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xi.


"single eyed bitches'
squeaky axe"

JASON SONRIÓ, pero parecía que estaba un poco nervioso. Aún mareada por el dolor Aiden recordó el rostro de una chica. Alta, asiática, cabello oscuro en tirabuzones, quién se preocupaba mucho por su maquillaje-- aunque en verdad era una de las personas más hermosas que Aiden haya visto. Era la misma expresión que tenía en la cara después de que Aiden haya decidido besarla por primera vez, a mitad de la avenida principal, en medio de la guerra, con sus ojos rasgados iluminandose y sus mejillas enrojeciendose. El recuerdo la reconfortó, lo cual fué sorprendente, considerando que era uno de la guerra. Luego se acordó de que fue parte del rito de iniciación. 

"Tienes mejor aspecto" comentó Jason, sacándola de sus pensamientos.

Aiden no sabía a qué se refería.

Aiden tenía sus pantalones rotos y embarrados, sus botas estaban llenas de nieve sucia y tenía cortes y tierra por todo el cuerpo, y la tablilla no hacía más que acentuar su aspecto de muerta andante. No sabía qué pinta tenía su cara, pero seguramente no era tan bonito como la hija de Afrodita que acababa de irse.

 Decidió que Jason hablaba de su pie porque no había forma que él considere su rostro algo atractivo.

Aunque de todas formas, ¿Qué más daba? Nunca le habían importado esas cosas. Se preguntaba si la culpa la tenían sus sentimientos al traer de vuelta a la pelinegra, o si la diosa del amor estaba jugando con sus pensamientos. Si Aiden se comenzaba a preocupar por su vida amorosa iba a tener que buscar a Afrodita y darle una buena bofetada.

Decidió concentrarse en su tobillo. Mientras no lo movía, el dolor era llevadero.

"Has hecho un buen trabajo" le dijo a Jason mientras escaneaba su tobillo un poco. "¿Dónde aprendiste primeros auxilios?"

Él se encogió de hombros.

"La misma respuesta de siempre." suspiró "No lo sé."

Debió haberlo visto venir.

"Pero estás empezando a acordarte de cosas, ¿no?" habló casi segura. "Como la profecía en latín que recordaste en el campamento o el sueño de la loba."

"Todo está borroso" dijo él. "Como un déjà vu. ¿Alguna vez te has olvidado de una palabra o de un nombre y sabes que deberías tenerlo en la punta de la lengua, pero no es así? Es algo parecido... solo que con toda mi vida."

Aiden asintió, aunque sin tener idea del todo de qué hablaba, luego recordó la situación de Piper: los últimos tres meses —la vida que creía que había tenido, la relación con Jason— habían resultado ser producto de la Niebla. Ella se sintió un poco mal por su compañera.

"La foto de Thalia que llevas en el bolsillo" se oyó decir. "¿Te acuerdas de algo más sobre ella?"

Jason se echó atrás.

"Oh." dijo entonces. " Lo siento, no es asunto mío. Olvídalo."

"No... no pasa nada" sus facciones se relajaron "Es solo que estoy intentando averiguarlo. Sé su nombre, sé que es mi hermana, pero no me acuerdo de ningún detalle. Ni siquiera estoy seguro de cómo lo sé, pero... " Se notaba preocupado

"Si te hace sentir uh... mejor-- puedo contarte algunas historias sobre ella, la mayoría me las ha contado Annabeth, pero hay unas cuantas que he vivido yo."

Jason asintió agradecido.

"Tengo la sensación de que debo encontrarla. Hera me dejó ese recuerdo por algún motivo. Tiene algo que ver con la misión, pero... también tengo la sensación de que podría ser peligroso. No estoy seguro de querer averiguar la verdad. ¿Te parece una locura?"

"No" contestó Aiden. "Para nada, Yo misma te consideraba peligroso al comienzo, lo olvidas?"

"Cómo hacerlo," rió Jason, su postura relajandose. "Tu mirada me seguirá en mis pesadillas"

Aiden soltó una carcajada antes de acomodarse mejor. Noto que su espada cayó algo lejos de ella, pero lo suficiente para alcanzarla. La tomó y la mantuvo en sus manos, ninguna necesidad de desenvainarla aún.

Jason la miró un momento, decidiendose por hablar o no.

"Me considerabas" repitió apartando la vista, como si el hueco en el techo fuera lo más interesante de la habitación "ya... ¿ya no?"

Aiden lo evaluó un momento y se dió cuenta de que, efectivamente, ya no lo veía como un peligro. No estaba segura de en qué momento llegó a sentir que podía confiar en él, pero el sentimiento estaba ahí, y las banderas rojas habían diezmado casi completamente. Ella negó ligeramente con la cabeza.

"Si te soy sincera-- no estoy cien por ciento segura" Aiden habló suavemente,  eligiendo con cuidado cada palabra "No te considero una amenaza ahora, pero eso no significa que confié en tí completamente..." dió un ligero vistazo a su compañero, sorprendiendose "¿por qué sonríes?"

Jason sonrió, y Aiden pudo notar un brillo juguetón en sus ojos.

"Sabes? Eso se llama negación." Aiden no pudo evitar la sonrisa que se hizo paso por su rostro. Debía admitirlo, sus sonrisas eran contagiosas. 

"Oh-- así que eres un hijo de Atenea ahora?"

"No necesito ser un hijo de Atenea para saber que en realidad te caigo bien."

Aiden soltó una carcajada, y se dió cuenta que de que en realidad tenía razón. El hijo de Zeus en verdad le caía bien. 

"Oye"

"Mhm?"

"Cuando estabamos cayendo... dijiste algo sobre Luke." Completo Jason.

Aiden asintió solemne. "Luke murió como un héroe." Sus manos envolvieron su pecho. "Pero no fué siempre un héroe."

Jason se quedó mirándola, esperando a que continúe, y Aiden estuvo a punto de hacerlo, antes de sentir que no podía hablar. No quería hablar. Jason pareció entender el mensaje.

En cambio, su vista se centró en el logotipo de la pared: MOTORES MONOCLE y el ojo rojo. Aquel logotipo tenía algo que la inquietaba.

Tal vez era la idea de que debería estar buscando el significado de su linea de la profecía. Tenía que "contener la ira de Hera", pero ¿cómo podía hacer eso? ¿Y como se lo decía a sus amigos?

"Jason" dijo. "Hablando honestamente, tengo que decirte algo... algo sobre la profecía."

No tuvo ocasión. En algún lugar situado debajo, se oyó un ruido de metal entrechocando, como si una puerta se hubiera cerrado de un portazo. El sonido resonó por el almacén.

Jason se levantó. Sacó la moneda, la lanzó y agarró la espada de oro en el aire. Se asomó por encima de la barandilla.

"¿Leo?" gritó.

No hubo respuesta.Se agachó junto a Aiden.

"Esto no me gusta." Dijo finalmente.

"Deberías hechar un vistazo con cuidado."

"No puedo dejarte sola." Su voz estaba entrelazada con preocupación. Aiden le miró un segundo

"No me pasará nada" estaba nerviosa, su propio tobillo le jugaba en contra, pero no pensaba reconocerlo. Desenvainó a Nikifora, su brillo remarcando las letras griegas en su filo que significaban victoriosa, e hinchó el pecho para mostrase segura. "Si se acerca alguien, lo atravesaré."

Jason vaciló.

"Te dejaré la mochila. Si no he vuelto en cinco minutos..."

"¿Me dejo llevar por el pánico?" propuso ella.

Él esbozó una sonrisa.

"Me alegro de que estemos en buenos términos. A decir verdad, me parecías bastante intimidante" Aiden sonrió

"Muévete, Chispitas, antes de que se me ocurra atravesarte a ti también."

"¿Chispitas?" Habló Jason ofendido. A continuación se dirigió a la escalera y desapareció en la oscuridad

Aiden contó las veces que respiraba, intentando calcular cuánto tiempo había pasado. Perdió el hilo en torno al cuarenta y tres. Entonces algo estalló en el almacén.

El eco cesó. A Aiden se le aceleró el corazón, pero no gritó. Su instinto le decía que podía no ser buena idea. Su cuerpo se preparaba para la batalla. Se miró el tobillo entablillado. No es que no pueda correr. Acto seguido alzó la vista de nuevo hacia el símbolo de Motores Monocle. Una vocecilla en su cabeza no dejaba de incordiarla, advirtiéndola del peligro. Algo que debería saber, pero estaba ignorando. Una palabra que debería tener en la punta de la lengua. Su mano se acercó a la mochila. Sacó los cuadrados de ambrosía. Una cantidad excesiva la quemaría en vida, eso tenía presente, pero ¿un poco más le curaría el tobillo?

«Boom» . Esta vez el sonido venía de más cerca, justo de encima de ella. Sacó un cuadrado entero de ambrosía y se lo metió en la boca. El corazón le empezó a latir a toda velocidad. Notaba un calor febril en la piel.

Mala idea, mala idea, mala idea.

Flexionó el tobillo con indecisión contra la tablilla. Ni dolor ni la más mínima rigidez. Cortó la cinta aislante con la punta de su espada y oyó unas pisadas fuertes en la escalera, como de botas metálicas.

¿Habían pasado cinco minutos? ¿Más tiempo? Las pisadas no parecían de Jason, pero a lo mejor estaba cargando con Leo o Piper. O ambos. Al final no pudo soportarlo. 

Agarrando la espada en posición, gritó:

"¿Jason?" Tan pronto como lo hizo se arrepintió.

"Sí"dijo él desde la oscuridad. "Estoy subiendo."

Sin duda, era la voz de Jason. Entonces, ¿por qué su instinto le decía que huyera?

Se levantó haciendo un esfuerzo. Las pisadas se acercaban.

"Tranquila" aseguró la voz de Jason.

En lo alto de la escalera, una cara surgió de la oscuridad: una espantosa sonrisa negra, una nariz aplastada y un solo ojo inyectado en sangre en medio de la frente.

"No te preocupes" dijo el Cíclope, imitando a la perfección la voz de Jason. "Llegas justo a tiempo para la cena."


















































Aiden intentó defenderse, pero no terminó exactamente bien. El Cíclope fué más inteligente de lo que Aiden había previsto, y de lo que eran los otros Cíclopes a los que ella se había enfrentado antes. Avanzó hacia ella y golpeó su espada fuera de su mano, antes de levantar a la semidiosa como si no pesara nada y arrastrarla a la planta baja de la fábrica. 

Por supuesto, ésto para Aiden no significó nada, y siguió sacudiéndose para soltarse del agarre del monstruo.

"Deja de moverte." gruñó el cíclope.

"Suéltame y tal vez lo piense." Soltó Aiden entre dientes.

El gigantón la ignoró y la llevó aún más lejos.

"Si no me sueltas ahora--" habló quedándose ya sin opciones "mi amigo te va a destruir."

Ésto pareció llamar la atención del gigante.

"Sí-- Un terrible hijo de Hefesto." exageró "Leo Valdez no es alguien al que debas tener en tu contra. El... está loco." Aiden creyó que lo tenía "Así que-- si me dejas ir ahora, tal vez él te tenga piedad."

El cíclope hizo algo que Aiden no se esperaba: Sonrió. Y ella supo que la había pifiado. 

Llegaron a la planta baja y el cíclope la llevó hacia unos brazos robóticos, donde pudo ver otra figura. Era Jason, quien colgaba boca abajo, atado por los tobillos y envuelto en cadenas hasta el cuello. 

Jason no tenía tan buen aspecto. Colgaba sin fuerzas, con los ojos en blanco. Sobre la ceja izquierda tenía un verdugón rojo del tamaño de una manzana.

Aiden sintió su corazón arrugarse en su pecho.

"Jason..." pronunció casi sin aliento "¡Jase!-- ¡Jason, despierta!" No tenía caso. Jason estaba noqueado. Por un segundo Aiden temió que en realidad no estuviera vivo.

El cíclope la arrastró hacia el y la ató a su lado, de la misma forma en que él estaba envuelto, y la amordazó

"Quieta." gruñó el cíclope en advertencia antes de darse la vuelta e irse.

 Aiden lo ignoró, y en cambio soltó un suspiro al oír la respiración de Jason a su lado. 

Frente a ella, y por donde el cíclope había salido volvieron otros dos cíclopes, uno de los cuales la miró un segundo. Él mismo monstruo que la había traído volvió y soltó un alarido:

"¡Socorro, Leo!"

Aiden se congeló. La voz del cíclope se oía exactamente igual a la suya. Ella empezó a agitarse en las cadenas, intentando soltarse. Gritó con todas sus fuerzas, pero no sirvió de nada.

El cíclope volvió a gritar:

"¿Leo?" Esta vez menos segura.

Entrando en pánico, Aiden echó una ojeada alrededor de la maquinaria. Colgando justo encima de la cadena de montaje, suspendido por una cadena de una grúa en el otro lado, había un enorme motor, posiblemente de un camión: pendiendo a diez metros de altura, como si se hubiera quedado allí cuando la fábrica fue abandonada. Debajo de él, en la cinta transportadora, había un chasis de camión y, apiñadas en torno a él, los tres cíclopes.

"Te dije que no era nada" rugió uno de los cíclope levantándose, su voz profunda y salvaje.

El otro cíclope se movió y gritó con la voz de Aiden:

"¡Ayúdame, Leo...! ¡Ayúdame...!" Entonces la voz varió y se convirtió en un gruñido masculino. "Bah, ahí fuera no hay nadie. Ningún semidiós podría estar tan callado."

Aiden tenía la esperanza de que Piper y Leo tengan un plan. El primer monstruo se rió entre dientes.

"Probablemente huyó si sabe lo que le conviene. O la chica mentía con respecto al tercer semidiós. Vamos a cocinar."

Un ruido seco. Una intensa luz anaranjada se encendió crepitando —una vengala de emergencia— y Aiden quedó momentáneamente cegada. Cerró los ojos hasta que su vista se acostumbró a la luz. 

En la cinta transportadora, la plataforma de carga de la camioneta sin acabar estaba siendo utilizada como foso de una hoguera. La bengala de emergencia había encendido una mezcla de neumáticos y madera que, por el olor que desprendía, había sido mojada con queroseno. Una gran barra metálica se hallaba suspendida sobre las llamas: un asador, advirtió Aiden, lo que significaba que era una lumbre para cocinar.

Pero lo más aterrador eran los cocineros.

Aiden maldijo en su mente. Motores Monocle: el logotipo del ojo rojo. ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

Tres enormes cíclopes se encontraban alrededor del fuego. Dos estaban de pie, atizando las llamas, y el más grande estaba agachado. Los dos que se hallaban parados debían de medir tres metros cada uno, tenían el cuerpo peludo y musculoso, y una piel que emitía un brillo rojizo a la luz del fuego. Uno de los monstruos llevaba un taparrabos de cota de malla queparecía muy incómodo. El otro llevaba una toga andrajosa y vellosa hecha con material aislante de fibra de vidrio, un atuendo que Aiden estaba segura Afrodita no habría incluido precisamente en la lista de las diez mejores ideas de vestuario.

Por lo demás, los dos monstruos podrían haber sido gemelos.

Aiden creyó haber oído una cremallera, pero antes de que pudiera ordenar sus pensamientos el cíclope del taparrabos de cota de malla se acercó a ella, que se retorció e intentó golpearle con la cabeza en el ojo. 

"¿Puedo quitarle y a la mordaza? Me gusta cuando gritan." Lo preguntó al tercer cíclope, que parecía el líder. La figura agachada gruñó, y Taparrabos le arrancó a Aiden la mordaza de la boca.

Ella no gritó. En cambio respiró de forma temblorosa, intentando calmarse.

El cíclope de la toga atizaba el fuego, que ahora ardía con fuerza y expulsaba un nocivo humo negro hacia el techo. Su colega Taparrabos miraba hacia ella con el ojo entrecerrado, esperando a que hiciera algo divertido.

"Quieres un payaso, yo te enseñaré un payaso." masculló Aiden entre dientes.

"¡Grita, muchacha! ¡Me gustan los gritos graciosos!" Aiden respiró afiladamente, y relajó su voz. 

Cuando habló por fin, lo hizo en un tono grave y razonable, como si estuviera amenazando a una persona.

"Tú no quieres matarnos a nosotros" habló en serenidad, pero con todo su poder. "No estás enojado con los semidioses... Estás enfadado con él." Aiden señaló ligeramente hacia el otro cíclope. 

No habían muchas veces en las que Aiden llegara a usar su poder, y si era honesta, tampoco entendía exactamente qué era su poder. Podía redirigir el enojo y el odio de una persona hacia otra, pero no disiparlo, y no podía poner enojo en una persona que, en el momento, no estaba enojada.

Por suerte para ella hacer enojar a las personas era un habilidad innata de los hijos de Ares.

Por mala suerte para ella, como no hay registros de que alguien haya tenido este tipo de poder anteriormente, no sabía como controlarlo, y no siempre funcionaba.

Sin contar que la agotaba bastante.

Frente a ella, Taparrabos se rascó su fea cabeza. Y por un segundo, sus ojos-- o más bien, su ojo-- se volvió rojo. Se volvió hacia su compañero de la toga de fibra de vidrio.

"Torque siempre es un tonto." gruñó "Torque siempre me trata mal"

Torque, el de la toga, gruñó. Aiden notó que su ojo se volvió rojo por un momento.

"Sump es el tonto. ¡Yo encontré dos semidioses, y Sump me los quiere robar!"

Sump y Torque empezaron a discutir, pero el tercer cíclope se levantó y gritó:

"¡Idiotas!" El tercer cíclope era hembra. Medía varios centímetros más que Torque o Sump, e incluso era más fornida. Llevaba una cota de malla cortada como un vestido de señora de las novelas que su madrastra veía en las maratones de los viernes. Su cabello, moreno y grasiento, iba recogido en unas coletas enmarañadas, trenzadas con cables de cobre y arandelas metálicas. Su nariz y su boca eran gruesas y estaban aplastadas, como si se pasara el tiempo libre  golpeándose la cabeza contra los muros, pero su ojo rojo emitía un brillo de una perversa inteligencia. 

La señora cíclope se acercó a Sump con paso airado, lo apartó de un empujón y lo arrojó sobre la cinta transportadora. Torque retrocedió rápidamente.

"La chica es hija de Venus" gruñó la señora cíclope. "Está utilizando la embrujahabla contigo."

Aiden se sintió-- uno, asqueada por el aliento apestoso de la señora C, y dos, insultada por haber sido llamada hija de Venus, la versión romana de Afrodita.

"Yo-- Mire, señora..." comenzó a decir, solo para ser interrumpida por Miss Mal Aliento.

"¡Grrr!" La señora cíclope agarró a Aiden de la cintura. "¡No intentes engatusarme, muchacha! ¡Soy Ma Gasket! ¡Me he comido a héroes más fuertes que tú para almorzar!"

Aiden temía que la señora Gases acabara estrujándola, pero la soltó y la dejó colgando de la cadena. A continuación se puso a gritar a Sump lo estúpido que era.

Aiden se mareó por el movimiento de la cadena, pero aún así estuvo segura de haber visto algo moverse en el fondo 

"¿... comérnosla última, Ma?" estaba diciendo Sump.

"¡Idiota!" chilló Ma Gasket, y Aiden cayó en la cuenta de que Sump y Torque debían de ser sus hijos. De ser así, sin duda la fealdad les venía de familia. "Debería haberos echado a la calle cuando eran bebés, como a los hijos de los cíclopes de verdad. ¡Maldigo mi corazón blando por haberme quedado con vosotros!"

"¿Corazón blando?" murmuró Torque, y Aiden tuvo que contener la risa.

"¿Qué has dicho, ingrato?"

"Nada, Ma. He dicho que tienes un corazón blando. Trabajamos para ti, te damos de comer, te limamos las uñas de los pies..."

"¡Y deberíais estar agradecidos!" rugió Ma Gasket. "¡Y ahora atiza el fuego, Torque! Y tú, Sump, idiota, el bote de salsa está en el otro almacén. ¡No esperarás que me coma a estos semidioses sin salsa!"

"Sí, Ma" dijo Sump. "Quiero decir, no, Ma. Quiero decir--"

"¡Ve a buscarlo!"

Ma Gasket cogió el chasis de un vehículo que había cerca y se lo estampó a Sump en la cabeza. El cíclope cayó de rodillas. Aiden estaba segura de que un golpe como ese mataría a cualquier mortal, pero los cíclopes eran más resistentes que otras criaturas. Sump consiguió quitarse el chasis de la cabeza, se levantó tambaleándose y corrió a por la salsa.

Nuevamente, Aiden notó alguien moviéndose por el fondo, y ésta vez los vió: Leo y Piper corrían de una máquina a otra, con herramientas en sus manos. Su expresión pasó del terror a la incredulidad, y dejó escapar un jadeo ahogado sin darse cuenta.

Ma Gasket se volvió hacia ella.

"¿Qué pasa, muchacha? ¿Eres tan frágil que te he roto?"

Por suerte para ella, tanto tiempo junto con Annabeth se le había pegado el pensar rápido. Así que apartó la vista de sus amigos y dijo:

"Uh-- sí... " entrecerró sus ojos en una mueca de dolor" creo que son las costillas, señora. Si me he roto por dentro, tendré un sabor terrible."

Ma Gasket se puso a rugir de la risa.

"Muy buena. El último héroe que nos comimos... ¿Te acuerdas de él, Torque? Era hijo de Mercurio, ¿verdad?"

"Sí, Ma" dijo Torque. "Estaba muy rico. Un poco fibroso."

¿Hijo de mercurio?

"Intentó usar una treta parecida. Dijo que se estaba medicando. ¡Pero sabía muy bien!"

"Sabía a carne de cordero" recordó Torque. "Camiseta morada. Hablaba latín. Sí, tal vez un poco fibroso, pero sabía bien."

"¿Camiseta morada? ¿Latín?" ésta vez habló en voz alta.

"Estaba sabroso" dijo Ma Gasket afectuosamente. "¡No somos tan tontos como la gente cree, muchacha! Los cíclopes del norte no nos tragamos esos estúpidos trucos y acertijos."

Aiden tembló ligeramente, mientras los pensamientos se agolpaban en su cabeza. Un chico que hablaba latín había sido atrapado allí... ¿con una camiseta morada como la de Jason? No sabía lo que eso significaba, pero tenía que seguir hablando para conseguir tiempo a sus amigos. Se quedó en blanco unos segundos, preguntándose qué más decir. Fijó su vista un segundo en donde estaban Piper y Leo. Piper le estaba haciendo unas señas.

¿Boca? ¿Ojo? Dos... Tres-- trespalabras. Ojo-- Ciclope. Boca. Lengua? Diente.. Habla... Hablar! Oreja... Oido... O..ir? Oir.  Cíclope, hablar, oir...

 ¿Qué fué lo último que dijo el cíclope?

"¡Oh!" Exclamó Aiden en voz alta, agradeciendo mentalmente a Piper y volviendo a reclamar la atención de  Ma Gasket. "¡He oído hablar de los cíclopes del norte!" Mentira, no sabía que había diferencia, pero esperaba sonar convincente. "¡No sabía que eran tan... grandes y tan listos!"

"Los halagos tampoco te van a servir" dijo Ma Gasket, aunque parecía complacida. "Es verdad. Vas a ser el desayuno de los mejores cíclopes de la zona.

"Pero ¿los cíclopes no son buenos?" preguntó Aiden, aunque ya sabía la respuesta. "Creía que hacían armas para los dioses."

"Yo soy muy buena. Soy buena comiendo gente. Soy buena dando mamporros. Y, sí, soy buena construyendo cosas, pero no para los dioses. Nuestros primos, los cíclopes mayores, sí que lo hacen. Se creen muy superiores porque son unos cuantos miles de años mayores. Luego están nuestros primos del sur, que viven en islas cuidando ovejas. ¡Imbéciles! ¡Pero nosotros, los cíclopes hiperbóreos, el clan del norte, somos los mejores! Fundamos Motores Monocle en esta vieja fábrica: ¡las mejores armas, las mejores armaduras, las mejores cuadrigas, los mejores todoterrenos de bajo consumo! Y sin embargo, nada. Tuvimos que cerrar. Despedimos a la mayoría de nuestra tribu. La guerra acabó muy pronto. Los titanes perdieron. ¡Malas noticias! Ya no hacían falta las armas de los cíclopes.

"Oh, no" toció Aiden, más para sí que para ellos. En su mente, la espada de sus enemigos atravesaba a un hijo de Deméter. Aiden sacudió su cabeza y se obligó a decir en tono compasivo. "Seguro que fabricaban armas-- increíbles."

Torque sonrió.

"¡El martillo de guerra chillón!"

Cogió un gran palo con una caja metálica que parecía un acordeón en la punta. Lo estampó contra el suelo y el cemento se agrietó, pero también se oyó un sonido como si alguien hubiera pisado el patito de goma más grande del mundo.

"Tremendo" soltó Aiden.

Torque parecía complacido.

"No es tan bueno como el hacha explosiva, pero este se puede usar más de una vez."

"¿Hacha explosiva? ¿Puedo probarlo?" preguntó ligeramente. "Si pudieras soltarme las manos-"

Torque avanzó con entusiasmo, pero Ma Gasket dijo:

"¡Estúpido! Te está engañando otra vez. ¡Basta de charla! Cárgate al chico primero antes de que se muera. Me gusta la carne fresca."

¡No!, pensó Aiden con pánico, ¡Solo unos minutos más!

"Espere" dijo tratando de llamar la atención del cíclope. "Oiga, ¿puedo preguntarle...?"

Unos cables echaron chispas en la mano de Leo. Los cíclopes se quedaron paralizados y se volvieron en dirección a él. Entonces Torque cogió una camioneta y se la lanzó

Leo rodó por el suelo mientras la camioneta arrollaba las máquinas. Si hubiera sido medio segundo más lento, habría acabado hecho pedazos.

Aiden sintió su corazón en su garganta. Piper no estaba por ningún lado.

Leo se levantó, y Ma Gasket lo vio.

"¡Torque, pedazo de inútil, ve a por él!" chilló.

Torque echó a correr hacia él. Leo accionó la palanca del mando a distancia.

Torque estaba a quince metros. A seis metros. Aiden intentó cerrar los ojos, pero no pudo.

Entonces el primer brazo robótico se encendió con un zumbido. Una garra metálica amarilla de tres toneladas golpeó al cíclope en la espalda tan fuerte que el monstruo cayó de bruces. Antes de que Torque pudiera recuperarse, la mano robótica lo agarró por una pierna y lo levantó.

"¡AHHHHHH!"

Torque salió volando en la penumbra. El techo estaba demasiado oscuro y demasiado alto para ver lo que había pasado exactamente, pero, a juzgar por el fuerte ruido metálico, Aiden se figuró que el cíclope había chocado contra una de las vigas.

Torque no bajó. En cambio, cayó polvo amarillo al suelo. Torque se había desintegrado.

Ma Gasket se quedó mirando a Leo, conmocionada.

"Mi hijo... Tú... Tú..."

En el momento justo, Sump apareció a la luz de la lumbre con un bote de salsa. 

"Ma, he traído la superpicante..."

No llegó a acabar la frase. Leo giró la palanca del mando a distancia, y el segundo brazo robótico asestó un porrazo a Sump en el pecho. El bote de salsa estalló como una piñata, y Sump salió volando hacia atrás y se estrelló justo contra la base de la tercera máquina. Puede que Sump fuera inmune a los golpes de chasis, pero no a los brazos robóticos que podían ejercer más de cuatro mil kilos de fuerza, y, Aiden no era muy buena en física, pero estaba segura que eso era mucho. El tercer brazo de grúa lo estampó contra el suelo con tanta fuerza que estalló en forma de polvo como un saco de harina roto.

Dos cíclopes menos. Aiden se empezó a sentir esperanzada cuando Ma Gasket clavó la mirada en Leo. Agarró el brazo de la grúa que tenía más cerca y lo arrancó de su pedestal lanzando un rugido salvaje.

"¡Te has cargado a mis chicos! ¡Solo yo puedo cargarme a mis chicos!"

Leo pulsó un botón, y los dos brazos que quedaban se pusieron en marcha. Ma Gasket cogió el primero y lo partió por la mitad. El segundo brazo la golpeó en la cabeza, pero eso solo pareció sacarla de quicio. Lo agarró por las abrazaderas, lo arrancó y lo blandió como si fuera un bate de béisbol. No le dio a ella y a Jason por unos centímetros, pero eso no evitó que Aiden entendiera el pavor de Annabeth por los cíclopes. A continuación, Ma Gasket lo soltó, haciéndolo girar hacia Leo. Él lanzó un grito y se apartó rodando mientras el brazo de la grúa arrasaba la máquina que tenía al lado.

Aiden vió como Leo empezó a darse cuenta de que una madre cíclope furiosa no era algo a lo que le convenía enfrentarse con un mando a distancia universal y un destornillador. El futuro del Comandante Valdés no parecía muy prometedor.

La señora cíclope se encontraba ahora a seis metros de distancia de él, junto a la lumbre. Tenía los puños cerrados y enseñaba los dientes. Estaba ridícula con su vestido de cota de malla y sus coletas grasientas, pero, considerando la mirada asesina de su enorme ojo rojo y el hecho de que medía más de tres metros y medio, a Aiden no le hacía ninguna gracia.

"¿Te queda algún truco más, semidiós?" preguntó Ma Gasket.

Leo alzó la vista. Aiden pudo ver distintas emociones pasar por sus ojos antes de volver a hablar.

"¡Ya lo creo que me quedan trucos!" Leo levantó el mando a distancia. "¡Si das un paso más, te abrasaré con fuego!"

Ma Gasket se echó a reír, y  Aiden sintió que el alma se le caía.

"Ah, ¿sí? Los cíclopes son inmunes al fuego, idiota. ¡Pero si quieres jugar con llamas, déjame echarte una mano!"

Cogió unas ascuas al rojo vivo con las manos y se las lanzó. Cayeron alrededor de sus pies.

"Has fallado" dijo él con incredulidad

Entonces Ma Gasket sonrió y cogió un tonel que había junto a la camioneta. A Aiden le dio el tiempo justo a leer la palabra escrita en un costado —QUEROSENO— antes de que Ma Gasket lo lanzara. El tonel se rompió en el suelo delante de él y derramó combustible por todas partes.

Las ascuas echaban chispas. Leo cerró los ojos, y Aiden gritó:

"¡No!"

Una tormenta de fuego estalló a su alrededor. Aiden esperaba que Leo grite de dolor, pero su pánico bloqueó todos sus sentidos. Había fallado, no pudo proteger a Jason de los cíclopes, Leo iba a morir calcinado, y Piper-- Oh dioses, Piper-- Piper iba a estar sola, la iban a comer los Ciclopes. Su corazón se encogió. Aiden debería haber previsto que su viaje no iba a ser tan tranquilo, ella debería haber sabido que iban a encontrarse monstruos. Ahora estaban perdidos. Y es todo su culpa.

Ma Gasket se puso a chillar de regocijo, trayendola de vuelta a la realidad. El queroseno se consumió y se apagó hasta que solo quedaron pequeñas manchas de fuego en el suelo. Aiden dejó escapar un grito ahogado.

"¿Leo?"

Ma Gasket se quedó pasmada.

"¿Sigues vivo?" Entonces dio un paso adelante. Aiden notó un brillo de complicidad en los ojos de Leo. "¿Qué eres?"

"El hijo de Hefesto" contestó Leo. "Y te he advertido de que te abrasaría con fuego."

Señaló al aire con un dedo y lanzó un rayo de llamas candentes a la cadena de la que colgaba el bloque de motor. Las llamas se apagaron. No pasó nada. Ma Gasket se echó a reír.

"Un intento de lo más impresionante, hijo de Hefesto. Hacía muchos siglos que no veía a un especialista en fuego. ¡Serás un sabroso aperitivo!"

Cuando el eslabón se calentó hasta superar su límite de tolerancia, la cadena se partió, y el bloque de motor se cayó, mortal y silencioso.

"No lo creo" dijo Leo.

A Ma Gasket ni siquiera le dio tiempo a levantar la vista. ¡Pum! Adiós al cíclope: solo quedó de ella un montón de polvo bajo un bloque de motor de cinco toneladas. 

"Pero ¿no eras inmune a los motores, eh?" dijo Leo. "¡Chúpate esa!"

Entonces cayó de rodillas.

"Leo!" Se oyó gritar, junto con la voz de Piper a su alrededor. Piper estaba del lado en donde habían caído, sujetando a Nikífora enfundada. Piper corrió hacia Leo, el peso de la espada haciendo que vaya mas despacio. Al cabo de unos minutos, Leo pareció cuenta de que ellas lo estaban llamando.

"¡Leo! ¿Te encuentras bien? ¿Puedes moverte?"

Leo se levantó tambaleándose, asintiendo lentamente. Tardó mucho rato en poder descolgar a Aiden de las cadenas, sin poder usar la espada por temor a lastimarla. Luego bajaron juntos a Jason, que seguía inconsciente. Piper consiguió echarle unas gotas de néctar en la boca, y Jason gimió. El verdugón de la cabeza empezó a encoger, y recuperó un poco el color.

"Sí, tiene el cráneo duro" dijo Leo. "Se pondrá bien."

"Gracias al cielo" dijo Piper suspirando.

Aiden enfocó su vista en Leo con sorpresa y admiración

"¿Cómo has... el fuego... siempre has...?"

Leo bajó la vista.

"Siempre" contestó. "Soy un peligro. Lo siento, debería habéroslo dicho antes, pero..."

"¿Que lo sientes?" Piper le dio un puñetazo en el brazo. Cuando él alzó la vista, estaba sonriendo.

 "¡Ha sido increíble, Valdez!" Aiden sonrió tanto que las mejillas le dolían "Nos has salvado la vida. ¿Por qué lo sientes?"

Leo parpadeó. Empezó a sonreír pero, al fijarse en algo que había junto al pie de Piper, su sonrisa cambió.

"Están recomponiéndose" dijo Leo. "Mira."

 Aiden siguió su vista antes de dar un salto.

Un polvo amarillo —los restos de uno de los cíclopes, tal vez de Torque— estaba moviéndose a través del suelo como si un viento invisible lo estuviera juntando de nuevo. 

Piper se apartó del polvo.

"No es posible. Annabeth me dijo que los monstruos se disipan cuando se mueren. Entonces vuelven al Tártaro y no pueden regresar durante mucho tiempo."

Aiden asintió, sin comprender.

"Si-- Eso debería pasar." Miró al polvo desconcertada "Pero... no entiendo."

"Pues al polvo no se lo han dicho."

Aiden observó como se acumulaba en un montón y luego se esparcía muy despacio, formando una silueta con brazos y piernas.

"Oh, no" habló Piper, quien parecía haber visto un fantasma. "Bóreas dijo algo sobre esto: que la tierra albergaba más horrores.  'Cuando los monstruos y a no permanezcan en el Tártaro y las almas ya no estén encerradas en el Hades' . ¿Cuánto tiempo crees que tenemos?

Aiden no quiso saber la respuesta. Sea lo que sea a lo que se estén enfrentando, ella estaba segura que sería mil veces más peligroso de lo que nunca haya visto. Por un segundo palideció.

"No lo sé" respondió dubitosa. "Pero tenemos que largarnos de aquí."




AYEEE SIREEEEe

Tenía ganas de publicar el capitulo jsjs

¿Que tal les pareció? Les dejé un pequeño momento Jaiden
para que disfruten uvu<3


Si, le dí un poder  Aiden. So what. 

No sé si lo expliqué bien, pero básicamente, Aiden puede controlar y redirigir el enojo/odio de las personas, cumpliendo algunas condiciones.

La persona tiene que estar enojada, en menor o mayor escala hacia algo o alguien.

Solo puede controlar el enojo de los demas, no el suyo.

No puede plantar emociones en otras personas.

Su poder no es permamente. La duración del efecto  en los demás depende de la relación que tengan, cuanto enojo tenía al comienzo la otra persona, y el nivel de esmero que Aiden ponga en controlarla, sin contar la concentración que tenga.

E.g: Aiden quiere controlar el enojo de Percy  hacia ella y redirigirlo a Annabeth. El enojo de Percy hacia ella duraría una hora normalmente antes de disiparse.

Estando muy concentrada, Aiden podría redirigir su enojo hacia Annabeth, pero duraría dos horas antes de disiparse, y Aiden tendría que descansar dos días antes de usar su poder nuevamente.

Porqué?: Porque el enojo que Percy tiene hacia
 Aiden no es muy fuerte debido a su relación (M.A.)

Por la relación entre Annabeth y Percy (amorosa)

En cambio, si redirige el enojo desde Clarisse a Octavian estando lo suficientemente concentrada, Percy puede durar enojado desde ocho horas o hasta que Aiden se desconcentre (dos horas)

 Termina la explicación.

La razón de este poder es que nunca he visto a un semidios de Ares con poderes, a parte de todo lo que se puede ver en la saga Percy Jackson, siendo sinceros, Frank no cuenta, porque su poder es algo que viene del lado de su madre, más que el de su padre. 

Entonces, experimentando con mi trama, se me ocurrió
añadirle este poder, lo que es algo como un foreshadow a su parentesco (if u know whatae mean)

Also, recordatorio amistoso de que en cuanto termine de publicar, el libro entrará en edición.

Comentarios?

edicion al 17/02/21:
Se añadió titulo y gif
nadie me avisó
que no estaban >:c

Gracias por leer!

WAR CHILD
𝚓𝚊𝚜𝚘𝚗 𝚐𝚛𝚊𝚌𝚎

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