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⠀𝟭𝟭. ❛ MOMENTS IN THE WOODS ❜


CAPÍTULO ONCE ╱ MOMENTOS EN EL BOSQUE


CARLA Y NANCY FINALMENTE ENCONTRARON A JONATHAN A TRAVÉS DE DISPAROS.

⠀⠀Tras un buen rato de búsqueda por el bosque, las dos chicas oyeron el estallido de una bala y supieron que iban en la dirección correcta. En sus manos estaban las armas que habían elegido antes: Nancy con el bate y Carla con el palo de golf (sí, lo había traído).

⠀⠀Cuando llegaron al pequeño claro donde estaba Jonathan, se dio cuenta de que sólo había traído la pistola, que por la forma en que disparaba —o fallaba, más bien— no debía de ser muy buena. El chico Byers estaba de pie a unos metros de una hilera de latas, disparando bala tras bala, observando cómo todas volaban por encima, por debajo o pasaban directamente junto al blanco.

⠀⠀Y aunque estaban practicando por el momento, no sería demasiado bueno que Jonathan fallara cuando llegara el momento real: el monstruo.

⠀⠀—Tienes que darle a las latas, ¿no? —Nancy anunció su aparición, acercándose al chico con expresión divertida.

⠀⠀—No, de hecho, ¿ves los espacios que hay entre las latas? Pues es donde apunto —respondió Jonathan sarcásticamente.

⠀⠀—Ya veo —replicó Carla, tirando el palo de golf al suelo mientras su hermana hacía lo mismo con el bate y la bolsa que llevaba colgada del hombro. La Wheeler metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros, sintiendo el aire fresco del otoño pellizcar sus dedos—. Buen trabajo entonces, Jonathan.

⠀⠀Una vez que las hermanas volvieron a reunirse con él, el Byers preguntó:

⠀⠀—¿Habéis disparado una pistola?

⠀⠀Nancy se burló ligeramente.

⠀⠀—¿No conoces a nuestros padres?

⠀⠀—A nuestra madre le daría un infarto —recalcó Carla con una pequeña risita.

⠀⠀—Yo no disparaba desde que tenía diez años —Jonathan declaró, comenzando a recargar su arma mientras lo hacía—. Mi padre me llevó de caza por mi cumpleaños. Me obligo a matar un conejo.

⠀⠀Carla frunció el ceño, recordando la historia que su mejor amigo le había contado años atrás. Odiaba cómo Lonnie obligaba al muchacho a cometer un acto que él sabía que Jonathan no quería hacer, especialmente algo como matar a una criatura inocente. Si a Lonnie le gustaba el pasatiempo, que así fuera. Jonathan hubiera preferido mucho más sacarle una foto.

⠀⠀Nancy frunció el ceño.

⠀⠀—¿Un conejo?

⠀⠀—Sí. Supongo que pensó que me haría más hombre o algo así —continuó el Byers, antes de admitir—: Lloré toda la semana.

⠀⠀—Caray.

⠀⠀—¿Qué? Soy fan de Tambor.

⠀⠀Nancy soltó una leve risita ante el comentario del chico antes de aclarar:

⠀⠀—Me refería a tu padre.

⠀⠀—Por algo ya no está presente —Carla se burló. Lonnie Byers no le caía demasiado bien, y el relato de estas historias le hizo recordar por qué. Era un imbécil total, que odiaba el hecho de que sus hijos fueran los llamados "frikis".

⠀⠀—Sí. Supongo que mis padres se quisieron en algún momento, pero... —Jonathan empezó encogiéndose de hombros, empuñó el arma y añadió—: ...yo no estaba cuando eso pasó.

⠀⠀Carla sabía que tenía suerte de tener unos padres que seguían juntos, de tener un padre que no era un gilipollas y una madre que no era una negligente, pero aun así... sus padres no se querían de verdad. No sabría decir cuándo fue la última vez que se dieron un beso o un abrazo, la última vez que oyó las palabras "te quiero" entre ellos.

⠀⠀Y aunque en su casa había amor familiar, a veces Carla deseaba tener ese tipo de amor. Deseaba tener en su vida a dos adultos que se quisieran de verdad, que le enseñaran lo que significaba querer a alguien.

⠀⠀Mientras Carla se había quedado pensativa, Nancy había cogido la pistola y se preparaba para disparar. Desde su lado, Jonathan trató de explicarle cómo hacerlo.

⠀⠀—Tienes que, eh, apuntar y disparar.

⠀⠀—Yo no creo que nuestros padres se hayan querido nunca —Nancy habló, diciendo las palabras exactas en la mente de su hermana.

⠀⠀—Se debieron de casar por algo —respondió Jonathan  simplemente.

⠀⠀La Wheeler levantó la pistola, apuntando a una de las latas.

⠀⠀—Nuestra madre era joven. Nuestro padre era mayor, pero tenía un buen trabajo, dinero... Venía de buena familia. Así que compraron una bonita casa en una calle sin salida... y allí fundaron una familia.

⠀⠀—A la mierda —Jonathan murmuró.

⠀⠀—Sí. A la mierda —repitió la chica antes de apretar el gatillo. El disparo resonó en el claro y la bala dio en la lata, haciéndola caer al suelo con un ruido metálico. Nancy soltó una carcajada sorprendida por haber dado en el blanco a la primera, a la que se unieron Jonathan y Carla.

⠀⠀Como Jonathan y ella ya habían disparado, Nancy le ofreció la pistola a su hermana.

⠀⠀—¿Quieres probar, Carla?

⠀⠀—¿Qué demonios? —exclamó Carla, cogiendo la pistola de la mano de su hermana. Con su acogedora familia, nunca se le había ocurrido disparar un arma, pero había una primera vez para todo. Apuntando a una de las latas paradas, se detuvo un momento antes de añadir—: Y que conste que estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho Nance.

⠀⠀Entonces no dudó en disparar el arma, estremeciéndose ligeramente por el fuerte sonido que hizo. Se le escapó una risita de asombro al ver cómo la bala impactaba en el centro de la lata, haciéndola caer del trozo de madera en el que había sido apoyada.

⠀⠀Para no tener experiencia, Carla diría que lo había hecho bien.

⠀⠀Nancy levantó la mano para chocar los cinco, Carla aceptó y dio una palmada a su hermana. ¿Quién iba a decir que las hermanas Wheeler serían buenas con las armas de fuego? Jonathan suspiró con una leve sonrisa, orgulloso de sus amigas aunque ligeramente derrotado por el hecho de que lo hubieran hecho mejor que él.

⠀⠀Carla palmeó el hombro de su mejor amigo.

⠀⠀—Parece que te vendría bien un poco de práctica.

EL TRÍO PASÓ EL RESTO DE LA TARDE DISPARANDO.

⠀⠀Alternaron entre disparar a latas y a troncos de madera, además de probar diferentes ángulos y posiciones para ver quién disparaba mejor y dónde lo hacía mejor. Nancy acabó siendo la mejor —sorprendentemente, aunque ¿era realmente sorprendente después de su primer intento?— Carla en segundo lugar, con Jonathan detrás.

⠀⠀Para ser una tarde llena de disparos, fue extrañamente... ¿divertida? No había esperado tantas risas y comentarios sarcásticos, ya que se trataba de una práctica para una situación muy seria. Pero, de hecho, fue divertido pasar el rato con Jonathan y Nancy, que estaban empezando a crear lazos por su cuenta, no sólo porque ambos eran cercanos a Carla.

⠀⠀De hecho, el trío había practicado tanto que no tuvieron tiempo de salir a cazar monstruos como hubieran querido. El cielo se había oscurecido un poco, y Jonathan declaró que sería mejor dejar la búsqueda para otro día, queriendo llegar a casa y a salvo antes de que oscureciera demasiado.

⠀⠀Cualquier cosa podría pasar en la oscuridad.

⠀⠀Carla, que no quería arriesgarse a una cacería nocturna, aceptó. En ese momento salía del bosque con su hermana y su mejor amigo a su lado, con el palo de golf colgado del hombro; después de todo, no lo había necesitado.

⠀⠀Sin embargo, la empuñó con fuerza, por si algo salía disparado hacia ellos. Aunque se marchaban para escapar de la posibilidad de que la criatura sin rostro los reclamara la noche siguiente, aún era posible que saliera hacia ellos ahora mismo, y Carla quería estar preparada por si lo hacía.

⠀⠀Sin embargo, por ahora todo parecía en calma, sin monstruos a la vista.

⠀⠀El único sonido era el crujido de las hojas y las ramas bajo sus pies, que se habían caído de los árboles en el último mes, dándoles un aspecto desnudo y débil. A la Wheeler le gustaba señalar la variedad de naranjas y marrones que coloreaban las hojas; era una de las pocas cosas que la mantenían ocupada en su camino de vuelta al coche de Jonathan, que se había ofrecido a llevarlas a casa para que no tuvieran que caminar solas.

⠀⠀—No me dijiste lo que yo decía.

⠀⠀Jonathan y Carla se volvieron hacia Nancy al oír sus palabras, y el Byers preguntó confuso:

⠀⠀—¿Qué?

⠀⠀—Ayer —aclaró la Wheeler más bajita, acercándose a Jonathan para que pudieran hablar. Con una mirada de soslayo, Carla aminoró el paso para dejarles algo de espacio, yendo detrás de los dos; ser una sujetavelas era una mierda, aunque Nancy y Jonathan no estuvieran juntos—. Dijiste que decía algo y por eso me sacaste la foto.

⠀⠀—Ah, ya... —Jonathan claramente no había esperado eso—. No lo sé. Supongo... que vi a una chica, no sé, intentando ser otra persona. Pero, en aquel momento... era como si estuvieras sola, o lo creyeras estar. Y, entonces, podías ser tú misma.

⠀⠀Nancy se quedó callada un momento antes de escupir:

⠀⠀—Eso es una gilipollez enorme.

⠀⠀—Espera, ¿qué?

⠀⠀Nancy se detuvo frente al chico para tratar de dejar claro su punto de vista.

⠀⠀—No estoy intentando ser otra persona. Sólo porque salga con Steve y a Carla y a ti no os caiga bien...

⠀⠀—¿Por qué me metes en esto? —exclamó Carla, lanzando una mirada a su hermana. Si ella y Jonathan iban a discutir por Steve, que así fuera, pero no quería que su nombre apareciera en la conversación.

⠀⠀—¿Sabes qué? Olvídalo —el Byers pasó junto a la chica, cambiando sus palabras—. Es que me pareció una buena foto.

⠀⠀—En realidad es un buen chico —defendió Nancy, persiguiendo al chico moreno.

⠀⠀—Oh, claro.

⠀⠀Carla se burló.

⠀⠀—Sí, si haces las cosas cuándo y cómo él quiere.

⠀⠀—Ayer, lo de la cámara... Él no es así en absoluto. Sólo quería protegerme —Nancy ignoró a su hermana, continuando con su punto.

⠀⠀Amargamente, Jonathan murmuró:

⠀⠀—Ya, es una forma de verlo.

⠀⠀—Oh, y supongo que lo que hiciste tú estuvo bien, ¿no?

⠀⠀—No... yo no he dicho eso.

⠀⠀—¡Tenía todo el derecho a cabrearse!

⠀⠀—Vale. Está bien. ¿Pero tiene que caerme bien por eso? —el Byers se dio la vuelta, mirando a Nancy. Le dedicó una mirada a Carla—. Quiero decir, a Carla tampoco le cae muy bien, pero no andas detrás de ella, ¿verdad?

⠀⠀Carla gimió.

⠀⠀—Otra vez con mi nombre...

⠀⠀—No es mi problema que a Carla no le caiga bien Steve —Nancy argumentó, con los brazos cruzados sobre el pecho, cada vez más cabreada—. No es mi culpa que sea ella la que haya terminado todo entre ellos y que ahora...

⠀⠀—¿Qué coño, Nance? —exclamó la Wheeler, mirando a su gemela con los ojos muy abiertos. Carla no veía ninguna razón para que su hermana se enfadara con ella ahora mismo: no había hecho nada malo.

⠀⠀—¡Estás saboteando mi relación porque estás celosa! —Nancy gritó, exasperada—. Estás celoso de que salga con Steve porque te arrepientes de lo que pasó entre vosotros.

⠀⠀—¿Saboteando? —Carla se burló—. ¡Dios mío, madura, Nancy! No tengo celos de mierda porque Steve me rompió el puto corazón, ¡no quiero que vuelva! ¡No pudo comprender que yo no supiera expresar mis sentimientos y decidió romper conmigo! No al revés.

⠀⠀La Wheeler no estaba segura de lo que le había pasado, pero no podía dejar de gritar.

⠀⠀—Si Steve quiere que vuelva, es su problema, no el mío. Así que, lo siento si me mira en los pasillos en vez de a ti durante cinco segundos. No puedo hacer nada al respecto.

⠀⠀—Tal vez dile que no lo amas, para empezar —Nancy escupió, la voz más baja que antes como si esto le molestara—. Tal vez finalmente te superaría si supiera que todo se ha ido.

⠀⠀—¿Qué te hace suponer que todo no se ha ido ya?

⠀⠀Nancy tomó aire.

⠀⠀—Cuando Steve le quitó las fotos a Jonathan, escondió una en el bolsillo. Sólo te la enseñó a ti —su mirada se encontró con la de Carla, y formuló la pregunta que le rondaba por la cabeza desde aquel día—. ¿Qué había en esa foto, Carla? Dime qué hay en ella, dime que no pasa nada entre vosotros dos, y te creeré.

⠀⠀Carla cerró la boca. Se suponía que no había nada entre ella y Steve, pero... había algo. El beso que habían compartido demostraba que seguía habiendo algo y por mucho que quisiera decirle a Nancy que Steve era suyo, no podía.

⠀⠀—No puedo —Carla admitió, su mirada en sus zapatos.

⠀⠀—Eso pensaba —murmuró Nancy con dureza, antes de volver a mirar a Jonathan, que había permanecido extrañamente callado—. ¿Jonathan?

⠀⠀Jonathan miró a los ojos a su mejor amiga, que prácticamente le suplicaba que no le contara lo sucedido. Y, aunque pensaba que Nancy merecía saber la verdad, no iba a traicionar así a su amiga, la chica que había guardado muchos de sus secretos a lo largo de los años.

⠀⠀El Byers negó con la cabeza.

⠀⠀—No puedo decírtelo, Nancy.

⠀⠀—¿Por qué me lo dirías? Ni siquiera somos cercanos —suspiró la chica Wheeler—. Parece que sólo te gusta una persona en el mundo aparte de tu madre y tu hermano, y es Carla. Ni siquiera le das una oportunidad a la gente...

⠀⠀Jonathan intentó defenderse.

⠀⠀—Escucha, no te lo tomes a mal, ¿vale? No me cae bien mucha gente. Él... —Dios, ¿por qué esta conversación seguía girando en torno a Steve?—, forma parte de la mayoría.

⠀⠀—¿Sabes? Lo cierto es que empezabas a caerme bien —Nancy admitió, el aire cada vez más tenso a medida que la discusión continuaba.

⠀⠀—¿Sí?

⠀⠀—Sí. Sí, pensaba: "Jonathan Byers, puede que no sea el pirado pretencioso que dicen todos".

⠀⠀Jonathan, que había continuado hacia delante, se dio la vuelta y caminó hacia la chica Wheeler.

⠀⠀—Tú también empezabas a caerme bien —la chica de la que hablaba se burló, y él continuó—. Pensaba: "Nancy Wheeler, no es otra chica de barrio bueno que cree que se rebela haciendo lo mismo que cualquier otra chica de barrio bueno hasta que supere esa fase y se case con un antiguo atleta que ahora es vendedor, y vivan su aburrida vida en una calle sin salida. Igual que sus padres, a los que encontraba tan deprimentes, pero ahora, no están tan mal." —Jonathan no dijo ni una palabra más mientras pasaba junto a Nancy.

⠀⠀Carla miró fríamente a su hermana antes de hacer lo mismo, dejando a Nancy sola.

CARLA ESTABA SINCERAMENTE SEGURA DE QUE SE HABÍAN PERDIDO.

⠀⠀Llevaban horas caminando y ahora estaba oscuro, lo suficiente como para necesitar linternas para guiarse. Demasiado para salir del bosque antes del anochecer. Definitivamente no ayudaba que el trío caminara en completo silencio, lleno de tensión, lo que significaba que nadie había comentado su dirección, o si ya habían pasado este grupo de árboles.

⠀⠀Pero el silencio permitió a Carla oír mejor el crujido de las hojas, y no tardó en darse cuenta cuando su hermana dejó de caminar por completo.

⠀⠀Al notar su repentino parón, Jonathan se dio la vuelta y comentó irritado:

⠀⠀—¿Estás cansada?

⠀⠀Carla sonaba molesta al añadir:

⠀⠀—Ya hemos perdido demasiado tiempo...

⠀⠀Nancy hizo callar a los dos.

⠀⠀—Callaos. Los dos.

⠀⠀—¿Qué? —preguntó Jonathan, Carla la siguió con la mirada.

⠀⠀—He oído una cosa —Nancy reveló, voz tranquila, cara contorsionada por la concentración.

⠀⠀Los dos se callaron, queriendo oír lo que fuera que hubiera oído la Wheeler. Tardaron unos instantes, pero Carla lo escuchó: era casi como un suave gemido. Jonathan también debió de oírlo, porque los tres compartieron una mirada de curiosidad antes de ponerse en marcha en dirección al sonido.

⠀⠀Por suerte, el sonido no procedía de un monstruo, sino de un ciervo. Tirado a un lado del bosque, entre un montón de hojas, había un ciervo herido, con el cuello cubierto de sangre por lo que fuera que hubiera pasado. La criatura emitía suaves gemidos, con el pecho jadeante. Carla se dio cuenta de que estaba a punto de morir por el aspecto de su pelaje enmarañado y su cuerpo inerte, así como por lo ya mencionado.

⠀⠀Los tres se arrodillaron a la altura del animal y suspiraron aliviados y apenados. Se alegraban de que no fuera la criatura, pero era triste ver a un animal yaciendo en su propia miseria, esperando a que la muerte lo reclamara.

⠀⠀—Lo ha atropellado un coche —afirmó Nancy, colocando ligeramente una mano sobre la pata coja del ciervo. La chica se volvió entonces hacia los otros dos con el ceño fruncido—. No podemos dejarlo aquí.

⠀⠀Carla sabía lo que quería decir. Nancy quería sacar al animal de su miseria —dispararle y darle una muerte rápida— en lugar de dejarlo sentado en su propio dolor miserable, como lo estaba ahora.

⠀⠀Nancy miró el arma que tenía en la mano antes de levantarla vacilante hacia el ciervo. Quería ayudarlo, pero no sabía si podría dispararle. Sabiendo esto, Jonathan extendió la mano, ofreciéndose a hacerlo en su lugar.

⠀⠀—Ya lo hago yo.

⠀⠀Sabiendo que Jonathan probablemente también sufriría, Carla tomó la palabra.

⠀⠀—Jonathan, puedo...

⠀⠀—Ya no tengo nueve años —dijo Jonathan, poniéndose de pie junto a las otras dos adolescentes. Empuñó la pistola y Nancy se dio la vuelta, Carla cerrando los ojos para no tener que ver morir al animal. Hubo silencio durante unos segundos, y la Wheeler abrió lentamente los ojos para ver a Jonathan sosteniendo la pistola, más que probablemente contemplando la posibilidad de acabar con la vida del ciervo, aunque fuera de ayuda para la criatura.

⠀⠀Pero, justo cuando el dedo de Jonathan empezaba a apretar el gatillo, el ciervo fue arrastrado bruscamente hacia la oscuridad que los rodeaba.

⠀⠀El repentino susto hizo que los tres adolescentes dieran un salto hacia atrás y soltaran un grito ahogado. Los ojos de Carla se abrieron de par en par mientras escrutaba el perímetro, intentando descubrir qué coño había arrastrado a aquel ciervo, pero apenas podía ver en la oscuridad y, sinceramente, tenía demasiado miedo como para encender una luz en la dirección en la que había sido arrastrado.

⠀⠀—¿Qué ha sido eso? —Nancy respiró.

⠀⠀—No tengo ni puta idea, pero me estoy acojonando —Carla susurró, sintiéndose de repente muy insegura en el bosque. Ella asumió que sus amigos sentían lo mismo, pero sus pensamientos fueron probados incorrectos cuando Nancy comenzó a alumbrar en la dirección que el ciervo había ido, comenzando a seguir el reguero de sangre que había dejado.

⠀⠀—Eh, Nance, ¿adónde vas? —la Wheeler observó cómo su hermana seguía caminando, con los ojos entrecerrados por la confusión. ¿Qué coño estaba haciendo? Si debían caminar hacia algún sitio, debería ser en la otra dirección, lejos de lo que fuera que se hubiera llevado a aquel ciervo—. Tal vez sólo sea yo, pero creo que es una pésima idea seguir ese rastro de sangre. No sabemos qué se lo llevó.

⠀⠀Jonathan también echó a andar, con el arma desenfundada por si algo decidía atacar. Todavía abandonada donde yacía originalmente el ciervo, Carla levantó las manos y empezó a seguir a los otros dos adolescentes, murmurando en voz baja:

⠀⠀—No me lo puedo creer.

⠀⠀Durante unos minutos reinó un silencio espeluznante mientras cada uno de ellos alumbraba con sus linternas a su alrededor, sin dejar de detectar hojas y palos de color carmesí; incluso pasaron junto a un hueso ensangrentado que pertenecía al ciervo.

⠀⠀Pero pronto se encontraron en una parte desconocida del bosque, donde no había sangre.

⠀⠀—¿Adónde ha ido? —Nancy formuló la pregunta que todos tenían en mente, sabiendo que no obtendría respuesta.

⠀⠀Carla dejó escapar un suspiro.

⠀⠀—Ni idea.

⠀⠀—¿Veis el rastro de sangre? —Jonathan preguntó.

⠀⠀Ambas Wheeler miraron a su alrededor, respondiendo al unísono.

⠀⠀—No.

⠀⠀El trío empezó entonces a patrullar por el bosque, con las linternas brillando en todas direcciones. Personalmente, Carla sólo quería salir del bosque antes de que acabaran como el ciervo, pero no iba a dejar a su hermana o a Jonathan allí fuera. Aunque la tensión seguía siendo densa, le seguían importando.

⠀⠀Así que se quedó en medio, alumbrando a diestro y siniestro, observando cómo Jonathan se dirigía en otra dirección. Carla no sabía si debía estar contenta o alegrarse de no haber encontrado nada. En un sentido, no habían encontrado nada, pero en el otro, no habían encontrado nada. El monstruo podría estar al acecho, y ni siquiera sabrían...

⠀⠀—¿Carla?

⠀⠀La voz de su hermana la sacó de sus pensamientos y se giró para que su linterna apuntara directamente a la cara de Nancy.

⠀⠀Los ojos de Nancy se entrecerraron ante la luz.

⠀⠀—¿Podrías no alumbrarme con eso en la cara y venir a mirar?

⠀⠀—Lo siento —Carla resopló, giró el objeto hacia el suelo y se unió a su hermana frente a un árbol. Aunque no era un árbol normal. Este árbol tenía un agujero de buen tamaño en el centro por el que goteaba... ¿baba? Con las cejas fruncidas, la Wheeler iluminó el agujero con su luz—. ¿Pero qué coño...?

⠀⠀—Llama a Jonathan —murmuró Nancy, examinando su descubrimiento.

⠀⠀—¡¿Eh, Jonathan?! —gritó Carla, dándose la vuelta para intentar ver a su mejor amigo. Silencio—. ¿Jonathan? Vas a querer ver esto... —sus palabras se detuvieron al oírse un pequeño golpe cerca de sus pies, y la chica se volvió para ver la bolsa de su hermana en el suelo, el cuerpo de Nancy acercándose al agujero—. Nancy, ¿en serio vas a entrar ahí? —preguntó Carla, con una expresión de incredulidad en sus facciones—. Jonathan probablemente esté perdido, deberíamos ir a buscarlo. Además, para empezar, ni siquiera sabemos qué hay ahí dentro o qué es eso.

⠀⠀—Más razón para comprobarlo —respiró Nancy, antes de meter la cabeza por la abertura. La otra Wheeler se quedó boquiabierta al ver a su hermana meterse dentro, sorprendida de que Nancy lo estuviera haciendo de verdad.

⠀⠀—¡Nancy! —exclamó Carla, mientras la chica se arrastraba cada vez más dentro del agujero. Nancy no contestó, y ella dejó escapar una especie de sonido frustrado. Ahora tenía que elegir: o dejaba a su hermana y trataba de evitar que Jonathan se perdiera, o salvaba el culo de su hermana de lo que fuera que hubiera en aquel agujero.

⠀⠀Una vez desaparecida la figura de su hermana, Carla se arrodilló en el suelo cubierto de hojas. Dejó su palo de golf y miró dentro del agujero viscoso. Dios mío, ¿qué estaba haciendo? Tomando aire, la Wheeler no se permitió más vacilaciones antes de meter la cabeza en el agujero.

⠀⠀Alumbrando con la linterna, Carla se encogió de asco al ver el túnel viscoso que tenía delante. A medida que se arrastraba por él, sustancias viscosas y pegajosas goteaban sobre su piel, manchaban su jersey blanco —dudaba que saliera fácilmente— y se le enredaban en el pelo. Hacía frío y sentía escalofríos.

⠀⠀Sí, Carla estaba realmente arrepentida de sus elecciones.

⠀⠀Al salir, los ojos de la Wheeler se abrieron de par en par. Parecía que se había arrastrado de vuelta al bosque, excepto que este bosque era muy diferente. Copos de lo que parecía ceniza o polvo flotaban en el aire; los árboles estaban cubiertos de baba y parecían podridos; el aire era frío y casi con aspecto de muerte —un tipo de frío diferente al normal del otoño que tenía Hawkins.

⠀⠀Carla podía sentir cómo respiraba las partículas, cómo el aire podrido y putrefacto llenaba sus pulmones. No pudo evitar llevarse una mano a la boca porque la sensación de tenerlo dentro era horrible.

⠀⠀Pero no fue tan horrible como la sensación que burbujeó en su interior cuando se dio cuenta de que conocía ese lugar.

⠀⠀La luz negra y azulada, las enredaderas que cubrían los árboles y el suelo empapado, las partículas de polvo... todo le resultaba familiar. Allí había tenido lugar su pesadilla, lo que sólo significaba una cosa.

⠀⠀El monstruo también estaba allí.

⠀⠀Con el corazón en la garganta, Carla vio a su hermana avanzar. La siguió, con la linterna parpadeando cuanto más se alejaban. Pero, en cuanto empezó a caminar, Nancy se detuvo en seco ante el repentino gruñido que resonó en aquel lugar.

⠀⠀Carla sintió que se le cortaba la respiración al ver la piel gris y pálida de la criatura de sus pesadillas, el monstruo que había estado intentando atrapar a Will. Su gran cuerpo y sus extremidades alargadas se alzaban sobre el ciervo que el trío había encontrado momentos antes, y de su boca de pétalos salían chapoteos húmedos y descuidados mientras devoraba a la pobre criatura.

⠀⠀Carla no sabía qué era peor, si el hecho de que la criatura de sus pesadillas fuera real o el hecho de que sus pesadillas fueran algo más que ficción.

⠀⠀—Nancy —susurró la Wheeler a su hermana, que se giró rápidamente con los ojos muy abiertos. En cuanto vio a su hermana gemela, una expresión de alivio cruzó sus facciones antes de transformarse en otra de nerviosismo.

⠀⠀—Oh, Carla. Gracias a Dios —cualquier tensión entre los dos había desaparecido mientras escuchaban el roer de la criatura.

⠀⠀Carla estaba seria mientras susurraba:

⠀⠀—Nance, tenemos que salir de aquí ahora mismo. Este es el lugar donde ocurrió mi pesadilla, y esa era la criatura que se llevó a Will.

⠀⠀Nancy asintió con la cabeza y Carla se agarró a su brazo, las hermanas retrocedieron lenta y silenciosamente. Los ojos de las chicas permanecían fijos en la criatura, y mientras retrocedían, Carla estaba casi segura de que podrían escapar sin captar la atención del monstruo.

⠀⠀Y esa esperanza de escapar con vida se mantuvo... hasta que Nancy pisó una enredadera.

⠀⠀Se oyó un crujido silencioso y la cara de la Wheeler se contrajo, pero no había forma de que ese sonido hubiera sido lo suficientemente ruidoso como para alarmar al monstruo, no cuando los susurros de las hermanas habían pasado desapercibidos.

⠀⠀Pero, parecía que el sonido había desencadenado algo, porque en el momento en que el pie de Nancy conectó con la enredadera, su cuerpo abandonó su posición agazapada y se enfrentó a las dos chicas. Su boca se abrió como una flor mortal, mostrando filas de dientes afilados y un chillido salió de su boca.

⠀⠀Carla no estaba segura de quién gritó primero, pero tanto ella como Nancy dejaron escapar un sonido lleno de terror. La linterna se le cayó de las manos, conmocionada.

⠀⠀Lo único que quería hacer la Wheeler era cerrar los ojos y esperar a despertarse, pero esto no era una pesadilla, ¿verdad? Si cerraba los ojos, el monstruo la atraparía y no despertaría.

⠀⠀Así que Carla no dudó antes de empezar a esprintar en dirección contraria, de vuelta hacia el agujero.

⠀⠀Con el corazón palpitándole en la garganta y el pecho agitado mientras intentaba darse impulso para seguir corriendo, Carla miró a su alrededor tratando de encontrar el lugar de donde habían salido, lo que le resultó difícil porque se le había caído la linterna, lo que oscureció aún más el lugar, ya de por sí poco iluminado. Por no mencionar que todos los malditos árboles parecían iguales.

⠀⠀Y que todos los malditos árboles resultaban no tener agujeros, ninguno de ellos parecía ser el indicado, lo que no hacía sino aumentar el estrés, porque ¿y si nunca encontraban el agujero por el que habían venido? ¿Qué pasaría entonces?

⠀⠀Nancy también se estaba dando cuenta de que ninguno de los árboles mantenía el camino de vuelta a casa, y empezó a correr sin rumbo, gritando en busca de Jonathan, que con suerte había vuelto al punto de partida y estaba cerca del árbol. Era una posibilidad remota, pero era su única esperanza de volver al árbol.

⠀⠀—¡Jonathan! ¡Jonathan!

⠀⠀—¡Jonathan! —Carla no pudo evitar gritar también por su mejor amigo porque estaba asustada. Muy asustada, joder. Los gritos de ayuda de las hermanas se mezclaron, ambas vomitando el nombre del chico en gritos frenéticos—. ¡Jonathan! ¡Jonathan! Estamos justo aquí, ¡por favor!

⠀⠀—¡Nancy! ¡Carla!

⠀⠀La voz era débil, y Carla casi pensó que se estaba imaginando al chico, pero a medida que se hacía más fuerte estaba completamente segura de que Jonathan podía oírlas, que les estaba gritando a su vez.

⠀⠀—Jonathan, ¿dónde estás? —gritó Nancy, corriendo en dirección contraria; prácticamente había estado dando vueltas tratando de buscar el árbol—. ¡Jonathan!

⠀⠀—¡Jonathan! ¡Est-Estamos justo aquí! Estamos aquí —Carla respiró pesadamente, toda la carrera y el pánico habían hecho que su respiración se volviera errática e irregular—. ¡Jonathan, por favor! ¿Dónde estás?

⠀⠀—¡Estoy justo aquí!

⠀⠀—¡Jonathan!

⠀⠀—¡Estoy aquí! ¡Nancy! ¡Carla! —la voz de Jonathan resonó desde el mundo real, ambas chicas se giraron, intentando averiguar de dónde venía—. ¡Seguid mi voz!

⠀⠀Tomándose sus palabras al pie de la letra, Nancy volvió a gritar su nombre:

⠀⠀—¡Jonathan!

⠀⠀—¡Seguid mi voz, Nancy, Carla, estoy aquí! —la voz del Byers sonaba tan lejana, pero tan cercana al mismo tiempo. Las dos hermanas siguieron su voz, como si se tratara del puto juego de Marco Polo.

⠀⠀—¡Carla! ¡Nancy!

⠀⠀En lugar de replicar como hasta entonces, las dos chicas enmudecieron ante el repentino gruñido del monstruo, que había aparecido a escasos metros delante de ellas. Carla soltó un grito de sorpresa y volvió a ponerse en pie, corriendo en dirección contraria con Nancy a su lado.

⠀⠀Jonathan debió de oír sus repentinos gritos de sorpresa y volvió a gritarles.

⠀⠀—¡¿Carla?! ¡¿Nancy?!

⠀⠀Las dos chicas se refugiaron detrás de un árbol, con la espalda apoyada en la corteza podrida. Carla tenía una mano tapándose la boca para amortiguar el sonido de su respiración, y la otra la tenía entrelazada con la de Nancy, asustada. A pesar de que su corazón latía tan fuerte que podía oírlo en sus oídos, la Wheeler podía oír los gemidos de la criatura, podía oír el lugar donde se agachaban mientras patrullaba a su alrededor. Mientras las buscaba.

⠀⠀—¡Carla! ¡Nancy! ¡ Seguid mi voz!

⠀⠀Ambas chicas se volvieron hacia un lado y vieron el agujero por el que habían entrado. No era de extrañar que no lo hubieran visto al principio: se había deslizado por el árbol y estaba mucho más cerca del suelo de lo que había estado. La madera podrida y la baba lo habían cubierto ligeramente.

⠀⠀Carla hizo contacto visual con su hermana, hablando sin palabras. Cuando el monstruo lanzó un chillido a unos metros de distancia, prácticamente empujó a Nancy hacia el árbol, ya que era su oportunidad.

⠀⠀—¡Nancy, vamos! —la Wheeler ayudó a su hermana a atravesar el estrecho portal. Después de muchos sonidos de esfuerzo, así como algunos de Jonathan también, el cuerpo de Nancy estaba fuera del agujero, permitiendo a Carla su turno para escapar.

⠀⠀La Wheeler se arrastró a través, gemidos cayendo de sus labios mientras la baba y la membrana del agujero la hacían forcejear, pegándose a su ahora sucio jersey blanco y a su pelo, manchando todo lo que tocaba. Podía oír al monstruo chillando detrás de ella, lo que hizo que Carla se esforzara aún más porque realmente no quería convertirse en el segundo plato del monstruo.

⠀⠀—¡Jonathan! ¡Nancy! —gritó Carla, sintiendo el aire frío contra su piel cuando su mano atravesó la membrana. Sintió que otras cuatro manos se aferraban a ella y, tras unos minutos de lucha por atravesar la baba, la Wheeler cayó al suelo cubierto de hojas con un sollozo.

⠀⠀—¡Carla! —oyó que su hermana gritaba su nombre, y entonces se vio envuelta en un abrazo de la chica. Carla no se resistió y se aferró con fuerza a su hermana, porque pensaba que iban a morir. Que ella iba a morir.

⠀⠀Cualquier tensión entre el trío desapareció cuando Jonathan también rodeó a las chicas con sus brazos, de forma protectora y reconfortante. No le importaba que estuvieran cubiertas de lodo y mugre, ni que le mancharan la ropa, ni que no supiera qué había pasado en aquel agujero. Todo lo que el Byers querían hacer era mostrar a las hermanas que él estaba allí, que estaban bien.

⠀⠀Carla sabía que tenían suerte de estarlo y se aferró a los otros dos adolescentes agradecida de estar viva.

CARLA ABRIÓ LA PUERTA DE LA HABITACIÓN DE SU HERMANA, ENJUAGÁNDOSE EL AGUA DEL PELO.

⠀⠀Nancy estaba tumbada en su cama, con las sábanas pegadas al pecho. Jonathan se encontraba tumbado en el suelo del extremo de la cama, en un viejo saco de dormir que se utilizaba para dormir fuera de casa cuando la niña era más pequeña, con una almohada de ganchillo de apoyo para su cabeza.

⠀⠀Carla dejó caer la toalla al suelo —ya la recogería mañana— y entró más en el dormitorio. Claro que tenía su propio dormitorio al lado, pero... había algo inquietante en dormir sola esa noche. Aunque no vivía cerca de la criatura ni del agujero, no podía evitar temer que algo la atacara si estaba sola.

⠀⠀Un miedo infantil, pero a Carla no le importaba. Simplemente no quería estar sola en ese momento. No esa noche.

⠀⠀—Oye, Nance, ¿te importa si...?

⠀⠀—Adelante —bromeó Nancy, con voz tranquila. Seguía sonando agitada y como si ella tampoco quisiera estar sola. Tras un rato de silencio, añadió—: Por favor.

⠀⠀—Yo tampoco quiero estar sola —murmuró Carla, caminando hacia el lado opuesto de la cama de su hermana. Cuando era más joven, hacía esto todo el tiempo: Nancy y ella pasaban la noche en la habitación de la otra y tenían su propia fiesta de pijamas.

⠀⠀La chica se tumbó, acercando también las sábanas a su figura. Cerró los ojos e intentó relajarse lo mejor que pudo, pero era bastante difícil cuando cada vez que cerraba los ojos, lo veía: el monstruo comiéndose al ciervo, la cara llena de pánico de Nancy, ella y Nance gritando por Jonathan.

⠀⠀Nancy también debía de sentirse asustada, porque tras unos instantes de silencio declaró:

⠀⠀—¿Te importaría dormir con nosotras? —una sola persona no debía hacerla sentir demasiado segura, sobre todo alguien que también había sido objetivo del monstruo.

⠀⠀—Eh, sí —murmuró Jonathan, arrastrándose fuera de su saco de dormir, pistola en mano. Carla se movió para que su amigo tuviera espacio, refugiándose en medio de la cama. Jonathan se colocó donde ella había estado antes, sin molestarse en meterse bajo las sábanas. Hubo un silencio incómodo durante unos instantes antes de que el Byers preguntara—: ¿Queréis que apague la luz o...?

⠀⠀Las dos gemelas Wheeler hablaron al unísono:

⠀⠀—No.

⠀⠀—Ya.

⠀⠀—Ese lugar... fue donde ocurrió mi pesadilla. El mismo monstruo, también —Carla comenzó, mirando sin rumbo hacia la pared de Nancy. Seguía siendo extraño pensar que sus pesadillas eran posiblemente algo más que eso: habían tenido lugar en un sitio y con un monstruo que nunca había visto en su vida, y ambos acabaron siendo reales—. ¿Crees que todo lo que pasa con Will también es real? ¿Que él puede verme, y que realmente está pidiendo ayuda? Que le estoy dejando... —no terminó.

⠀⠀¿Le había dejado morir cuando no había podido salvarle de la criatura?

⠀⠀—No, Will está vivo —Jonathan murmuró—. Tiene que estarlo.

⠀⠀—Pero, tal vez él está tratando de pedir ayuda. Para mostrar que está vivo. Especialmente si esa cosa es real... —añadió Nancy.

⠀⠀Ante la mención del monstruo, Jonathan afirmó:

⠀⠀—Sabéis... aquí ya no puede cogernos.

⠀⠀—No lo sabemos —Nancy susurró en respuesta.

⠀⠀Sus palabras lograron ser las últimas compartidas entre el trío.

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