─── 002. AMANECER 1.
Capítulo dos:
PERSEPHONE ES FÉRTIL Y PROBABLEMENTE EMBARAZADA.
—¿Por qué la haz llamado?— gritó Edward hacia su esposa, quien se encogió en el sillón. —¿Acaso no sabes que firmó tu sentencia de muerte?
—Ella-ella no va a lasti-— se excusó la humana en un tartamudeo, aferrándose a las mantas que cubrían la mitad de su torso.
—¡No sabes lo que haz hecho, Bella!— exclamó el muchacho con molestia.
—Es suficiente, Edward— reprendió Esme acercándose a Bella para darle su apoyo.
La humana apretó sus labios y se encogió nuevamente en el sofá de la sala Cullen, tratando de no arrepentirse al haber recurrido a Persephone.
Los vampiros de la habitación se quedaron quietos en su lugar, intercambiando miradas entre ellos percibiendo algo que ella no era capaz de captar.
—¿Qué sucede?
Persephone admiró la mansión Cullen frente a ella, una vez más sintiéndose exactamente igual que hace unos meses atrás, cuando la vida de Bella estaba en peligro y su familia –el vampiro imbecil de Edward– recurrió a ella.
Le resultaba realmente gracioso que solo su familia se preocupara por pedirle favores en vez de pedirle que vuelva con ellos, por lo tanto, no le sorprendía para nada que Bella recurra a ella como escudo humano para sus problemas.
Inhaló hondo y soltaba el aire a medida que su acompañante se posaba a su lado derecho con sus bolsos en su mano diestra, esperándola a que esté lista para ingresar a la casa. Sintió el pequeño toque frío de Jasper posándose sobre su brazo, acariciando esa zona en busca de hacerla entrar en confort.
—Oh mierda, aquí vamos de nuevo— murmuró Persephone suspirando por segunda vez.
Jasper sonrió de lado y se adelantó a rápida velocidad para abrirle la puerta a la chica.
Persa ingresó a la casa a paso seguro y aburrido, teniendo un leve dejavú en su cuerpo. Esa extraña sensación de estar repitiendo algo. Oh esperen, si lo estaba haciendo.
El clan Cullen y Bella pudieron escuchar como pasos se acercaban a medida que la híbrida caminaba por su casa y se escuchaban sus gritos apenas había puesto un pie en ella.
"La próxima vez que me hagan cruzar toda América por tu culpa, espero que estes muriendo."
—¡Bella, por si no lo sabes, me hiciste cruzar nuevamente por todo el mundo!— vociferó la muchacha mientras subía la escalera. —¡Así que espero que tengas una buena explicación de por que me hiciste abandonar Oceanía para venir a América!— comenzó a dirigirse a la sala. —¡Creí que deje en claro que no me llames si no estás agonizando, así que por tu bien espero que estes murien-— su voz se cortó al entrar a la sala, ignorando a toda su familia. —Oh cariño, te ves del asco— pudo expresar parando su paso a unos metros de la humana.
La imagen cansada de Bella en condiciones de salud escasas pero suficientes para no asustar, hizo que su oración se quede en aire y sus palabras se soltaron dejando escapar la última oración de sus labios.
Frunció su ceño mientras que Bella le dedicaba una leve sonrisa en su estado levemente enfermizo, su mirada estaba fija en la barriga no tan grande que estaba bajo de las mantas.
Ya no eran sospechas. Bella estaba completamente embarazada y con una panza en su cuerpo que lo demostraba.
—Debo decir que extrañaba tus gritos, Persephone— admitió Bella tratando de bromear y cambiar la cara indescifrable de la muchacha.
—¿Cómo es posible?— preguntó incrédula girando a Carlisle, ignorando completamente a la humana.
El doctor apretó sus labios sin saber la respuesta. —Por lo que tenía entendido, los vampiros no podemos procrear por estar muertos pero-— Persephone interrumpió su vaga explicación.
—Espera. Detente ahí, vaquero. Pausa y retrocede— lo cortó y lo miró alarmada. —¿Estás diciéndome que los vampiros pueden engendrar?— la voz de Persephone salió de su garganta en tono de desespero.
—¿Persephone?— preguntó Emmett confundido a la reacción de su hija.
Carlisle tomó aire y penetro con su mirada a la híbrida. —No les haz dicho.
—¡No lo veía importante hasta ahora, Carlisle! Creía que los vampiros no podían tener hijos— vociferó la muchacha excusándose con la culpa golpeándole el hombro. —Y hasta donde se, Jasper lo es.
—¿De qué están hablando?— preguntó Alice metiéndose en la conversacion, tratando de ignorar el hecho de que Jasper y Persephone seguían juntos.
La híbrida no dijo una palabra, estaba negada a decirlo en voz alta y que su familia se entere así. Tampoco que era asunto de ellos, ni siquiera se había acordado de eso hasta que vio la panza de Bella.
—Persephone— demandó Edward ante el silencio de su sobrina. —Diles— maldijo el don entrometido de su tío.
Persa se quedó mirando firmemente a Carlisle, quien la miraba igual, ambos comunicándose con simples miradas retadoras por parte de los dos, sus hombros tensos y firmes en sus lugares.
—Persephone es fértil— soltó Carlisle sin dejar de mirar los ojos azules de la muchacha.
—¿Qué?— preguntó Jasper extrañado, optando su mejor posición erguida.
—¿Cómo?— preguntó la humana extrañada, admirando la riña familiar.
Persephone se destenso bruscamente aún permaneciendo en su lugar, sabiendo que no ganaba nada con seguir retando a Carlisle con la mirada.
Apretó sus labios y volteó a enfrentar a su familia.
—Así como puedo comer comida, respirar, tener mis ojos azules, no brillar en el sol...— comenzó a hablar la pelirroja. —Mi lobo, y siendo sincera, está siendo un grano en el trasero— comentó Persa con dureza. —Pero esto no te correspondía a ti, Carlisle. Vaya médico saliste— reprendió la muchacha con enojo.
—Es mejor que lo sepan ¿o vas a decime que con Jasper se cuidaron?— preguntó Carlisle con seriedad en su voz, sabía que no era un chiste todo el asunto, estaba preocupado por su nieta.
La nueva información cayó como balde de agua fría, la hizo temblar de terror, acordándose todas las veces que Jasper y ella se habían relacionado con –claramente– sin condón, ni ningún otro método anticonceptivo. Ellos sabían que Jasper no podía procrear y creían que Persephone tampoco.
Persephone llevó su mano a su estómago bajo mientras volteó a ver a Jasper con su mirada asustada mientras que el muchacho estaba petrificado en su lugar, idealizando la posibilidad de embarazo en Persa.
La familia entendió perfectamente la reacción de la híbrida. Si Bella quedó embarazada ahí estaba la prueba de que Persephone también podría estarlo.
Estaba asustada, no quería un hijo y menos uno que salga de ella con todo lo que conllevaba ser un lobo y vampiro al mismo tiempo, sabiendo que va a ser la cabecera de la caza de los Vulturis. No quería que tuvieran más motivos para buscarla y menos si tenía a alguien que dependía de ella.
La pelirroja, aún con su mano en su estómago, miró a la humana mientras se acercaba un paso a ella.
—¿Cómo te diste cuenta?— preguntó exasperada.
Bella apretó sus labios y se limitó a responder. —Mi período y vómitos, esos fueron los principales— dijo la muchacha acariciando su panza.
Persa asintió bajando la mirada, perdida en el suelo al igual que la de Jasper, ambos maquinando su cabeza para saber si Persephone había tenido ausencia de su menstruación.
Las manos de Persa temblaban, trataba de mantenerse en control y no perder la cabeza en el intento.
—¿Cuándo fue-— Persephone se giró hacia Jasper, pero no hizo falta terminar la pregunta para saber.
—Hace unas semanas. Dos, no lo se— respondió Jasper con su ceño fruncido.
Rosalie dió un paso hacia su hija sin saber que hacer, ambas mujeres sabían que nada bueno saldría de Persephone debido a su condición y tampoco condenaría a un bebé a tener su misma vida nómade por el simple hecho de ser como ella.
—Okay, okay. Mi período fue hace dos semanas, mi fértil sería...— murmuró Persephone apretando sus labios tratando de hacer cuentas. —Dios, ni siquiera puedo pensar— se angustió en un susurro para ella, inútil en una casa llena de vampiros.
Jasper respiró hondo y se acercó a Persephone, vió como sus manos temblaban levemente y rápidamente las envolvió en las suyas. Sin decir ni una palabra, se arrodilló frente a ella, quedando a la altura de su abdomen bajo.
Persa sabía que era lo que iba a hacer, tomó una honda calada de aire, tratando de tranquilizar sus erráticos latidos a medida que sentía la piel de granito de Jasper apoyándose sobre su remera.
El oído de Jasper estaba altamente agudizado, podia escuchar el organismo interno de Persephone funcionar.
Sus tripas se movían inquietas, probablemente procesando el alimento que había ingerido en el avión, sus pulmones se llenaban de aire y sus latidos estaban rápidos.
No se escuchaba nada lejos de lo anormal, ningún latido de más ni de menos, aliviándolo rápidamente sin despegar su oído de la barriga de Persephone, queriéndose asegurar que no se equivocaba.
—No está escuchando nada— dijo Edward escuchando los pensamientos de su hermano.
Persa dejó soltar un sollozo reprimido en su garganta mientras acariciaba la cabeza de Jasper, quien se relajó rápidamente al ver que Persephone no tenía ningún engendro dentro de ella.
Jasper se levantó y besó a Persephone delante de toda la familia, estos trataban de esconder las pequeñas sonrisas en sus rostros al cómo la tranquilidad inundaba lentamente la sala.
Se separaron e inconscientemente se fundieron en un abrazo, indagando la calma y soporte que se proporcionaban mutuamente, en busca de un efecto ketamina ante la sacudida de adrenalina por el posible embarazo.
Bella suspiró en su lugar, tranquilizándose de que Persephone había retomado su recompostura, como siempre lo hacía; sabía que la muchacha la detestaba después de haber besado al "amor de su vida", pero ¡vamos! miren que feliz que esta con Jasper.
—Bella, te cobraré servicio extra por los inconvenientes— bromeó Persephone avanzando hacia ella, volviendo a la normalidad luego del susto.
Bella le dedicó una sonrisa al ver como se posaba frente a ella y quedaba altura de su abultada andorga.
No cabía duda que Persa no la aguantaba, pero la debilidad por el bebé que creía dentro de la humana era más grande. Era la primera vez que iba a compartir un embarazo con algún miembro de su familia o de la población en general. Podría decirse que su estadía con los Vulturis no se admitían embarazadas, o algún tipo de ser viviente que no sea comida.
Persephone la miró con una sonrisa en su rostro pidiendo un tipo de permiso para poder acercarse aún más, Bella asintió mientras alejaba las mantas de su cuerpo, dándole vista a su pancita que crecía a cada minuto del día.
La pelirroja estaba maravillada. Había visto personas embarazadas a lo largo de sus años, pero nunca había tenido la oportunidad de estar así de cerca.
—Oh pequeño engendro, vamos a divertirnos tanto cuando nazcas— dijo divertida mientras colocaba sus manos sobre el abdomen y lo acariciaba.
—No te entusiasmes— reprendió secamente Edward desde su lugar en la sala. —Vamos a sacarlo.
Bella negó con su cabeza, su rostro se transformó en pues desesperación y angustia, no hacía falta tener el poder de Jasper para adivinar que estaba aterrada y lo confirmó al sentir como se aferraba a sus manos en busca de apoyo.
Persephone giró su cabeza, mirándolo sobre su hombro. Su ceño se frunció al ver el rostro frío y neutro de su tío.
—No es tu decisión— dijo la muchacha tratando de mantener la calma.
—Tampoco la tuya, Persephone. Es mi esposa y el asunto es entre nosotros— escupió su tío con una expresión molesta.
La familia Cullen se mantuvo ajena a la situación, pero aún presentes en la habitación para asegurarse que ninguno de los dos se arranquen la cabeza, aunque iba a ser difícil después de haber escuchado lo que Edward le dijo a su sobrina –aka abogada de mujeres–.
Persephone volvió su cabeza a Bella, donde la miró a los ojos y apretó sus labios en busca de paciencia. En una simple expresión, acunó las manos de la humana y le dio un rostro de "no te preocupes".
Persa se levantó de su lugar mientras suspiraba sonoramente y golpeaba sus manos en sus muslos.
—¿Crees que por ser su esposo tienes algún tipo de poder machista sobre ella?— preguntó burlonamente mientras se giraba a él y se cruzaba de brazos. —Bienvenido al siglo XXI, las mujeres son capaces de poder decidir sobre sus cuerpos— se acercó unos pasos. —Y si crees que no es capaz, yo estoy acá para hacerte saber cuantas veces quieras, cariño. No creo que te apetezca jugar a las muñecas conmigo— dijo venenosa como serpiente, escupiendo cada palabra que decía.
—No te metas en asuntos que no te conciernen, Persephone— avanzó pasos hacia ella con sus puños apretados y su mandíbula tensa. Jasper dió un paso instintivamente dispuesto a intervenir, pero Alice no se lo permitió.
Sobrina y tío quedaron enfrentados, mientras que Bella se encogía en su lugar al ver como nuevamente se volvía a formar una riña en el clan; la familia dio un paso hacia delante, aún ajenos a la situación pero solo en por las dudas.
Rosalie, disimuladamente, se posó de pie a un lado de Bella, en caso que las cosas se vayan de las manos la llevaría a un lugar a salvo; su hija podía ser una bomba de tiempo cuando se lo proponía, y más si era para proteger a una mujer, estaba orgullosa de la mujer que había criado tanto Jacky como ella.
—Me empezó a concernir en el momento que creíste que podías tomar decisiones que ella debe hacer— aseguró mortífera de la situación. —¿Por qué crees que acudió a mi, Edward? Sabe que la defenderé con uñas y dientes si quieres pasarte de listo, y déjame decirte que no se equivoca.
—Es mi esposa-— pero antes de que pudiera seguir, Persephone ya había interferido.
—Y antes que eso es una mujer independiente, así que será mejor que des un paso para atrás o te lanzo al territorio Quileute— amenazó la muchacha sin dejar de mirarse a los ojos.
Estaban literalmente matándose con las miradas. Edward estaba cansado que Persephone se entrometa y ella estaba hasta la cólera por el machismo que tenía su tío, creyendo que podía decidir sobre el cuerpo de la humana por el simple hecho que es su esposa.
Emmett dio un paso y tomó el brazo de su hermano alejándolo de la híbrida, tratando de que mantenga su compostura mientras le murmuraba cosas que le importaban poco a Persephone.
La pelirroja le dio la espalda a su familia y avanzó hacia el sofá en el que estaba Bella. Aún con su semblante serio y amenazador se sentó a un lado de la humana, invadiendo el espacio personal de la misma, pero poco le importaba.
Su mirada estaba puesta en Edward y la de él en ella.
Iba a ser una convivencia muy larga.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com