閉じ込められた
El número de participantes empezaba a disminuir rápidamente gracias a la chica del vestido azul. Urumi, por lo que había leído en pantalla.
Pero mi cabeza estaba en otro sitio.
No dejaba de pensar en el encuentro con Chishiya. En cómo me había acercado sin pensarlo. En cómo él no se apartó en ningún momento. En la sensación de sus labios recorriendo cada parte de los míos.
¿Por qué no me había quitado? ¿Le gustaba a Chishiya?
La idea me parecía absurda. El chico parecía no tener sentimientos, a pesar de que conmigo sí los mostraba.
¿Me gustaba Chishiya?
Sentí mi estómago revolverse con esa última pregunta.
Apreté los labios y volví la vista a mis compañeros, tratando de concentrarme en la partida, pero sin éxito.
Pero no podía.
Inconscientemente le miraba de reojo después de cada partida, y me volví más persistente con verle.
Respiré hondo. Me obligué a centrarme en lo importante. El Sobrevivir. No en algo tan insignificante como un beso.
Pero, por más que lo intentara, la sensación de sus labios sobre los míos no desaparecía.
—Rei —me llamó Banda, consiguiendo sacarme del trance—. Tienes un diamante. ¿Qué es lo que tengo yo?
Parpadeé varias veces antes de contestar.
—Un Trébol.
La voz robótica del juego nos ordenó regresar a nuestros juegos. Suspiré, cansada de escucharla.
—Hikari.
Me tensé al escuchar mi apellido salir de su voz. Me giré, y ahí estaba él, mirándome con un pequeño destello en sus ojos.
—Creo que tu nuevo compañero es la Jota —dijo, sin apartar la mirada de las personas que empezaban a venir poco a poco.
Fruncí el ceño y le miré.
—¿Él? Y... ¿Por qué no Urumi? Ella le ha mentido a mucha gente —dije, y me fijé en el símbolo de su collar—. Tienes un corazón, por cierto.
—Tú un diamante —contestó a lo último—. Urumi no creo que sea, es demasiado ingenua. En cambio, el otro parece que se aprovecha de que ella haga su trabajo, y gana vuestra confianza, además, se va comunicando con galletas junto a...
No escuché más, o, mejor dicho, no quise hacerlo.
Dejé de prestarle atención a la información que sacaba por la boca, y le presté más a su rostro, en la manera que movía las manos. En su tono tan tranquilo. Todo de él era frustrantemente atractivo.
Y creía que solo estaba confundida, no creía que pudiera sentir atracción por Chishiya.
¿Pero y sí...?
No, Hikari, no.
—Tenemos que entrar ya —dije al ver que ya no había nadie en los pasillos—. Recuerda, tienes un corazón.
El chico asintió levemente y ambos entramos a nuestras "celdas".
Contesté a la voz robótica sin ganas, sintiéndo que la escucharía hasta en mis sueños. Unas cuantas explosiones resonaron por el lugar.
Urumi estaba muerta, ella no era la Jota.
—Trébol —le dije.
—Diamante —verbalizó.
Entré y le contesté a la odiosa voz.
Cuando salí, observé el entorno por unos segundos antes de girarme inconscientemente en su dirección.
Él ya me estaba mirándo.
Me hizo una señal con la cabeza para que lo siguiera.
—Creo que me he quedado sin compañero —dijo algo sarcástico.
Sonreí con algo lastima y extendí mi mano de manera formal cuando confirmamos su teoría.
—¿Quieres unirte a mi equipo?
Chishiya no contestó de inmediato, solo sostuvo la mirada, y, por un momento, sentí que evaluaba algo más.
Finalmente, asintió.
Y aunque era lo que quería y creía, mi corazón se aceleró sin mi consentimiento.
Me acerqué a los otros dos chicos con los que hacía equipo, y les avisé de que iría con Chishiya, solo para verificar si era él o no y, en caso de que muriera, él sería la Jota de corazones.
Me puse de puntitas para mirar la parte trasera de su collar.
—Tienes una pica, Shuntaro —comenté, y me giré yo.
—Tú tienes otra.
Asentí, y fuimos hasta el sitio de comida.
Cogí la caja de Pokys de chocolate de una estantería, y vi como me miraba, extrañado.
—Estas son mejores —movió las galletas en sus manos.
—Que va —rodé los ojos.
Observé como abría la boca para hablar, así que rápidamente me acerqué a él y le metí una de sus galletas en su boca, para que se callara.
—Así mejor —sonreí, sarcástica.
—Jugadores, por favor, vayan a sus celdas —pidió la voz robótica.
Entré, y le dije mi símbolo, una pica.
Una explosión resonó por la sala, veríamos quien había sido la J de corazones, puesto a que todos estabamos divididos en parejas.
Pero escuché una risa en los pasillos antes de que pudiera salir, una que empezaba a cantar victoria.
Era el que había dicho Chishiya.
Escuché que otra puerta se abría, y escuché la voz de Chishiya, luego, salí yo, haciéndo que a la Jota se le pelideciera la cara más aún.
—Vi como hacías... equipo con Banda el asesino —le dijo Chishiya a la Jota.
—Pero... ella también, y antes que yo —intentó justificarse, señalándome.
—Rei no tiene ni idea de los peligros que hay en la calle, y, de todas maneras, yo ya le había avisado de que Banda era un asesino en cuanto le vi —contestó Chishiya.
Otra celda se abrió, revelando a Banda.
—No hay mucha gente que se atreva a acercarse a alguien como yo —verbalizó—. Y menos que intenten matarme. O traman algo... o son estúpidos, o psicópatas, o sociópatas...
—Pero...
—Por esa razón te elegí como objetivo —reveló—. Ya sabía que Rei solo quería descubrir quien era la Jota, alguien que lo es no está tan empeñado en coseguirlo. Pero tú... tú te creías que podías controlarme. Y, estabas convencido de que eras mucho mejor que los demás.
—Quizá la confianza te viene de un rol especial que tienes que desempeñar. Como debe ser la Jota de corazones —hablé ahora yo.
—Lo siento, no lo soy, pero Banda sí que lo es —acusó.
—Creo que... —dijo una nueva voz masculina, que acababa de bajar las escaleras—. te equivocas. Tú te relacionabas con Kotoko, y yo no le he mentido con el símbolo que tenía, aunque ahora está muerta. Y... lo que eso significa es que a Kotoko la estaba controlándo alguien más.
—Entonces, ese tío es el sospechoso —se excusó ahora la Jota, señalándo a Chishiya.
—Cuando estaba en la cafetería, vosotros siempre cogíais los snacks al mismo tiempo —pronunció Chishiya—. Y siempre cogíais del mismo tipo. Kotoko y tú os comunicábais en la cafetería. Ambos finjíais que os tenían controlados —acusó—. Hay cuatro sabores distintos, según el que... elegiais, podías saber cuál era vuestro símbolo.
—Y le ordenaste a Kotoko que me dijera un símbolo erróneo —dijo el hombre más reciente—. Lo cierto es... que yo creí en esa mujer hasta el final del juego.
—¿Cuándo habéis empezado a colaborar? —tartamudeó el chico del centro.
—Al principio del juego dijeron que este juego se basaba en la confianza en el resto de los participantes, y es lo que hemos hecho —verbalicé—. Porque para conseguir confiar en alguien, no es necesario dirigir, manipular, engañar o muchas cosas más a la otra persona. Solo se necesita... igualdad.
Se me hizo largo el hdp del capítulo.
Gracias por todo el apoyo espontáneo 😭
Tiktok: atexnicki
Ley <3
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