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⠀𝟮𝟮. ❛ BULLET WOUNDS AND BATHS ❜


CAPÍTULO 22⠀✶⠀heridas de bala y baños.


MIRAR FIJAMENTE EL CAÑÓN DE UNA PISTOLA NUNCA FUE BUENO. ¿Mirar por el cañón de una pistola con un perturbado al otro lado? Aún peor.

⠀⠀Angeline se quedó helada. El corazón le latía con fuerza y sentía como si no pudiera respirar. Todo lo que había aprendido en sus clases de defensa personal había saltado por los aires. Por su vida, no tenía ni idea de qué hacer a continuación.

⠀⠀—¿Z-Zimmerman? —Angeline trató de permanecer lo más tranquila posible, extendiendo un poco las manos lo mejor que pudo sin nada más que una toalla envuelta a su alrededor.

⠀⠀La situación no era ideal, por no decir otra cosa. Y odiaba la parte de su cerebro que decía ¿no podría haberlo hecho más tarde, cuando estuviera vestida? Porque ahora realmente no era el momento para su propio sarcasmo.

⠀⠀—N-No —Zimmerman cerró los ojos, con la mano temblorosa sobre la pistola—. No. Eres mala, Angeline. ¡Tu familia es mala gente!

⠀⠀—Lo son —Angeline asintió rápidamente, presa del pánico—. Pero yo también los odio, ¿vale? Yo no soy como ellos. No quiero hacer daño a nadie. Y sé que tú tampoco quieres hacer daño a nadie, ¿verdad?

⠀⠀—Voy a salvar a la gente —Zimmerman respiró hondo, de repente menos tembloroso, como si hubiera tenido una epifanía—. Sí. Voy a salvar a todo el mundo.

⠀⠀Agarró la pistola con fuerza y acercó el dedo al gatillo. Angeline sintió que sus propias manos temblaban mientras miraba hacia la puerta, rezando para que Mitch entrara. Aunque, a menos que quisiera largarse de nuevo, no había razón para que lo hiciera.

⠀⠀—Zimmerman, por favor —susurró Angeline—. Deja... Déjame ayudarte, ¿vale? Podrías bajar el arma y luego podríamos hablar. Sobre lo que quieras...

⠀⠀—¡Estoy harto! —bramó de repente, agitando la pistola—. ¡Harto de estar encerrado aquí, viendo a terroristas en las noticias matando a gente inocente! Tengo que hacer algo.

⠀⠀—Matarme no solucionará nada, Zimmerman —intentó convencerle Angeline.

⠀⠀Había leído en alguna parte que decir el nombre de alguien lo hacía parecer más personal, por lo que se sentiría más culpable de hacerte daño. Sin embargo, Angeline no estaba segura de que fuera tan eficaz cuando sólo sabía su apellido y él tenía muchos problemas psicológicos.

⠀⠀Si salía viva, iba a matar a Mitch. Le había dicho que Zimmerman le daba escalofríos.

⠀⠀—¡Sí lo hará! —Zimmerman gritó—. ¡Sí lo hará, sí lo hará!

⠀⠀Angeline le estaba estudiando como un halcón, esperando a que cometiera un desliz, a que se distrajera sólo un segundo. Cuando se giró para pasarse una mano por el pelo, Angeline lo tomó como una salida. Se lanzó hacia sus piernas, chocando contra él y tirándolo al suelo.

⠀⠀Zimmerman era un ex-asesino, así que sería estúpida si pensara que podría pasar por encima de él o tener ventaja alguna. Todo era un riesgo, pero ella no iba a caer sin luchar.

⠀⠀Estaba desplomado bajo ella, con la pistola aún apretada en la mano, para su consternación. Angeline dio las gracias a su yo del pasado por haberse envuelto la toalla con tanta fuerza mientras se estiraba para agarrarle la muñeca con ambas manos antes de que pudiera apuntarle con la pistola. Trató de mantenerle la mano clavada en el suelo, forcejeando encima de él.

⠀⠀—¡Mitch! —Angeline gritó—. ¡Mitch, ayuda!

⠀⠀Zimmerman levantó la mano que le sobraba y la agarró por el cuello. Ella gruñó, sintiendo que sus vías respiratorias eran aplastadas lentamente, pero no aflojó el agarre de la mano que tenía la pistola, ni siquiera cuando unos puntos negros filtraron su visión. Sabía que si lo soltaba, él podría apuntar y dispararle.

⠀⠀Angeline utilizó toda su energía para clavarle la rodilla en la entrepierna. Jadeó cuando Zimmerman gritó de agonía y le soltó el cuello, aprovechando para darle también un fuerte codazo en el pecho y dejarle sin aliento.

⠀⠀Zimmerman soltó un sonoro gruñido, pero pareció recuperarse rápidamente y de repente los volteó para que ella quedara inmovilizada debajo de él. El agarre de ella a su muñeca vaciló.

⠀⠀Le apuntó a la cara y apretó el gatillo justo cuando Angeline apartaba la cabeza. Le estallaron los oídos y enseguida percibió el olor a humo y polvo, extremadamente consciente de que el agujero en el suelo podría haber sido en su cabeza.

⠀⠀¿Dónde coño estaba Mitch?

⠀⠀Ahora sí que iba a matarle si volvía a verle.

⠀⠀Angeline le agarró por los hombros y utilizó toda su fuerza para golpearle la frente con la cabeza. No estaba segura de si había querido hacerse tanto daño en la cabeza, pero la sangre que manaba de la frente de Zimmerman le hizo saber que había salido peor parado. Aún le zumbaban los oídos por el disparo.

⠀⠀—Maldita zorra —gimió, ligeramente aturdido.

⠀⠀Angeline agarró la pistola que él tenía en la mano y tiró de ella con fuerza. Estuvo a punto de dejarla caer por la conmoción de haber sido capaz de quitársela de encima, pero con una mano temblorosa, rápidamente apretó el cañón contra el pecho de Zimmerman.

⠀⠀—Aléjate de mí —advirtió Angeline, con la voz más temblorosa que nunca—. ¡Aléjate de mí ahora mismo!

⠀⠀Zimmerman soltó un gemido que logró llegar al corazón de Angeline. Temía tener que hacerle daño, incluso estaba aterrorizada. No estaba en el estado mental adecuado; no entendía lo que estaba haciendo realmente.

⠀⠀Él se apartó temblorosamente de ella, retrocediendo. Angeline le apuntó con la pistola mientras se ajustaba la toalla, que empezaba a resbalar.

⠀⠀—Por favor —le suplicó—, sólo... sólo quédate ahí. No quiero hacerte daño, ¿vale?

⠀⠀Zimmerman asintió frenéticamente. Angeline podría haber suspirado aliviada, pero sabía que aún no había terminado del todo.

⠀⠀—¡Mitch! —Angeline gritó de nuevo, su corazón se hundió cuando se dio cuenta de que debía estar en el gimnasio, el único lugar de la casa desde el que no se oía nada—. ¡Mitch!

⠀⠀Inclinó la cabeza hacia un lado un momento, sólo para escuchar una llamada o pasos o algo, pero no oyó nada.

⠀⠀Sólo a Zimmerman corriendo hacia ella.

⠀⠀Se le echó encima, le rodeó la garganta con las manos y apretó tan fuerte que Angeline sintió la presión detrás de los ojos. Sentía que se le iban a salir y oía cómo la sangre le corría por los oídos, cómo le chirriaban los pulmones.

⠀⠀—P- p... —no iba a aguantar ni un minuto más, sus rodillas se agitaban debajo de ella, pero era en vano.

⠀⠀Angeline le apuntó al pecho con la pistola que tenía en la mano y apretó el gatillo. El alivio fue casi inmediato cuando las manos de Zimmerman se deslizaron fuera de su cuello magullado, pero ella no tuvo oportunidad de relajarse.

⠀⠀Sollozos y respiraciones rápidas salieron de sus labios, sus piernas trabajando rápidamente para patear su pesado cuerpo fuera de ella. La toalla se quedó pegada al suelo cuando ella salió de debajo de él, pero era lo de menos al ver a Zimmerman encorvado, con la mano sujetando el lugar por donde le había entrado la bala.

⠀⠀—L-lo siento —Angeline se puso histérica, sobre todo al ver la cara de estupefacción de él cuando retiró la mano y la encontró cubierta de sangre.

⠀⠀Y entonces se lanzó de nuevo hacia delante, luchando por el arma con todos los últimos restos de adrenalina y vida que le quedaban en el cuerpo. Angeline gritó, sintiendo su mano ensangrentada deslizarse desde su cuello hasta su brazo. Más rápido que la última vez, volvió a dispararle. Cualquier cosa con tal de quitárselo de encima. La sangre salpicó su cuerpo.

⠀⠀Esta vez se desplomó sobre ella. Angeline estaba en estado de shock, sus ojos sólo volvieron a la vida cuando sintió un líquido caliente en su estómago. Se estaba desangrando encima de ella.

⠀⠀Llorando de nuevo, consiguió quitárselo de encima, con todo el cuerpo temblándole más que nunca. Angeline sentía que no podía respirar, la bilis se le subió a la garganta mientras miraba el cuerpo del hombre que acababa de matar. El pánico se apoderó de ella, no sólo por el hecho de que acababa de asesinar a alguien, sino porque sentía que iba a vomitar.

⠀⠀Los pensamientos se agolpaban en su mente a una velocidad tan rápida e intensa que le dolían; sentía como si le estuvieran aplastando el cráneo mientras sus ojos goteaban lágrimas sin parar. Todavía tenía la pistola en la mano y se pegó a la pared, sin apartar los ojos del cuerpo sin vida de Zimmerman hasta que salió de la habitación. Había sangre en la alfombra. Muchísima sangre.

⠀⠀Mitch. Tenía que encontrar a Mitch.

⠀⠀Estaba claro que la adrenalina se le había pasado y levantar las piernas le parecía una tarea pesada. Cada paso era como tratar de forzarse a entrar en un aula cuando se llega tarde a clase o algo así, con el estómago hecho un nudo mientras se dirigía al sótano. Tardó el doble de tiempo de lo normal en bajar.

⠀⠀Mitch estaba de espaldas a ella, sin oírla bajar mientras lanzaba puñetazos al saco de boxeo que colgaba del techo. Ella abrió la boca para gritar su nombre, pero lo único que salió fue un patético gemido. Sin embargo, él pareció sentirla detrás de él y, con una rápida mirada por encima del hombro, detuvo sus movimientos.

⠀⠀Lo último que Mitch esperaba ver era a Angeline al pie de la escalera, con el pelo mojado por la ducha, el cuerpo desnudo y cubierto de sangre mientras temblaba como una hoja y una pistola en la mano derecha.

⠀⠀Sus ojos color avellana se abrieron de par en par y se arrancó los guantes protectores que llevaba, tirándolos al suelo y abalanzándose hacia ella, sus manos se dirigieron a sus hombros donde le arrebató el arma.

⠀⠀—¿Qué ha pasado? —preguntó—. ¿De quién es esta sangre? ¿Estás herida?

⠀⠀Mitch le había dejado chupetones en el cuello y las clavículas, pero sabía que las huellas de las manos que la rodeaban no las había dejado él: eran moratones grandes y violentos que habían sido hechos con la intención de herir... o incluso de matar. Sus ojos castaños se abrieron de par en par por una mezcla de conmoción y miedo cuando empezó a tartamudear de nuevo, intentando hablar.

⠀⠀—Yo no quería —sollozó finalmente Angeline, con una mano temblorosa rozando su propio cuello—. Iba a matarme, Mitch.

⠀⠀—¿Zimmerman? —se dio cuenta Mitch, viéndola estremecerse y asentir al oír el nombre—. ¿Así que no hay nadie más en la casa?

⠀⠀—No —jadeó Angeline—. Yo... ¡Joder! No sabía qué hacer...

⠀⠀Se desplomó sobre él. Mitch no se lo esperaba, la forma en que sus manos se aferraron a sus hombros como si quisieran evitar que cayera al suelo. Los sollozos de Angeline eran violentos y fuertes, nunca la había oído así antes, incluso cuando ella apretó la cara contra su pecho, amortiguando ligeramente sus sonidos. La rodeó con los brazos, intentando no tocarla irrespetuosamente teniendo en cuenta que aún estaba desnuda.

⠀⠀—Lo sé —dijo Mitch, intentando consolarla—. Angeline, a veces hay que ensuciarse las manos para salvarse. Eres humana, hiciste lo que tenías que hacer. No eres una mala persona.

⠀⠀Mentalmente, Mitch se maldecía a sí mismo. Pensó que podía confiar en Zimmerman, Stan lo hizo. Nunca pensó que intentaría herir a Angeline, y mucho menos que intentaría matarla. Incluso entonces, debería haber estado allí para salvarla. En cambio, Angeline había tenido que salvarse a sí misma y ahora estaba claramente traumatizada.

⠀⠀Angeline siguió llorando contra él durante un par de minutos más antes de reducirse a mocos y pequeños gemidos. El sonido le dio un vuelco al corazón, teniendo en cuenta que nunca la había visto tan... "débil" no era la palabra adecuada dadas las circunstancias, pero Angeline nunca había sido así.

⠀⠀La apartó suavemente de él y cogió su toalla de gimnasia. Aún no la había usado, así que estaba limpia y se la puso alrededor de los hombros. No la cubría realmente, pero supuso que la haría sentirse menos expuesta. Angeline seguía temblando mientras se agarraba a la toalla y le castañeteaban los dientes al mirarlo.

⠀⠀—¿Estoy en problemas? —Angeline susurró temerosa—. ¿Voy a ir a la c-cárcel o algo así?

⠀⠀—No —respondió Mitch, inseguro de si volver a tenderle la mano y consolarla—. No, no te va a pasar nada, ¿vale? Tenemos cámaras que se pueden comprobar; mi superior verá que fue en defensa propia. Ahora, ¿estás segura de que está muerto, Angeline?

⠀⠀Angeline se atragantó con sus palabras.

⠀⠀—Yo... yo... Intenté decir mucho su nombre porque se supone que hace que la gente se sienta más consciente o responsable o lo que sea, pero... pero no funcionó...

⠀⠀—Angeline —repitió Mitch con severidad—. ¿Quieres esperar aquí mientras subo a... verlo?

⠀⠀No, quiso responder. Por favor, quédate conmigo. No me dejes. No puedo estar sola ahora. 

⠀⠀En lugar de eso, asintió. Él dijo algo de que volvería enseguida antes de apretar la pistola y empezar a subir corriendo las escaleras, dejando a Angeline sola en el gimnasio. Inmediatamente se desplomó en el último escalón, deseando que las manos dejaran de temblarle mientras se apartaba el pelo mojado de la cara. Estaba lleno de nudos por no habérselo cepillado y tenía frío.

⠀⠀Cuando apartó las manos y encontró allí la sangre de Zimmerman, Angeline empezó a respirar con más dificultad. Le parecía que aún podía sentir el cuerpo de él encima del suyo, con las manos alrededor de su garganta. Oía sus gemidos y recordaba exactamente lo que pensaba cuando él empezó a tirarla al suelo. Estaba segura de que iba a morir.

⠀⠀La presión detrás de los párpados ya no se debía a la asfixia, sino a las lágrimas que no dejaban de caer. Se sentía tan débil, enferma y retorcida, como si nunca fuera a limpiarse de la sangre que tenía en el cuerpo. Angeline cogió la toalla que Mitch le había dado y empezó a intentar quitársela de la piel.

⠀⠀—Angeline, ¡para! —La voz de Mitch retumbó en sus oídos y sus manos, mucho más grandes, se aferraron a las suyas.

⠀⠀Se le cortó la respiración cuando levantó la vista y lo vio, con las pestañas llenas de lágrimas. Él, con una mezcla de horror y compasión, le quitó la toalla de las manos y le sujetó el hombro con una de las suyas.

⠀⠀—Se te quitará en la ducha, ¿vale? —la tranquilizó Mitch, aunque su tono no dejó de ser severo y de advertencia, como era habitual en él—. Te estás haciendo daño haciendo eso.

⠀⠀—Necesito quitármela —le suplicó Angeline.

⠀⠀—Vale, vamos a quitártela, ¿vale? —fue un poco más suave esta vez. Bueno, tan suave como Mitch Rapp podía ser.

⠀⠀Angeline asintió, sintiendo que su mano se deslizaba por su espalda, justo por encima de su omóplato, y la guió hasta ponerse de pie. Seguía temblando, lo que la hacía sentirse un poco estúpida, pero Mitch no se dio cuenta. Empezó a ayudarla a subir las escaleras del sótano y luego las del piso superior, donde estaban todos los dormitorios. La condujo a su dormitorio y abrió la puerta del cuarto de baño.

⠀⠀—Vale, dúchate, tómate todo el tiempo que necesites y...

⠀⠀—No —Angeline no se lo pensó antes de agarrarle el brazo, transfiriéndole algo de sangre accidentalmente—. Por favor, no me dejes otra vez —dijo débilmente.

⠀⠀Mitch comprendió lo abatida que debía de estar para pedirle ayuda. Normalmente era muy testaruda y odiaba admitir la derrota, especialmente ante él. Aunque él no diría que era necesariamente una derrota. Al fin y al cabo, él la había rechazado después de su pesadilla de la noche anterior; ella era más valiente que él por pedirle ayuda.

⠀⠀—Vale —dijo Mitch lentamente, incluso inseguro—. ¿Quieres un baño?

⠀⠀Angeline asintió, encogiéndose como si se arrepintiera de haber abierto la boca. Retiró la mano mientras Mitch se acercaba a la bañera y empezaba a llenarla de agua caliente. También echó mucho jabón, haciéndola burbujear. Angeline se alegró ya que, aunque él había visto su cuerpo antes y ella acababa de ir a buscarlo completamente desnuda, estaba empezando a recuperar la conciencia sobre las partes de su cerebro que se habían apagado al ver un cadáver.

⠀⠀No era necesariamente incómodo para él, más bien se sentía enfadado consigo mismo por permitir que sucediera en primer lugar. Sin embargo, Mitch estaba bastante acostumbrado a este sentimiento de rabia. Lo sentía tan a menudo que a veces casi le entumecía, hasta que se producían picos como éste. Cuando se unió a la CIA para acabar con los terroristas que mataron a su familia, pensó que se sentiría mejor, pero no fue así. Lo único que consiguió fue alimentar su deseo de proteger más vidas inocentes, de librar al mundo de personas que consideraban aceptable cometer actos tan repugnantes.

⠀⠀Cuando conoció a Angeline, no estaba seguro de si estaba involucrada en el negocio familiar o no. Rápidamente se dio cuenta de que no lo estaba y empezó a sentir lástima por ella, porque no conocía la verdadera vileza de su familia, porque la maltrataban e incluso abusaban de ella, porque todo lo que podía salir mal parecía hacerle exactamente eso...

⠀⠀Angeline siempre había sido demasiado curiosa para su propio bien. Siempre haciéndole preguntas, intentando escuchar a través de su puerta aquella vez, intentando colarse en su habitación... La gota que colmó el vaso fue cuando se coló en el despacho de su padre y fue descubierta por Renolds y también consiguió averiguar el código que buscaban la oposición de su padre y la CIA. Fue entonces cuando él empezó a irritarse con ella.

⠀⠀No sólo porque se las había arreglado para joder toda una misión, sino porque se había puesto a sí misma en grave peligro. Nunca lo admitiría en voz alta, pero Mitch se preocupaba de verdad por lo que le pudiera pasar. No quería que le hicieran daño, necesitaba llevarla al piso franco para que la CIA pudiera sacarle los códigos y protegerla adecuadamente. Sin embargo, ella se lo ponía muy difícil. Era frustrante a más no poder.

⠀⠀Los pensamientos de Mitch se vieron interrumpidos por pequeños gemidos procedentes de su lado. Miró a Angeline, que volvía a restregarse el brazo con brusquedad. Estaba muy rojo, pero parecía desesperada por limpiárselo, con las cejas fruncidas por el dolor y la concentración.

⠀⠀—Eh—volvió a llamar Mitch, en voz baja.

⠀⠀No sabía lo que hacía cuando se arrodilló fuera de la bañera y le quitó suavemente el estropajo con la mano. Angeline volvía a respirar con dificultad y lo miraba preocupada. No podía mantener el contacto visual, su mirada se desgarraba hacia sus manos, donde ya no había sangre, pero era como si aún pudiera sentir su textura pegajosa.

⠀⠀—No pasa nada —le prometió Mitch y Angeline estaba segura de que era lo más suave que le había oído nunca—. Angeline. No pasa nada. Mírame.

⠀⠀Ella no le miró y Mitch no supo qué más decir. Necesitaba llegar a ella, no quería que quedara emocionalmente marcada. No como él.

⠀⠀—Yo... yo... Intenté decir mucho su nombre porque se supone que hace que la gente se sienta más consciente o responsable o lo que sea, pero... pero no funcionó...

⠀⠀—Angel, mírame.

⠀⠀Él se sorprendió cuando funcionó, sus ojos marrones llorosos miraron hacia arriba para fijarse en los suyos. Ella también parecía bastante sorprendida, como si no esperara que él usara su nombre preferido con ella.

⠀⠀—Vas a estar bien —le recordó Mitch—. Esto sale fácil. ¿Ves?

⠀⠀Mitch cogió el brazo que ella se había estado restregando con dureza, lo sujetó con delicadeza y le acercó el estropajo. Rozó su piel limpia, con la esperanza de que algo parpadeara en su cerebro al hacerlo y ella pensara que estaba funcionando. Sabía que a veces funcionaba con la gente que tenía miedo a los gérmenes.

⠀⠀Angeline soltó un suspiro tembloroso cuando Mitch retiró el estropajo.

⠀⠀—¿Cómo lo has hecho? —preguntó.

⠀⠀—Con calma —Mitch reprendió, aflojando un poco mientras se movía a su hombro—. Sólo tienes que ser muy suave con él. Tienes que tener cuidado contigo misma.

⠀⠀Tal vez debería haberle devuelto el estropajo, pero Angeline por fin parecía haber dejado de temblar mientras le miraba limpiarse la sangre. Se aseguró de mirarla a la cara y no al cuerpo, no quería que se sintiera violada, aunque la situación no tenía nada de sexual.

⠀⠀—¿Cómo lo haces? —Angeline moqueó, sus ojos dejaron la pierna que él estaba limpiando para mirarlo—. ¿Cómo lo haces para trabajar?

⠀⠀—¿Matar gente? —preguntó Mitch, ganándose un respingo que tomó como un sí—. Al principio nunca es fácil, incluso cuando se lo merecen. Pero por eso, con trabajos como el mío, no puedes encariñarte. Le hago un favor al mundo eliminando la escoria que hay en él.

⠀⠀Angeline tragó saliva, pensando en sus palabras.

⠀⠀—¿Como mi padre y Elliot?

⠀⠀—Desafortunadamente.

⠀⠀—No, los odio —dijo Angeline mientras se movía para abrazar sus rodillas contra su pecho, sintiendo que Mitch empezaba a lavarle suavemente la espalda, evitando su pelo—. No me... No me importa lo que les pase en este momento.

⠀⠀Mitch no dijo nada. No estaba seguro de qué decir.

⠀⠀—Ojalá me hubiera quedado en Londres con mi madre —murmuró Angeline contra sus rodillas.

⠀⠀—¿Estás segura? —Mitch intentó hacerla sonreír un poco—. Entonces no me habrías conocido.

⠀⠀Funcionó, hubo un pequeño tirón en la comisura de sus labios.

⠀⠀—No te odio, Mitch —admitió Angeline—. Sé que dije que lo hacía esta mañana, pero en realidad no.

⠀⠀—¿No me odias? —Mitch levantó las cejas—. Me engañaste.

⠀⠀—Bueno, te odio porque eres un hombre y eres molesto, pero no te odio a ti —dijo suavemente la chica de pelo oscuro—. Y si te atreves a decirme que no debería odiar a todos los hombres, te daré un puñetazo. Todos los hombres de mi vida han sido un asco. Excepto Dan.

⠀⠀La cara de Mitch se torció durante un segundo.

⠀⠀—¿Quién coño es Dan?

⠀⠀—¿No te acuerdas? —Angeline soltó una risita, aunque era tan débil que sonaba dolorosa⠀⠀—. Dan el barista en el Starbucks cerca de la casa de mi padre. Hacía frappés de caramelo legendarios. Nunca tenía que pedir más caramelo, siempre lo sabía.

⠀⠀—Ah —dijo Mitch—. ¿Y si el tipo es un auténtico gilipollas entre bastidores?

⠀⠀—Cuando haces un café tan bueno como él, no importa —contestó Angeline, con la cara un poco caída cuando Mitch dejó de limpiarle la espalda y el silencio volvió a llenar la habitación—. Gracias, Mitch.

⠀⠀Ligeramente sobresaltado, el moreno se limitó a asentir un poco.

⠀⠀—Todo es parte de...

⠀⠀—No termines eso —Angeline suspiró, enviándole una pequeña y punzante mirada mientras Mitch alcanzaba el tapón y comenzaba a escurrir el agua jabonosa—. Es molesto cuando dices eso. Di "de nada" por una vez, por favor.

⠀⠀Mitch guardó silencio unos instantes.

⠀⠀—De nada, Angel.

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