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Noa Nishimura y Shōyō Hinata ya se habían ido a vivir a Brasil en donde él jugaba en el equipo de Asas Sao Paulo y ella trabajaba en un periódico de la misma ciudad en la sección internacional.
Eran felices viviendo juntos aunque en ocasiones complicado debido a sus horarios y trabajos demandantes. A veces Shōyō llegaba tarde o se iba los fines de semana porque entrenaba cuando se acercaba un torneo, así como Noa tenía un trabajo demandante que en ocasiones le implicaba estar en una computadora todo el día. Pero cuando llegaba la noche dormían juntos, felices y abrazados tanto para olvidar cualquier problema que pudiera agobiar sus mentes.
Se casaron en Brasil y llevaron una ceremonia aparte en Japón donde asistieron su familia y seres queridos. Para ese punto de sus vidas, a casi mediados del 2024, seguían siendo felices. Realmente Noa no podía esperar algo mejor para su vida hasta que se percató que su regla no llegaba como cada mes, sacándole una idea al instante.
¿Acaso ella…?
Debía ser imposible. Shōyō y ella llevaban años intentando y por alguna razón no podían embarazarse, así que simplemente lo dejaron al destino y sin planearlo. Por lo que, justo cuando en ese momento de su vida que ambos dejaron de planear tener un hijo, su regla no llegará… era mucha coincidencia.
Al salir de su trabajo Noa pasó a una farmacia y se compró tres pruebas de embarazo caseras de distintas marcas para no quedarse con la duda. Aprovechó que Shōyō llegaría tarde para tan solo al llegar hacerlas, dejándolas en el baño por varios minutos por su miedo a ver el resultado. Es decir, ¿si resultaba positivo qué harían? ¿Aún Shōyō querría hijos? ¡¿Y si de pronto se arrepentía de estar con ella?! Noa comenzaba a sobrepensar y no podía seguir así.
Siendo las ocho de la noche decidió llamar a Hitoka, ya que en Japón eran las ocho de la mañana y debía estar despierta. Por suerte fue videollamada y su amiga respondió casi al instante, extrañada de que Noa le llamará tan casualmente.
—¡Noa! —la saludó Hitoka, sonriéndole—. ¿Cómo estás? ¿Todo bien?
A juzgar por el rostro asustado y preocupado de Noa fue que Hitoka se arrepintió rápidamente de su pregunta, dejando de sonreír poco a poco. Noa dejó el teléfono apoyado en una botella mientras se alejaba.
—Algo me dice que no…
—¡Me hice tres pruebas de embarazo! —chilló, comenzando a caminar sobre el mismo punto de vista del teléfono, mordiéndose sus uñas y con la mirada perdida. Este comentario hizo que Hitoka soltara un grito emocionada y se tapó la boca.
—¡¿Qué?! ¡No puede ser! ¡Noa, ¿es en serio?! ¡¿Estás embara…?!
—¡No lo sé! —la interrumpió, negando con la cabeza—. No lo sé, no lo sé… Dejé las pruebas en el baño. Estoy muriendo de nervios y si no le decía a alguien probablemente iba a hiperventilar. Estoy tan ansiosa, tengo miedo… Creo que moriré.
—¡Noa, tranquila! A ver, escúchame, ¿sí? Y mírame. Inhala y exhala.
Conforme su amiga hablaba Noa hizo caso a sus órdenes, quedándose quieta frente al teléfono y haciendo lo que le dijo. Esto ayudó a que se calmara un poco, aunque su corazón seguía latiendo tan rápido que pensó que en cualquier momento podría salirse de su pecho. Eran demasiado los nervios que sentía, un sentimiento totalmente distinto a lo que había experimentado alguna vez en su vida porque claro, nunca había tenido esos sustos de embarazo ya que siempre fue regular con su regla y sin ninguna complicación. Eso era nuevo y lo nuevo aterraba.
—¿Estás mejor? —le preguntó Hitoka con voz tranquila cuando vio que Noa se detuvo y cerró los ojos. En respuesta ella hizo una pequeña mueca.
—Bueno… Mejor no creo, pero sí un poco bien.
Hitoka soltó una risita.
—Bien. Ahora ve por las pruebas, ¿de acuerdo? Si quieres no las veas hasta que estés de nuevo conmigo. Tranquila, a tu paso…
Noa asintió, soltando un largo suspiro. Quitó sus manos de la encimera y abrió los ojos, sonriéndole un poco a Hitoka y dirigiéndose hacia el baño detrás suyo. Con cuidado sostuvo las pruebas que estaban boca abajo y las llevó hacia la encimera, dejándolas ahí en la misma posición. Se mordió el labio inferior, indecisa.
—No sé si quiero verlos —murmuró honestamente, volviéndose a morder las uñas. Hitoka negó con la cabeza.
—Hay que verlos, Noa.
—Es que…
—Mira, voltéalos y después los miras todos juntos.
Dubitativa, le hizo caso. Uno a uno los colocó boca arriba y desvió la mirada, intentando respirar tranquilamente para no alterarse más. Por un lado quería verlos pero por el otro tenía tanto miedo que estaba retrasando el momento lo más posible. Sólo que ya no podía hacerlo.
Al oír la indicación de Hitoka, Noa posó su vista a las pruebas de embarazo a la vez. Al verlas con claridad abrió sus ojos sorprendida y soltó un jadeo… Eran seis rayas, dos por cada prueba.
—¡Estoy embarazada! —gritó Noa, comenzando a llorar al instante que lo dijo en voz alta. Eso lo confirmaba y más teniendo a una persona de testigo. Por su parte Hitoka también soltó un chillido, llorando y casi suelta el teléfono de no ser que recién se sentaba en su mesa para desayunar.
—¡¡Aaaaaah, qué emoción!! —chilló Hitoka igual de emocionada. El apartamento de Noa y Shōyō se llenó de gritos y lloriqueos, porque ambas eran igual de sentimentales y no podían dejar de llorar por lo felices que se sentían.
Ahora que era oficial Noa no podía dejar de pensar en todas las posibilidades que existían al saber que traería a un nuevo ser al mundo. Ya no serían dos en su pequeña familia… Vaya, Noa no tenía palabras ni pensamiento para poder procesar lo que estaba sucediendo. Fueron años intentando a tal punto que dejaron de hacerlo, esperanzados que sucediera cuando menos lo esperaban; y así fue. Sus pensamientos ahora estaban atados al futuro, sobre su nombre, género, qué palabras diría primero, sobre cómo sería su vida como madre considerando que la suya falleció de pequeña… Daría todo de sí por Mizuki Nishimura, para honrar su memoria.
Tras varios minutos colgó la llamada con Hitoka para poder procesar todo a solas. No sabía sí decírselo a Shōyō tan solo llegara o preparar una sorpresa. Pero entonces recordó que era pésima guardando secretos y que no podría contenerse tanto tiempo. Debía decirle.
Ahora, ¿¡cómo le diría?!
♡
Cuando menos se dio cuenta, en una semana sería el cumpleaños de Shōyō y Noa no había planeado nada. Bueno, «nada» referente a cómo contarle que estaba embarazada. Sentía que le había dado muchos indicios ya que mintiendo era pésima y cada vez que hablaban tenía que callarse a sí misma para no soltar la sorpresa.
Tras hablarlo con Hitoka, ella le dio la mejor idea del mundo para decirle, por lo que la llevó a cabo al instante.
Llegó el cumpleaños de Shoyo en donde tendrían una fiesta en la casa que rentaban, invitando a sus compañeros del equipo, unos cuantos del trabajo de Noa y varios amigos que habían hecho en el transcurso, así como amigos de Shōyō de la primera vez que estuvo en Brasil. Todo iba genial y Noa fue la responsable de hacer la fiesta, desde la comida, la decoración y el ambiente, le encantaban los cumpleaños y por primera vez en semanas había podido olvidar un poco el tema de que estaba embarazada. Que, por cierto, para ese punto ya había ido al doctor y le confirmó tener dos meses, por lo que tenía la ecografía y las pruebas que aún tenía.
Cuando fue turno de que le dieran sus regalos, Noa le dijo que no había podido conseguir que su regalo llegara a tiempo por lo que se lo daría después. Shōyō, como todo buen esposo, dijo:
—Noa bonita, no necesitas darme un regalo. El mayor regalo es tenerte a mi lado todos los días de mi vida.
Después de eso ella sonrió enormemente, casi se pone a llorar de lo sentimental que estaba debido al embarazo y salta a darle un gran abrazo y un beso.
Pocas horas después, cuando ya todos se habían retirado de la casa, comenzaron ambos a recoger todo. Noa le dejó cierto pedazo de la casa a Shōyō a propósito, en donde al cabo de unos minutos él volvió a hablar.
—Oh, creo que olvidamos abrir un regalo.
—Ah, ¿si? —pregunta Noa, fingiendo sorpresa y acercándose a Shōyō. La caja era una pequeña con una envoltura naranja y un moño celeste—. Qué extraño.
—Lo abriré —avisó él, por lo que ella asintió.
Entonces Shōyō abrió lentamente el regalo y en este había una pequeña ropita de bebé, siendo una camisa de voleibol de su equipo, con su número y las palabras “Hinata Jr” detrás. Pudo notar como él parecía no entender, por lo que sostuvo con cuidado la ropita y la miró.
—¿Q-Qué significa esto…?
Noa sonrió, sacando de la cajita por debajo un ultrasonido doblado y una prueba de embarazo, mostrándoselo. En su interior no podía contener la felicidad que sentía, quería gritar, llorar y saltar a abrazarlo, pero quería que Shōyō primero lo procesara. Con dificultad dijo:
—Vamos a ser papás, Shōyō. Serás papá.
—¡¿Seré papá?! —exclamó él, aún sin creerlo. Noa asintió, soltando una risita.
No dijo más ya que notó que se había puesto a llorar. El corazón de Noa se estrujó al verlo y antes de cualquier cosa Shōyō se lanzó a sus brazos, muy emocionado y murmurando cosas que no tenían sentido. Noa rio nuevamente y le correspondió al abrazo.
—¿Estás bien, mi vida? —le preguntó en voz baja a su pareja, comenzando a acariciar su cabello. Pudo escuchar como Shōyō no dejaba de llorar, pero rápidamente asintió. Se separó un poco de su cuerpo, aún abrazándola, y la miró fijamente a los ojos con una enorme sonrisa llena de lágrimas.
—N-Noa… S-Seré u-n b-buen p-padre, ¡lo p-prometo! ¡Muchas g-gracias!
Se inclinó un poco frente a ella y volvió a abrazarla, sin aparentes ganas de separarse. Noa sonrió y le regresó el abrazo con la misma intensidad, susurrándole al oído:
—Serás el mejor, Shōyō. Te amamos.
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO!!!
había olvidado x completo que lo tenía a la mitad jajaja así que solo necesite darme cuenta para terminarlo
no olviden darle amor al extra, les quiero!! <3
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