siete, ¡soy odiseo... más o menos!
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❛ 𝗢𝗗𝗬𝗦𝗦𝗘𝗨𝗦, 🏹
« ... percy x rafael.
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—No entiendo qué me estás diciendo, Sr... Tío Apolo —me corregí con rapidez.
Desde que el dios del sol me había apartado de Percy y Nico, con aspavientos nerviosos y palabras demasiado rápidas como para que mi cerebro pudiera comprenderlas después de casi morir en un viaje en un bus escolar volador gracias a Thalia.
El dios se rasgó bajo la barbilla y revolviendo sus cabellos dispares, que ahora parecían tomar tonos más dorados y brillantes, suspiró levemente.
Luego, me sacó sin mi consentimiento la daga de mi madre de su empuñadura y la alzó ante mis ojos, con atención.
—Mira, Rafael, en pocas palabras... Esta daga es de un linaje antiguo. Tu... madre mortal seguro que habría querido decirte algo del tema, pero para eso estoy yo. Venga, mira esto. —Luego rasgó con ella en el aire y me agarró de un brazo para apartarme.
Entonces, por arte de magia o... más bien, magia divina, el aire pareció partirse en dos y me mostró a un hombre de cabellos castaños, vestido a la antigua —con toga griega y una ondeante capa roja a su espalda— que estaba en la proa de un barco; por detrás habían miles de hombres, de rostros borrosos y el suyo era el único nítido. Apolo no me soltó del brazo y vi al hombre, apoyarse en la proa con los brazos cruzados.
Su mirada era anhelante y por el vaivén del barco, eso me indicó que estaría en pleno mar abierto.
Miré a mi tío sin entender, a quien le brillaban los ojos de un tono rojizo y dorado. Luego, me preguntó: —¿Lo reconoces?
Y cabeceando, me fijé en un emblema de un reino en su pecho..., algo se me agitó por dentro, pero negué de inmediato. Apolo no se mostró decepcionado ante mi falta de información en esta repentina clase de historia antigua.
—Ese es Odiseo, uno de los héroes legendarios de la Antigua Grecia... ¿Has oído hablar de él? —La daga seguía bailando en el aire, y asentí.
—Me hicieron leer su historia en la escuela, ¿fue el qué tardó veinte años en regresar a su casa, no? —El dios asintió con rostro desconsolado y me pregunté si estaría recordando tiempos antiguos. De todas maneras, mi ceño se frunció sin entender nada de esto y agregué con rapidez—: ¿Y qué tiene que ver él, conmigo? ¿De qué va esto?
Apolo me hizo volver a mirar con un ligero toque en la barbilla, y me mostró otra imagen al volver a rasgar el aire. Allí, se me mostró a un Odiseo mucho más joven bajo la copa de un frondoso árbol verde y al parecer, de manzanas. Estaba sentado, nervioso, y se levantó al acercarse alguien más.
Era una chica, preciosa, de larga mata oscura y con un lunar en el labio superior. La reconocí al instante, ¡era la chica que había aparecido cuándo miré a Percy antes!
Mi rostro se arrugó más todavía.
—¡Pero ella...! —Mi tío asintió, como si lo supiera y lo cual, no dudaba de que lo hiciera.
—Sí, era la misma mujer que habías visto en Percy antes. Verás, querido sobrino, necesito que abras más tu mente para esto —y rasgando el aire de nuevo, rompió aquel paisaje antiguo de memorias borrosas. Todo volvió a ser como antes, y volvimos a aparecer en las lindes del campamento—. En pocas palabras, para que por fin lo entiendas, eres descendiente directo por sangre de Odiseo y de su hijo Telémaco.
Mi cerebro no quiso procesarlo, de nuevo.
—¿Qué?
Mi tío solo atinó a suspirar de nuevo y señaló la daga.
—Es una herencia familiar. Al parecer, esta daga perteneciente a tus antepasados ha viajado por toda tu familia, cayendo incluso en las manos de tu madre mortal. Sin embargo, ninguno antes ha podido despertar los recuerdos de Odiseo y Telémaco, ni compartirlos, debido a que ningún otro familiar tuyo antes ha tenido la oportunidad de despertar en un mundo... mágico como este, ¿me explico bien? —Me sostuve la sien, al notar varias sacudidas de golpe.
Alcé mis manos, queriendo que todo fuera un poco más despacio.
—¿Qué... qué me estás diciendo? ¿Qué todos mis antecesores eran descendientes directos de esos dos, pero qué sólo yo por ser hijo de tu hermana, sólo he podido despertar sus memorias? ¿Cómo si fuera una... reencarnación, o algo? —Juro que el dolor en mi rostro no era fingido.
Apolo cabeceó, asintiendo.
—Todavía no los has despertado del todo; más bien, desde que mi querida Arti te ha reconocido, es que se ha abierto una puerta en tu mente y, eventualmente, comenzarán las visiones y recuerdos de ambos. —Mi voz salió más aguda de lo que pretendía.
—P-pero, ¿por qué a mí? ¿Ahora tengo que tener en mi cabeza recuerdos de tipos muertos? ¿Sus traumas o algo? ¿Y si ya no puedo diferenciar sus memorias de las mías, y si comienzo a confundir lo que vivo o lo qué es de ellos? ¿Cómo...? —Mi tío me dio un golpe en el centro de la frente.
Me quejé al momento y me la masajeé, apartando varios mechones de mi frente.
—¿Por qué has hecho eso? —Sonaba indignado, y así me sentía.
Porque en pocas palabras, ahora resultaba que no sólo era hijo de una diosa que odiaba, si no que encima, ahora tenía que tener en mi cabeza un montón de recuerdos, traumas y vete a saber qué más de unos tipos que habían muerto hacia siglos.
¿Y Aegea lo sabía de verdad? ¿Me había ocultado eso también?
Apreté mis nudillos con fuerza, con todo dándome vueltas. Yo no quería nada de esto, y forzado a venir a este Campamento, me negaba en rotundo a tener vivencias de otros conmigo. ¿Y si ahora...?
—Cálmate, sobrino. Le estás dando mucho al coco, y ni siquiera has despertado del todo. —Lo miré ceñudo, pero intenté de todas las maneras no culparle de nada de esto.
Porque él no tenía la culpa de nada, solo Artemisa y por su necedad de tener un hijo.
—¿Pero... y si no puedo volver a ser yo? —Recordé la forma de moverme con las cazadoras y supe que ahí tenía la respuesta.
Allí, se había movido por voluntad propia Odiseo o... Telémaco —que si no recordaba mal, era su hijo—, no yo. Comenzó a darme una picazón tras la nuca, que me incomodó bastante e ignoré las ganas de devolver que tenía.
Apolo incluso sonó algo preocupado al añadir:
—Bueno..., no creo que se involucre tanto como para llegar a cambiar tu personalidad, o algo por el estilo. Pero de comenzar a ser demasiado molestas, o incluso si te llegan a doler, puedes llamarme o invocarme con ayuda de mis hijos, y vendré a ayudarte en lo que pueda para aliviarte. —Lo miré bastante desinflado y desanimado, pero este me abrazó por los hombros, devolviéndome la daga.
—Venga, Rafael... Todo irá bien, ¿vale? Sé que esto es demasiado para ti en pocos días, pero ya has llegado hasta aquí.
Lo que en otras palabras, significaba: «Apechuga, deja de lloriquear y sigue adelante».
Rendido y sacándolo de mi cabeza por el momento, jugueteé con la daga en mis manos, recordando lo de antes con Percy. Lo miré mientras nos encaminábamos de vuelta con Percy y Nico, que incluso desde la distancia, podía ver qué se habían quedado esperándonos.
—¿Y por qué antes en Percy vi a esa chica...? —Apolo esquivó mi mirada con rapidez y tarareando suavemente, se hundió de hombros.
—Digamos que... prefiero no decir nada por el momento y qué, es mejor para todos, solo dedicarme a observar qué significará esto en el futuro para ambos realmente. —Ladeé la cabeza sin entender a qué se refería, pero no añadió nada más.
Luego mientras avanzábamos con más rapidez que antes, probé a rasgar el aire como había hecho él, pero no funcionó y Apolo se rió entre dientes.
—Eso es un truco mío, sobrino. No te preocupes, quizás cuándos seas más mayor, te lo enseñe. —Y supe que hablaba en serio.
Llegamos con los otros dos de inmediato, pero en mi cabeza todavía bailaba la imagen de la chica, la imagen de Odiseo en el barco y bajo la copa del árbol. Me pregunté si debería contárselo a Percy o..., Pero por la mirada que me regaló Apolo, supe que todavía no era el momento.
Así que cerré el pico de golpe.
Resignado, me dije que si al menos Odiseo me ayudaba a defenderme en este sitio, pues serviría de algo más que de futuros dolores de cabeza. Algo era, sin duda.
Apolo chocó sus manos con el crío Di Angelo y pasando totalmente de Percy, me dio un abrazo de oso. Me alzó por los sobacos y luego, me habló al oído: —Por cierto, puede que mientras vayas despertando, algunas personas te puedan confundir con la esencia de Odiseo y Telémaco, pero no le tomes mucha importancia.
Sí, claro, como para no hacerlo.
Me abstuve de contestar algo grosero, y cuándo me dejó en el suelo, me colocó algo sobre el cuello. Al tocarlo, reconocí un símbolo de medio sol, como colgante. Lo miré, sin entender y él, rascándose la nuca, se limitó a gritarme mientras corría hacia el bus:
—¡Es m bendición para ti, y para comunicarnos! —¿Esperaba que le hablase al colgante cómo si fuera él?
Sin embargo, solo atiné a sacudir la mano, al lado de Percy y Nico, para verle entrar al vehículo. Este cerró las puertas y arrancó de inmediato. Lo que me llevó a protegerme los ojos y los de Nico, extendiendo mi mano rápidamente a su pequeño rostro, cuándo el carro del sol despegó en una oleada de calor.
Sin aviso ni nada, vaya con el tipo.
Entonces, al poder abrir los ojos de nuevo, encontré qué el lago despedía una gran nube de vapor y un Maserati remontaba los bosques, cada vez más resplandeciente y más alto, hasta que se disolvió en un rayo de sol. Ya no tenía la forma del bus.
Al darme la vuelta, Nico dejó de mirar el vehículo que se alejaba con ojos brillosos, para apagar su expresión y mostrar un rostro malhumorado. Obviamente tenía que ver con Bianca, y no quise saber qué excusa barata le habría dado al pobre niño; era injusto, todo esto.
En cambio y antes de poder agregar algo, el niño habló primero, cambiando de tema.
—¿Quién es Quirón? —me preguntó—. Esa figura no la tengo.
Ah, sí. Ahora tendría que verme con mi tutor legal.
—Es nuestro director de actividades —le dijo Percy, visiblemente incómodo—. Es... bueno, ahora lo verás. —Y no entendí su rastro dudoso.
El tipo era un señor en ruedas, por favor.
—Si no cae bien a esas cazadoras —refunfuñó él—, para mí ya tiene diez puntos. Vamos —y me tendió una mano.
Inmediatamente se la sostuve, confirmando que mi daga siguiera en su empuñadura e ignorando la mirada inquisitiva que recibía por parte de Percy.
Ahora mismo, solo me apetecía echarme una buena siesta de diez horas.
🏹. ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.
omgggg, nuevo capítulo. sé que es bien corto en comparación a los anteriores, pero no me gustaba como comienzo para el otro arco y pensé en subirlo para quitármelo de encima. amo a apolo con rafael y en fin, que ganas de que lean lo que se viene. pobre mi rafa, va a sufrir mucho.
nos veremos pronto, mis mestizos.
🏹.
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