⠀𝟬𝟯. ❛ FEELINGS ❜
CAPÍTULO TRES ╱ SENTIMIENTOS
—¿QUÉ TE PARECE ESTO? —preguntó Jonathan Byers a la Wheeler que estaba a su lado.
⠀⠀Carla cogió el papel en el que Jonathan estaba trabajando. En la parte superior, escrita en mayúsculas, estaba la frase "¿Me has visto?"; debajo había información sobre Will y sobre qué hacer si lo veían.
⠀⠀—Queda bien —la chica asientió con la cabeza y se la devolvió al Byers, que la colocó en el montón de "acabados" que habían creado.
⠀⠀Los dos adolescentes se habían pasado el resto del día haciendo carteles de persona desaparecida para el joven Byers. Lo hacían en silencio, solo comentando cuando era necesario, como preguntando si algo se veía bien, o si debían usar esta foto en lugar de aquella.
⠀⠀Además, ya había bastante ruido por parte de Joyce, que había estado gritándole al teléfono durante las últimas horas, volviéndolo a meter en su soporte cada vez que recibía una respuesta negativa.
⠀⠀Jonathan le había informado de que estaba tratando de ponerse en contacto con el padre de Will, Lonnie, pero en su lugar estaba escuchando a su nueva novia incoherente, que no había contestado y en su lugar había colgado groseramente. Joyce había gritado "Puta" en el momento en que la mujer había colgado, lo cual había sido bastante sorprendente para la Wheeler. La mujer Byers nunca era alguien que insultara a la gente, o se acercara violentamente a las cosas, pero, de nuevo, su hijo acababa de desaparecer y esa mujer no había hecho nada útil en absoluto. Carla reaccionaría igual.
⠀⠀Mientras Jonathan seguía haciendo carteles y Joyce continuaba llamando a la gente, Carla se encargó de limpiar la casa de los Byers: era lo menos que podía hacer. Mientras trabajaban duro por el bien de su hermano e hijo, la chica había sacado la basura, lavado los platos del fregadero, barrido algunas de las zonas más sucias de la casa, así como revisado la habitación de su amigo, que seguía siendo un desastre gigante.
⠀⠀Había vuelto a colocar en su sitio todos los objetos que se podían salvar, había tirado lo que no se podía salvar, había vuelto a ordenar los libros y las cintas y había vuelto a colocar la cámara en su estantería. En su juerga de limpieza, Carla también había recogido una foto de ella, Jonathan y Will del suelo, con el marco ligeramente roto.
⠀⠀La imagen era de hacía casi un año —la Navidad del 82— y mostraba a los tres niños sentados alrededor del árbol de Navidad de los Byers. Carla acababa de llegar después de su propia celebración en casa, y había entrado para ver a los chicos esperándola para abrir sus pocos regalos. Ella rodeaba con un brazo al más pequeño y Jonathan la rodeaba con el suyo, los tres luciendo enormes sonrisas.
⠀⠀Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Carla al rememorar el recuerdo, reviviendo el momento a través de la imagen. Aún recordaba los gritos de entusiasmo de Will al ver la nueva caja de lápices de colores que le había regalado su madre, aún podía sentir el fuerte abrazo que Jonathan le había dado al desenvolver la nueva cámara que ella le había comprado.
⠀⠀Eran recuerdos que nunca olvidaría.
⠀⠀—Mamá ha colgado. ¿Quieres añadir más a estos carteles? —la voz de Jonathan la sacó de su pequeño viaje por el carril de los recuerdos, el chico apareciendo justo a su lado. Sus ojos miraron la foto que tenía en la mano y soltó una pequeña carcajada—. Me había olvidado de eso.
⠀⠀Carla sonrió de nuevo.
⠀⠀—Todos parecemos tan felices.
⠀⠀Jonathan hizo una pausa antes de decir:
⠀⠀—Deberías llevártela. Ponla en tu habitación.
⠀⠀—¿En serio?
⠀⠀—Claro —asintió el Byers—, no correrá el riesgo de que lo rompan allí.
⠀⠀Hizo un pequeño gesto con la cabeza y siguió a su amigo fuera de su habitación, foto en mano. Volvieron a sentarse en el sofá y empezaron a mirar los carteles de nuevo, haciendo comentarios sobre lo que debería cambiarse o si les gustaba algo de lo que había hecho el otro. Aunque, ciertamente, era difícil concentrarse cuando, al final del pasillo, la señora Byers seguía golpeando el teléfono de nuevo en su soporte y maldiciendo, claramente enfadada.
⠀⠀Joyce no iba a sentarse a esperar a que su niño volviera. Quería que Will volviera ya, para que la gente la tomara en serio y empezara a buscarlo.
⠀⠀Unas horas más de hacer carteles y un Chevy entró en la casa de los Byers. Jonathan alertó a su madre con un pequeño:
⠀⠀—¿Mamá? La poli.
⠀⠀En el momento en que su hijo le reveló quién estaba fuera, Joyce se puso en pie y salió por la puerta, con la urgencia recorriéndola. Había tenido una conversación con el jefe, Jim Hopper, esa mañana, quien, a pesar de estar cansado de la situación, prometió investigar el caso. Que él estuviera allí sólo podía significar una de dos cosas.
⠀⠀O habían encontrado algo o no.
⠀⠀Jonathan y Carla se miraron antes de seguirles, deteniéndose junto a Joyce. Al mismo tiempo, el jefe salió de su vehículo, sacando un objeto de la parte trasera con una mirada solemne. Un objeto que los tres reconocieron rápidamente.
⠀⠀La bicicleta de Will.
⠀⠀Hopper se aseguró de hacerlos entrar a todos en la casa antes de empezar a explicarles cómo la habían encontrado tirada en la carretera, cerca del bosque. Sin embargo, no llegó mucho más lejos, porque Joyce estaba deseando empezar su propia sesión de preguntas.
⠀⠀—¿Estaba ahí tirada, sin más? —preguntó con las manos en alto, confundida.
⠀⠀—Sí —Hopper dejó escapar un suspiro, señalando a los otros agentes presentes en el lugar que empezaran a examinar la casa.
⠀⠀—¿Y había sangre, o algo...?
⠀⠀—No, no, no, no, no.... —Hopper siguió caminando, casi como si ignorara las preguntas de la mujer.
⠀⠀Jonathan fue el siguiente en hablar:
⠀⠀—Si habéis encontrado la bici allí, ¿qué hacéis aquí?
⠀⠀—Bueno, tenía la llave de casa, ¿no? —Hopper preguntó, comenzando a buscar alrededor de la casa.
⠀⠀—Sí.
⠀⠀—Entonces, puede que viniera a casa —el jefe miró por la ventana, tranquilo.
⠀⠀Carla dirigió una pequeña mirada al hombre mayor.
⠀⠀—Lo siento, jefe, pero ¿en serio afirma que no lo hemos buscado en la casa, o alguna pista? Llevamos aquí todo el día.
⠀⠀Hopper negó sus palabras.
⠀⠀—No digo eso.
⠀⠀—Entonces, ¿qué está diciendo? —preguntó Carla. Normalmente, no le contestaría así a alguien como el jefe de policía de Hawkins, pero no pudo evitarlo. Si Will hubiera vuelto a casa, se habrían dado cuenta de algo.
⠀⠀El hombre hizo caso omiso de su pregunta, posando de pronto la mirada en una pequeña abolladura de la pared, sus dedos moviéndose sobre ella.
⠀⠀—¿Esto ya estaba?
⠀⠀—¿Qué? No lo sé, puede —Joyce se encoge de hombros, la voz todavía frenética como siempre—. Vamos, tengo dos hijos. Mira qué desorden.
⠀⠀—¿No estás segura? —Hopper abrió la puerta trasera, empujándola hacia la pared. Carla no tardó en darse cuenta de que el pomo de la puerta encajaba perfectamente con la abolladura, lo que indicaba que era posible que el chico Byers se hubiera precipitado al entrar y salir.
⠀⠀Joyce soltó una burla antes de que el perro de la familia, Chester, empezara a ladrar, y ambos adultos se dirigieron al exterior al oír el ruido.
⠀⠀—¿Qué crees que está buscando? —Carla observó como Joyce arrastraba al perro de vuelta al interior de la casa, Hopper se acercaba al cobertizo trasero.
⠀⠀Jonathan se encogió de hombros.
⠀⠀—Mi suposición es tan buena como la tuya.
⠀⠀Todos en el pueblo sabían que Hopper era un hombre sencillo, pero complicado. No tenía amigos y vivía solo en una caravana, pasando el tiempo fumando y bebiendo hasta desmayarse. Nadie con quien hablar, o a quien molestar.
⠀⠀¿La razón de este estilo de vida? La muerte de su hija, Sara.
⠀⠀La pérdida de su hija le pasó una factura enorme, lo que provocó el divorcio entre él y su ahora ex mujer, Diane, así como su regreso a Hawkins, Indiana, un lugar donde no le recordarían a cada segundo a su hijita, así como un pueblo donde podría hacer lo que quisiera sin que le avergonzaran.
⠀⠀Ahora, todo el mundo le conocía como el jefe de policía semi-despreocupado, y él estaba totalmente de acuerdo con eso.
⠀⠀Cuando su antigua amiga del instituto, Joyce Byers, se presentó en la oficina con la denuncia de su desaparición, Hopper no se había preocupado demasiado —¿qué niño desaparecía ya?—, pero después de encontrar la bicicleta del chico, el hombre había puesto una cara más seria ante toda la situación.
⠀⠀Sabía lo que era despertarse sin un hijo, y haría todo lo posible para evitar que Joyce experimentara eso alguna vez. Porque el dolor cortaba más profundo que un cuchillo, y nunca se iba.
ESA MISMA NOCHE, SE ORGANIZÓ UNA PARTIDA DE BÚSQUEDA DE WILL.
⠀⠀Tras salir del cobertizo, Hopper hizo que sus ayudantes —Callahan y Powell— llamaran a la oficina y organizaran una partida de búsqueda del niño Byers desaparecido. Todas las partes implicadas estaban bastante confusas en cuanto a por qué de repente estaba tan interesado en encontrar a Will, pero ninguno cuestionó y aceptó la información, organizando la partida.
⠀⠀En lugar de unirse a la búsqueda, Carla, Jonathan y Joyce se quedaron en casa de los Byers por si Will regresaba. Su madre esperaba que tal vez si se había perdido y oía lo preocupados que estaban todos por él, regresaría.
⠀⠀Pero ya habían pasado horas y Will seguía sin regresar. La gente abandonaba el bosque debido a la lluvia torrencial, y las posibilidades de encontrar al chico eran cada vez menores.
⠀⠀Carla estaba situada junto a la ventana, cruzando los dedos para que el niño al que veía como un hermano volviera a casa. Llevaba desaparecido un día entero.
⠀⠀Joyce, con su hijo en el salón, estaba echando un primer vistazo a las fotos que ambos adolescentes habían elegido para los carteles, intentando decidir qué usar y qué no.
⠀⠀—Jonathan, vaya. ¿Las has hecho tú? Son impresionantes —su voz era tranquila, los mocos seguían cada palabra mientras revolvía las fotos—. Caray, te felicito.
⠀⠀El chico no respondió, y Joyce volvió a hablar, cambiando totalmente de tema.
⠀⠀—Sé que no he estado mucho para ti. Eh, siempre trabajo mucho, y... me siento fatal, porque apenas sé qué haces y qué es de tu vida —terminó su disculpa—. Oh, lo siento. De verdad.
⠀⠀Jonathan soltó un pequeño sollozo, intentando contener las lágrimas. Su madre le puso una mano tranquilizadora en el brazo, frotándoselo de arriba abajo de forma maternal.
⠀⠀—¿Qué ocurre? ¿Qué te pasa, cariño?
⠀⠀—Nada.
⠀⠀—Dímelo. Dímelo —Joyce suplicó a su hijo—. Vamos, puedes...
⠀⠀—No —murmuró Jonathan, con la voz quebrada. Rara vez mostraba tanta emoción, y a Carla le dolía en el alma desde la otra habitación verlo tan destrozado—. Es que... Debería haber estado en casa con él.
⠀⠀—No. No, no. No puedes hacerte esto —Joyce sacudió la cabeza ante las palabras del chico—. Todo esto no ha sido culpa tuya. ¿Te queda claro? —Su mirada se encontró entonces con la figura de la chica Wheeler, que se acercaba lentamente a la familia con el ceño fruncido—. Y tampoco es tuya, Carla. No lo es.
⠀⠀Continuó, tartamudeando cada palabra.
⠀⠀—Él está... cerca. Lo sé, lo sé. Lo-lo noto en el corazón —Joyce tiró de su hijo mayor más cerca—. Quiero que... Quiero que confíes, ¿vale?
⠀⠀—Sí —Jonathan murmuró.
⠀⠀La chica Wheeler, que se había acercado a los dos y había tomado asiento junto a su mejor amigo, levantó una de las fotos del chico desaparecido, tratando de aligerar el ambiente.
⠀⠀—Eh, mira ésta.
⠀⠀Los dedos temblorosos de Joyce se apresuraron a tomar la imagen con una pequeña risa entrecortada, sus manos recorriendo la cara del chico.
⠀⠀—Oh, fíjate.
⠀⠀Carla cogió uno de los carteles que habían hecho, volviendo a robar la pequeña imagen y dejándola donde habían dejado un lugar vacío en los papeles.
⠀⠀—Elegiremos ésta, ¿no?
⠀⠀Antes de que pudiera hacer ningún otro comentario, sonó el teléfono, y la madre se apresuró a separarse de los dos adolescentes para ir a cogerlo, desesperada por que quien contestara tuviera alguna información útil.
⠀⠀—¿Diga?
⠀⠀—¿Quién crees que es? —murmuró Jonathan.
⠀⠀—¿Tal vez tu padre? —Carla se encogió de hombros, insegura sobre quién estaba llamando por fin a Joyce.
⠀⠀—¿Diga? —la señora Byers volvió a contestar al teléfono—. ¿Lonnie?
⠀⠀—¿Quién es? —preguntó Jonathan, levantando la cabeza hacia su madre.
⠀⠀—¿Hopper? ¿Quién es? —preguntó la mujer al teléfono, permaneciendo en silencio sólo unos instantes más antes de empezar a exclamar frenéticamente—: ¿Will? ¿Will?
⠀⠀Carla dejó escapar un suspiro.
⠀⠀—¿Es Will?
⠀⠀Cuando la mujer empezó a jadear, el Byers se acercó a ella con cautela y le preguntó:
⠀⠀—Mamá, ¿es Will?
⠀⠀—¡¿Quién es?! —Joyce gritó al teléfono, con la voz llena de miedo. ¿Quién estaba al otro lado?—. ¿Qué narices le has hecho a mi hijo?
⠀⠀—¿Qué?
⠀⠀—¡Devuélveme a mi hijo! —Joyce gritó al teléfono antes de electrocutarse, una chispa golpeó a la mujer en la cara. La descarga le hizo taparse la boca con una mano y el teléfono se le cayó de las manos.
⠀⠀Carla se levantó rápidamente y recogió el objeto carbonizado para ver si había alguien en la otra línea.
⠀⠀—¿Hola? ¿Quién es? ¿Quién coño está ahí? —al no obtener respuesta, la chica morena volvió a colocar el teléfono en su soporte, como Joyce había hecho antes al no recibir contestación ninguna.
⠀⠀Jonathan hizo un intento de conversar con su madre, que era un amasijo de palabras incoherentes y gritos.
⠀⠀—Mamá, ¿quién era? ¿Quién era, mamá? —se agarró a sus manos y hombros, intentando que se calmara un momento y dijera una palabra o una frase de verdad.
⠀⠀—¡Era él!
⠀⠀Carla logró captar algunas palabras, repitiéndoselas a Jonathan:
⠀⠀—Era él.
⠀⠀Con esa información, Jonathan volvió a mirar a su madre.
⠀⠀—Mírame, mamá. ¿Era Will?
⠀⠀—Sí —graznó Joyce.
⠀⠀—¿Qué ha dicho?
⠀⠀—Estaba respirando —Joyce sollozó, la mano extendida hacia el teléfono—. Respiraba.
⠀⠀—¿Estaba con alguien más, señora Byers? —Carla se colocó cerca de la mujer, intentando mostrar todo el consuelo posible sin alarmarla aún más.
⠀⠀—Yo... —Joyce entró en pánico y se aferró al teléfono, lo último que tenía de su hijo. La mujer casi se derrumbó sobre sí misma, apoyándose en Jonathan, que la rodeó con sus brazos, repitiendo una y otra vez las mismas preguntas.
⠀⠀—Mamá, ¿quién estaba ahí? ¿Quién era?
⠀⠀Carla se sentía fatal, pero sabía que no podía hacer nada. Joyce Byers sería un desastre frenético hasta que su hijo volviera a aparecer.
⠀⠀—Era él —sollozaba—. Sé que era su respiración. Sé que era su respiración.
⠀⠀Después de una hora más de intentar calmar a la madre, Joyce por fin se sentía mejor, aunque ¿hasta qué punto podía sentirse mejor? Sus sollozos habían cesado y en su lugar se sentó tranquilamente en el sofá, sorbiéndose los mocos.
⠀⠀Insistió en que Carla se fuera a casa con su propia familia, disculpándose por haber estado aquí para ver eso, y mientras la Wheeler intentaba quedarse y consolarla, Joyce acabó empujándola a ella y a Jonathan a la puerta. Necesitaba estar sola.
⠀⠀El viaje de regreso a casa de los Wheeler transcurrió en un silencio ensordecedor. No querían hablar de Will, ni de si Joyce realmente había escuchado a su hijo o si simplemente estaba perdiendo la cordura y necesitaba descansar de toda la situación; después de todo había sido un desastre histérico.
⠀⠀Aunque quería apoyar a la mujer, Carla no estaba segura de si creerla o no. Podría haber sido algún imbécil que pensó que sería divertido joderla, o un problema eléctrico o... Will. Podría haber sido Will.
⠀⠀Tras despedirse en silencio de su amigo, Carla entraba en su casa. Su madre era la única que quedaba despierta, mirando intensamente las noticias. Al notar la entrada de su hija, Karen se apresuró a preguntar por la situación de los Byers.
⠀⠀—Hola, cariño. ¿Cómo están Joyce y Jonathan? Me he enterado de lo de Will.
⠀⠀—Joyce está hecha un lío histérico y Jonathan se echa la culpa —la Wheeler suspiró con el ceño fruncido—. No les va bien.
⠀⠀—Oh, eso es horrible.
⠀⠀—Me voy a la cama —Carla no tenía ganas de seguir hablando de Will y subió lentamente las escaleras, dejando que sus manos rozaran la barandilla.
⠀⠀Se detuvo al llegar a la habitación de Nancy y no tardó en darse cuenta de que, a pesar de la lluvia, la ventana estaba abierta y de que había tarjetas de estudio tiradas por toda la cama de la chica.
⠀⠀—Nancy, ¿por qué está abierta la ventana? Está diluviando.
⠀⠀Nancy puso cara de inseguridad.
⠀⠀—Oh, tenía un poco de... ¿calor?
⠀⠀—Claro que sí —Carla la miró—. Steve estuvo aquí, ¿no?
⠀⠀—Sí —Nancy suspiró derrotada, sabiendo que su hermana podía ver a través de su mentira. Comenzando a recoger las tarjetas, la chica continuó hablando—. Sólo estábamos estudiando, nada más... no es que eso importe, lo siento —su hermana envió otra mirada, y Nancy continuó—. De todos modos, eh, por favor, no menciones esto a mamá. Mike prácticamente lo anunció en la cena, pero se supone que no deben saberlo, y no quiero que ella vuelva a sacar el tema. Ni siquiera se suponía que tendría que estar aquí...
⠀⠀Carla dio una respuesta rápida.
⠀⠀—No lo haré...
⠀⠀—Carla, espera —al notar que su hermana intentaba marcharse, Nancy se levantó de la cama y se acercó a la chica—. Quiero decirte algo.
⠀⠀Carla dejó escapar una risa seca.
⠀⠀—Nance, si esto es por Steve, ¿cuántas veces te he dicho que está bien que salgas con...?
⠀⠀Nancy agarró la muñeca de su gemela, manteniéndola en su sitio, además de interrumpirla.
⠀⠀—Siento si el que Steve y yo salgamos te hace sentir incómoda. Debería haberlo consultado contigo antes de empezar a salir, porque odiaría que te sintieras incómoda durante el resto de nuestra relación —ella dio una mirada de disculpa—. Sé que siempre dices que está bien, pero veo a través de ti Carla.
⠀⠀Antes de que Carla pudiera negar nada, continuó.
⠀⠀—Sé lo que pasó el año pasado, pero él es diferente. Es dulce, y divertido, y todo para mí, y lamenta cómo os fue el año pasado. Así que, si te sientes incómoda, por favor, di algo, porque no quiero que te sientas así a mi lado, porque vi tu cara cuando te diste cuenta de que Steve salía del baño detrás de mí, Carla. Vi cómo te fuiste tan rápido —Nancy terminó, mirando a través de los ojos de su hermana en busca de una respuesta.
⠀⠀—Nancy, está bien —Carla puso una sonrisa falsa en sus labios—. Hace tiempo que superé lo de Steve, y me alegro de que hayas encontrado a alguien que te haga feliz —le apretó el hombro a su gemela—. No dejes que me meta en medio de tu vida amorosa.
⠀⠀—¿Estás segura? —Nancy miró a sus hermanas a los ojos. ¿Estás mintiendo?
⠀⠀—Mucho —Carla asintió, con la sonrisa ligeramente temblorosa. Creo que ya lo sabes.
⠀⠀Luego salió de la habitación de su hermana, cayendo de espaldas sobre su propia cama con un suspiro. ¿Por qué se preocupaba tanto por su hermana y sus sentimientos por Steve Harrington? Ella lo había superado hacía años, y él era libre de salir con quien quisiera.
⠀⠀Pero, ¿su hermana? Eso había sido una estupidez por su parte... pero parecía que Nancy le gustaba de verdad, y estaría mal intervenir por sus propios sentimientos estúpidos.
⠀⠀Así que tendría que mantenerlos encerrados un poco más, hasta que desaparecieran para siempre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com