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05: noche de alcohol y amargas confesiones.


—¡Rick, estoy bien! ¡Déjame en paz! —Savannah forcejeó con el líder de Alexandria mientras este la llevaba casi a rastras hacia el sótano, o mejor dicho, hacia el calabozo.

Bajaron a tropezones los peldaños de la escalera, provocando que el prisionero que yacía en su celda estuviese alerta por toda la vocinglería aturdidora que se estaba formando a pocos metros de su actual posición.

Negan enfocó en primer lugar a Savannah, y luego a Rick Grimes sosteniéndola —sin hacerle algún tipo de daño— del brazo para evitar que diera de bruces contra el suelo.

—¿Qué mierda está pasando? —exigió por una respuesta, incluso cuando estaba al tanto de que nadie estaría dispuesto a dársela porque ni ese, ni ningún otro tema que se abordara, sería de su incumbencia.

Por una fracción de segundos, al ojiverde le había pasado por la cabeza que el intrépido líder había descubierto absolutamente todo lo que habían hecho, todos los reglamentos que fueron infringidos por Savannah, el alma caritativa y clemente que había decidido ayudar a la bestia aprehendida y solitaria. Eso fue... hasta que reparó en el estado de ebriedad en el que ella se encontraba.

El antiguo sheriff encerró a la pelirroja en la segunda celda del lugar, justo la que se encontraba al lado de la de Negan; pero que eran separadas por los mismos barrotes metálicos que le privaban su propia libertad.

—Pasarás aquí lo que resta de noche hasta que estés sobria, Savannah. —avisó un decepcionado y con aires paternos Rick—. No quiero hacer esto; pero sabes muy bien que lo que hiciste va en contra de las reglas y casi colocas en peligro a toda la comunidad por tus negligencias.

—Vete a la mierda, Rick. No lo entiendes. —pronunció con un leve tartamudeo, logrando que el prisionero riera en silencio por los insultos de la pelirroja hacia su líder.

—Sí, sí lo entiendo. Pero no puedes poner a las personas en riesgo de muerte porque sea un día de mierda para ti, ¿comprendes? Los demás no tienen la culpa de lo que sucedió. No te desquites con ellos. —Grimes se aseguró de que las cerraduras estuviesen bien selladas. Lo comprobó de ambas celdas—. Y tú, —dijo refiriéndose a Negan—, ni se te ocurra respirar en su dirección o esta vez nadie vendrá a salvarte cuando te estés desangrando. —Entonces, posteriormente se retiró del lugar.

Negan, quien aún se encontraba sentado en su catre sin inmutarse por la amenaza de Rick, observó a la pelirroja sentarse en la esquina de su correspondiente celda, apoyando su espalda contra los barrotes que separaban ambas celdas, dándole la espalda a él. Detalló su larga cabellera que caía en cascada y el característico color que predominaba en la oscuridad del sótano.

—Joder, rojiza, nunca pensé que alguien como tú tendría problemas con el alcohol. —Él se levantó, dirigiéndose con dirección hacia donde ella se hallaba, copiando su posición a su lado—. Pero, debo admitir que me alegra tener tu compañía esta noche. A pesar de que estés jodidamente borracha.

—Aún no estoy lo suficiente ebria, Rick es un exagerado. Y tampoco tengo problemas con la bebida.

Savannah sacó la pequeña botella de vidrio que escondía debajo de sus prendas de vestir y Negan la vio incrédulo. Incredulidad de que alguien como ella se decantara por un fuerte whiskey escocés y no por un tipo de alcohol más suave y elegante como lo podría ser algún vino. Aquello le dio a entender que realmente quería y necesitaba emborracharse.

—¿No? ¿Estás segura, niña? Porque estoy preguntándome cómo ese tipo de bebida aún no te ha noqueado. —Se burló, dejando escapar una pequeña risa audible en medio del silencio ensordecedor que un sótano podría brindar—. ¿Entonces vas a decirme qué es lo que te hizo querer ahogar las penas?

No lo miraba, no quería mirarlo y evidenciar la tristeza que adornaba sus orbes mieles. No debería de responder aquella pregunta porque iba a largar un llanto incesante frente suya y no quería que él la viera en aquel estado tan deplorable y trágico. No buscaba su lástima; pero al mismo tiempo sentía que debía desahogarse, sentía que quizás Negan podría comprenderla de una forma diferente a la que había hecho Rick Grimes. Tenía las esperanzas de que el recluso que ni siquiera conocía en su totalidad valorara mejor su relato, valorara mejor la inquietante culpa que sentía por lo que había sucedido y no le diera las mismas hipócritas palabras alentadoras de que «todo estará bien», cuando la verdad es que esas no eran más que falacias, mentiras que solo intentaban camuflar la realidad.

—Un día como hoy hace dos años murió mi hermano. —confesó, cerrando sus ojos para evadir la mirada escudriñadora e intensa de Negan, quien se mantuvo observándola en silencio mientras ella relataba—. Yo lo único que debía hacer era protegerlo. Eso es lo que se supone que le corresponde a la hermana mayor, pero... no hice más que fallarle, Negan. Murió por mi maldita culpa.

Las primeras lágrimas cayeron y Savannah apretó sus ojos con fuerza, aún dándole solo la vista de su perfil al hombre que se hallaba a su lado.

—¿Cómo era él?

—Él... Él era un buen niño. Solía llamarlo pequeño demonio en relación al demonio de Tasmania, todo un huracán travieso para hacer desastres en casa. —soltó una suave risa inaudible y melancólica—. Nuestros padres murieron cuando Matty todavía no tenía la suficiente edad como para comprenderlo, así que no llegó a afectarle demasiado mientras que a mí me tocaba lidiar con el duelo y la responsabilidad de un niño en plena adolescencia.

» Le encantaba dibujar. Recuerdo haber ahorrado durante seis meses de trabajo para comprar una de esas tabletas gráficas de última generación y otorgársela como obsequio de navidad. Estaba tan emocionado que me rogó faltar por al menos una semana a clases... —Limpió con el dorso de la mano su rostro empapado por las gotas saladas que emanaban de sus ojos—. Lo lamento, no sé por qué te estoy contando esto.

—No te disculpes, zanahoria. Necesitas desahogarte. Lo entiendo. Y no es como si hubiesen demasiados jodidos candidatos para escoger con quienes hablar dentro de esta bóveda de hormigón frío. Y los de afuera... Bueno, parece que tampoco te recibieron con los putos brazos abiertos. —recalcó, teniendo toda la razón—. Pero tienes suerte de que a Negan le guste escuchar tu voz.

«Y otras muy jodidas cosas demasiado obscenas como para decirlas en voz alta sin sonsacar esa mente tan inocente que tienes». Él pensó para sí mismo. «Maldita sea, Negan. Sé que ha pasado un buen tiempo desde la última vez. Hacer todo el trabajo con la mano es un puto calvario, y tienes una debilidad por las pelirrojas. Pero tienes que dejar de pensar con la polla y empezar a hacerlo con la cabeza. Abstente al puto plan, joder. No puede ser tan difícil mantener límites... No, en realidad... es jodidamente imposible.»

—Así que, rojiza... Confiésame todos tus pecados.

Savannah carcajeó—. Solo si me confiesas los tuyos primero.

Él alzó sus cejas con diversión. Había sido bastante astuta con aquel contraataque.

—Me tienes ahí. —admitió, relamiendo sus labios a la par que sonreía—. Voy a necesitar de ese whiskey, dulzura. —Ella asintió, otorgándole la botella de vidrio para que el hombre ingiriera un buen y muy largo trago. Echó su cabeza hacia atrás ante la quemadura de su garganta y soltó una maldición apenas audible que evidenciaba que había extrañado la sensación de aquel amargo sabor en su paladar—. Ahora, ¿qué mierda quieres saber?

—¿Qué hacías antes de todo esto, Negan? ¿A qué te dedicabas? —preguntó, luego de tomar nuevamente la botella que él le entregaba a través de los barrotes metálicos. 

—¿De qué tengo cara, rojiza? —Observó la Luna llena y brillante mientras cuestionaba con otra pregunta.

—Yo... vi las cicatrices.

—Lo sé. Es imposible no verlas si me tenías jodidamente desnudo y a tu merced, cariño.

"Cariño."

Ella enganchó su labio inferior junto a sus dientes. Aquello era una acción que siempre realizaba cada vez que se hallaba nerviosa y en esta ocasión tampoco fue la excepción. Negan la ponía nerviosa. No solo con su presencia tan grande, masculina e intimidante, sino también había que enfatizar esos... comentarios tan peculiares que él hacía. Agregando el hecho de que frecuentaba usar ciertos apodos con los cuales nunca alguna otra persona se había referido a ella anteriormente. Apodos que ni su familia llegó a usar con ella.

Incluso cuando se hallaba con el alcohol recorriendo parte de su sistema y aquello la hacía comportarse de una manera más desvergonzada y confiada. Incluso a pesar de eso, él podía lograr tal efecto en ella.

—¿Serviste al país? —Negan inclinó su cabeza, mirando el perfil de Savannah desde su posición. Viendo cómo ella se encogía, abrazándose a sus piernas y temblando ligeramente debido al clima frío que habitaba dentro de la humedad del sótano. Además de que la camiseta de tirantes que traía puesta, no era apta para el ambiente.

—Más en específico, Marine. —Él desabotonó su camisa manga larga que le habían dado como atuendo de prisionero, removiéndola de su cuerpo, quedando con una camiseta blanca que traía debajo. Le extendió la prenda color azul a la mujer a través de los barrotes y ella dudando la aceptó, agradeciéndole por aquel extraño acto de caballerosidad que no se veía muy a menudo en el fin del mundo.

La camisa —por supuesto— le quedaba gigante; pero cumplía su propósito de abrigarla. Entretanto, para Negan era una vista bastante graciosa y, a su vez, hermosa de ver.

La celda temporal de Savannah se encontraba completamente vacía, a diferencia de la del prisionero la cual estaba bastante bien equipada ya que ese debía considerarlo su nuevo hogar permanente. Y si Rick y sus seguidores querían que él sobreviviera y se pudriera dentro de esas cuatro paredes, entonces no podían privarlo de ciertos derechos humanos que, aún a pesar de todas las atrocidades cometidas, todavía le correspondían.

—¿Placer u obligación? —Ella se le quedó observándolo de manera fija con sus ojos mieles. Su mejilla izquierda se hallaba aplastada contra uno de los tubos metálicos, mientras le sonreía con una sonrisa perezosa.

—Sería un mentiroso de mierda si te digo que la primera. —Extendió su mano y recogió con sus dedos un mechón de cabello rojizo que cubría su rostro, dejándoselo tras la oreja. Su pulgar no pudo evitar acariciar la suavidad de la mejilla de la pelirroja, realizando un recorrido que se deslizó hasta rozar el borde de su boca. De forma inconsciente, Savannah había entreabierto muy ligeramente sus labios, y el aire había quedado retenido dentro de sus pulmones.

—¿Alguien te obligó? —Las palabras salieron como un suave susurro al obligarse a intentar ignorar el hecho de que él seguía sin apartar los dedos de su piel, y ahora se había dirigido a contornear sus labios.

—Es una manera de decirlo. —La mirada de Negan estaba clavada en la boca de Savannah—. Mi vida se podría decir que... no fue ninguna puta fantasía rosa. Ya sabes, eso de la familia perfecta nunca entró dentro de los estándares que caracterizaban a mis progenitores.

—¿Cómo eran ellos?

Ella estaba idiotizada con aquellos ojos verdes que brillaban con una chispa de deseo. Sentía pinchazos en la boca de su estómago y un cosquilleo bailaba por su vientre y columna vertebral.

—Ellos eran los jodidos padres que nadie desearía tener. —respondió, soltando con su pulgar el agarre que ejercía la pelirroja con sus dientes en su labio inferior—. Me enlisté en el ejercito cuando cumplí la mayoría de edad con el objetivo de alejarme de la hija de puta abusiva que se hacía llamar mi madre. —La ojimiel agrandó sus ojos cuando la palabra «abuso» salió de los labios de Negan y él ladeó una sonrisa al imaginarse lo que ella había pensado—. No me malinterpretes, cariño. Nadie me ha ultrajado.

—Entonces, ¿algunas de esas cicatrices fueron hechas por tu madre? —Él asintió, mientras que se dedicaba a acariciarle el cuello, bajando con sus yemas hasta llegar a la clavícula bien marcada de la mujer—. ¿Y qué hay de tu padre? ¿Él también...?

—No. A él no le importaba lo que sucediera con su hijo. Solo se la pasaba la mayor parte del tiempo malgastando el dinero en las agencias de lotería.

La pelirroja soltó un suspiro ante el tacto de los dedos calientes de Negan contra su piel. Su corazón latía con fuerza y temía de que dentro de aquel silencio ensordecedor el hombre pudiese escucharlo y delatarse. Aunque las reacciones inconscientes de su cuerpo ya la dejaban expuesta de lo que él le estaba provocando con solo un toque.

—¿Tienes... Tienes hermanos? —Ella tartamudeó. Su pecho empezaba a subir y bajar con frenesí. Su respiración volviéndose irregular y su mente comenzando a nublarse haciendo que no pudiera formular elocuentemente las preguntas u oraciones.

Jamás se había sentido de aquella manera y no sabía muy bien qué debía hacer al respecto; pero tampoco quería que él se detuviera a pesar de que no era correcto.

—Tengo un hermano... O tenía. No lo sé. Probablemente el cabrón esté enterrado tres metros bajo tierra o quizás vagando en forma de caminante.

—¿Cómo se llamaba?

Savannah por inercia se había apoyado en el toque de Negan para sentirlo más cerca, descansando parte de su anatomía sobre los barrotes y provocando que el prisionero también acortara la distancia entre ellos.

—Philip Blake. —susurró contra su cuello, rozando su nariz y el rastrojo de su barba contra su piel, logrando que la mujer ladeara su cabeza para darle un mejor acceso a la zona.

Sus ojos mieles que no se dio cuenta que había cerrado se abrieron ante la mención de aquel nombre que le resultaba extrañamente familiar; pero que no recordaba de dónde lo había oído antes.

—Ese... ¿Ese es tu apellido? —Un jadeo se le escapó cuando sintió los agrietados labios del hombre contra la cavidad de su cuello, subiendo en un húmedo recorrido que lo llevó hasta su mandíbula, para luego quedar a centímetros de su boca.

—Prefiero solo Negan.

Ella no puedo evitar mirar hacia sus labios.

Savannah culpó al alcohol en sus venas por compartir lo mismo que Negan. Culpó al alcohol por ser el "desencadenante" de sentir un deseo hacia él. Culpó al alcohol por sentir nuevamente las ganas de querer besarlo. Lo culpó, incluso cuando aquello nunca fue la causa de que ella se sintiera de esa manera.

Nunca fue la causa de que ella, desde un principio, estuviese deseando probar la fruta prohibida.

Nunca fue la causa de que ella, justo en ese momento, quisiera pecar.

—Rojiza... —murmuró, relamiéndose los labios—. Necesito besarte.

El consentimiento por parte de ella que Negan estaba esperando lo recibió cuando fue Savannah quien acortó las distancias para unir sus labios unos con otros.

Él posó su mano en su cuello, levantando su mandíbula para tomar posesión del beso descuidado que llevaba la marca registrada del sabor amargo del whiskey dieciocho años. Le mordisqueo los labios y aprovechó para invadir con la lengua viperina su boca cuando ella dejó escapar un jadeo que le mandó vibraciones a través de su miembro viril que ya había montado una tienda de campaña dentro de su pantalón.

La mano de Savannah se deslizó desde el rostro de Negan hasta su nuca, aferrándose y empujándolo contra ella al verse en la necesidad de sentirlo más cerca. Él gimió en su boca y aquel simple sonido le envió fuertes descargas de electricidad a la mujer que recorrieron con fervor por toda su anatomía.

Se separaron por la falta de aire y se miraron con sus respiraciones agitadas. Para ambos había resultado ser tan intenso, tan necesitado y anhelado. Ella conoció la increíble destreza con la que Negan movía su boca. Con tanta precisión, cuidado y experiencia. Y él descubrió, en su máximo esplendor, la exquisites y adicción que sus labios rosados llegaban a poseer.

—Esto está mal. —Savannah susurró a centímetros de su boca mientras que recibía aquellos expertos labios contra los suyos una, y otra vez.

Se comían boca a boca como si sus vidas dependieran de ello. Aferrándose ambos a la excitante sensación de éxtasis que ninguno quería dejar soltar ni que llegase a su fin.

—¿Eso crees? —El hombre cuestionó, plantando fugaces besos contra aquellos labios que lo dejaban con ganas de más.

—Sí... Pero por favor no te detengas.


qué les pareció el plot twist de negan siendo hermano del gobernador? jeh, qué coincidencia que ambos terminaran siendo villanos y cagando al grupo de rick.

whatever, AL FIN hubo beso nevannah. la tensión de esto dos me estaba matando y no pude aguantarme más.

qué opinan del pasado de negan? admito que siempre le estoy cambiando  parte de su verdadero pasado xd. todavía faltan algunas otras revelaciones que más adelante se sabrán, esto es como la parte introductoria de su pasado, aún hay mucho más que contar.

igual que, también se reveló que savannah tuvo un hermano que actualmente se encuentra fallecido y ella se culpa por su muerte. qué creen que haya sucedido?

les gustó el cap? recuerden votar y comentar. los leo <3

btw, le hice un separador al fic.

—vicioustwd.

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