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•°○Clase de pociones
capítulo seis°●•○
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Los primeros días de clases, Elizabeth se dió cuenta que Hogwarts no era tan sencillo como parecía , aún así la castaña consiguió destacar sobre los demás, la dificultad fue sin duda no perderse entre las 142 escaleras y decenas de pasillos que llevaban a callejones sin salida.
Daba gracias por tener a su lado a Alex Lestrange quien, gracias a su hermana mayor conocía cada rincón del colegio, su hermana mayor era una joven bruja de ojos y cabello negro que cursaba su tercer curso, ella misma les había contado cómo Severus Snape, el jefe de Slytherin y profesor de pociones, siempre les favorecía.
Curiosos, las serpientes de primer año se dirigieron a las mazmorras, las clases se daban en un calabozo, el frío helaba los huesos y te invitaba a acercarte a los calderos que despedían vapores de olores exóticos y colores brillantes, la estancia tenía un aura oscuro, quizás fuera por los tarros con ingredientes de animales o por la tenue luz.
El profesor era Severus Snape, un chico que era joven para ser profesor de pociones, pero parecía que la vida no le había tratado demasiado bien por las arrugas que surcaban su cara y por las ojeras que tenía debajo de sus ojos oscuros vacios.
El profesor al empezar la clase y pasar lista se había detenido en el nombre de Harry Potter.
>>—Ah, sí —murmuró—. Harry Potter. Nuestra nueva… celebridad.
Un grupo de Slytherins rieron ligeramente tapándose la boca, Liz sin poder evitarlo esgrimió una pequeña sonrisa de lado sin hacer caso a la mirada fulminante de su hermano, sin duda esa clase sería divertida para los Slytherins.
—Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones —comenzó. Hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo. Como la profesora McGonagall, Snape tenía el don de mantener a la clase en silencio, sin ningún esfuerzo—. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia. No espero que lleguéis a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos… Puedo enseñaros cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte… si sois algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.<<
Eliza decidida a demostrar que no era un alcornoque prestó completa atención extasiada por la posibilidad de detener la muerte.
—¡Potter! —dijo de pronto Snape—. ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?
Potter parecía completamente confuso, resultaba obvio que no había abierto ningún libro antes de llegar a la escuela, a diferencia una castaña Gryffindor había alzado su mano casi al instante.
Una sonrisa burlona ascendió por el rostro de Snape ante el desconcierto y el silencio sepulcral de Harry.
—Bah, bah… es evidente que la fama no lo es todo.
No hizo caso de la mano de la Gryffindor. —Vamos a intentarlo de nuevo, Potter. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?
Esta vez Potter contestó desafiando a Snape con la mirada fijamente en él.
—No lo sé, señor—dijo Potter con cierto tono de sarcasmo en su última palabra.
La mano de aquella castaña ahora se agitaba fervientemente, la ojiazul rodó sus ojos, parecía una niña pequeña que trataba de demostrar que era mejor que los demás.
—Parece que no has abierto ni un libro antes de venir. ¿No es así, Potter?
Potter después de oír eso entrecerró sus ojos para ocultar su odio hacia el profesor
—¿Cuál es la diferencia, Potter, entre acónito y luparia?
Cuando terminó la frase, la Gryffindor se levantó de un salto tratando de elevar su mano hasta el techo de la mazmorra.
—No lo sé —dijo Potter tratando de mantener la calma—. Pero creo que Hermione lo sabe. ¿Por qué no se lo pregunta a ella?
Unos pocos leones rieron disimuladamente ante la respuesta al profesor, en cambio las serpientes se dirigieron miradas de sorpresa, ¿Acaso Potter quería ganar más odio por parte del profesor?
Sorprendido y enfurecido por la respuesta Snape gritó a la reconocida como Hermione que se sentara, esta avergonzada se sentó rápidamente dirigiendo su mirada fija hacia los apuntes.
—Weasley, ¿puede darnos las respuestas?—. Ron empalideció, el hermano no había abierto ninguno de sus libros desde que su madre se los compró.
Snape al ver la reacción del pelirrojo extendió su sonrisa antes de aclarar.—Señorita Weasley—.
Elizabeth inspiró rápidamente antes de responder.
—Asfódelo y ajenjo producen una poción para dormir tan poderosa que es conocida como Filtro de Muertos en Vida.
Un bezoar es una piedra sacada del estómago de una cabra y sirve para salvarte de la mayor parte de los venenos.
En lo que se refiere a acónito y luparia, es la misma planta.—Tras contestar adoptó una mueca de autosuficiencia.
—Muy bien, 5 puntos para Slytherin por sus respuestas.—Snape parecía ciertamente orgulloso—¿Por qué no lo están apuntando todo?—Snape cambio su tono a uno autoritario que aunque parecía un ligero susurro resonaba por toda la estancia.
Todos comenzaron a escribir rápidamente transformando el anterior silencio por un sonido de fondo constante movimiento de plumas y pergaminos.
—Y se le restará un punto a la casa Gryffindor por tu descaro, Potter.
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