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xiii

of blue cows
and gray swans

Aiden y Leo oyeron un sonido de ronquido detrás suya y cuando voltearon vieron a piper acurrucada en el regazo de Jason durmiendo. Jason alzó la vista hacia ellos, que estaban haciendo esfuerzos visibles por no reírse. Su vista se centró en Aiden por un momento, y ella creyó haber visto algo en su mirada, pero tan pronto como llegó se fué.

Permanecieron sentados en silencio unos minutos bebiendo la limonada que había preparado Leo con agua de la cantimplora y unos polvos.

"Está buena, ¿verdad?" Leo sonrió.

"Deberías montar un negocio" dijo Jason. "Te harías rico." Pero mientras contemplaba las ascuas del fuego, algo cambió en su mirada. "Leo... eso del fuego que puedes hacer... ¿es verdad?"

Aiden se atragantó con su limonada marca acme.

"Lo siento" Susuró, lanzando una mirada a Jason. Dioses... pensó tu no sabes hablar con la gente, verdad?

La sonrisa de Leo vaciló.

"Sí, bueno..."

Abrió la mano. Una pequeña bola de fuego se encendió y empezó a danzar sobre su palma.

"Es alucinante" dijo Jason. "¿Por qué no has dicho nada?"

Leo cerró la mano y el fuego se apagó.

"No quería parecer un bicho raro."

"Yo tengo poderes que me permiten lanzar rayos y controlar el viento" le recordó Jason. "Piper puede volverse muy guapa y convencer a la gente para que le den un BMW. Aiden... ella pelea con todo lo que se mueve."

"Mala suerte para tí, tu te mueves" Aiden gruñó "Puedo hacer enojar a la gente. Sparky." Aiden le lanzó un guiño a Leo, como si guardaran un chiste interno.

Leo pareció relajarse, pero no hizo ningún otro comentario.

"Pero Jason tiene razón en algo: no eres más bicho raro que nosotros."

"Eh, a lo mejor también puedes volar. Podrías saltar de un edificio y gritar: « ¡Llamas a mí!» ."

"Eso... ¿eso fué un chiste?" Inquirió Aiden

Leo resopló.

"Si lo hiciera, verías despeñarse a un chico en llamas, y gritaría algo más fuerte que «¡Llamas a mí!» . Créeme, en la cabaña de Hefesto no ven con tan buenos ojos los poderes del fuego. Nyssa me dijo que son muy raros. Cuando aparece un semidiós como yo, pasan cosas malas. Muy malas."

"A lo mejor es al revés" propuso Jason. "A lo mejor la gente con dones especiales aparece cuando pasan cosas malas porque es cuando más se les necesita."

Leo retiró los platos.

"A lo mejor. Pero te lo aseguro: no siempre es un don."

Jason se quedó en silencio.

"Te refieres a tu madre, ¿verdad? A la noche en que murió."

Leo no contestó. No hacía falta. El hecho de que se quedara callado, sin bromear, fue bastante elocuente para Aiden.

"Leo, tú no tuviste la culpa de su muerte." Aiden puso su mano en su hombro "Pasara lo que pasase esa noche, no fue porque tú provocaras un incendio. Durante años, Cara de Barro, sea quien sea, ha estado intentando arruinarte la vida, minar tu seguridad, quitarte todo lo que te importa. Ahora está intentando hacerte sentir un fracasado, pero no lo eres. Eres importante."

"Eso es lo que dijo" Leo alzó la vista, con los ojos rebosantes de dolor. "Dijo que yo estaba destinado a hacer algo importante: algo que haría realidad o impediría la Gran Profecía de los ocho semidioses. Eso es lo que me da miedo. No sé si estoy a la altura."

Aiden sonrió nostalgicamente.

"Así se siente." habló suavemente sin apartar su mano de su hombro "La primera vez que tuve una misión estuve muy asustada, no sabía si íbamos a poder devolver el rayo a Zeus antes de que nuestro tiempo límite termine--"

"¿Zeus perdió su rayo?" intervino.

"Más bien lo robaron, pero ese no es el punto. Leo, nunca sabrás si estás a la altura. Lo único que puedes hacer es seguir y dar lo mejor de tí."

A su lado Jason asintió completamente de acuerdo

"¿Y si lo mejor de mí no es suficiente?"

Aiden quería decirle que todo iba a salir bien, qué él estaba bien, pero temía que sonase falso. Ella no sabía lo que pasaría. Eran semidioses, lo que significaba que a veces las cosas no terminaban bien. A veces uno acaba devorado por los cíclopes.

Si le preguntaras a la mayoría de los chicos: «¿Te gustaría dominar el fuego, saber usar cualquier arma, controlar los rayos o tener un maquillaje mágico?» , les parecería fantástico. Pero esos poderes tienen sus desventajas, como estar sentado en una cloaca en pleno invierno, huir de monstruos, ver a tus amigos casi asados y tener sueños que te advierten de tu propia muerte.

Sin contar la amnesia, en el caso de Jason.

Leo atizó los restos de la lumbre dando la vuelta a las ascuas candentes con la mano.

"¿Se han preguntado por los otros cuatro semidioses? Es decir, si nosotros somos cuatro de los semidioses de la Gran Profecía, ¿quiénes son los otros? ¿Dónde están?"

Desde luego que Aiden había pensado en ello, pero intentaba apartarlo de su mente. Tenía la terrible sospecha de que algo malo pasaría una vez se reúnan, y para una gran profecía... Aiden tenía miedo de fracasar.

"Os destruiréis los unos a los otros" , había asegurado Bóreas. Aiden sintió un pinchazo de terror recorrerle El cuerpo. Como hija de Ares, Aiden se había sido entrenado para no mostrar miedo nunca, pero ésta vez no pudo evitar el suspiro tembloroso que se escapó de sus labios.

«Ocho semidioses responderán al llamado»

Y tantas personas iban a necesitar un líder. No pudo evitar traer a Percy a su mente. La forma en que los había liderado en la Guerra de Manhattan, apenas un adolescente y los llevó a la victoria contra el titán Kronos, quién quería destruir el Monte Olimpo sobre el Empire State. ¿Pero y si Percy no era parte de los ocho? ¿Quién iba a liderarlos entonces?

Sus ojos se volvieron hacia Jason. Sus manos en puño hacían que sus nudillos queden blancos por la presión que estaba haciendo, sus ojos parecían perdidos en el suelo, y detrás de ellos Aiden pudo ver a un chico de quince años asustado, sin siquiera tener idea de quién era. De la nada, Jason levantó la vista hacia ellos, y cualquier trazo de lo que ella haya visto parecía haberse esfumado, siendo reemplazados por una frágil seguridad que se mezcló con sus siguientes palabras:

"No lo sé," dijo finalmente. "Supongo que los otros cuatro aparecerá cuando llegue el momento oportuno. ¿Quién sabe? Tal vez ahora mismo estén en otra misión."

Leo gruñó.

"Apuesto a que su cloaca es mejor que la nuestra."

"Ninguna cloaca es mejor que la nuestra." Bufó Aiden, enmascarando su tono. "Y de todas formas, no tienen al Chef Leo haciéndoles tacos de tofu."

Leo le miró agradecido y ambos golpearon sus puños.

La corriente de aire se levantó, soplando hacia el pasillo tenebroso número uno nuevamente.

"Descansen." soltó Jason repentinamente. "Yo haré la primera guardia."

Aiden no objetó. Deslizó su mochila hasta ella para usarla de almohada, mientras Leo se acomodaba cerca suya, susurrando un «buenas noches».

Pronto, el latino estaba roncando, pero Aiden aún no sentía poder dormir. Quería buscar la forma de reconfortar a su amigo, pero no sabía cómo.

Usualmente, cuando quería reconfortar a Percy solo intentaba alejar la mente de su amigo de lo que le preocupaba con un insulto y un poco de entrenamiento, de vez en cuando le ofrecía un poco de comida azul (su favorita, por alguna razón) o le invitaba a hacer competencias de nado, prometiéndole cada que perdía, que la siguiente vez que compitan ella iba a salir victoriosa.

Pero Jason no era Percy. De hecho, eran bastante más diferentes de lo que originalmente se planteaba.

Percy era... Percy. Sarcástico, leal, fuerte e inteligente, pero al mismo tiempo un absoluto idiota, con un extraño problema de ira que no pegaba nada con él. Es extrovertido y confiable, y si no fuera por los instintos de semidiós, no tendría ningún sentido de preservación.

Y Jason parecía ser diferente: serio y con un sentido del humor moderado. Cero habilidades de comunicación y un fuerte sentido del honor. Se preocupa demasiado por sus amigos, e incluso parece dispuesto a arriesgar su propia vida para protegerlos; un aspecto que comparte con Percy.

Y, Aiden notó, ella estuvo siguiendo la orden de Jason desde que había salido del campamento sin siquiera habérselo pensado. Él era un líder natural. Casi seguro que si Jason le dijera que saltase frente a un tren, ella lo haría sin dudar porque estaba segur él tenía un plan.

Aiden se dio cuenta que tenía la vista perdida en su mochila.

"¿Aiden?" Susurró Jason, con cuidado de no despertar a nadie. "¿Está todo bien? ¿Te duele la pierna?"

Aunque es un líder natural, Jason parecía estar plagado de dudas. Tenía mucho en su plato, y aún así puso el bienestar de todos antes que el suyo propio, incluso el de ella, que hace no mucho le había estado apartando y amenazando.

Aiden apoyó sus rodillas en el suelo, con cuidado de no mover mucho el pie, y se arrastró hasta esta cerca de Jason. Con un último esfuerzo, acercó su rostro al suyo, sintiendo un extraño aroma a lluvia y café.

Intentó no concentrarse mucho en ello, pero notó que las orejas del contrario se teñian de rojo, mientras ella depositaba un casto beso en su mejilla.

"Lo estás haciendo bien, Jase."

Finalmente, y sin mirar atrás, Aiden volvió a su lugar, agradecida de que Leo esté entre medio de ambos, y con su rostro ardiendo Aiden calló dormida.





El sueño que había tenido era bastante normal y tranquilo. Bueno, lo más normal considerando que había una vaca azul y un cisne gris.

'Aiden Thomas.'

La vaca parecía mirarla fijamente.

'... Thomas.'

Una voz potente y divina se oía a su alrededor, pero era interferida con otra más juvenil. El cisne gris corría de un lado al otro, gritando: ¡silencio! Pero la vaca seguía repitiendo su nombre.

"Vaya par, eh?"

Aiden se sorprendió al ver a una paloma posarse a su lado. Sus plumas inmaculadas eran tan blancas que parecían marfil, y sus ojos brillaban de un dorado sorprendente. Pero lo que más le fascinó a Aiden fue el halo rosado que parecía envolver al ave.

"¿Me hablas a mi?" Preguntó tontamente. La paloma se rió tan dulcemente como una brisa de primavera.

"¡Por supuesto que te estoy hablando a ti! ¿Acaso ves a alguien más alrededor con quién pueda hablar?"

Inmediatamente, Aiden se sintió estúpida.

"Lo siento" se disculpó mirando a cualquier lugar menos a la paloma. "Y... ¿Quién eres?"

La Paloma volvió a reír.

"No me sorprende que no me recuerdes, incluso hace unos años atrás no estabas muy feliz de verme, ¿verdad, Aiden?" La Paloma abrió las alas y voló hacia una rama que apareció de la nada. "Oh, querida Aiden... ¡Tu vida amorosa es tan interesante! Primero caes por un villano— alguien mucho mayor que tú, debo añadir— un pequeño crush evolucionando a amor, y luego— ¡traición! ¡Oh! Y en tu despecho te enamoras de nadie más que tu mejor amigo!" Como si fuera una sorpresa, la paloma jadeó. Aiden pensó que la paloma estaba disfrutando de poner su ridícula vida amorosa en exhibición frente a la vaca y el cisne.

»"Oh, pequeña hija de Ares... ¡Hay tantas cosas preparadas para tí! Pero ahora no hay tiempo, pronto hablaremos tú y yo sobre eso, pero ahora debo ayudar a esa... Vaca" la Paloma río satisfecha, y voló hacia los animales de colores frente ellas.

De repente el cisne se calló y contempló a la paloma, como si la estuviera viendo por primera vez desde que empezó el sueño.

El cisne volvió a abrir su pico, pero la Paloma lo cerró, envolviendo a ambas en su halo rosado. Y de la nada, ambos desaparecieron.

"Aiden Thomas". La vaca se encontraba detrás suya. Aiden sintió que casi se le para el corazón, y por primera vez notó el halo verde que rodeaba al animal. "Abre los ojos."

Como si las palabras fueran un catalizador, los ojos de Aiden se abrieron, pero para su sorpresa no estaba en la cloaca con sus amigos.

En cambio se encontraba en una jaula. O al menos, eso parecía que era. Cada barrote era del grosor de un poste, con tan poco espacio entre ellos que tal vez solo un mapache podría pasar por ahi. Aun así, podía ver el interior por la poca luz de luna que se colaba entre las rendijas.

"Bienvenida a mi prisión." Oyó la voz de la vaca detrás de sí.

Dándose vuelta, Aiden observó a Hera. Estaba exactamente igual a como la vió la última vez, tal vez un poco más amargada.

Aiden asintió en señal de saludo.

"Le falta un poco de color."

"No me molestes, semidiosa. Comunicarme contigo fue la parte más complicada de todo esto," se masajeo la sien como si hablar con ella le diera una jaqueca divina "tu ascendencia no quiere cooperar con la misión, pero incluso ella sabe que evitar una profecía tiene efectos adversos."

"Espera, ¿mi ascendencia? ¿Tú sabes quién es mi madre?" Aiden sintió su mente correr. Estaba tan cerca de descubrir una parte de ella, una extraña pieza de rompecabezas que podría ayudar con su parte de la profecía, que podría responder las tantas preguntas sobre sí misma que ella no podía resolver.

"De hecho, sí. He tenido el... placer... de conocer a tu madre."

Aiden sintió su corazón en su pecho.

"¿Quién—?"

Hera levantó la mano.

"No es el momento ni lugar para hablar de ello." Con su mano señaló a sus pies, y Aiden pudo comprobar con  sorpresa que sus piernas estaban hundidas en la tierra hasta las rodillas. "Con cada segundo mi cuerpo se hunde más, y la jaula se cierra de igual forma. Deben apresurarse, posiblemente no pueda volver a entablar conversación con ustedes, cada vez estoy más débil." Como si comprobara su punto, Aiden notó como la tierra subía y se acomodaba alrededor de sus piernas.

"¿Por qué querías verme?" Forzó su voz para que saliera dura.

"Te he llamado para advertirte." Su voz se tornó más seria e insistente.

Aiden hincó su pecho y asintió con atención.

"Su siguiente enemigo es alguien para tener cuidado. No hay que subestimarla, ella sabe sobre ustedes, y sabe sobre..." Sus ojos brillaron con cuidado. La siguiente noticia no parecía ser muy buena. "Sabes quién es la mujer de la que tus amigos hablan?"

"¿Cara de barro?" El nombre salió por su cuenta. La tierra alrededor de la diosa pareció indignarse. La diosa no se inmutó. "Este... no estoy segura."

"Piensa, Hija de Ares!" Le urgió Hera. "Ya te has enfrentado a uno de sus hijos en el pasado, recuerda!"

Aiden lo pensó. Pero cualquier pensamiento al que se estuviera acercando se borraba de su mente en cuanto aparecía. La diosa pareció notarlo, porque inmediatamente maldijo en griego antiguo.

"Lo está haciendo otra vez. Acaso no entiende que tenemos problemas más grandes?" Sacudió su cabeza rápidamente y se aferró a los hombros de Aiden. Ella sintió como las divinas garras de la diosa se hincaban en su piel, y se preguntó que tanto de eso sería un sueño. "Escucha, La patrona de su siguiente enemigo sabe sobre la situación de Piper McClean. Intentará dividirlos, pero no debes dejar que lo consiga, Aiden Thomas."

"¿Situación? ¿Que sucede con Piper? ¿Está bien?" Aiden urgió a la diosa. Hera levantó una mano para acallar sus preguntas.

"Lo descubrirás pronto, hija de Ares." De la nada, su apariencia cambió. Por un segundo parecía una señora con una manta negra y un vestido largo, y al siguiente parecía envuelta en una capa de piel. El cambio pareció darle una jaqueca. "Debes irte ahora mismo. Ella sabe que estás aquí. Puede que esté dormida, pero es muy poderosa. Recuerda lo que dije, no dejes que se siembre la discordia entre ustedes."

'Aiden' una voz empezó a oirse de fondo.

"Qué?" Aiden se sorprendió 

"Vete." Y con un ademán el lugar se esfumó. 

Aiden creyó que iba a volver a la cloaca con sus amigos, pero en lugar de eso, estaba en un vecindario vacío. A su alrededor las hojas de los arboles se mecían con un viento silbante, y de la nada Aiden sintió una presencia a su alrededor

"Quién está ahí?" Aiden puso fuerza en su voz.

'Aiden.' La misma voz que había oido en su sueño con Hera la estaba llamando. Aiden se giró, tratando de atrapar al dueño de la voz, pero no pudo ver nada.

'Aiden.' El eco se volvió a oir, ésta vez cerca de una de las casas.

"Si tanto me quieres, ven a buscarme!" Aiden gritó hacia donde oyó la voz. Su pecho estaba hinchado y su rostro se desfiguró en sorna. "Eso si te atreves." Extendió su mano hacia donde tenía la funda de su espada, solo para verla desaparecida.

"Aiden" Ésta vez, la voz estaba más presente, justo detrás de sí. Aiden se dió vuelta rápidamente, y sin perder el tiempo extendió sus manos. Su mano izquierda agarró la muñeca del contrario, y su derecha se dirigió al pecho, girando sobre sí misma, y usando toda la fuerza que pudo conseguir, Aiden levantó a la figura sobre su hombro y la tiró al suelo frente a ella. Sujetando sus manos sobre su cabeza, Aiden puso su rodilla en el pecho de su contrincante, solo para congelarse al ver el rostro de la persona.

Cabello anaranjado rizado, el broche que recordaba haber visto no estaba por ningún lado, haciendo que su cabello caiga en su rostro ovalado y pecoso. La mujer frente a ella era la que había visto en el sueño.

"Eres tán enérgica como cuando eras niña." Una de sus manos se desprendió de su agarre y acarició su mejilla. "Adi.."

Aiden se separó inmediatamente de la mujer.

"Quien eres?" Recordando su situación su ceño se frunció. "Qué es este lugar? En donde estamos?"

La mujer le miró, contemplando con asombro su rostro.

"Enserio no sabes quien soy verdad?" La mujer se incorporó y volvió a intentar tocar su rostro. Aiden se apartó de un salto. "Soy yo, Adi... Soy mamá"


Ayo,

its me
YA BOI

honestamente, no me gusta el capi, ngl. Pero como ya me retrasé varios días en subirles algo, les dejo para que lo gozen.
(aunque en mi defensa, les avisé que podría tardar más tiempo de lo habituel)

nvm that, en el capitulo siguiente vamos a tener a la princesa de las colchas,
alguien emocionado :)))))))))) 


Gracias por leer!

WAR CHILD
𝚓𝚊𝚜𝚘𝚗 𝚐𝚛𝚊𝚌𝚎

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