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002

-Te ves diferente.- Anuncia Finn una vez que están solos con Kol desatando caos en algún bar de la calle.

-¿Distinto?-

-Huhm.- Finn se alza en toda su altura. O eso es lo que cree Rebekah. -Menos psíquicotica.-

-Lo soy, sólo estoy concentrada en otras cosas más importantes.- Anuncia vagamente. Eludiendo el tema. Ambos lo sabían.

-De cualquier manera, luces bien así.- Concluye.

Caminan de noche por calles Irlandesas. La noche de Otoño en Octubre luce fría. Aunque es una pena que no puedan sentirlo con la maldición, como cuando eran humanos.

-Creo acabo de escuchar sobre un disturbio calle abajo. Vamos por Kol.- Rebekah no piensa mucho cuando arrastra del brazo a su hermano mayor sobre las calles levemente húmedas y no tan concurridas.

-¿Que te hace pensar que puede ser Kol?- Luce confundido. Dejándose guiar.

Rebekah responde pacientemente.
-Cierto no lo conoces de siglos como yo. Pero Kol tiende a ser demasiado ruidoso, inestable e irrazonable luego de despertar. Pero en este momento lo único que logrará será llamar atención indeseada.- Y Finn logra comprender fácilmente el mensaje oculto. Klaus podría ir tras ellos.

Y no hay nada más en el mundo que quisiera; tenerlo enfrente.

Pero no matará a Nicklaus, sólo lo lastimará como el infierno.

Pero no aún, no cuando Rebekah difícilmente luce como la persona indiferente y malcriada que recuerda, es más, sólo luce como si apenas sostuviera la máscara. Allí mientras se abren paso entre la gente, ve en ella el cansancio, la desesperación y preocupación.

-Creo que lo veo. Maldito Kol.- Murmura por lo bajo.

Finn levanta la cabeza y también lo ve, luce sano y consciente a pesar de los cascarones que alguna vez fueron botellas de alcohol. Los vidrios esparcidos rodean al animado original que se alimenta de un obligado barman luciendo aterrorizado.

-Sabes, el sabor a miedo difícilmente sabe bien.- Anuncia Rebekah. Kol se separa del cuerpo y mira sobre el hombro. -Vamos Kol, suelta al hombre, ya hemos llamado suficiente la atención.-

Rebekah pensaba ir hasta Reino Unido y quedarse en la residencia de seguridad que compró hace años allí. Sin embargo ahora tiene que reconsiderarlo. La distancia es poca y la influencia de Nicklaus mucha, tal vez su hermano ya esté informado de este incidente, como puede ser que no.

Y odia las posibilidades, tanto, como sus ganas de querer romper el cuello de Kol repetidas veces hasta que crea suficiente.

-Relájate Rebekah. Ya estamos lo suficientemente lejos, el bastardo de Nik no se atreverá a hacer un gran escándalo sin correr el riesgo de llamar la atención de padre sobre él y su pequeña copia barata.-

-Es suficiente, hermano.- Rebekah luce irritada y cansada. Sin embargo, Kol se siente un poco influenciado por el alcohol y no satisfecho hasta llevar a todos al límite. -Vamos a-

-¡Ah, no!- Gruñe, limpiándose furiosamente el rastro de sangre del mentón. -¡No me vengas con esa mierda de hermanos! ¡No soy tu hermano, nunca me consideraste uno, pequeña ramera!-

-¡Kol! ¡Es suficiente!- Finn interviene al ver los ojos oscurecidos y endurecidos de su hermana.

-No te metas, Finn. No vengas a actuar como el hermano mayor aquí y definitivamente no ahora.- Espeta furioso. Un silencio sepulcral cae sobre ellos luego de las arremetedoras palabras de Kol.

Enfrentándose unos a otros con la mirada.

Finn luce afectado y seriamente inquietante mientras permanece congelado en su lugar, luciendo fúnebre como la mierda.

Rebekah permanece en un estado de agitación ante las palabras de Kol y ambos se retan con la mirada.

Ojos feroces, resentidos y rencorosos se miran unos a otros. Molestos. Incapaces de retroceder a esta altura de los daños.

Si ingresara al bar una persona lo suficientemente inteligente no vería solo cuerpos agitados y listos para abalanzarse encima.
Vería a Finn y lo roto que lucía, a Kol y todo lo que sus ojos desbordaban, como también los sentimientos de Rebekah.

El cargado ambiente se rompe luego de las palabras del resentido borracho;
-No se atrevan a desacreditarme.- murmura entre dientes. Antes de señalar acusadoramente a Rebekah.-Siempre fueron ustedes tres y sus cabezas demasiado metidas en su mierda egoísta como para notar al tonto e inestable Kol. ¿Y tú, hermano? Demasiado metido en tu odio a sí mismo. Rebekah demasiado inmersa en permanecer con Nik, complacer a Nik, persuadir a Nik, consolar a Nik y huir de Nik. ¿Pará qué? ¿Para después de mil años abandonarlo e intentar ser una familia con los hermanos restantes que ignoraste descaradamente?. Hablas de madre y lo conformista, dependiente y egoísta que era. ¿Pero sabes una cosa?- Se aproxima frente a Rebekah, apartando de un golpe el brazo intermediario de Finn. -Tú, eres igual a ella. Necesitaba un hermano, necesitaba consuelo, yo también estaba asustado. ¿Pero te importó en algún momento? ¿Que ha cambiado? ¿Te sientes sola, no es así?-

Rebekah lejos de retroceder, avanza.
-He sido una perra, soy una mala persona. He echo cosas imperdonables a través de los siglos.- Sé detiene un momento, ambos hermanos sinceramente no esperaban que reaccionase. -Sobre todo eh traicionado a mi sangre cuando realmente necesitaba mi apoyo. Realmente quería recompensarlo a ambos. Pero fui demasiado ilusa al pensar que dejarían todo rencor atrás. Realmente fui ingenua al pensar que volveríamos a ser una familia, cuando nosotros mismo sabemos que no somos buenos el uno para el otro.- Ambos me escuchaban atentamente con una mirada en blanco. -¿Pero quien va a aguantar toda nuestra mierda más que tú familia?-

Rebekah termina es todo lo que tiene para decir. Dicho y hecho. Ella permanece con los ojos inmóviles en Kol. La esperanza queda arraigada en su orbes azules mientras contempla a ambos hermanos.

Ella se permitió ser vulnerable, aún cuando sabe que el sentimiento es unilateral.

Sonríe aún así cuando Kol y Finn permanecen en silencio totalmente en desacuerdo. No lo expresan, pero su silencio puede decir más que mil palabras.

Se queda en blanco un momento, ella sabe que no puede quebrarse, no a esta altura de los hechos.

-Supongo que este es nuestro adiós.- Dice y espera el momento en que Kol esboze una expresión sarcástica y se burle cruelmente antes de salir por esa puerta, pero con la seguridad de que estará aguantandolo por unos siglos más.

Ella retrocede en sus pasos lenta y patéticamente. Sus botas de tacón son amortiguadas por las estillas de vidrio cubriendo el suelo como un manto peligroso.

Suspira fuera del establecimiento nocturno, y limpia las pocas lágrimas rebeldes sobre sus mejillas. Puede sentir el rastro de brisa helada sobre el camino de humedad de las gotas deslizadas.

Su camino hacia el avión es sombrío y largo para su gusto. Escucha el anuncio de bajas temperaturas para esta noche y espera dentro del avión privado, en contra de todo pronóstico.

Los pilotos fueron a la central irlandesa de vuelos. Las azafatas preguntan si tienen que abastecer suficiente suministros para tres nuevamente. Pero asienten obediente cuando menciona sólo para uno.

La amarga sensación del actual desarrollo de las cosas abrasa lentamente su corazón. No puede evitar pensar en cómo Kol podría seguir comprometiendo su actual libertad y en cómo hará todo lo posible para acabar con Klaus nuevamente. Si todo se repite como en 1914. Lo que podría ir en su contra -una vez más- con Elijah acompañando al hermano híbrido, incapaz de afectar la felicidad de Nicklaus.

Y también piensa en Finn y lo vulnerable y perdido que puede estar sintiéndose, pero también recuerda la mirada de desaprobación en él, con respecto a ser una familia. Ella estaba preparada para ello. Se supone que lo sea.

...

-Vamos, Finn. ¿En realidad lo crees?- Una molesta y conocida voz discute con un tono caprichoso. Puede sentir el movimiento aquí y allá. El sonido de cristal pesado contra una superficie y el ruidoso motor del avión.

El sueño se desplaza en pedazos, la conciencia se conecta lentamente. Sus miembros toman movimiento, pero los ojos permanecen sellados y perezosos.

-Creo, realmente, que te tiraré borda abajo si sigues hablando cómo un asno.- La esperanza quema sus entrañas como braza caliente y la obliga a entrabrir los ojos y sentarse rectamente.

-¿Que demonios?- Es lo primero que dice al verlos. Finn y Kol lucen destrozados pero la camadería entre ambos es difícil de ignorar. Con Kol sujetando el vaso de líquido ambar en mano y alzarlo en su dirección, su corazón se dispara y gira para ver al otro hermano.

Finn está cómodamente sentado, su camisa luce un agujero desagradable decorado con sangre, pero de alguna manera, luce mejor que Kol.

-Veo que has despertado, Rebekah.- Afirma indiferente. Hace una mueca ante su nombre completo y se acomoda mejor. Mirándolos atentamente.

Kol y Finn no lucen preocupados por la indiscreta mirada. Ambos se pierden en sus pensamientos mientras beben lo último de su trago. El silencio no es incómodo, es cómodo. Pero muy indiferente.

-Están aquí.- Está preocupada de que no la hallan escuchado, pero se siente demasiado perezosa como para aclararse la garganta y volver a repetirlo.

Finn aparta la mirada y la clava en la suya, sonríe detrás de su vaso y vuelve a la ventanilla. Okey, ella no sabe cómo traducir eso.

Un suspiro burlón aparta su mirada del mayor. -Él me obligó.- Se queja como un niño. Ante la mueca de Rebekah el agrega. -Pero sí, es verdad. ¿Que demonios haría aquí de todos modos?- Ella hace otra mueca y después de pensarlo. Decide hacer un movimiento impulsivo, premeditando en la marcha, que posiblemente podría arrepentirse y perder más de lo esperado.

Se siente miserable y enferma cuando una vocecita en el fondo de su mente le muestra la posible solución si las cosas salen mal. La daga.

-¿Pasa algo Rebekah?- Finn nota presumiblemente los engranajes de la cabeza de su hermana rodar en algo que no está seguro de querer saber.

Pero la curiosidad, gana.

Ella no responde se marcha a velocidad sobrenatural. Kol frunce el ceño fugazmente en dirección al mayor.

No la siguen, escuchan como rebusca entre el pesado equipaje.

De acá pueden sentir la renuencia y cierta inseguridad una vez que él lugar queda en silencio.

Bien -piensa Kol- lo que sea que haya puesto a Rebekah así, él tiene que verlo.

-Espero que mantengas tu ropa- Abre la puerta sin llamar y se pega al marco cuando este golpea ruidosamente contra la pared. Ignora de manera descarada la mirada fulminante de su hermana.

-Maldita sea. ¿Puedes dejar de ser tan tú?- Escupe en su dirección.

Este se muestra impasible y voltea dejando ver a Finn;-Falsa alarma, sólo es Rebekah en sus días- Avanza en dirección al camarote y se deja caer en el pequeño sofá.

Finn se mantiene en su lugar viendo como pone en blanco los ojos; exasperada. -Algo te inquieta- Observa.

Ella lo hace. Pega contra su pecho al encuadernado de tapa dura. Solo pequeños y fugaces rosas sobresale de este a los vistazos descarados de Kol.

Su pecho se apreta y su corazón marca un paso acelerado, bueno, tan acelerado como sea estando muerto.

Finn parece algo preocupado y lanza una rápida mirada al perezoso extendido en el sofá, este luce desinteresado pero devuelve la mirada a su hermano mayor. Curioso.

Algo inquietos cuando ella desliza el cuaderno sobre la cama y se pone de pie para huir del cubículo.

Un ceño fruncido y juicioso deforma sus atractivos rostros.

Finn es el más cercano y abre de par en par en la primera página. El olor a libro nuevo llega a su sentido como algo inusitado. Pequeñas cosas adhesivas en rosa vibrante están pegadas en las mayorías de las hojas, sobresaliendo.

Post-is de colores pasteles que ellos no supieron ubicar.

Indice:

2011

2012

2013

2014

2015 (...)

-¿Qué demonios?- Kol susurra por lo bajo mirando las páginas manchadas de tinta negra. La pulcra letra de la original parecía frenética, como si no quisiera dejar nada afuera.

Finn asiente pensativamente, es una línea de sucesos y fechas. Algunas cosas se subrayan, se borran o se reescriben.

Família Mikaelson.

Dagas.

Información.

Hechizos.

Manadas.

Aquelarres.

Ubicaciones;
Objetos y lugares aleatorios de importancia.

Personas a tener en cuenta.

Kol permanece inexpresivo a medida que lee, algunas cosas reconoce y otras cuadran lentamente, está tentado a enfrentar a su hermana, pero las diferentes informaciones influyen en él, dejándolo plantado en el suelo. Kol intenta tragar, pero parece que su garganta se asemeja a papel de lija.

Finn es otro viaje completamente diferente, no entiende nada, pero a la vez es completamente interesante. Reconoce los nombres de sus hermanos a través de las páginas. Falta un puñado de ellos cuando siente a Kol girarse ofuscado y frío como la mierda. Su rostro no es bueno y lo sigue impidiendo un desastre de nivel mundial.

-¿¡Que carajos!?- Enfrenta. -¿De dónde sacaste todo eso?-

La original está en el antiguo asiento. En guardia y a la completa defensiva.

Finn lo nota y aparta a su bruto hermano por el brazo, previendo el manotazo repetitivo.

-No Finn, está demente. ¿¡Que carajos contigo, Rebekah!?-

Muerde sus labios nerviosa y asustada. Perdiendo un poco del porte indiferente que hacía gala.

-Ella lo explicará, Kol. Cálmate, maldita sea.- Gruñe el mayor. Harto del temperamento explosivo del joven.

Su pecho se apreta de manera inexplicable cuando observa lo temerosa que está su hermana. Y un indescifrable impulso de consolarla lo invade, pero sabe que si suelta a Kol lo más probable es que este cometa una locura.

Dividido entre la espada y la pared, intercede entre los Mikaelson menores.

-Rebekah.-Presiona él. -Miranos y cuéntanos por qué decidiste mostrarnos aquel extraño "monográfico".- Interroga.


-Yo...- Niega con la cabeza rápidamente. Con rostro de haber cometido una gran error del que ahora se arrepiente.

-Está bien, está bien.- Se apresura a consolar.

-¿De dónde lo sacaste?- Suelta de golpe Kol, ignorando la advertencia de su hermano mayor.

Pasa un nuevo silencio, fastidiando más a Kol, bordeandolo. -Rebekah...- Presiona una vez más su hermano Finn.

-Porque lo vi. ¿Bien?- Espeta con gran esfuerzo y disgusto. -Estuve allí como un ente etéreo y patético. Estuve allí.- Repite.

Kol Mikaelson está tentado a romper a reír de manera histérica ante la perturbación de su hermana. -Siempre supe que luego de mil años uno de nosotros se quebraria- Se burla cruelmente.

Finn suspira apoyado en la pequeña mesa frente a Rebekah, distanciandola de Kol. Cuelga la cabeza entre sus hombros, claramente desbordado.

Si sabía que ser libre iba a hacer tan estresante y diferente, él mismo se clavará una estaca. No, eso no. Ya no.

-¿Lo viste?- Repite. -¿Dónde acaso?- Le sigue el juego.

Realmente no preparado para lo que su hermana relata con tanta sinceridad y crudeza en su voz. Ella se quiebra desde el principio y parece no importarle en absoluto.

Sintió verdadera náusea y tanta... Inquietud...

Kol escucha con un trago en la mano y la mirada perdida. El encuadernado del demonio olvidado en su regazo.

Tantos pensamientos por su mente turbada... Deseando que lo que escucha sean sólo cuentos de ensueño de la mente perturbada de su hermana menor... Pero los vampiros, en teoría, también deberían serlo...







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