03 .ᐟ ¿bonita?
555 'Jenna;;
3 de octubre #🪽
Llevamos ya unas semanas de clase y he de decir que, cuando Aoife me dijo que Tadhg Lynch era una persona de pocos amigos, no estaba exagerando. Probablemente habíamos tenido tres conversaciones contadas desde que se sentó a mi lado el primer día.
Ahora, estamos en clase de cálculo y mis ganas de estamparle la cabeza contra la mesa a Saoirse Wilkinson aumentan cada vez que la veo desnudar con la mirada a m compañero de pupitre. Cuando veo que sus ojos se desvían en dirección a los míos, decido empezar a divertirme.
Con el dedo índice, le doy toquecitos en el hombro a Tadhg. Este se gira a mirarme, pero mis ojos están fijos en la morena que con rabia, se da la vuelta para hablar con Kathia Tobin.
— ¿Qué quieres? Me vas a perforar el brazo.
Dándome por satisfecha, miro al rubio a mi lado. Ladeo la cabeza.
— ¿No te aburre?
Frunce el ceño.
— ¿El que?
— Ser tan callado.
— ¿Y tú no te cansas de no callarte ni debajo del agua?
Auch.
Todo rastro de broma en mi voz desaparece cuando le escucho decir eso. Sin ganas de discutir y ponerme a llorar, vuelvo a mirar al frente. Él parece querer decirme algo pero rápidamente lo enmascara y vuelve a estar tan callado como siempre.
Cuando suena el timbre, recojo a toda velocidad y me cuelgo la mochila en el hombro.
— Oye, espera...
Tadhg intenta agarrarme del brazo pero yo consigo alejarme primero. En cuanto encuentro a Tara, entrelazo su brazo con el mío y vamos juntas al comedor.
— Será gilipollas — Dice tara unos minutos después, cuando ya le he contado lo sucedido.
Miro a la mesa en la que siempre está mi hermana con sus amigos. A veces lo pienso y, a mi también me gustaría tener un grupo así. Katie, como siempre, está sentada en el regazo de Hugh. Shan y Kav no se separan y Claire y Gibsie están con sus clásicas bromas que solo entienden ellos. Feely, como siempre, tiene los ojos puestos en Katie.
A veces me pregunto si mi hermana no se da cuenta o simplemente se hace la loca. Ese chico está loco por ella.
Mis pensamientos se ven interrumpidos por una figura que se coloca delante de mí. Elevo la cabeza y frente a mí veo a Cian Higgins, Niall Moore y... Tadhg Lynch.
Sin pedir permiso, Cian se sienta junto a Tara y le pasa un brazo por encima, la miro frunciendo el ceño y ella me vocaliza un "Luego", así que decido hacer como si nada y centro mi vista en los otros dos, quienes se han sentado frente a nosotras.
Niamh se reúne con nosotros.
— ¿Desde cuándo tenemos tantos amigos? — Niamh se sienta a mi lado, dejando la bandeja encima de la mesa y depositándome un beso en la mejilla el cual correspondo con una leve sonrisa.
Tadhg no tarda en expulsar veneno.
— No somos amigos.
Bufo.
— Mister simpatía nos bendice con su presencia — Ironizo.
— No creo en dios.
Claro que no, eres el mismísimo demonio reencarnado en un adolescente asquerosamente guapo.
— Calma, amigo — Niall le da un toquecito en el hombro a Tadhg, riendo. Le da un escalofrío. — Comamos sin una guerra de por medio.
Así que eso hicimos, comimos todos tranquilamente, tratando de mantener una conversación animada. Aún que se me hizo complicado prestar atención teniendo al anticristo en persona sentado frente a mi.
Mi móvil vibra.
Número desconocido
< Si no dejas de mirarme así vamos a tener problemas, rubia. >
Elevo la cabeza rápidamente y veo a Tadhg con una pequeña sonrisa pícara y le saco un dedo. Mi mirada va hacia Tara, quien se hace la disimulada hablando con Cian sobre qué hacer esta tarde.
Zorra, como si no tuviera que venir a mi casa a hacer los deberes de cálculo.
Jenna
< Antes de mirarte me clavo las uñas en los
ojos y me hecho lejía. >
Lynchy
< Repítetelo hasta que te lo creas. >
< Por cierto, bonitas piernas. >
Sin dar tiempo a que me vea alterarme o ponerme nerviosa por su cumplido, me levanto de la mesa y me voy.
¿Qué quería besarle el primer día de clases? Pues me equivocaba, lo que quiero es ahorcarlo. Ahorcarlo y darle una patada en los huevos.
Al salir del comedor a toda velocidad, nada más abrir la puerta me doy de bruces con Eoghan Wilkinson, emitiendo un quejido. Me pongo una mano en la zona afectada de la cara mientras elevo la vista para verle. No es extremadamente alto, pero yo tampoco estoy para hablar.
— Joder, perdona — Me obliga a retirar la mano y me revisa. — No es nada.
— No te preocupes. — Sonrío levemente. —. He sido yo la que ha salido sin mirar — Miro al suelo. — Uy, se te ha caído eso — Me agachó para coger un par de hojas del suelo, me doy cuenta de que son los deberes de ciencias. — ¿No los has hecho?
El recoge la hoja con el rostro lleno de vergüenza y se rasca la nuca.
— Se me dan fatal las ciencias, no tengo ni idea.
— Puedo ayudarte si quieres — Me ofrezco, guardando mis manos en los bolsillos de la chaqueta.
— No es necesario...
— No me importa, de verdad — Insisto.
— Déjame que te invite a algo en la cafetería para recompensarte, entonces.
Me lo pienso unos segundos pero acabo cediendo.
— Acepto tu oferta.
Él sonríe.
— Pues vamos.
— ¡Que Eoghan Wilkinson qué!
El chillido de Tara me hace querer arrancarme los oídos y meterlos en la trituradora.
— Joder, ¡no chilles!
Me tapo los oídos mientras observo a mi amiga, que está acostada en la cama con la libreta abierta encima de ella. Yo estoy sentada en el escritorio con la lamparita encendida y una bebida energética en la mano.
— Pero es que es muy fuerte tía, ¡te ha pedido ayuda!
— Se la he ofrecido.
— ¡Pero te ha invitado a almorzar!
— Solo a sido un café.
— ¡Pero...!
— O dejas de chillar o te tiro por la ventana, Tara.
— Perdón. Sabes que me emocionan estas cosas.
— Su hermana me odia, no te emociones tanto.
— Te odia por que estas al lado de Tadhg en clase.
Blanqueo los ojos.
— Por mi se lo puede quedar.
— Vamos Jen, está bueno.
Joder que si lo está.
— Ñeh.
— Y es guapo.
Tanto que me dan ganas de arrancarle la piel a tiras.
— No te creas.
Ella me lanza el estuche a la cara. Me da de lleno.
— ¡Oye!
— Mentir es pecado, pequeña Wilmot.
Elevo las cejas.
— ¿Tú que te traes con Cian?
Mi amiga es de un tono extremadamente pálido, pues bien, ahora parece un tomate.
— Nada.
Me echo a reír.
— Te pones rojisima cuando me mientes.
— ¡Sabes que no puedo mentirte! — Se queja. — Eres una tramposa.
— Será mi culpa ahora.
— Pues si.
— ¡No me cambies de tema! — Le lanzo el estuche. — ¿Que pasa con él?
— Llevamos hablando desde que empezaron las clases... — Mi cara de ofendida habla por mi. — ¡No te enfades! — Empieza a excusarse. — Es que no sabía si iba a llegar a algo, ya sabes como soy con los chicos...
Mi amiga jamás a tenido novio, ni si quiera un rollo. Que ella esté siquiera replanteándose empezar algo con él es... increíble.
— Cuéntamelo todo.
— Pues eh, el primer día me habló con la excusa de que necesitaba ayuda con algo de clase. Hicimos llamada hasta las tantas de la madrugada y desde entonces no hemos dejado de hablar. Hoy a sido la primera vez que se me ha acercado en público.
Si es verdad que en este último mes he visto a Tara mantener breves conversaciones, pero nunca un acercamiento tan directo como sentarse en nuestra mesa y pasarle un brazo por encima del hombro.
— ¿Y como te has sentido?
— Feliz, muy... feliz.
Sonrío ante su rostro iluminado.
— ¿Te trata bien?
Ella asiente.
— El otro día, me agobié por que no me respondió en toda la tarde y pensaba que estaba pasando de mi. A las 12 de la noche, apareció en la puerta de mi casa con un ramo de flores y la equipación del equipo de Hurling puesta. Había estado entrenando con Tadhg toda la tarde.
Me tapo la boca con emoción.
— No me han querido en la vida.
— ¡No digas eso! — Me riñe.
— ¡Es verdad! Yo también quiero que alguien haga esas cosas por mi. Las cosas se demuestran con actos y Cian te ha demostrado que le importas.
— Me gusta — Admite.
— ¿Acabas de llegar a esa conclusión?
Esta vez, me lanza un peluche. Este si logro atraparlo.
— No seas mala conmigo.
— No te pareceré tan mala cuando le patee el culo si te hace daño.
Quizá si fueras más guapa alguien te querrían como a Tara.
Mi mejor amiga hace unos minutos que se ha ido de mi casa. Ahora, estoy sola, tirada en la cama dándole vueltas a la cantidad de defectos que me adornan.
Más guapa.
Más delgada.
Menos habladora.
¿Te crees divertida?
Mírate al espejo de una vez.
Cuando me doy cuenta de que se me han nublado los ojos, me levanto de la cama a toda velocidad. Mala decisión, por que me mareo y donde primero va a parar mi vista es al espejo.
El pelo desordenado y los ojos llorosos.
Me pongo de lado. Mi vista va a parar a mi abdomen. Plano.
No lo suficiente.
Gorda. Gorda. Gorda.
Repentinamente, las palabras de Tadhg se me vienen a la cabeza.
"Bonitas piernas" sonrío levemente.
Pero esa maldita voz vuelve a mi cabeza.
No lo suficientemente bonitas.
Decidida a mi siguiente paso, me peino el cabello en una cola alta rápida y voy al baño.
Primero me subo a la báscula. Sigo pesando lo mismo que hace un mes, ¿Como es posible? No desayuno, tampoco almuerzo y a la hora de comer, trago lo justo y necesario. Si me paso, vomito.
Me miro en el espejo del baño. Quizá hoy a pasado eso. He comido demasiado y estoy hinchada.
No te mientas, estas gorda.
Fea.
Gorda.
Habladora.
Con el cuerpo tembloroso y la vista levemente nublada, voy hacia el retrete y me arrodillo delante de el. Me acerco la mano temblorosa a la boca.
Me meto dos dedos y cuando me empiezan a dar arcadas, sé que va a llegar el momento y segundos después es cuando acabo por expulsarlo todo.
Los ojos me arden cuando una media hora después vuelvo a mi habitación y me paro otra vez frente al espejo.
La coleta medio desecha otra vez, los ojos hinchados por llorar y los labios extremadamente secos. La camiseta rosa de mi pijama remangada y mal puesta a causa del sudor que me ha generado vomitar.
Con un ligero mareo en el cuerpo, decido que no voy a cenar esta noche.
Así mismo, decido callar todos mis pensamientos y tirarme a la cama para dormir.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
"Bonitas piernas"
Mentira, mentira, mentira.
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