibsie cerró los ojos como si le doliera de verdad.

—¿Cómo se lo vas a contar a la víbora esa? 

—Y ahora Feely lo sabe. Y no hemos hablado nunca. Ni una palabra. Ni un "hola" —ignoré su comentario.

—¿Y cómo lo sabes?

—Porque Hughie lo dijo en voz alta. Delante de todos. Y Feely estaba ahí. No dijo nada, solo... se encogió de hombros.

—¿Y eso qué significa?

—Que me da vergüenza estar en la misma habitación que él, básicamente —bufé, cruzando los brazos.

Gibsie se quedó pensativo unos segundos. Luego me miró de nuevo.

—¿Sabes qué dijo cuando se enteró?

—¿Qué?

—Que eras guapa.

Sentí un vuelco en el pecho.

—¿En serio?

—Lo dijo muy bajito. Pero sí. Y para ser Feely, eso es como escribirte una carta de amor de cinco páginas en letras pequeñas.

Me quedé callada, mirando mis manos.

Gibsie me dio un pequeño empujón con el codo.

—Eh. No te rayes tanto. Patrick es raro, pero no es idiota. Si le gustas, hará algo. A su ritmo, claro. Pero lo hará.

—¿Y si no?

—Entonces tú seguirás siendo tú, y él se lo pierde.

Sonreí un poco. Solo un poco.

—Gracias.

—Para eso estoy. Aunque sigo pensando que tienes un tipo rarísimo.

—¿Y tú qué sabes de tipos? Bueno, tú mucho, tu novia no tanto como para que salga contigo, sopenco.

—Toque bajo, Conelly. Muy bajo.

—Lo sé —dije, sonriendo más.

—Bueno, ya que estamos en faena —dijo Gibsie, levantándose y estirándose—, ¿qué piensas hacer? Porque si sigues evitando hablar con él, nada va a cambiar.

Suspiré, mirando por la ventana la sombra que proyectaba el gimnasio en el patio.

—No lo sé —admití—. Me dan ganas de acercarme, pero también me asusta que sea un desastre.

—Athenea —me miró serio—, Patrick no es un misterio impenetrable. Solo es un tío que prefiere callar. Si tú haces el primer movimiento, seguro que se sorprende... y no de mala manera.

Intenté sonreír, aunque mi inseguridad pesaba como una losa.

—¿Y si me quedo en blanco?

Gibsie soltó una carcajada y me dio un golpecito en el hombro.

—Entonces improvisas. Pero tienes que intentarlo. O al menos que sepa que no solo eres esa chica que suspira desde lejos.

—¿Y qué dices tú? —pregunté, mirando sus ojos—. ¿Crees que Feely siente algo?

—No sé si "sentir" es la palabra, pero te observa más de lo que crees. Te ha dicho que eres guapa, y eso para él es mucho más que palabras.

Me quedé en silencio, pensando que, a pesar de todo, había una pequeña luz al final del túnel.

—Vale, Gibsie. Voy a intentarlo. Por mí. Y por Feely.

Él sonrió.

—Eso es todo lo que puedes hacer. Ahora, vamos, levántate que he quedado con Claire en la pista de rugby.

Y justo cuando iba a levantarme para ir, sonó mi móvil. Era un mensaje de Claire.

—¿Qué pone? —preguntó Gibsie, interesado.

Le enseñé la pantalla.

Claire:
Feely te ha estado mirando todo el día. Pero tú sigues igual de perdida.

Me mordí el labio, sintiendo un calor extraño en el pecho.

—¿Ves? No solo yo lo pienso —dijo Gibsie—. Feely no es bueno con las palabras, pero eso no significa que no sepa lo que quiere.

—¿Y si me acerco a él y lo estropeo todo?

—Si no lo haces, no sabrás si lo estropeas o no —me dijo, serio—. Y, ¿sabes qué? A veces, la gente rara como Feely solo necesita un empujón.

Sentí un nudo en la garganta. Quizá este era el momento de dejar de esconderme detrás del miedo.

—Gracias, Gibsie. No sé qué haría sin ti.

—Pues eso no lo vas a saber —respondió guiñándome un ojo—, porque aquí voy a estar siempre.

Me levanté, respirando hondo.

—Vale, Feely. Prepárate, porque aquí voy yo —dije pra mis adentros.

Gibsie me dio un último golpe amistoso en el hombro y nos fuimos camino al campo, con el corazón latiendo un poco más rápido que antes.

El sol pegaba fuerte en el campo. Gibsie se fue directo a la pista donde lo esperaba Claire, y yo me quedé un momento sola, con los dedos rodeando el asa de mi mochila y la cabeza llena de ruido.

Fue entonces cuando lo vi.

Feely.

Estaba apoyado en la valla, con el mismo aire tranquilo de siempre. Llevaba la camiseta de entreno algo desordenada, y el sol le daba justo en la cara. Me pareció que me miraba, pero enseguida apartó la vista. O a lo mejor me lo imaginé. A lo mejor llevaba todo el día mirándome y yo, como decía Claire, seguía igual de perdida.

Mi móvil vibró otra vez. Otro mensaje.

Lizzie:
Te juro que en la piscina no dejaba de buscarte con la mirada. Yo estaba delante y ni me vio.

Me dio un vuelco el estómago. Volví a mirarlo. Seguía ahí, ahora mirando su móvil, sin expresión. Pero había algo en su postura... no sé. Como si esperara algo.

Y lo peor es que recordé todo de golpe.

La piscina. La fiesta. El momento en que estuve tan cerca de decirle algo. El momento en que no lo hice. El momento en que me moría por verlo y me crucé con él y no pude hablar. Y otra vez. Y otra.

Y ahora, aquí estaba. Justo delante de mí.

Me acerqué despacio, fingiendo revisar el móvil, como si ese fuese el motivo por el que estaba cruzando el campo.

Cuando estuve a solo unos pasos, levantó la vista. Y me miró. Esta vez no apartó los ojos.

—Hey —dije.

Feely asintió. Un gesto casi imperceptible, pero... estaba sonriendo. Un poco.

—¿Todo bien? —añadí, como si no tuviera el corazón a mil.

—Sí —dijo con voz baja—. ¿Y tú?

Tragué saliva.

—Ahora sí.

Nos quedamos en silencio. Me atreví a mirarlo bien. Tenía una pequeña marca en la comisura de los labios, como si se los hubiese mordido demasiado fuerte. Y los ojos, como siempre, difíciles de leer.

—Estuviste en la piscina, ¿no? —pregunté, intentando sonar natural.

—Sí —respondió—. Te vi.

—No saludaste —dije, medio en broma.

—No sabías que quería hacerlo.

Sentí cómo se me aflojaban las piernas un poco.

—Pues ahora lo sé.

Feely bajó la mirada por un segundo y luego volvió a levantarla, clavándola en la mía.

—Tú tampoco dijiste nada.

—Me daba vergüenza —confesé, bajito.

Él asintió. No me preguntó a qué. Como si lo entendiera.

—A mi también.

Y así, en medio de ese campo de rugby donde todo el mundo gritaba, corría y bromeaba, nosotros dos estábamos ahí, quietos, hablando bajito, como si estuviéramos a punto de empezar algo sin nombre.

Y, por primera vez, no me sentí tan sola dentro de mi propio silencio.

leyre's note.

AL FIN PUDE PUBLICAR EL FIC, OMGG!

Tengo que confesar que Athenea y Feely están inspirados en hechos reales...

No me convence el capítulo... siento que no está tan bien como el fic de Tadgh.

—written by atexnicki. . !

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