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─── 007. ECLIPSE.

Capítulo siete:
IMPRONTA.








El olor a humano mezclado con una leve esencia de can llego a las fosas nasales de Emmett al acercarse a la habitación de su hija.

Luego de que Persa huyera, Emmett había reprimido todo sentimiento de amargura priorizando la estabilidad emocional de su esposa, quien estaba devastada ante el abandono de su hija.
Muchos años después, Emmett fue capaz de romperse por la partida de su pequeña muchacha. Sus lágrimas no eran derramadas, pero los sollozos se escapaban de su boca sin ningún tipo de vergüenza.

En ese momento, Edward era el único que sabía el porqué del llanto de su hermano.

Persephone.

Mientras que Emmett rompía en llanto, en alguna parte del mundo Persa gritaba del dolor al sentir como la guardia Vulturi la torturaba.

Pero aún así, allí estaban. Luego de décadas, volvió con su familia.

Emmett suspiró nervioso mirando la bandeja con el desayuno en sus manos. No sabía que era lo que le gustaba a Persa, por lo tanto, Esme lo ayudó a preparar de todo un poco incluyendo la comida que le gustaba antes de que huyera.

Una ola de calma invadió su cuerpo, volteó su cabeza y miró a su hermano, quien estaba con sus brazos en la espalda y una leve sonrisa.

—No hagas eso— murmuró el azabache girando nuevamente hacia la puerta de su hija.

—Lo necesitarás. Puedo sentir lo avergonzada que esta desde aquí— le respondió el rubio acercándose unos pasos hasta él.

Emmett volvió a suspirar, Jasper colocó una mano en su hombro en señal de apoyo.
Haciendo equilibrio, golpeó suavemente la puerta de su habitación, no recibió respuesta así que se limitó a permanecer allí.

—Persa, te traje el desayuno— dijo Emmett tratando de que su voz salga lo más natural posible.

No hubo respuesta.

—Ábreme— insistió el muchacho. Frunció su ceño al no recibir respuesta. —¿Persa?

Con una de sus manos tomó el pomo de la puerta y lo giró, sin importarle el romper la cerradura. Soltó el aire que no necesitaba al ver a Persa acostada durmiendo.
Por un momento pensó que había escapado, de nuevo.

El ceño de la muchacha estaba levemente fruncido y sus ojos azules cerrados. Con sumo silencio, el azabache se acercó lentamente a ella, dejando la bandeja de comida en los pies de la cama matrimonial.

Se sentó a un lado de su hija y no pudo evitar una sonrisa. Realmente Persa estaba allí.
Levantó su mano dispuesto a acariciar suavemente la mejilla de la muchacha, pero una mano paró su muñeca.

Sin esperar, Persa abrió sus ojos y arremetió contra quien quería tocarla. Tomó su muñeca y le hizo una llave rápidamente, lo tiro al piso y lo mantuvo ahí apretándolo.

—¿Emmett?— preguntó la muchacha para ella misma.

—Ruda, me gusta— dijo el muchacho aplastado contra el suelo.

Lo soltó y lo obligó a incorporarse con su mirada molesta, posándolo frente a ella. —¿Acaso estás loco? ¡Pude haberte asesinado!— exclamó la muchacha.

El aroma de comida llegó a sus fosas nasales, giró su cabeza y vio la bandeja sobre la cama, centrando toda su atención allí.

—Parece que la loba está hambrienta— comentó el muchacho con una leve sonrisa viendo como su hija se dirigía a la bandeja de comida.

Persa volteo y lo miró mal. —No soy un lobo. Nunca voy a serlo— reprendió duramente la muchacha.

—No puedes escapar de tu naturaleza, Persephone— murmuró seriamente su padre.

La híbrida lo ignoró completamente.
En el fondo sabía que su padre tenía razón. No se puede escapar de lo que uno es.

•••

La híbrida tomó a su padre y lo lanzó alejándolo de ella, Emmett voló por los aires del claro hasta que cayó contra la tierra levantándola bruscamente.
Pudo sentir la mirada de su madre en la nuca, viendo como tiraba a su esposo de un lado al otro sin titubear.

—Otra vez— gruñó enojado levantándose.

—Ay por favor, estoy cansada de patearte el trasero— le dijo Persephone con una sonrisa en su rostro.

Alice sonrió de lado al escucharla. Puede ser que su comienzo había sido un tanto brusco e inesperado, pero tanto ella como Jasper trataban de congeniar lo mejor posible con la adolescente. Y aunque era difícil de aceptarlo, Jasper se llevaba mejor con ella.

Persephone se acercó a su padre y lo abrazó riendo, mientras escuchaba como él se quejaba y no aceptaba su abrazo.
El auto de Edward se escuchó entre los árboles y la mayoría de los Cullen se voltearon a ver como Bella y Edward bajaban.

El entrenamiento tenía que ser duro y conciso. Estaban por pelear con neófitos vampiros, no con niños de preparatoria.
Los Cullen-Hale se habían vestido con ropas cómodas dignas de comodidad ante la pelea, pero Bella y Persa tenían ambas ropa de civil.

Persephone se había negado rotundamente a colocarse alguna pilcha desgastada y fea, en vez de jeans y botas.
"No creo que en la pelea nos vistamos con esta ropa" fue lo que dijo en su defensa.

Edward y Bella se acercaron a la familia. La humana sonrió de lado al ver a Persephone colgándose de Emmett, haciendo que el vampiro le diga que estaba enojado, y la risa de Rosalie resonando junto a ellos.

Nunca había visto a la vampira sonreír tanto desde que la conocía.

Una leve brisa hizo que los músculos de la híbrida se tensen levemente mientras que el aroma a lobo llegaba a sus pulmones.
Miraron hacia la superficie llena de ramas, árboles y raíces.

Entre el bosque comenzaron a surgir poco a poco las grandes bestias que Persephone conocía a la perfección.

Al fin y al cabo, ella era uno de ellos.

Encabezando la manada estaba Sam, mientras que a sus lados estaban Paul y Jacob un poco más atrás.

Rápidamente, el moreno que tanto anhelaba dirigió su mirada a su impronta, sintiendo como su corazón y su lobo brincaban de felicidad al verla allí tan... empoderada.

Persa estaba con sus brazos cruzados junto a su aura de egocentrismo, la cual se desvaneció al conectar miradas con el lobo marrón.
Le dio una sonrisita de lado haciendo que el animal baje su mirada con vergüenza. Pero ese pensamiento se disolvió al ver a Bella, luchando contra su imprimación.

Los lobos los miraban desconfiados, dispuestos a atacar en el momento que sea necesario, mientras que Jacob simplemente estaba un tanto relajado al ver a Persephone allí.

—No nos tienen suficiente confianza para asumir su forma humana— Edward leyó los pensamientos de la manada para comunicarle a Carlisle.

Persa miró a Jacob, esperando a que le responda, pero bufó mentalmente al ver como el solo miraba a Bella.

Ella estaba al tanto de la situación amorosa que había entre la humana, el vampiro y el lobo.

—Vinieron. Eso es lo importante— le respondió a su hijo. Comenzó a avanzar para colocarse delante de los lobos. —¿Puedes traducir?

Edward asintió. Los Cullen se tensaron al ver como los lobos mostraban sus dientes al mirar al líder del clan.

Persa miró al lobo gris a un lado de Sam.
—Hola, Paul— murmuró la muchacha con una sonrisita, llamando la atención del lobo.

Este se le quedó mirando, bajando la guardia unos segundos disfrutando de la belleza de la muchacha a unos cuantos metros de el.

Jake gruñó al escuchar los pensamientos de Paul hacia su impronta.
¿Pero que pensaba hacer? Él esta enamorado de Bella y eso no iba a cambiar, pero escuchar la mente de su hermano lobo lo hacía poner los pelos de punta.

—Bienvenidos— pronunció Carlisle colocándose frente al alfa. —Jasper tiene experiencia con los recién nacidos. Nos enseñará cómo derrotarlos— explicó el líder señalando a su hijo detrás de él.

Los lobos lo miraron y Edward tradujo.
—Quieren saber que los diferencian con nosotros.

—Son más fuertes que nosotros porque la sangre humana aún permanece en su tejido— dicho esto, Carlisle volteó a ver levemente a Rosalie, quien le asintió en respuesta. —Como Persephone.

Bella miró extrañada la situación y Alice, quien estaba a su lado, lo notó. Le fue explicando en voz baja lo que era Persephone.

—Persa es mitad vampiro y mitad lobo— le susurró la vampira, haciendo que Bella se despegue un poco de ella para voltear a verla con sus cejas alzadas. —Lo se. Es imposible, pero pasó. Ella se transformó antes de que su gen se active, Carlisle supone que por eso no tuvo inconvenientes con la ponzoña— siguió explicando en susurros rápidamente.

Bella asintió parpadeando, sorprendida ante la sobrina de su novio. Ahora comprendía porque Persa se dirigía a ella con las palabras "condición".
La miró desde lo lejos, sabiendo que ella había escuchado lo que Alice le había dicho, pero la adolescente no se inmutó en lo absoluto.

—Nuestra especie nunca es tan poderosa, como en sus primeros meses de existencia— prosiguió el líder.

Dicho esto, se alejó cediéndole la palabra a su hijo. Se posicionó delante de los lobos mientras comenzaba a explicar las tácticas y debilidades.

—Lo más importante que debemos recordar es, primero, jamás dejen que los abracen. Los harían pedazos— el rubio explicaba a medida que su paso avanzaba, como todo un soldado de epoca. —Segundo, nunca opten por el ataque obvio. Eso estarán anticipando ellos. Y perderán— dijo detenidamente. —¡Emmett!— exclamó el muchacho mientras se colocaba en el medio del claro.

—Esto va a estar bueno— murmuró Persephone con una sonrisa, sabiendo que a Emmett iban a darle la paliza de su vida.

Mientras su familia avanzaba un poco hacia donde iban a comenzar el entrenamiento, Persa se limitó a mirarlo a lo lejos con unos pasos de diferencia de la manada de lobos.

Su padre comenzó a alejarse bajo la mirada atenta de todos, colocando la mejor atención que podían obtener.

—No te contengas— le dijo Hale.

—No es mi forma de ser— le respondió su padre antes de arremeter contra él.

Corrió hacia su hermano con todas sus fuerzas y velocidades pretendiendo derribarlo a la primera, pero Jasper fue más rápido y aterrizó agachado sobre la tierra.
Entre un movimiento y otro, Jasper termino por derribar a Emmet mirándolo con ego.

—Nunca te distraigas— marcó el punto débil del muchacho tirado en el piso.

Persa rió sin abrir su boca, esperando a que pase desparercibida pero la mirada del rubio se posó en ella.

—Persephone— la llamó y con una de sus manos le señaló "el ring".

Persa levantó sus cejas y se señaló a ella misma. —¿Yo? Estoy bien desde aquí— le contestó cruzándose de brazos.

—Persa— dijo Rosalie mirando a su hija.

La muchacha suspiró y comenzó a avanzar hasta quedar enfrentada al rubio, con unos metros de diferencia.

Lo examinó con la mirada de arriba a abajo, buscando algo para utilizar en su contra, pero sabía que el muchacho frente a ella había sido un soldado experimentado en sus vidas pasadas.

Persa le sonrió de lado y bloqueó la audición de su familia, abriendo su mente a Edward.
Intentó bloquear la audición de los lobos pero ellos le gruñeron al sentir como la vampira quería meterse en su cabeza.

—Persa bloqueó nuestras audiciones— avisó Edward mirando a la adolescente.

La familia frunció el ceño y miró con más atención al entrenamiento. ¿Qué se traía en manos ahora?

A juzgar como Persa miraba a Jasper, una pequeña sonrisa en sus labios y su paso lento, decidido y seductor, acercándose poco a poco al rubio, podían jurar que estaba seduciéndolo.

—¿Qué es lo que hace?— preguntó Alice viendo como la adolescente se acercaba a su esposo.

Jasper sentía que estaba en un tipo de ensueño, en ese momento no había nadie más que no sea Persa, y la híbrida lo sabía bien.

—Está alterando sus emociones— informó Edward leyendo los pensamientos de su sobrina.

Sonrió de lado escuchando los pensamientos de Persa y bufó. —Exactamente como él hace con nosotros. Amor, benevolencia, excitacion, admiración— nombró algunas emociones que Persa estaba forzando a tener a Jasper.

Jake largo un gruñido involuntario a lo lejos, viendo como la impronta se acercaba seductoramente al vampirucho.

—Mi chica le va a dar una gran paliza— dijo Emmett con una sonrisa de lado.

Persa ya estaba frente a Jasper, quien estaba completamente hipnotizado por la muchacha. La vampira alzó una de sus manos dispuesta a tocarlo, pero Jasper al sentir el tacto de la chica frente a él reaccionó brutalmente.

Tomó a Persephone del cuello y la volteó haciéndole una llave en el proceso, avanzó su paso vampiro hasta dar con un árbol, aprisionandola mientras que ella se removía con pequeñas exclamaciones ante el sentir el cuerpo del vampiro contra el de ella.

Tanto Paul como Jacob dieron un paso adelante mostrando sus dientes y gruñendo al ver como Persephone era atacada. Sam los miró gruñendo también.

No se muevan, les comunico por sus pensamientos.

Persa respiraba agitadamente mientras se trataba de zafar del agarre del rubio. —Si no estuvieras con Alice, te diría hasta que es sexy— dijo la muchacha tratando de despistarlo.

La furia de Jake creció y pudo escuchar como sus hermanos le pedían que se calme, pero ¿cómo iba a hacerlo?
Sabía que Persephone era ajena a la situación de la imprimación, pero no podía evitar hervirle la sangre al ver como estaban ambos.

Jasper apretó su agarre y acercó aún más su cuerpo. Dirigió su boca al oído de la muchacha, quien no se había dejado de remover. —Desapercibido, manipulador y para nada obvio— planteó el rubio.

—Inesperado— murmuró la muchacha con una sonrisa. —Tienes que aceptar que me estoy volviendo buena en esto.

En un rápido movimiento la dio vuelta y la apretó la espalda de Persephone contra el árbol con una mano en su cuello, la muchacha le sonrió con gracia.

—Pero no lo suficiente— le reprendió. —Estamos entrenando para salvar una vida, no para entrar a un stripper club—dicho esto soltó a la muchacha quien rogaba por aire.

Persephone cayó dramáticamente al suelo en busca de oxígeno.
Lo había olvidado, la híbrida necesitaba aire para vivir. —Lo siento— murmuró Jasper ayudándola a pararse.

Persa le asintió suavemente y lo atacó al ver como volteaba dispuesto a seguir con el entrenamiento. Para ese entonces, sus dones se habían completamente apagado dejando que la pelea sea completamente cuerpo a cuerpo.

Jacob estaba en guardia, no iba a esperar ni un solo segundo si veía que Persa salía herida por el entrenamiento.
En ese momento le importaba poco su amor por Bella, no cuando Persephone y Jasper estaban luchando con toda la fuerza que tenían.

Los golpes iban de diestra a siniestra, con el objetivo de derrotar al otro.
Persephone estaba a punto de acabarlo, pero la sorprendió al sentir como la tomaba y la lanzaba a un árbol cerca de los lobos.

Chilló de dolor al sentir el impacto contra el árbol, dejándola unos cuantos metros lejos del suelo. Estaba esperando el impacto del suelo, pero pudo sentir como caía de rebote en una superficie blanda y peluda.

Un cuerpo de lobo marrón estaba bajo ella acostado en el piso, amortiguando su caída.
Persa rodó sobre el lobo, quedando en la tierra llena de hojas y comenzó a toser al sentir como se ahogaba con su sangre. Se le había ido la mano a Jasper.

Jake miró cómo la mano de su impronta se llenaba de sangre debido a la tos y volteó a mirar a Jasper, quien tenía una expresión completamente preocupada.

El hombre lobo rugió hacia el muchacho dispuesto a avanzar hacia el, pero Sam se le interpuso mostrando su rango de alfa.

No, le ordeno el animal negro azabache obligando a Jake a cumplir sus órdenes.

—Estoy bien— dijo entre tos la muchacha aún tendida en el piso.

Aún tosiendo apenas audible, sonrió al sentir como la cabeza del lobo se restregaba contra ella tratando de brindarle apoyo.
Persa rió mientras se dejaba mimar por Jacob.

—Estoy bien. Ya sané— le respondió ante la insistente preocupación.

El clan Cullen-Hale miraba la escena tratando de no asquearse al ver a la pequeña de la familia con la compañía de un lobo.
Mientras que estaba siendo golpeado por Emmett, furioso al ver como su hija había salido lastimada.

El entrenamiento siguió avanzando poco a poco, mientras que Jacob y Persa se mantenían en sus lugares ajenos a la situación.

Persephone examinó al lobo a un lado de ella, el estaba acostado en el piso mientras miraba divertido como los vampiros trataban de derrocarse uno con uno, mientras que ella estaba sentada contra el árbol que había sido lanzada.

Estiró su mano y la colocó sobre el pelaje del lobo, no la movió al no recibir algún tipo de respuesta; no quería perder la mano aún.
Jacob la miró, no la miró, la admiró. Sus ojos azules curiosos ante el, con un una leve sonrisa apareciendo en el rostro de la pelirroja; Persephone había bajado todo tipo de coraza que tenía sobre ella, dejándola expuesta.

El lobo se acercó más a ella y colocó su cabeza en las piernas de la muchacha, relajándose por completo al sentir como Persa aceptaba gustosa el acto.

Sus manos se dedicaron a acariciar al lobo en su regazo, admirándolo. Era la primera vez que no había sentido algún tipo de asco o rechazo ante esta especie.
Al contrario, estaba anonadada. ¡Eran personas que podían convertirse en lobos con metros de altura!

Ella podía convertirse en eso, pero le aterraba la idea. No queria, al menos, no ahora.

—Te has imprimado de mi, ¿no es así?— soltó de repente la pelirroja.

Los lobos giraron a verla, unos más disimulados que otros, al igual que su familia; solo Alice había girado su cuerpo completo para mirar con una gran sonrisa a Persa.

Jacob se levantó del regazo de la muchacha y la miró con sus ojos lobunos, un tanto nerviosos y desesperados. Persa sonrió de lado al sentir como el corazón del chico comenzó a ir más rápido.

—Adivinando por tus latidos nerviosos y las miradas de la manada, es un si— respondió tratando de sonar despreocupada.

El animal bajó la mirada y su cabeza con un leve aullido de vergüenza, él no había elegido eso, y estaba esperando a que sea el momento correcto para poder decirle, pero eso no hacía falta.

Persephone no iba a negar que sintió una leve conexión al sentir el tacto de Jacob ese día en la bibloteca.
Tenía la duda de que iba a pasar si dejaba su lado lobuno fluir. Si iba a imprimirse de el o simplemente iba a seguir con su vida.

Persa sonrió ante la ternura que le causaba el chico, todo avergonzado por haberse imprimado de ella el mismo día que la conoció.
Acercó su boca al hocico del lobo y dejó un leve beso allí, alejándose con una sonrisa lo obligó a devolver su cabeza al regazo.

Al terminar el entrenamiento, no pudo evitar a Emmett, quien le decía chistes sobre pulgas y sobre la imprimación de Jacob. Pero todo esto fue ignorado al ver como el lobo marrón volteaba a verla una última vez antes de irse con su manada.

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