⠀𝟮𝟰. ❛ THE NEXT STEP ❜
CAPÍTULO 24⠀✶⠀el siguiente paso.
—HOGAR DULCE HOGAR.
⠀⠀Otro motel. Después de permanecer en la casa segura durante dos días y medio, Angeline estaba más que decepcionada. En el centro de la habitación había una cama doble, con finas colchas blancas en la parte superior, y había una pequeña cocina, una mesa y una silla. Se parecía a todos los demás moteles en los que se habían detenido hasta ahora.
⠀⠀Angeline pasó junto a Mitch cuando éste comprobaba que la habitación era segura al cien por cien y puso los ojos en blanco cuando él entró en el cuarto de baño con la pistola en la mano. Se tumbó en el viejo y desvencijado colchón y sacó su bolsa de viaje, llena de ropa y libros.
⠀⠀—Menos mal que me gusta leer, si no probablemente me habría muerto de aburrimiento —observó Angeline mientras los sacaba todos—. ¿Eres de los que rompen los lomos?
⠀⠀Mitch parecía ligeramente sobresaltado al salir del baño, con la cara un poco desencajada
⠀⠀—¿Perdón?
⠀⠀Angeline sonrió con satisfacción, dándose cuenta de que se lo había tomado sexualmente.
⠀⠀—Quiero decir, ¿rompes los lomos de tus libros? Sé que algunas personas piensan que es prácticamente un pecado hacerlo, pero no puedo imaginarme leer en un ángulo. Los rompo en cuanto los tengo. Y la mayoría de las veces, en lugar de utilizar un marcapáginas, doblo la esquina superior de la página. Otro crimen, aparentemente.
⠀⠀—¿Importa eso? —Mitch preguntó.
⠀⠀—Para algunos —bromeó Angeline—. Supongo que no eres lector.
⠀⠀—No, la verdad es que no —dijo mientras retiraba la silla de la mesa y cogía su portátil, abriendo la tapa—. Nunca pude imaginarme las palabras. Prefería las películas.
⠀⠀—Oh, yo solía ser un ratón de biblioteca —respondió la morena mientras se llevaba el libro a la oreja y chasqueaba el lomo; en realidad no era tan satisfactorio—. El olor es una de las mejores partes.
⠀⠀Esta vez se lo llevó a la nariz e inhaló profundamente, haciendo que Mitch la mirara con extrañeza.
⠀⠀—¿Quieres oler?
⠀⠀—Paso.
⠀⠀Angeline suspiró pesadamente y echó un vistazo a la portada, apoyando la cabeza en la almohada que tenía detrás. Ya era mediodía, así que calculó que probablemente podría terminarlo antes de la noche. Siempre y cuando Mitch no planease marcharse, aunque no creía que lo hiciese.
⠀⠀En realidad, que Mitch se detuviera en un motel tan pronto había sido bastante brusco. En un momento Angeline estaba sentada en el coche esperando a que él volviera de donde estaba usando el baño en el bosque, y al siguiente él volvía y le decía que su superior le había dicho que tenía que comprobar algo.
⠀⠀No quiso decirle lo que era y Angeline no tenía energía para presionar.
⠀⠀—¿Entonces eras guay en el instituto? —preguntó Angeline.
⠀⠀Mitch se burló.
⠀⠀—Yo estaba en el medio. Me integré.
⠀⠀—¿En serio? —Angeline entrecerró los ojos.
⠀⠀Sólo con mirar a Mitch, habría supuesto que había sido popular en el instituto. Era alto, guapo y fuerte; probablemente practicaba algún deporte. Seguramente habría sido el tipo de chico del que todo el mundo estaba colado. A Paige le había gustado lo suficiente como para tirarle los tejos, e incluso Darcy había dicho que estaba bueno, y ella era lesbiana.
⠀⠀¿O debería llamarla Mila ahora? Así le había dicho Mitch que se llamaba Darcy cuando miró en su teléfono. ¿Era realmente lesbiana? ¿O había fingido para atraer a Angeline a su cama? Le dolía la cabeza y se preguntaba qué estaría haciendo "Darcy" en ese momento. Probablemente ayudando a su propio padre, la oposición del padre de Angeline.
⠀⠀—Sí —dijo Mitch—, no me gustaba la popularidad. Supongo que siempre he preferido pasar desapercibido.
⠀⠀—Hmm... —Angeline tarareó pensativa—. Yo solía ser un poco así hasta que conocí a Paige. Ella me tomó bajo su ala tan pronto como empecé en esa escuela. Y era la chica más popular, así que me adapté bien.
⠀⠀Mitch se burló, sacudiendo la cabeza.
⠀⠀—Si de alguna manera tienes la impresión de que hubiéramos sido parecidos en el instituto, no podrías estar más equivocada.
⠀⠀—No digo que hubiéramos sido mejores amigos ni nada de eso —Angeline puso los ojos en blanco—. A menos que quisieras serlo. En realidad soy muy buena amiga.
⠀⠀—La gente que dice que es muy buena amiga, normalmente no lo es.
⠀⠀Angeline resopló y decidió ignorar su pesimismo habitual. Abrió su libro, acercó las rodillas al pecho y se puso cómoda mientras se apoyaba en el cabecero. Apoyándolo ligeramente en las piernas, Angeline empezó a leer, en otro intento desesperado por evitar que su mente volviera a Zimmerman. Tenía miedo de dormir esa noche.
⠀⠀Pasó cerca de una hora. Angeline llevaba cuatro capítulos de su nuevo libro y Mitch acababa de cerrar el portátil, soltando un suspiro estresado mientras se frotaba la mandíbula con la mano. Angeline lo miró y no pudo evitar pensar que estaba increíblemente guapo cuando estaba al borde de un ataque de nervios.
⠀⠀—¿Qué pasa? —preguntó en voz baja después de unos momentos.
⠀⠀Mitch vaciló.
⠀⠀—¿Quieres saberlo?
⠀⠀Angeline dio un respingo, dejando caer su libro sobre el edredón y perdiendo la página al incorporarse con impaciencia.
⠀⠀—¿De verdad vas a decírmelo?
⠀⠀—No lo haré si vas a actuar como una especie de niña emocionada por ello —Mitch la fulminó con una leve mirada—. No es nada por lo que alegrarse, créeme.
⠀⠀Se le revolvió algo en el estómago y Angeline se preocupó un poco. Se desplazó hacia el extremo de la cama, colgando las piernas por el borde, de modo que quedó a unos metros de la mesa en la que estaba sentado Mitch. Él interpretó su paciente silencio como la confirmación de que ella realmente quería saber, y otro pequeño suspiro salió de sus labios.
⠀⠀—La CIA lleva un tiempo rastreando el teléfono personal de tu padre —murmuró Mitch—. Todos los mensajes que ha estado recibiendo... Nada de eso tiene que ver con el pequeño proyecto de tu padre, parece que no es tan estúpido como para hablar de ello allí; pero tu madre ha estado enviándole mensajes y llamándole, Angeline. Está preocupada porque no has contestado a ninguno de sus mensajes ni cogido el teléfono.
⠀⠀Si es que era posible, el estómago de Angeline bajó aún más.
⠀⠀—¿Qué le ha estado diciendo?
⠀⠀—No le ha contestado —dijo Mitch—. Necesitamos que intervenga la menor cantidad de gente posible. Si tu madre se pone en contacto con la policía de aquí, la influencia de la CIA significa que no acabarás en las noticias ni nada, porque ellos intervendrán. Pero podría montar un escándalo y entonces acabarías en las redes sociales y sería más difícil de controlar.
⠀⠀Angeline frunció el ceño.
⠀⠀—¿Y qué hay de mis amigas también?
⠀⠀—No sabemos nada de ellas —respondió Mitch.
⠀⠀—Sé que has dicho que no se puede involucrar a la gente, pero ¿no puedo decirles que estoy bien? ¿No evitará que involucren a más gente hasta que me lleves al piso franco? —preguntó Angeline.
⠀⠀Mitch vaciló.
⠀⠀—Es lo que mi superior estaba considerando. Sólo que tampoco tenemos ni idea de si tu padre y Williams están rastreando el teléfono de tus amigas y de tu madre. Podrían estar esperando a que contactaras con alguna de ellas.
⠀⠀Echaba mucho de menos a sus amigas. La última vez que las había visto había sido en la fiesta de su decimoctavo cumpleaños, y parecía que hacía décadas de aquello. Tampoco ayudaba el hecho de que "Darcy" la hubiera emborrachado y drogado; gran parte de aquella noche estaba borrosa.
⠀⠀—No lo entiendo —dijo Angeline de repente, enfadada, con la frustración a flor de piel—. ¿Por qué no puedo decirte los códigos ahora? Así podrás decírselo a tu superior o lo que sea y evitar que exploten esas estúpidas bombas. Esto es tan interminable, que es más probable que me pille uno de ellos antes incluso de estar en un lugar seguro para decirle a la CIA esos códigos.
⠀⠀—Es mucho más complicado que eso —le contestó Mitch y Angeline se dio cuenta de que él también intentaba no frustrarse con ella—. Se suponía que yo era el encargado de conseguir los códigos... después de averiguar dónde estaban exactamente esas bombas y qué tenía que ver Williams con ello. Conseguí averiguar la situación de Williams, pero tú jodiste el resto.
⠀⠀Angeline estaba bastante segura de que no lo había dicho maliciosamente para hacerla sentir culpable, pero aun así sintió que el estómago le bajaba. Cada vez más bajo. Llena de dolor y culpabilidad, deseó no haberse asomado nunca por la puerta abierta del despacho de su padre.
⠀⠀—¿Así que no sabes dónde están las bombas ahora mismo?
⠀⠀—No. Me faltaban semanas para averiguarlo. Mis instrucciones eran bastante claras: trabajar lo suficientemente cerca de tu padre para averiguar dónde estaban las bombas, conseguir los códigos, alejarte de tu familia para que otro agente te llevara al piso franco, y luego ir con otros a por Williams mientras otros iban a por tu padre. Era un plan bastante impecable.
⠀⠀Angeline soltó un suspiro tembloroso.
⠀⠀—La gente va a salir herida por mi culpa. ¿Es eso lo que Zimmerman quería decir?
⠀⠀Mitch frunció el ceño.
⠀⠀—No. Zimmerman era un enfermo mental, Angeline, no sabía de lo que hablaba. ¿Cómo ibas a saber lo que te ibas a encontrar revisando el despacho de tu padre?
⠀⠀Mitch se había pasado la última semana intentando convencerse de eso también. Había estado tan irritado con ella por haberlo estropeado todo, pero poco a poco empezaba a comprender que Angeline no era más que una adolescente curiosa que no tenía ninguna culpa.
⠀⠀Angeline ignoró su pregunta.
⠀⠀—¿Así que ibas a conseguir los códigos tú mismo? ¿Qué más da que te los diga ahora? ¿Y si me matan y nadie más que mi padre tiene los códigos? Entonces, ¿qué harás?
⠀⠀La mandíbula de Mitch se apretó.
⠀⠀—No te matarán.
⠀⠀—Podría...
⠀⠀—No, no lo harás... no bajo mi vigilancia, no morirás, Angeline —prácticamente gruñó Mitch—. Tu falta de confianza en mi capacidad para mantenerte a salvo me cabrea.
⠀⠀Angeline puso los ojos en blanco, sin que le afectara su tono airado.
⠀⠀—Todo te cabrea.
⠀⠀Mitch le dirigió una mirada mordaz antes de levantarse bruscamente de la silla. Angeline casi se sobresaltó antes de darse cuenta de que se dirigía al baño, cogiendo su pistola por el camino. Angeline juró que no iba a ninguna parte sin ella.
⠀⠀—Me voy a duchar —refunfuñó Mitch antes de que se cerrara la puerta.
⠀⠀Angeline no le devolvió la palabra, sino que se dirigió hacia donde estaba su libro, maldiciendo por haber perdido la página. Oyó el ruido de la ducha en el cuarto de baño. Después de echar un vistazo a la puerta del baño para asegurarse de que Mitch seguía dentro, se llevó la mano al bolsillo del jersey y sacó la caja rectangular de condones que había robado.
⠀⠀Estaba un poco irritable desde que llegaron al motel, pero a Angeline no le importaba. Tenía ganas de liberar sus frustraciones, de perderse por fin en el sexo con Mitch. Dios sabía que había pensado que era atractivo desde el momento en que lo vio, y la forma en que habían jugado ayer no le había hecho ningún favor a su imaginación.
⠀⠀A Angeline le gustaba el sexo; diablos, la única razón por la que había estado con Levi tanto tiempo era porque él era realmente decente en eso. Tampoco tenía miedo de su sexualidad, siempre la había aceptado y estaba segura de sí misma y de lo que quería. Y lo que quería ahora era a Mitch Rapp, aunque a veces fuera un imbécil molesto.
⠀⠀Metió los condones en la bolsa cuando se dio cuenta de que se había quedado absorta, enterrándola bajo un jersey negro. En su lugar, sacó el libro de pasatiempos que Mitch le había regalado y lo abrió.
⠀⠀Al hojear las páginas, se dio cuenta de que había un montón de trabalenguas, rompecabezas, ecuaciones, adivinanzas y sopas de letras... Angeline siempre había pensado que este tipo de cosas eran aburridas, e insistía en que si las hacía antes de los ochenta años es que algo había ido mal en su vida.
⠀⠀Bueno, algo había salido mal y ahora estaba intentando averiguar cómo jugar al sudoku con uno de los bolígrafos que había dejado una tarjeta de bienvenida en la cocina. Angeline se sentó a la mesa, con las piernas dobladas en la silla, mientras fruncía el ceño y leía las instrucciones por segunda vez.
⠀⠀Al segundo cuadrado completado, se dio cuenta de que se le daba bastante bien, para su satisfacción. Angeline odiaba ser mala en algo. Tarareó para sus adentros mientras completaba el tercer cuadrado y se detuvo a pensar un momento justo cuando se abrió la puerta del baño. Angeline ni siquiera había oído cerrarse la ducha; supuso que el libro la distraía.
⠀⠀—La verdad es que los sudokus son muy divertidos —dijo Angeline—. No esperaba que me gustaran porque odio las matemáticas, pero en realidad no son matemáticas a pesar de los números.
⠀⠀Oyó que Mitch tarareaba, sin mucho entusiasmo en su tono. Angeline levantó la vista y casi se le cortó la respiración al ver que Mitch había salido del baño empapado y con sólo una toalla blanca alrededor de la cintura. Angeline ya había visto su cuerpo antes, pero seguía tan asombrada como la primera vez. Le gustó especialmente el alegre rastro que dejaba bajo la toalla y la forma en que las gotas de agua se adherían a su piel.
⠀⠀Se aclaró un poco la garganta y apartó la mirada mientras él empezaba a revolver en su bolso, buscando algo de ropa limpia que ponerse. Sus ojos trataron de concentrarse en los cuadros de la página que tenía delante, pero todo parecía tan aburrido ahora en comparación con el hombre semidesnudo que se paseaba por la habitación de motel que compartían.
⠀⠀De repente quería una nueva distracción. Una que vino en forma de Mitch Rapp.
⠀⠀—¿Ahora me ignoras? —preguntó ella, intentando sacarle de quicio—. ¿Porque tuve la última palabra antes de que te pavonearas hacia la ducha?
⠀⠀Mitch hizo una pausa mientras cogía una camiseta negra.
⠀⠀—No me pavoneé —espetó—, ni siquiera te ignoré. No soy tan mezquino como tú.
⠀⠀Angeline levantó las cejas divertida.
⠀⠀—Ah. Lo dice el hombre que me ignoró durante horas porque me enrollé con ese tipo en el otro motel.
⠀⠀De todos modos, Mitch tenía una mandíbula bastante prominente, pero cuando la apretaba, era como si pudieras cortarte el dedo en ella. También había algo en su enfado que estimulaba a Angeline: quería que la agarrara como había hecho hacía poco más de veinticuatro horas, que la inmovilizara contra la pared y le agarrara la mandíbula mientras le gritaba.
⠀⠀Por un breve instante, Angeline se preguntó qué había fallado en su infancia para pensar que eso era sexy.
⠀⠀—Tenía todo el derecho a cabrearme contigo aquel día —se quejó Mitch—. ¡Fue una puta irresponsabilidad por tu parte hacer esa mierda! Era un completo desconocido... ¡y tú estabas huyendo! ¿Cómo de imprudente suena eso?
⠀⠀Angeline le devolvió la mirada.
⠀⠀—¡Quizás si no te hubieras comportado como un completo imbécil después de que te la chupara el día anterior no habría tenido que buscar en otra parte!
⠀⠀—¿Sí? —Mitch espetó, dando un paso más cerca de ella, podía oler su gel de ducha ahora⠀⠀—. ¿Dos hombres en dos días, Angeline? Por no hablar de ese novio con el que rompiste hace casi un mes. ¿En qué te convierte eso, Angeline? —se acercó aún más y la miró fijamente.
⠀⠀Angeline sintió mariposas en el estómago y tuvo que abstenerse de sonreír: él había caído directamente en su trampa. Lo supiera o no, Angeline había conseguido que él mismo lo iniciara. También se abstuvo de mencionar cómo "Darcy" también había estado involucrada con ella, ahora no era el momento.
⠀⠀—Respóndeme cuando te hablo, joder —ordenó Mitch—. Eso te convierte en una puta, ¿no? Y te gusta, ¿verdad? Te gusta ser una puta.
⠀⠀Santo cielo. Angeline se sintió en el paraíso, con los ojos clavados en él cuando, de repente, la agarró por el jersey y la puso en pie. Aún se cernía sobre ella, el calor que irradiaba su cuerpo y su olor a limpio hacían que Angeline quisiera envolverse en él.
⠀⠀—Y ni siquiera te he follado todavía —susurró Mitch, su gran mano agarrando su mandíbula, su pulgar recorriendo su carnoso labio inferior—. Pero sigo sabiendo que soy el mejor que has tenido, ¿verdad?
⠀⠀Cuando Angeline no respondió en los cinco segundos siguientes, demasiado aturdida para reaccionar, la mano de Mitch se apartó unos centímetros de su mejilla antes de abofetearla ligeramente. No le dolió en absoluto, pero sin duda le recordó que él estaba al mando. Sus ojos color avellana ardían de rabia y excitación y todo lo que había en medio. Ambos se necesitaban.
⠀⠀—¿Lo soy, Angeline? —Mitch exigió, aunque el bastardo engreído ya sabía la verdad—. ¿Soy el mejor que has tenido?
⠀⠀—Sí, Mitch —respiró Angeline, asintiendo con la cabeza—. Lo mejor que he tenido, lo mejor que nunca tendré.
⠀⠀Una mueca de sonrisa se dibujó en su rostro antes de que le inclinara la mandíbula para que ella tuviera que mirarle.
⠀⠀Le puso la mano en el hombro y la obligó a arrodillarse.
⠀⠀—Creo que tengo que enseñarte algo de puto respeto, Angeline. ¿Te parece una buena idea?
⠀⠀Angeline parpadeó, mordiéndose suavemente el labio inferior de una forma que sabía que lo frustraría aún más.
⠀⠀—Sí, Mitch —murmuró ella, observando la evidente silueta de su polla que podía ver bajo la toalla que le envolvía la cintura.
⠀⠀La sonrisa de Mitch se ensanchó al ver la expresión de la mujer y se quitó la toalla, dejándola caer al suelo. Inmediatamente le pasó la mano por el pelo largo y oscuro, apartándoselo de la cara.
⠀⠀—Mírate —Mitch rió entre dientes—. Prácticamente babeando sobre mi polla como una auténtica zorra. ¿Quieres hacerme sentir bien?
⠀⠀Angeline asintió.
⠀⠀Mitch le tiró del pelo bruscamente.
⠀⠀—Usa tus palabras.
⠀⠀—Sí, por favor —aceptó Angeline.
⠀⠀—Bien. No uses las manos —le ordenó el moreno—. Quiero ver lo buena que eres con la boca y sólo con la boca.
⠀⠀Angeline nunca había hecho una mamada sin ayudarse de las manos, pero estaba más que deseosa de probarlo con Mitch. Respirando hondo por la nariz, Angeline apoyó las manos en los muslos de él, pensando que así se mantendría estable, y se acercó a la polla para metérsela en la boca. Se arrodilló más alto, ahuecando la boca alrededor de la punta y chupando burlonamente.
⠀⠀La mano de Mitch le agarró el pelo con fuerza, un pequeño gemido salió de sus labios desde encima de ella. Ella le escupió antes de bajar aún más la boca por su polla, tratando de absorber todo lo que pudiera. Mitch no la forzaba contra él, sino que se dejaba llevar por ella, con los ojos cerrados mientras ella movía la cabeza arriba y abajo, con la lengua aplastada bajo el peso en su boca, pero consiguiendo sacudirla un poco.
⠀⠀Sentía como si estuviera un poco fuera de control sin sus manos mientras se separaba de él para tomar aire, entreteniendo el tiempo besando descuidadamente el lateral de su polla, rozándolo con la nariz. Mitch se encargó de llevarle la cabeza hacia él para que ella tuviera que metérsela en la boca de nuevo y esta vez la forzó hasta el fondo para que se ahogara.
⠀⠀—Eso es —gimió Mitch en voz alta antes de apartarla para que pudiera respirar—. Tan puto buena para mí, Angel.
⠀⠀Angeline lo miró al oír el apodo, sus ojos color avellana se encontraron con los grandes ojos marrones de ella. Le hizo maldecir, sobre todo cuando ella bajó especialmente sobre su polla y sus manos le agarraron el pelo con tanta fuerza que le dolió. Dejó que se la chupara uno o dos minutos más antes de agarrarle la mandíbula y tirar de ella.
⠀⠀—Voy a follarte la boca ahora, ¿vale? —Mitch dijo, frotando su pulgar sobre su piel—. Como hicimos la última vez.
⠀⠀—Sí —gimoteó Angeline—, por favor.
⠀⠀Angeline gimió alrededor de la polla de Mitch mientras éste se la metía de nuevo en la boca, empujando lentamente sus caderas dentro y fuera de ella. Respiraba por la nariz, con las manos aferradas a sus muslos. No es que Mitch fuera pequeño, así que se estaba ahogando, con los ojos llorosos mientras él la follaba dentro y fuera de la boca, maldición tras maldición saliendo de sus labios desde encima de ella. Lágrimas saladas corrían por sus mejillas, pequeños gemidos se le escapaban.
⠀⠀Justo cuando sentía que estaba a punto de correrse, Mitch la sacó, con la polla golpeándole el estómago, sonrojada por toda la sangre que le llegaba y cubierta de la saliva de Angeline. La puso en pie y la besó con fuerza en la boca, tomándola por sorpresa. Le sujetó el pelo con la mano para mantenerla cerca de él, y las manos de ella se aferraron rápidamente a los fuertes brazos de él.
⠀⠀—Tengo que quitarme esto —Mitch se apartó, respirando agitadamente mientras tiraba del jersey que llevaba—. Quiero ver tu bonito cuerpo.
⠀⠀Angeline podría haber gemido sólo con sus palabras. La forma en que la miraba la hacía sentirse la chica más sexy del mundo, sobre todo por las ganas que tenían sus manos de despojarla de su ropa. Se alegró mucho al comprobar que no llevaba sujetador bajo el jersey cuando la empujó hacia la cama, terminando inmediatamente entre sus piernas.
⠀⠀Empezó a besarle los pechos, chupando y dejando chupetones en los lugares donde no había estado ya el otro día. Angeline respiraba agitada y sus manos se movieron detrás de la cabeza de él para tirarle ligeramente del pelo, aún húmedo por la ducha. Bajó hasta su ancha espalda, rozándole la piel con las uñas mientras lo rodeaba con las piernas, acercándolo más a ella.
⠀⠀Mitch se llevó uno de los pezones a la boca y lo chupó mientras con la otra mano le acariciaba todo el pecho. Angeline tampoco diría que tenía unos pechos especialmente pequeños —tenía una copa D en la mayoría de las tiendas en las que compraba—, pero las manos de él eran así de grandes. Era lo más excitante del mundo, quería que la tocara por todas partes.
⠀⠀Mitch la besó descuidadamente por el escote, rozándole el vientre con la nariz mientras bajaba lentamente hasta los pantalones cortos de ciclista, metiendo los dedos sólo para bajárselos por las piernas junto con las bragas. Ella estaba tan desnuda como él y su corazón latía con fuerza cuando Mitch presionó sus pechos desnudos y apretó su erección contra ella.
⠀⠀—Joder, Mitch —gimoteó Angeline, echando la cabeza hacia atrás—. Por favor.
⠀⠀—¿Quieres que te coma? —Mitch habló, con la voz más ronca que de costumbre de una manera que tenía a Angeline prácticamente goteando sobre el colchón—. ¿Hacerte sentir bien, Angel?
⠀⠀—¡S-Sí!
⠀⠀—¿O quieres probar otra cosa? —Mitch sugirió, y su tono hizo que Angeline temblara de anticipación—. Te dejaré cabalgar mi cara, nena. Hacer que te corras así.
⠀⠀Esta vez, Angeline realmente gimió debajo de él. Fue como un pequeño gemido patético, que hizo que Mitch sonriera más. Era tan engreído... En cualquier otra circunstancia, eso cabrearía a Angeline. En lugar de eso, consiguió excitarla aún más mientras él la agarraba por las caderas y tiraba de ella.
⠀⠀—Tomaré eso como un sí —dijo Mitch mientras se tumbaba en la cama—. Vamos. Siéntate en mi cara.
⠀⠀—De acuerdo —exhaló Angeline y se movió para obedecer su orden.
⠀⠀Prácticamente ardía de excitación mientras ascendía por su cuerpo hasta quedar arrodillada sobre su cabeza. Él ya se la había comido antes, pero ella seguía sintiéndose nerviosa porque ahora estaba encima. Sólo lo había hecho dos veces con Levi, que siempre había preferido que ella se tumbara mientras él la comía.
⠀⠀Mitch sonrió mientras agarraba los muslos de Angeline y la acercaba a su boca. En cuanto Angeline sintió su lengua en su coño chorreante, sintió un gran alivio. Soltó un largo gemido y se tapó la boca con la mano por instinto. Sintió que Mitch le pellizcaba el muslo con fuerza, lo que la hizo chillar y saltar un poco de encima de él, que ya no tenía la boca en ella.
⠀⠀—No escondas tus putos gemidos —espetó Mitch—. Quiero oír cada cosa que salga de tus labios esta noche, Angel.
⠀⠀Angeline asintió y volvió a bajar, con los ojos en blanco mientras Mitch empezaba a saborear su excitación, con la nariz rozándole deliciosamente el clítoris. Se inclinó y le agarró el pelo, tirando de él. Se sentía como si realmente estuviera en el cielo ahora, la boca de Mitch cubriendo su coño mientras chupaba, lamiendo arriba y abajo sus pliegues, sonidos húmedos llenando la habitación del motel. Angeline ni siquiera se sentía avergonzada. De repente, sus labios se cerraron alrededor de su clítoris y le dio una chupada particularmente fuerte.
⠀⠀—¡Joder! —Angeline gimió, casi al borde de las lágrimas—. ¡Mitch! ¡Oh, Dios mío!
⠀⠀Los delgados dedos de Mitch se clavaron en la suave carne de sus muslos para mantenerla quieta mientras chupaba y mordisqueaba su manojo de nervios, lamiendo su fluido cada vez que ella se mojaba más y más. Su boca era tan talentosa, trabajando para llevar a Angeline cada vez más cerca de su orgasmo.
⠀⠀Mitch sacudió la cabeza contra ella, su nariz acariciando su clítoris mientras su lengua entraba y salía de su entrada un par de veces. Gimió ante el dulce sabor de Angeline mientras sus manos la acariciaban arriba y abajo. Ella rechinaba sobre él, sus caderas se movían un poco y le facilitaban el placer mientras él encontraba de nuevo su clítoris y le daba pequeños y rápidos lametones.
⠀⠀—¡Mitch! —Angeline gritó y se encontró corriéndose antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo—. ¡Joder! ¡Joder!
⠀⠀Sentía como si se estuviera desmoronando por completo, sin que nada más en el mundo entero importara aparte del orgasmo que estaba teniendo mientras él la lamía a través de los muslos, con su agarre tan fuerte en los muslos que estaba segura de que tendría moratones. El orgasmo fue tan intenso que sintió como si le doliera el estómago, incluso mientras bajaba y Mitch seguía besándole el coño descuidadamente, todo hasta que ella le quitó las piernas temblorosas de encima.
⠀⠀Angeline respiraba agitadamente mientras se desplomaba sobre el colchón a su lado, observando cómo él se relamía los labios que brillaban con su resbaladiza excitación. Se limpió la cara con el dorso de la mano, tarareando satisfecho mientras le permitía recomponerse.
⠀⠀—Sabe tan bien —murmuró Mitch, pasándose el labio y luego llevándose el dedo a la boca para mostrárselo.
⠀⠀Angeline le introdujo el dedo, lo chupó y se saboreó en él. Era una especie de sabor dulce y ácido que no le importaba demasiado, pero de todos modos pasó la lengua alrededor de su dedo, observando cómo se oscurecían sus ojos color avellana.
⠀⠀—¿Sabes lo que haría para poder follarte ahora mismo? —Mitch siseó.
⠀⠀Angeline se separó de él y rodó hasta colocarse de lado, con un dedo sobre el pecho de él y la cabeza flotando un poco sobre él. Había una pequeña sonrisa socarrona en su rostro que Mitch no pasó por alto.
⠀⠀—Te conseguí algo cuando estuve en la tienda —susurró Angeline.
⠀⠀Frunció el ceño.
⠀⠀—¿De verdad? ¿Quieres hacerme un regalo ahora mismo? ¿Cuando mi polla está literalmente a punto de caerse si no haces algo pronto?
⠀⠀Angeline puso los ojos en blanco ante su dramatismo antes de darse la vuelta y levantarse de la cama para coger la caja de condones. Se dio la vuelta y se la mostró, con una sonrisa de satisfacción en la cara al ver que Mitch abría un poco los ojos.
⠀⠀—¿Los robaste esta mañana? —Mitch alargó la mano y los cogió.
⠀⠀—Lo hice —Angeline se encogió de hombros.
⠀⠀Mitch miró entre ella y la caja y pudo jurar de todo corazón que nunca se había sentido tan atraído por nadie en toda su vida. Esperaba que mañana no hubiera contratiempos, porque Angeline no iba a poder andar, y mucho menos correr.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com