CAPÍTULO 19 ╱ BAILAN

LOS DÍAS DE DICIEMBRE SE FUNDIERON EN UN BORRÓN NEVADO, pasando rápidamente desde aquella clase de Pociones. Y muy pronto, se acercaba la Navidad, con el final del trimestre a la vista.

⠀⠀De hecho, faltaban pocos días para el final del trimestre. A pesar de ser esos últimos días, los profesores de Hogwarts no cejaban en la cantidad de trabajo que daban a los de sexto año.

⠀⠀A principios de semana se anunció el Baile de Navidad. Madame Maxime había llevado a Elodie aparte, informándole de que tenía que elegir una fecha concreta, ya que entraría, bailaría y comería con ellos.

⠀⠀Era justo decir que no sabía a quién elegir. Por supuesto, le parecía razonable elegir a uno de los gemelos, ya que era la más cercana ellos. Sin embargo, le parecía mal elegir sólo a uno. Le parecía injusto elegir sólo a uno.

⠀⠀Elegir a uno de los gemelos era lo que más le rondaba por la cabeza la mayoría de los días, y estaba a punto de salir del Gran Comedor con ellos y dirigirse a su última clase propiamente dicha del día, cuando un alumno de segundo año se les acercó, informándoles de que McGonagall había pedido a todos los asistentes al baile que subieran a un aula de la quinta planta.

⠀⠀Subieron las escaleras, Elodie preguntándose de qué se trataba. No les había dicho directamente a los gemelos que necesitaba una cita para esas cosas en concreto; ellos sabían que necesitaría una cita, y ella había empezado a pensar que simplemente iban a ir como trío.

⠀⠀Entraron en el aula un poco tarde, pero la profesora McGonagall ya estaba allí, hablando con la multitud de alumnos sentados frente a ella.

⠀⠀—Oh, bien, nuestra segunda campeona. ¿Supongo que ya has escogido a tu pareja? —Dijo la mujer al ver entrar a Elodie y los gemelos.

⠀⠀Fred y George le devolvieron la mirada, Fred sólo un poco más, antes de caminar hacia donde estaba sentada una larga fila de chicos. Ligeramente confundida por sus acciones, Elodie los observó por un momento, antes de volver a mirar a McGonagall.

⠀⠀—Todavía no... —Se interrumpió.

⠀⠀—Pues te sugiero que encuentres una, y rápido —dijo McGonagall, Elodie asintió y se apresuró a sentarse al borde de la fila de chicas—. El Baile de Yule ha sido una tradición del Torneo de los Tres Magos desde sus inicios —McGonagall volvió a empezar—. En la noche del día de Navidad, nosotros y nuestros invitados nos reunimos en el Gran Comedor para una noche de frivolidad bien educada. Como representantes de la escuela anfitriona, espero que todos y cada uno de ustedes den lo mejor de sí mismos, y lo digo literalmente porque el Baile de Yule, es ante todo un baile —y continuó.

⠀⠀Las chicas sonrieron y asintieron, mientras que los chicos parecían contrariados por la noticia, por razones bastante fáciles de entender, algo que a Elodie le pareció bastante estúpido, teniendo en cuenta que todos parecían entusiasmados antes de enterarse de esta información concreta.

⠀⠀—Silencio —McGonagall levantó las manos cuando algunas de las quejas de aquellos chicos se convirtieron en airados gruñidos—. La casa de Godric Gryffindor se ha ganado el respeto del mundo mágico durante casi diez siglos, no permitiré que ninguno de vosotros en el transcurso de una sola noche mancille ese nombre comportándose como una banda de babeantes y bobos babuinos.

⠀⠀George le susurró algo a Fred, y se oyó el rumor bajo de una frase repetida, Elodie miró en su dirección.

⠀⠀—Bailar es dejar que el cuerpo respire —dijo McGonagall, y Elodie volvió a concentrarse en la profesora—. Dentro de cada chica dormita un cisne secreto, anhelando estallar y alzar el vuelo.

⠀⠀Al otro lado de la habitación, Ron dijo algo que provocó la risa de algunos chicos a su alrededor. McGonagall se concentró en ello un momento, antes de mirar hacia el lado de las chicas y luego de nuevo a Ron.

⠀⠀—Dentro de cada chico, un león señorial preparándose para brincar —McGonagall miró fijamente a Ron, que parecía más bien temeroso cuando su mirada se clavó en él—. Señor Weasley, acompáñeme, por favor —McGonagall se acercó al chico, que ahora parecía menos franco—. Señorita Beaumont, usted también, por favor.

⠀⠀Confundida, Elodie se puso en pie, caminando por el suelo hacia donde estaba McGonagall.

⠀⠀—Madame Maxime nos informó a todos de que eras una magnífica bailarina —dijo la profesora, y Elodie no pudo evitar sentir que aquello tenía más que ver con su directora que con cualquier otra cosa.

⠀⠀—Sí, todas en Beauxbatons sabemos bailar —desconcertada, Elodie se limitó a decirle la verdad a McGonagall, mirando a Fred y George, que sólo le devolvieron el pulgar hacia arriba.

⠀⠀—En ese caso, no te importará enseñarle a la clase cómo se hace; sospecho que, en comparación, yo soy más una aficionada que una experta —la última parte fue susurrada en voz baja, con un brillo conspirativo en los ojos de McGonagall que tranquilizó a Elodie.

⠀⠀—Por supuesto —Elodie asintió, antes de volverse hacia Ron—. Siento todo esto —murmuró en voz baja, antes de aclararse la garganta—. Tu mano tiene que estar en mi cintura —Elodie informó a Ron, que casi se atraganta con la saliva. Y no era el único: en dirección a los gemelos, alguien no parecía muy contento.

⠀⠀Ron hizo lo que le pedían y Elodie le puso una mano en el hombro a cambio.

⠀⠀—Cinco... seis... siete... ocho —comenzó, contando los tiempos mientras ella y Ron comenzaban a bailar, un vals bastante básico.

⠀⠀Elodie acabó enseñando a un grupo de chicos, pudiendo cambiar fácilmente entre los pasos femeninos y masculinos. En un momento dado, mientras enseñaba a una chica llamada Eloise, Fred se acercó, le cogió las manos y la hizo girar para que bailara a un ritmo mucho más rápido.

⠀⠀—¿Por qué no dijiste nada de lo de la cita? —Preguntó, y a Elodie se le borró la sonrisa de la cara. Esto de alguna manera transmitió el mensaje a Fred, que asintió con complicidad—. Simplemente escoge con quien prefieras ir, no hay de qué preocuparse. Ya sabes, eres amiga de bastantes hombres, podrías conseguirnos cualquier cita.

⠀⠀—Oh... —Elodie se interrumpió y miró a Fred a los ojos—. En ese caso, ¿no sería más fácil para los dos decidir entre mí? Me siento fatal eligiendo sólo a uno de vosotros.

⠀⠀—Ya veo —Fred asintió—. Te responderé a eso —la música se detuvo, al igual que Fred y Elodie—. Oye, Ellie —dijo Fred, justo cuando ella estaba a punto de bajar los brazos y alejarse. Elodie le devolvió la mirada y se quedó sin aliento cuando Fred le puso un dedo con mucho cuidado bajo la barbilla, levantándola ligeramente para que lo mirara directamente.

⠀⠀Una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios, y un enjambre de mariposas apareció en el estómago de Elodie, la chica olvidó convenientemente cómo respirar.

⠀⠀—Espero que esto te facilite un poco la elección.

⠀⠀Casualmente, Elodie no pudo pensar en mucho más durante el resto del día.