⠀𝟯𝟭. ❛ THE TOUGHEST ❜
CAPÍTULO 31⠀✶⠀lo más duro.
ANGELINE SINTIÓ QUE UN CALOR EXTRAÑO SE CERNÍA SOBRE ELLA MIENTRAS EL AROMA DEL GEL DE DUCHA DE ESPECIAS LLENABA SUS FOSAS NASALES. Por un momento, no le importó: tenía los ojos cerrados y estaba relajada. Sin embargo, algo hizo clic y se levantó asustada. Su grito hizo que Mitch saltara de donde estaba —acercándose a ella para desabrocharle el cinturón de seguridad—, y sus manos estabilizaron rápidamente sus hombros e impidieron que lo golpeara instintivamente.
⠀⠀—No pasa nada, no pasa nada —dijo Mitch de inmediato, su tono firme y sin embargo de alguna manera tan suave—. Sólo he sido yo. Te estaba desabrochando el cinturón. Ya hemos llegado.
⠀⠀Angeline se tragó el nudo que tenía en la garganta e intentó ignorar el rubor que subía por sus mejillas.
⠀⠀—Deberías haberme despertado —murmuró, desabrochándose ella misma el cinturón de seguridad mientras Mitch retrocedía.
⠀⠀—No quería —admitió—. Estás agotada. Estuviste a punto de dormirte durante dos horas.
⠀⠀—¿He estado durmiendo durante horas?
⠀⠀Parecía que sólo había parpadeado. Aún sentía el cuerpo pesado y dolorido, como si no fuera suyo y sólo lo llevara puesto. Angeline no lo quería. Quería abandonarlo y empezar de nuevo en un cuerpo que no hubiera sido maltratado, cicatrizado y humillado.
⠀⠀Mitch se agarró a la puerta mientras Angeline salía y miraba a su alrededor. El sol se estaba poniendo y proyectaba tonos anaranjados a su alrededor. Las otras personas que Angeline había visto antes con Mitch no aparecían por ninguna parte, pero ella no lo cuestionó. No le importaba y tenía problemas más preocupantes en los que pensar. Por ejemplo, que había visto cómo asesinaban a su hermano delante de ella, la tortura que había sufrido, el hecho de que Mitch estuviera vivo y no muerto, y si podía decirse lo mismo de sus amigas Paige y Ciara...
⠀⠀Esperaba que estuvieran bien. Si habían sufrido por culpa de su familia de mierda, no se lo perdonaría ni en un millón de años.
⠀⠀Mientras seguía a Mitch a una casa grande, que supuso que era otro piso franco temporal (estaba harta de ellos, pero no tanto como de los moteles), sólo podía pensar en que nunca iba a poder superar nada de esto. Muchas de sus cicatrices y heridas se curarían con el tiempo, pero las cosas que había presenciado y las personas que había perdido...
⠀⠀A Angeline le aterrorizaba que, por el camino, también se hubiera perdido a sí misma. De ser así, lo habría perdido todo. De nada serviría que Mitch curara sus heridas e intentara protegerla, ya no quedaría nada de ella.
⠀⠀—Quiero ducharme primero —dijo Angeline una vez que estuvieron en el vestíbulo.
⠀⠀—No, deberíamos...
⠀⠀—Por favor, me siento como una mierda —dijo en voz baja—. Tardaré diez minutos como máximo. Sólo quiero quitarme la sangre de encima... y quiero ropa limpia y... y sentirme yo misma. La puerta puede quedar abierta.
⠀⠀Mitch dudó un momento antes de asentir.
⠀⠀—Queda abierta. Me mantendré de espaldas a ti.
⠀⠀Angeline no se molestó en discutir, ni quiso hacerlo. Estaba contenta de poder limpiarse. Sería el primer paso para deshacerse de lo que los Williams le habían hecho.
⠀⠀Mitch le dio unas toallas y abrió el grifo del agua caliente. Se quedó en el marco de la puerta, de espaldas a ella, como había prometido. Angeline se quitó la ropa y se metió dentro. Inmediatamente siseó, su cuerpo le gritaba que saliera del agua, que dejara de torturar sus heridas. El agua que se deslizaba por el desagüe estaba teñida con su sangre.
⠀⠀Se quedó allí, limpiando suavemente todos sus moratones y arañazos y la piel dañada hasta que la consideró suficientemente limpia. Angeline se restregó el pelo anudado y se lo cepilló con los dedos. Mitch la llamó para preguntarle si estaba bien un par de veces y, cuando oyó que se cerraba el grifo, le tendió una toalla, con la cabeza aún vuelta hacia otro lado.
⠀⠀—Gracias —murmuró Angeline y se acercó al lavabo mientras se envolvía en ella.
⠀⠀—Ese cepillo de dientes es para ti —dijo Mitch, señalando el del bote—. Te traeré ropa limpia. Luego evaluaremos esas heridas.
⠀⠀Angeline asintió y empezó a lavarse los dientes.
⠀⠀—Siéntate en el sofá —murmuró Mitch.
⠀⠀Angeline parpadeó, frunciendo las cejas ante su orden. Entonces se dio cuenta de que estaban en un salón. Se humedeció los labios con miedo, preocupada porque parecía que seguía desmayándose. Le faltaban trozos de memoria. En un momento sucedía algo y al siguiente algo completamente distinto. No recordaba haberse vestido ni haber salido del baño. Llevaba el pelo recogido en dos trenzas desordenadas y húmedas.
⠀⠀Sin embargo, guardó silencio e hizo lo que le decían. Mitch salió de una habitación lateral con una bolsa negra en las manos. La dejó en el suelo y empezó a sacar un montón de material médico. A Angeline se le cortó la respiración.
⠀⠀—¿Qué? —Mitch hizo una pausa, mirándola—. ¿Pasa algo?
⠀⠀Pasa que todo está mal, Mitch. ¿Qué clase de pregunta tonta es esa?
⠀⠀—No quiero que duela —admitió Angeline, avergonzada.
⠀⠀La cara de Mitch no delató nada mientras se sentaba en la mesita frente a ella.
⠀⠀—Te dolerá mucho más si alguna de estas heridas se infecta, Angeline. Deja que te ayude.
⠀⠀Angeline asintió tímidamente.
⠀⠀—Vale. ¿Puedes hablarme mientras lo haces?
⠀⠀—Sí —murmuró Mitch mientras le cogía el brazo—. Esta está sangrando otra vez. Debes haberte frotado demasiado fuerte en la ducha. Supongo que aún no quieres hablarme de ello, ¿no?
⠀⠀—La idea de que me hables es para distraerme, genio. Así que no —espetó Angeline.
⠀⠀Se perdió el chispeante destello de diversión en los ojos color whisky de Mitch, demasiado ocupada mirando el desastre ensangrentado de su antebrazo. Era bueno saber que no había perdido del todo el sentido del humor.
⠀⠀—¿Cómo es que estás vivo, de todos modos? —Angeline dijo—. Yo... pensé que estabas muerto.
⠀⠀—Bueno —dijo Mitch, manteniendo los ojos fijos en su herida mientras la limpiaba—. Gracias a ti, la ambulancia llegó a tiempo. Por eso estoy vivo.
⠀⠀Tan hablador como siempre.
⠀⠀—Me dijeron que habías muerto —tragó saliva—. Al principio pensé que estaba viendo un fantasma. O alucinando.
⠀⠀—Estoy muy vivo —dijo Mitch.
⠀⠀—Ya veo.
⠀⠀—Sabes, Angeline —murmuró Mitch mientras limpiaba la mancha de color carmesí—. No es muy agradable hablarle así a la gente. Especialmente a alguien que acaba de salvarte la vida.
⠀⠀Angeline enarcó una ceja y apretó los dientes de dolor cuando sintió que empezaba a limpiársela bien. La solución que le estaba poniendo en el brazo le escocía muchísimo, pero ni de lejos era tan fuerte como el corte que le habían hecho en el brazo. No había tenido más remedio que gritar todo el tiempo.
⠀⠀—Pensé que era parte de la descripción del trabajo —siseó Angeline a través del dolor—. Así que realmente no te debo ninguna palabra dulce, ¿verdad?
⠀⠀Mitch guardó silencio unos instantes.
⠀⠀—Eso no formaba parte de la descripción del trabajo —murmuró en voz baja.
⠀⠀Angeline frunció las cejas, confundida.
⠀⠀—¿Qué?
⠀⠀Le aplicó la gasa sobre la herida, alisándola lo más suavemente que pudo. Aún le dolía y ahora le ardía por haberla limpiado, pero Angeline estaba más concentrada en las palabras que salían de los labios de Mitch mientras sus dedos frotaban los bordes, asegurándose de que se pegaba bien.
⠀⠀—Fuiste una imbécil al dejar los códigos en ese libro. Mi superior quería rendirse contigo —dijo Mitch, sintiendo que se enfadaba de nuevo por un momento—. Pero te lo prometí, ¿no? Así que aquí estoy ahora.
⠀⠀El corazón le dio un vuelco. Algo cálido y aterrador la inundó, y entonces, sin pensarlo mucho, Angeline alargó una mano para agarrarle por detrás de la cabeza y tiró de él hacia su boca. Sus labios se encontraron por primera vez en mucho tiempo. Mitch se sintió claramente sorprendido durante una fracción de segundo, pero al instante siguiente, sus manos estaban a los lados de su cara, sus largos dedos en su pelo, su lengua deslizándose en su boca.
⠀⠀Angeline se sentó más erguida en el sofá mientras Mitch se inclinaba más cerca de la mesita. Se aferraron el uno al otro, poniéndose de pie para sentir sus cuerpos uno contra el otro. Ella lo necesitaba contra ella. No sexualmente, sino... simplemente contra ella. Angeline nunca había necesitado tanto a nadie en toda su vida.
⠀⠀Recordó la propia confesión silenciosa que había hecho en su cabeza cuando creyó que Mitch había muerto mientras ella había estado atada a aquella silla. Angeline estaba bastante segura de que se había enamorado de él.
⠀⠀Ella se apartó, ambos jadeando ligeramente, con las frentes apoyadas la una en la otra. Mitch tragó saliva de repente, parpadeó y se apartó un poco de ella.
⠀⠀—Angeline, no podemos hacer esto —murmuró.
⠀⠀—¿Qué? —exhaló Angeline, frunciendo las cejas—. ¿Por qué no?
⠀⠀—No es profesional. No está bien. Estás... Has estado bajo mucho estrés y estás lidiando con un trauma en este momento —dijo Mitch con firmeza—. Y necesito mirar el resto de tus heridas.
⠀⠀Angeline sintió como si le hubiera dado una bofetada en la cara.
⠀⠀—¿No está bien? —repitió.
⠀⠀—No, no lo está —confirmó Mitch—. Somos de dos mundos completamente diferentes. No deberíamos involucrarnos el uno con el otro.
⠀⠀—Es un poco tarde para eso, ¿no? —dijo Angeline, refiriéndose a todas sus veces anteriores juntos—. ¿Por qué no decías esto entonces?
⠀⠀—¿Por qué quieres besarme? —Mitch exigió de repente.
⠀⠀Angeline se quedó sorprendida.
⠀⠀—¿Qué?
⠀⠀—Si quieres besarme ahora mismo porque es una distracción, entonces no quiero ser parte de eso; necesitas sobrellevarlo sanamente —dijo Mitch con firmeza—. Si es porque sientes que me lo debes después de lo que acabo de decir, entonces definitivamente tampoco quiero eso.
⠀⠀—¿Y si no es ninguna de las dos cosas? —Angeline le desafió con valentía, con el corazón saliéndosele del pecho.
⠀⠀A Mitch se le hinchó ligeramente el pecho mientras la miraba. Se quedó callado un rato.
⠀⠀—Entonces no eres tan lista como creía —dijo, con voz profunda y cruda.
⠀⠀Se hizo un largo silencio. Angeline se tragó otro nudo en la garganta. Aún se sentía como si estuviera alojado allí.
⠀⠀—¿Puedes terminar? —le preguntó en voz baja—. Estoy agotada y necesito dormir. Está claro que no pienso con claridad. Debe ser por eso que sigo desmayándome.
⠀⠀Algo pasó por la cara de Mitch, pero asintió de todos modos.
⠀⠀—Sí. Siéntate.
⠀⠀Angeline se quedó mirando el suelo mientras Mitch limpiaba lo que quedaba de ella. No sabía si había sido rechazada por completo, pero todo le dolía. Ciertamente la distrajo del trabajo de Mitch en sus cortes.
⠀⠀Dios, había metido la pata al enamorarse de él.
⠀⠀Angeline rezaba para que sólo fuera una de esas cosas que ocurren cuando estás en una situación de vida o muerte y ésta era la secuela. Mientras subía las escaleras para encontrar una cama en la que descansar, Angeline deseaba con todo su corazón despertarse y que desaparecieran todos los sentimientos que creía tener por Mitch Rapp.
SUS SOLLOZOS RESONABAN EN EL DORMITORIO. Las cortinas ahogaban la luz del sol que intentaba desesperadamente asomarse, pero Angeline quería quedarse sola en la oscuridad. Se tapó la cara con las manos. Había superado el punto de intentar mantener sus llantos en silencio. Quería golpearlo todo y encontrar a su padre y hacerle daño como él le había hecho a ella. Lo había arruinado todo.
⠀⠀Angeline había dado vueltas en la cama durante horas la noche anterior. Su eventual sueño había estado plagado de diferentes pesadillas de todo lo que había sucedido. Cuando despertó y se hizo de día, fue el dolor en el antebrazo lo que desencadenó las lágrimas. Al retirar la gasa y ver la fea cicatriz, perdió el control de sí misma.
⠀⠀Su vida estaba arruinada. Todo lo estaba. Angeline estaba arruinada.
⠀⠀Mitch no llamó a la puerta cuando entró. No llevaba armas. Pareció darse cuenta de que los sollozos de la mujer se debían más al dolor que a otra cosa. Se acercó a ella y se sentó en el borde de la cama. Angeline hundió más la cara entre las manos, no quería que él viera sus ojos hinchados.
⠀⠀—Lárgate, Mitch —le suplicó Angeline—. Quiero estar sola.
⠀⠀—Tienes que mantener el brazo cubierto —fue todo lo que respondió.
⠀⠀Angeline sintió que la invadía una rabia indescriptible. De repente, se arrancó las manos de la cara y cogió la almohada que tenía detrás. Angeline empezó a golpearle furiosamente con ella.
⠀⠀—¡Im - bécil! —Angeline chilló—. ¡Todo - lo - que - puto haces - es fingir que no te importa!
⠀⠀Mitch le arrebató la almohada.
⠀⠀—Angeline...
⠀⠀—¡Te hablo y me respondes como un puto robot o un maldito NPC de un videojuego! —gritó—. Eres... eres una de las personas más emocionalmente distantes que conozco, y aunque sea parte de tu puto trabajo, ¡siento que ya hemos pasado por suficiente como para que empieces a actuar como un... como un ser humano a mi alrededor!
⠀⠀—Angeline —dijo Mitch de nuevo, su tono llevaba mucha más autoridad y advertencia que antes—. Para...
⠀⠀—Te he dicho que quiero estar sola —le cortó Angeline—. ¡Sólo escúchame!
⠀⠀—No, escúchame tú a mí —ordenó Mitch con rudeza, agarrando la mano más cercana a él, obligándola a quedarse quieta—. Deja de gritarme y de chillarme. No te llevará a ninguna parte.
⠀⠀—No me hables como si fuera una niña —siseó Angeline, apartándole la mano.
⠀⠀—Yo no... —Mitch estaba claramente luchando por no estallar demasiado contra ella, su mano corriendo a través de su pelo desordenado mientras trataba de calmarse—. Mira, no lo intento, pero... pero es muy difícil que la gente te escuche, Angeline.
⠀⠀Angeline, para sorpresa y ligero horror de Mitch, sólo agachó la cabeza entre las manos para llorar. Nunca la había visto dejar de discutir así. Siempre intentaba decir la última palabra... y nunca hacía eso.
⠀⠀—Joder —maldijo Angeline de repente, apartándose para secarse furiosamente las lágrimas—. ¿Sabes lo que hago? —siseó enfadada—. Me siento aquí y lloro. Lloro y lloro y lloro. Y sólo... sólo hace que esto sea mucho más cierto —Angeline tiró de la manga de su camisa donde estaba su cicatriz—. No quiero ser una llorona. No quiero actuar como una niña o una princesa ni nada de esa mierda. Pero nadie me escucha. Nadie me ha escuchado nunca.
⠀⠀Sintió que unos brazos la envolvían, pero apenas se dio cuenta. Apoyó la cabeza en un pecho, pero Angeline solo pudo seguir sollozando.
⠀⠀—Y sabía todo sobre mí. Me amenazó con ponerme enferma una y otra vez, y me... me desnudaron, me golpearon y hablaron de mi padre, de mi hermano y de mi madre. Siguió ahogándome, una y otra vez. Y luego me grabó esto en el brazo, y tendré que conservarlo el resto de mi vida y me hace sentir como... como una completa mierda —Angeline se esforzaba por respirar entre llantos—. ¡Y Elliot! Oh, joder, Mitch. Seguía siendo mi hermano. Seguía siendo mi hermano mayor.
⠀⠀—Lo sé —susurró Mitch, frotándole el brazo, con el rostro contorsionado por el dolor mientras sus propios recuerdos de Milly llenaban su cabeza—. Lo sé.
⠀⠀Mitch miró fijamente a la niña que lloraba en sus brazos y sintió que todas las cuerdas de su corazón se tensaban agónicamente. Era demasiado joven para sentir tanto dolor. Ningún ser humano de bien en el mundo debería pasar por lo que ella había pasado a los dieciocho años.
⠀⠀—Espero que Ciara y Paige estén bien —resopló Angeline—. Nunca jamás me lo perdonaré si no lo están.
⠀⠀—Le he pedido a mi superior que lo compruebe —respondió Mitch—. La CIA no ha tenido ningún informe de asesinatos o personas desaparecidas por ninguno de sus nombres, así que esperemos que sólo fuera una mentira para que cedieras. Y si... si pasó algo, Angeline, no es culpa tuya.
⠀⠀Angeline cerró los ojos y no dijo nada.
⠀⠀—Gracias. Nunca te di las gracias por salvarme.
⠀⠀—Está bien —susurró Mitch—. No tienes que agradecérmelo. Y no porque sea mi trabajo, sino porque... —Mitch vaciló—. Porque creo que tú harías lo mismo por mí.
⠀⠀Angeline ni siquiera tuvo que pensar antes de asentir con la cabeza.
⠀⠀—Sí —graznó—. Creo que definitivamente lo haría.
⠀⠀Soltó una pequeña risita. Vibró a través del pecho de Mitch hasta el cuerpo de Angeline.
⠀⠀—No eres una llorona —murmuró Mitch tras unos instantes de silencio—. Angeline Lewis, eres la persona más dura que conozco. He conocido a muchos hombres grandes con músculos y años de experiencia en asesinatos, pero nadie me ha puesto en mi lugar como tú.
⠀⠀La comisura de sus labios se levantó ligeramente. Sintió que su cuerpo empezaba a descansar correctamente.
⠀⠀Esos sentimientos definitivamente no se habían desvanecido.
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