𝟬𝟭𝟬. volleyball match
Noa Nishimura se sentía muy emocionada de salir ese día con Shōyō Hinata, ya que irían a ver un partido de voleibol profesional. Sobre todo porque había sido idea de él.
Tenía mucho sin ver un partido oficial, la última vez había sido en segundo año, en la final contra el Dateko, pero perdieron en aquella ocasión. Y en la final del tercer año Nao no había podido ir porque se enfermó.
Se vieron en el parque del día anterior, y Noa había llegado mucho más temprano. Por alguna razón estaba nerviosa, así que se levantó demasiado temprano. Ese día se había maquillado igual, pero se había recogido el cabello en una trenza, con una blusa blanca llena de corazones y una falda rosa, aún con sus medias de Hello Kitty, ya que Hinata había dicho que estaban bonitas.
Se sentó en el columpio, abrió un juego en su teléfono y comenzó a distraerse en lo que se cumplía la hora en la que quedó con Hinata. Pocos minutos después recibió un mensaje de su padre, lo cual la sorprendió.
«Llego mañana, te tengo una noticia» —Padre 👨🏻🍳
Sonrió. Su padre había estado fuera de la ciudad porque era chef y solía ir a atender eventos en otros lados de Japón, así que se sentía feliz de verlo de nuevo tras dos semanas sola. Pero, no podía negar que también le ponía un poco triste, ya que no podría ver a Hinata al día siguiente.
—¡Noa, qué linda te ves hoy! —exclamó alguien apareciendo a su lado de pronto. Ella se exaltó un poco al no verlo con anticipación, pero no dudo en guardar su teléfono y saltar a sus brazos.
—Te extrañé mucho —murmuró un poco avergonzada, hundiendo su rostro en su pecho, mientras lo abrazaba con fuerza. Hasta ese momento fue que se dio cuenta que lo extrañaría demasiado cuando él estuviera en Brasil, e inconscientemente lo abrazó con más fuerza.
—Yo también —confesó Hinata con una sonrisa, acariciándole el cabello un poco debido a la trenza.
Noa se separó de él, con las mejillas rosadas, y le sonrió en grande.
—¡Vamos al partido! Iniciará en treinta minutos, hacemos quince en el tren y diez a la estación.
Hinata se rio, asintiendo. Le gustó que lo tuviera todo previsto aunque la idea había sido suya, demostrando que le interesaba mucho la cita de ese día. Se tomaron de las manos, entrelazando los dedos con cariño, caminando hacia la estación. Ese día Hinata llevaba puesta una camisa de Japón, ya que el partido era entre Japón y España, y aunque Noa no tenía ropa de la selección llevaba una banderita en su bolsa que le había robado a su padre de su habitación.
—Estoy nerviosa —le dijo en voz baja en el tren, sentados juntos y aún con las manos unidas. Hinata la miró con curiosidad.
—¿Por qué? ¿Nunca has ido a un partido?
Ella negó, avergonzada por eso.
—Solo he ido a los tuyos.
—Oh, eso es muy lindo —se rio él en voz baja.
—Es que… jugaban muy bien —dijo honesta, recordando todas las veces que había quedado prendada de Hinata mientras jugaba, pero no había pasado a algo más que eso—. Por cierto, en Brasil… ¿solo te dedicaras a voleibol de playa?
—Sí, es mi objetivo —Hinata asintió, muy emocionado—. Tal vez cuando vuelva pueda intentarlo profesionalmente.
Asintió, pero entonces le entró una duda.
—¿Y cómo le harás? Es decir, te vas a desaparecer del ojo del voleibol varios años…
—Probablemente me una a un equipo que tenga aplicaciones abiertas.
—Eso es muy Shōyō de tu parte —se rio en voz baja, cubriéndose el rostro al reír. Hinata también soltó una risita.
Pocos minutos después llegaron a la estación, se bajaron y caminaron hacia el gimnasio. Había muchas personas ahí, todas con ropas de los dos países (claramente había más japoneses), y Noa se sintió en un ambiente muy cálido. Todos apoyaban a su equipo favorito con tranquilidad, pero apasionados, lo cual le gustó mucho. Estando sentados en sus asientos, Noa agradeció no estar tan abajo porque siempre había temido que el balón la golpeara por accidente.
—Noa, cumples años el catorce de febrero, ¿no?
Le tomó por sorpresa su pregunta, ya que habían empezado a ver como los equipos calentaban. Sin embargo, asintió con emoción.
—Sí, es gracioso.
—¿Y tú kanji significa «amor»?
—Me has prestado mucha atención, Shōyō —se rio, un poco tímida. Hinata sonrió, queriéndose reír.
—Lo siento… es que tenía dos años enamorado de ti, Noa, entenderás que estoy muy emocionado.
—¡Y aún así tuviste la osadía de rechazarme! —le reprochó con burla, haciendo un mohin en los labios. Hinata se ruborizó, tomándola con fuerza de las manos y mirándola a los ojos.
—Tú sabes que…
—Era broma, Shōyō —lo interrumpió, dándole un rápido beso en la mejilla, y le sonrió. Él bajó un poco la mirada con nerviosismo—. Entonces… sí, mi kanji significa «amor».
Hinata recargó su cabeza en su hombro, lo que le causó sorpresa a Noa. Pero, no iba a negar que le gustó el gesto, así que sonrió para sus adentros y recargó su cabeza en él.
—Qué linda.
—Ah, me harás sonrojar, Shōyō… —sus mejillas se comenzaban a poner más rojas que de costumbre. No estaba acostumbrada a tantos gestos d amor.
—Creí… que eso no sería nada para ti. Perdón por suponer antes.
Noa lo miró de reojo, y podía ver que él estaba plácidamente acomodado en su hombro, mirando hacia la cancha con atención. Soltó un pequeño suspiro, debatiendo en sí contarle un poco sobre su antigua relación; sabía que podía ser doloroso, pero quería hacerlo para que comprendiera un poco sobre ella.
—Mi ex pareja me engañó… —comenzó a contar con simpleza, intentando no envolverse en la historia y ponerse triste, como normalmente le sucedía. No dejó que Hinata la mirará, así que tomó con más fuerza su mano—. Yo la presumía mucho. De verdad que yo era feliz… pero solo yo lo era. Ella no tenía consideraciones conmigo, no me decía cosas bonitas, o me halagaba. Solo lo hacía yo. Tarde que temprano comencé a cansarme, pero ella usaba de excusa que estaba cansada; practicaba atletismo. Después me enteré que llevaba semanas viéndose con otra chica de otra preparatoria, con la que hacía todo lo que conmigo no.
Hinata se quedó en silencio mientras ella le contaba eso, sintiendo mucho odio hacía la ex pareja de Noa. Ella era un sol, tan brillante… y no le había importado, había preferido a otra persona por encima de ella que siempre le brindó todo. Hizo una mueca al oír lo último.
—Lo siento mucho, Noa.
—No te preocupes, Shōyō, ya lo he superado —sonrió con nostalgia—. Al final, pude entender que no merezco menos de lo que doy. Pero claro que todos somos distintos, no todos expresan amor de la misma forma; aunque, eso no implica que deba conformarme con poco. Y tú… realmente me haces sentir segura, no puedo pedir más.
Entonces, Hinata se ruborizó. Lamentó no poder ver el rostro de Noa en ese momento, aunque podía apostar que estaba sonriendo y tenía unos ojos brillantes como siempre. Se dedicó en acariciar sus manos con cariño, demostrándole que estaba ahí con ella. Cosa que Noa sintió y la hizo sentirse mejor; ella en realidad no quería que la consolara, solo quería que él supiera y la escuchara. Y claro, Hinata era un perfecto oyente.
El partido comenzó, Noa apoyó con todas sus fuerzas a Japón junto a Hinata, que gritaban, brincaban y celebraban juntos abrazándose. Al final, cada uno volvió a su casa, pero sin olvidar que había sido un día increíble juntos. Y a pesar de que no se verían al día siguiente, habían planeado una noche de películas.
Noa estaba feliz, sintiéndose amada después de tanto tiempo.
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